No, este artículo no es sobre Bill Gates o Warren Buffet. Es sobre Carlos Slim que ha estado sacándole mucha ventaja a sus dos rivales más cercanos en la carrera de el hombre más rico del mundo.
Bloomberg informa que las inversiones públicas de Slim se dispararon 37% hasta US$70.000 millones en 2010. Mientras que los retornos de Warren Buffett fueron un modesto 22% y las acciones de Bill Gates en Microsoft cayeron.
Bloomberg, que lanzó su propio índice de riqueza, retando a Forbes para convertirse en el referente de los rankings de acaudalados del mundo, dice que las inversiones públicas de Gates fueron de apenas US$26.000 millones a finales de 2010, un 8% menos que en 2009. Forbes, por el contrario, en su última lista sobre los estadounidenses más ricos, fijó la riqueza de Gates en US$54.000 millones. Bloomberg dice que no incluye el dinero que los señores Gates y Buffett han donado a caridad.
Bloomberg también informa contradictoriamente que Cascade, el vehículo de inversión de Gates, ha revelado participaciones en el mercado de valores sólo por US$5.800 millones y que al mismo tiempo Cascade representa más de US$37.000 millones de su fortuna.
Claro, eso no afecta el resultado. La pregunta real es ¿cómo lo hizo Slim?
Principalmente manteniendo su dinero en casa, en México y vendiendo durante la fiebre del oro.
Teléfonos de México, el monopolio estatal que adquirió, fue un desastre el año pasado, pero su participación en América Móvil repuntó 15%. Las acciones del holding, Grupo Carso, se duplicaron con al escindir a sus operaciones mineras la minera, según Bloomberg. Las acciones de la empresa escindida han subido 80% desde su salida a bolsa el mes pasado. Su mayor perdedor fue su participación en el New York Times, a la baja 21%, y la de mejor comportamiento fue la cadena de tiendas por departamento Saks, al alza 64%, según Bloomberg.
Por supuesto, ayuda tener el aplastante poder de Slim y su cuota de mercado en México, que es difícil de replicar en muchos otros países.
Sin embargo, sus ganancias de inversión en 2010 dejan una lección para los demás millonarios: hay que aumentar su exposición en los mercados de inversión en el extranjero.