Mi blog sobre Economía

viernes, 10 de junio de 2011

El viejo truco de volver al salón de clases

Por Laura Lorber
The Wall Street Journal
Jordan Holt necesitaba un plan de negocios. Así que volvió a la universidad.
Holt, técnico para un contratista militar de Yuma, Arizona, lanzó el año pasado un negocio de mantenimiento y reparación de generadores y rápidamente se dio cuenta de que necesitaba crear un plan formal si quería pedir préstamos para comprar equipos. Pero después de buscar información en Internet, preparar un plan "parecía complicado y abrumador", afirma.
Así que decidió buscar la ayuda que necesitaba en un curso de creación de planes de negocio en la universidad Arizona Western, en Yuma. "Pude trasladar al papel todo lo que tenía en la cabeza", dice Holt, un ex infante de marina de 29 años. "Realmente creo que puede funcionar".
A medida que más novatos como Holt se hacen empresarios, las universidades técnicas en Estados Unidos los están ayudando ofreciéndoles más cursos que enseñan formas de dirigir una compañía. Además de clases de preparación de planes de negocio y análisis sobre la viabilidad de una empresa, las universidades ofrecen todo tipo de cursos, desde administración de empresas a marketing. Muchos centros universitarios también ofrecen incubadoras empresariales y eventos de intercambio de contactos, donde los estudiantes pueden conocer a propietarios de negocios locales.
Incluso el simple hecho de contar con un lugar donde pueden discutir ideas puede ser de gran ayuda. "Sus familiares le asegurarán que [el concepto de negocio] es una buena idea, pero puede que lo digan sólo por cortesía", dice Holt. "Cuando habla con desconocidos, uno se da cuenta mejor de cuál es el potencial real".
Los estudiantes han estado acudiendo en masa a estos cursos a medida que el desempleo hace que más personas quieran crear un negocio por su cuenta. Las clases también pueden ayudar a quienes ya tienen un negocio establecido. Charles Kinuthia, de 27 años y propietario de una firma de preparación de impuestos y de corretaje hipotecario, obtuvo varios consejos prácticos en una clase de administración en la universidad Lone Star Cy-Fair, en Texas. Una de las lecciones más valiosas que recibió fue la necesidad de presupuestar el tiempo dedicado a la atención al cliente.
"El curso cambió mi perspectiva y me ayudó a entender que el cliente es la persona más importante", afirma Kinuthia. Como resultado, se aseguró de enviar tarjetas de Navidad escritas a mano a sus clientes, seguido de un cupón de descuento de 25% en sus tarifas para preparar la declaración de renta y un bono de US$20 por recomendaciones de nuevos clientes. "El teléfono empezó a sonar sin parar", recuerda.
Kinuthia también puso inmediatamente en práctica las lecciones aprendidas sobre sistemas de registro y cumplimiento de normas. Entre otras tareas, rescribió todos los contratos de su negocio para tapar algunos vacíos legales que lo hacían vulnerable a demandas, puso su contabilidad en orden, comenzó a usar un nuevo software de contabilidad, contrató a un auditor y comenzó a hacer copias de seguridad de los documentos de sus clientes.
Por supuesto, no todas las clases reciben buenas críticas. Como en cualquier tipo de programa académico, los estudiantes dicen que la utilidad de los cursos puede variar enormemente dependiendo de la calidad de los instructores
La inversión de tiempo también puede ser sustancial. La gente que decide volver a estudiar sin dejar sus horas regulares de trabajo puede pasarla mal a la hora de encontrar tiempo para ir a clase cuando podrían estar ganando dinero. "Es un proceso largo", dice Roger Simmons, un profesor jubilado de 64 años. "Hay que comprometerse a dedicar cierto tiempo para que las cosas encajen en su sitio".
Simmons recomienda que para sacarle el mayor provecho a una clase de proyectos empresariales, tenga primero una idea de un negocio que quiera lanzar y hable con algunas personas dentro de ese segmento. "Si no, muchas de las cosas que aprenda podrían no tener mucho sentido".