Mi blog sobre Economía

viernes, 5 de agosto de 2011

Los empleados obtienen hoy menores beneficios por más trabajo

Por Iván Abreu Anaya.

Los directivos apuestan por trabajadores de bajo coste, que no reciban gratificaciones.

Los beneficios que las compañías daban a sus trabajadores (vehículos de empresa, vacaciones, espacios reservados de aparcamiento, etc.) han ido desapareciendo en muchas empresas del mundo con la llegada del “tiempo de austeridad” ocasionado por la crisis. La prioridad ahora es recortar gastos y disminuir los beneficios de la fuerza laboral. Como consecuencia, a menudo, el trabajo que antes hacían dos personas lo hace ahora sólo una, que se encuentra en desventaja.

Inmersos como estamos en la búsqueda de soluciones a la crisis mundial y en tratar de minimizar costes para salir cuanto antes a flote, las empresas han dejado atrás tiempos de bonanza y gratificaciones. El recorte ha sido generalizado, y desde directivos a obreros han visto mermada su calidad laboral, según recientes estudios. Los cargos de menor relevancia son los que más han vivido el descalabro económico actual.

Por otro lado, claramente, los beneficios son un tema delicado, y las empresas, al mismo tiempo que tratan de salir de la recesión, mantener bajos los costes, retener empleados valiosos y reclutar a talentos nuevos, necesitan acordar qué ventajas y qué beneficios están dispuestos a ofrecer desde su propia perspectiva, y desde la de sus empleados .

En la actualidad, los beneficios que se consideran parte esencial de los paquetes de compensaciones incluyen el seguro médico, la cobertura dental y algún tipo de cuenta de jubilación. Sin embargo, en países del tercer mundo se han suprimido estas ventajas, y las compañías han optado por dejar a sus empleados a la deriva, con tal de reducir gastos y utilizar esos fondos en la inversión propia de la empresa.

El catedrático Iwan Barankay , en declaraciones recogidas por la revista http://knowledge.wharton.upenn.edu/article.cfm?articleid=2800, define como un beneficio laboral, “lo que hace un trabajo más agradable para un empleado. Puede ser una oficina más agradable, una plaza de aparcamiento, un asiento junto a una ventana o un ordenador nuevo. Lo que es cierto es que en tiempos actuales este tipo de beneficios es escaso, y los directivos tienen cierta reticencia a la hora de otorgarlos”.

Como dato curioso habría que señalar que empresas de alta tecnología como Silicon Valley en San Francisco (California) ofrece a sus empleados: comida gratis gourmet, gimnasio abierto las 24 horas, clases de yoga, nutrición en el lugar, terapia de masaje, servicio de conserjería, obras de arte con descuento, incluso las inyecciones de botox, todo esto con el claro objetivo de obtener más horas de trabajo por persona y en un ambiente plenamente satisfactorio.

Tiempos de cambio

Dada la reciente recesión y su lenta recuperación, las empresas examinan hoy más que ayer los beneficios destinados a los empleados, revisan de cada partida de gasto y las recortan continuamente, alegando que son especialmente costosas. "Las organizaciones están cada vez más sensibles a una cultura basada en el rendimiento", señala Fran Luisi, director de Charleston Partners, una firma de Rumson en Nueva Jersey, dedicada al reclutamiento de ejecutivos.

La mayoría de los expertos coinciden en que los beneficios en general juegan un papel importante en la relación entre el trabajador y la empresa, crean identidad y sentido de pertenencia, que se traducen a largo plazo en una mayor productividad, especialmente en tiempos de recesión.

Según John Challenger, director ejecutivo de Challenger, Gray & Christmas una firma con sede en Chicago: "Si a un empleado le gusta su jefe y el trabajo es un reto, y si la empresa tiene un conjunto de beneficios que se adaptan a lo que esa persona necesita, entonces es difícil que el empleado se vaya”.

Independientemente de los beneficios que son percibidos por el empleador o el empleado, si una empresa decide que no tiene más remedio que recortar los beneficios, la mejor estrategia es llevar a los empleados en el proceso, reconocer su labor y motivarlos. Después de todo, la crisis es un trance del que con un poco de paciencia y buena gestión cualquier empresa o país puede salir.