Por David Cottle
No ha habido letargo en los meses de verano del hemisferio norte. Al contrario, agosto ha triturado los nervios de los mercados financieros.
Comenzó con la rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos por parte de Standard & Poor´s y ha ido empeorando. Si nos acordamos de lo sucedido en Estados Unidos, también hay que decir que hubo una batalla poco edificante sobre el límite de deuda del país, y la promesa de la Fed de mantener de forma extraordinaria las tasas de interés en niveles bajos durante dos años. Todo en un contexto de extrema volatilidad y de consecuencias sin fin a los problemas de deuda soberana de Europa.
Teniendo en cuenta lo anterior, tal vez ha sido fácil que los inversionistas se perdieran sucesos ocurridos entre bastidores, como el que los analistas de Citigroup han detectado en relación con el euro.
Dicen que agosto también fue un mes en el que dos importantes magnitudes relacionadas que habían estado dirigiendo el tipo de cambio del euro/dólar se rompieron de forma espectacular.
Una de ellas fue el estrecho vínculo entre los diferenciales de rentabilidad entre Estados Unidos y Europa. El diferencial entre las tasas de interés swap a dos años entre el dólar y el euro se habían movido virtualmente a la par que el cruce euro/dólar, al menos desde agosto de 2010, pero esa conexión se ha desvanecido considerablemente en las últimas cuatro semanas.
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Algo similar ha ocurrido con el riesgo soberano. La vinculación del euro con los diferenciales de los "credit default swaps" de los bonos a cinco años entre Estados Unidos y Alemania había sido obvia, aunque más moderada que en el caso del vínculo con la rentabilidad, desde octubre de 2010.
Una vez más, esta relación parece haberse evaporado en agosto. Y ambas perdieron su dominio cuando se produjo la rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos, algo que es sin duda un poco extraño.
"Siendo la rebaja de la calificación el catalizador aparente, es raro que una correlación con una variable de riesgo soberano se rompiera de tan mala manera", dijo Citi.
"Además, con las políticas monetarias tanto de la Fed como del Banco Central Europeo bajo estrecha vigilancia, es extraño pensar que los diferenciales de las tasas a corto plazo ya no van a importar, pero al parecer esto ha sido así en las últimas semanas".
Frustrando a quienes gustan de una vida sencilla, no ha aparecido ninguna nueva correlación obvia que reemplace a estas dos que han desaparecido. También otros viejos recursos, como el precio del petróleo y el apetito por el riesgo en general, parecen tener una menor correlación con el euro de lo que solían tener.
Así que, por el momento, la pregunta es: ¿Cuál es el nuevo tema? Y, si realmente no hay uno nuevo: ¿Por qué el euro todavía permanece en la mitad de las franja de los US$1,40 cuando las anteriores variables sugieren que debería estar más abajo?