Mi blog sobre Economía

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cómo obtener una educación que le sirva de verdad

Por Scott Adams
Puedo entender las razones por las que los alumnos con las mejores calificaciones estudian física, química, cálculo y literatura clásica. Los muchachos de ese grupo cerebral serán los futuros profesores, científicos, pensadores e ingenieros que harán avanzar la civilización. Pero, ¿por qué hacemos que los estudiantes con un nivel promedio y bajo tengan que asistir a esas clases? Eso es como tratar de entrenar a su gato para que haga su declaración de renta, una pérdida de tiempo y dinero. ¿No tendría más sentido enseñarles a estos estudiantes algo útil, como lo necesario para crear empresas?
Hablo por experiencia, ya que estudié "emprendimiento" en el Hartwick College en Oneonta, Nueva York. Oficialmente, mi título fue en Economía. Pero la ventaja de ir a una universidad técnica es que uno puede moldear su experiencia de la forma que quiera.
Había un pequeño negocio en nuestro campus llamado The Coffee House. Servía cerveza y snacks, además de ofrecer entretenimiento en vivo. Era administrado por estudiantes y era un caos que sólo arrojaba pérdidas. Se mantenía a flote gracias a los subsidios de la universidad. Pensé que podía hacer una diferencia así que me postulé a una vacante en el denominado Ministerio de Finanzas. Obtuve el trabajo gracias a mi admirable manejo de la entrevista, mi actitud dinámica y al hecho de que el resto de las personas en el sistema solar tenían planes más interesantes.
El paquete de remuneración para quienes administraban The Coffee House consistía en cerveza gratis. Eso ayuda a explicar por qué todo el sistema de contabilidad consistía en siete estudiantes tratando de recordar a dónde había ido el dinero. Pensé que podíamos hacer algo mejor. Así que le propuse a mi profesor de contabilidad que a cambio de tres créditos para la clase diseñaría y operaría un sistema de contabilidad adecuado para el negocio. Y eso hice. Fue una gran experiencia. Mientras tanto, algunos de mis compañeros estaban tomando cursos en historia del arte para estar preparados en caso de que alguien les preguntara de qué época es tal cuadro.
Un día, tuve una reunión con los gerentes de The Coffee House para discutir dos temas. El primero era una recomendación para despedir al encargado de la barra, que era uno de mis mejores amigos. En segundo lugar, necesitábamos elegir un líder para nuestro grupo. Respecto a la primera cuestión, existía un consenso de que a mi amigo le faltaban tanto la voluntad como el potencial para dominar el arte de atender el bar. En forma renuente voté con la mayoría para despedirlo.
Pero cuando pasamos a discutir quién debía ser el nuevo líder, señalé que el mismo amigo, que era alto, bien parecido y tenía facilidad de expresión, sería el líder perfecto. Al terminar la reunión, había persuadido al grupo de despedir al peor barman que cualquiera de nosotros había visto en su vida…..y extenderle una oferta al mismo para que fuera nuestro líder. Mi amigo se transformó en nuestro comisionado. Hizo un trabajo excelente. Ese fue el año en el que aprendí todo lo que sé sobre gestión.
Más o menos en el mismo momento, este mismo amigo, junto con mi compañero de cuarto y yo, orquestamos un plan para ser los administradores de las residencias estudiantiles de la universidad y recibir un sueldo por hacerlo. Nos imaginamos formando un gobierno para administrar la elección de las personas que harían distintas tareas, establecer multas por mala conducta y, en general, ocuparse del negocio.
Solamente necesitábamos el apoyo de una mayoría de estudiantes que dijera que planeaba vivir en las residencias el próximo año para que el decano aprobara el plan. Y teníamos muchos amigos a los que les encantaba planear todo tipo de cosas siempre que luego pudieran cambiar de opinión. Ese fue el año en el que aprendí que si hay un vacío, alguien lo aprovechará y recibirá una recompensa mejor que el resto.
Durante los siguientes dos años, mis amigos y yo tuvimos cada uno una habitación privada gratis, un salario base y la experiencia de administrar los dormitorios estudiantiles.
Mis días universitarios estuvieron llenos de historias de emprendimiento. Para cuando me gradué, dominaba el arte de transformar nada en algo. Varios años después, terminé mi Maestría en Administración de Empresas en la escuela de negocios Haas, de Berkeley. Allí, puse a punto mis habilidades como emprendedor.
Permítame compartir las lecciones que aprendí durante todo ese proceso:
Combine habilidades: Lo primero que debe aprender es cómo hacerse valioso. Es improbable que un estudiante promedio pueda desarrollar una habilidad de clase mundial en un área en particular. Pero es fácil aprender cómo hacer varias cosas bastante bien. Lo que marca la diferencia es que cada una de esas modestas habilidades se presenten juntas en una sola persona.
No tenga miedo a fracasar: Si está asumiendo riesgos, y probablemente debería hacerlo, se puede encontrar fracasando 90% del tiempo. El truco es seguir recibiendo sueldo mientras lo hace y usar la experiencia para ganar habilidades que serán útiles en el futuro. Se les debería enseñar a los estudiantes que el fracaso es un proceso, no un obstáculo.
Atraiga a la suerte: No puede controlar la suerte directamente, pero puede manejar su carrera de una forma que haga más fácil que la suerte lo encuentre a usted. Para tener éxito, primero debe hacer algo. Y si eso no da resultado, haga algo diferente.
Supere el miedo: Para mejorar mis presentaciones en público, tomé el curso Dale Carnegie y me cambió la vida. Este método ignora las técnicas para hablar en público y a cambio lo entrena para disfrutar de la experiencia de hablarle a una multitud. Una vez que se relaja frente a una audiencia, la técnica viene automáticamente.
Escriba con sencillez: Tomé una clase de dos días de redacción de negocios que me enseñó a escribir oraciones directas y a evitar palabras que sobran. La simplicidad hace que las ideas sean poderosas. ¿Quiere ejemplos? Lea cualquier cosa escrita por Steve Jobs o Warren Buffett.
Aprenda a persuadir: Los estudiantes de técnicas de emprendimiento deberían aprender el arte de la persuasión en todas sus formas, incluyendo psicología, ventas, marketing, negociación, estadística e incluso diseño. Normalmente, esas habilidades están repartidas en varias disciplinas. Para los emprendedores, tiene sentido que se las enseñen como parte de un paquete.
Esta lista no está completa. Obviamente, un emprendedor se beneficiará de clases de finanzas, gestión y demás.
Recuerden, los niños son nuestro futuro y la mayoría de ellos son estudiantes promedio. Si eso no lo asusta, probablemente debería hacerlo.
—Adams es el creador de la tira cómica 'Dilbert'.