Por Sarah Morgan
Las pequeñas y medianas empresas son el motor de la economía estadounidense y a menudo escuchamos historias ejemplares de sacrificio y trabajo que han romantizado la idea del emprendedor que toma una idea y la transforma en un negocio. Pero los pequeños negocios también tienen su lado malo. A continuación, 10 cosas que los emprendedores no suelen contar:
1."Nuestras empresas probablemente fracasen".
Los estadounidenses están creando más empresas ahora que en los últimos 15
años. Pero la mitad de esas compañías nuevas quiebran dentro de los cinco años
siguientes, según la Administración de Pequeños Negocios de EE.UU. (SBA, por sus
siglas en inglés). De las que superan ese momento, sólo un tercio llega a
cumplir 10 años. En 2009, por ejemplo, se crearon 552.600 firmas nuevas,
mientras 721.737 pequeñas empresas cerraron o quebraron, estima la SBA, según
los datos más recientes que están disponibles.
2. "Algunos de nuestros mayores seguidores se escondieron".
Históricamente, los individuos con mucho capital conocidos como
inversionistas ángeles han estado entre los primeros en respaldar
financieramente a compañías nuevas. Pero mientras empresas muy nuevas han
acudido a inversionistas ángeles y de capital de riesgo para obtener
financiación en sus primeras etapas, ese tipo de ayuda ha estado desapareciendo.
En 2007, 75% de los acuerdos de este tipo se produjeron en la etapa inicial, y
45% de las empresas respaldadas por ángeles no registraron ingresos, según
investigadores de la Universidad Willamette. Pero en la primera mitad de 2011,
sólo 39% de las empresas respaldadas por ángeles estaban en la etapa inicial,
según el informe más reciente del Centro de Investigación de Riesgo. En los
últimos años, ha sido más fácil recaudar dinero para firmas que están un poco
más desarrolladas, "porque esas han sobrevivido", afirma David Brophy, director
del Centro para Capital de Riesgo y Finanzas de Capital Privado de la Escuela de
Negocios Ross de la Universidad de Michigan.
Expertos en pequeñas empresas afirman que esta tendencia es sólo una señal
más de lo mucho que la recesión afectó a los emprendedores. No sólo afectó las
ventas, y forzó la quiebra de muchas empresas, sino que también limitó
seriamente la capacidad de recaudar efectivo.
3. "Queremos que los pequeños inversionistas arriesguen su dinero en
nosotros de todos modos".
Invertir en empresas de capital privado, incluidas muchas empresas nuevas,
actualmente está restringido a los llamados inversionistas acreditados. Estos
individuos deben tener un capital de al menos US$1 millón o ingresos de por lo
menos US$200.000 al año durante los dos últimos años. Un proyecto de ley
aprobado recientemente en la Cámara de Representantes de EE.UU. flexibilizaría
esas restricciones. (Dos proyectos similares también son considerados en el
Senado). Llamados "financiación en grupo", los proyectos tienen enfoques
levemente distintos, pero en general permitirían que los emprendedores recauden
dinero en línea entre pequeños inversionistas. Habría un límite a cuánto dinero
podría arriesgar un individuo y un límite a cuánto se puede recaudar en total de
esta forma para una empresa. ¿El peligro? "Estamos tomándolos valores más
riesgosos y especulativos, y ofreciéndoselos a los inversionistas que son menos
capaces de soportar ese tipo de riesgo de inversión", afirma Heath Abshure, el
Comisionado de Valores de Arkansas y vicepresidente de la Asociación de
Administradores de Valores de Norte América.
4. "No cuente con que salgamos a bolsa".
Imagine tomar champagne y mirar cómo sube el precio de la acción. El sueño de
estar en la bolsa el día de una oferta inicial pública exitosa es poderoso.
Lamentablemente, también es el desenlace menos probable. En 2009, sólo 6% de los
inversionistas ángeles que salieron de una inversión lo hicieron a través de una
salida a bolsa, comparado con 54% que salieron a través de una fusión o
adquisición. Y la cantidad de salidas a bolsa ha ido en descenso: hubo 4.467
ente 1990 y 2000, más de cuatro veces que las 1.096 compañías que debutaron
entre 2011 y 2011, según datos compilados por Jay Ritter, profesor de finanzas
de la Universidad de Florida que estudia ofertas iniciales públicas.
Un motivo del descenso, según los expertos: salir a bolsa es demasiado
costoso para la mayoría de las firmas pequeñas. "Los costos para una empresa
pequeña pueden llegar fácilmente a medio millón de dólares", calcula Wayne
Lorgus, socio de B2BCFO, una empresa que provee servicios financieros a firmas
privadas.
5. "Incluso si salimos a bolsa, quizás usted no pueda vender sus
acciones."
Un pequeño secreto: cuando una empresa nueva que se ha hecho famosa entre los
círculos de inversionistas sale a bolsa, el banco de inversión que maneja el
negocio decide quién compra acciones, afirma Lorgus. La meta es desarrollar un
mercado ordenado y líquido para una acción naciente y eso puede significar
vender sólo una cantidad limitada de acciones en un principio. Como
consecuencia, los inversionistas, fundadores y otras personas con acceso no
siempre pueden vender cuando quieren. Desarrollar un mercado para la nueva
acción "a menudo lleva mucho más de lo que prevén los accionistas", sostiene
Lorgus. "Si la empresa no es lo suficientemente grande o si no hay analistas que
sigan la acción, podría llevar mucho tiempo", agrega.
Los inversionistas pueden intentar negociar con anterioridad el derecho de
vender sus acciones en una oferta inicial pública. Es importante que quien
considere una inversión en una empresa que no ha salido a bolsa consiga un
abogado que no esté relacionado con la compañía para que revise los términos de
la inversión, para asegurarse de que entienden cuándo y cómo pueden sacar su
dinero de la empresa, señala Gerri Walsh, vicepresidente de educación de
inversionistas de la Autoridad de regulación de la Industria Financiera o Finra,
por sus siglas en inglés.
6. "Ni siquiera piense en trabajar con nosotros."
Durante décadas, las empresas nuevas han sido un motor del crecimiento en
EE.UU. Sin duda alguna, no habría crecimiento neto del empleo en EE.UU. sin las
empresas nuevas, según investigación de la Fundación Kauffman. Lamentablemente,
ese motor podría estar quedándose sin combustible. Los empleos creados por
pequeñas empresas alcanzaron su punto máximo en alrededor de 4,65 millones de
puestos anuales entre 1997 y 2000; en 2010, empresas nuevas crearon menos de 2,5
millones de empleos.
Incluso antes de que comenzara la recesión en 2008, las compañías nuevas
comenzaban con menos empleados que antes. La desaceleración sólo empeoró el
panorama, según un informe de julio de 2011 de investigadores de la Fundación
Ewing Marion Kauffman. Las empresas nuevas abrieron sus puertas con un promedio
de 10,8 empleados en 2002, pero para 2009 comenzaban con sólo ocho empleados, en
promedio, según ese informe.
Aún peor, sostiene Dane Stangler, director de investigación de la Fundación
Kauffman, es que las empresas jóvenes están sumando menos empleados a medida que
crecen. El reporte de la fundación para 2011 indicó que los negocios creados
antes de 2001 retenían 90% de los empleos con los que comenzaron después de dos
años; las nuevas firmas creadas en 2007 retuvieron menos del 80% de los empleos
con los que iniciaron.
7. "Esas opciones de acciones podrían no valer nada..."
Supongamos que es lo suficientemente afortunado para conseguir un empleo en
una empresa nueva. Quizás le ofrezcan opciones sobre acciones para el mercado
secundario. Esas opciones le permiten comprar acciones de la empresa nueva por
un precio fijo en algún momento en el futuro. Suena muy bien, pero los expertos
advierten que debido a que las acciones de la compañía no cotizan en un mercado
público, calcular cuánto valen puede ser engañoso. Eso es especialmente cierto
cuando se considera que los inversionistas a menudo negocian acuerdos que
garantizan que primero recuperan su dinero —antes que los empleados— si la
empresa es comprada, afirma Lorgus.
Por ejemplo, supongamos que una empresa nueva recauda US$50 millones entre
inversionistas de capital de riesgo, y luego es comprada por una compañía más
grande por US$60 millones. Un empleado con opciones sobre acciones que valen 1%
de las acciones pendiente podría creer que le tocará una suculenta suma de
US$600.000. Pero si esos inversionistas de riesgo tienen prioridad, podrían
tomar sus US$50 millones antes de que alguien más se quede con una parte. Ese
empleado ahora sólo tiene 1% de los US$10 millones que quedan. Si la empresa es
comprada por US$50 millones o menos, los accionistas comunes no recibirían nada,
sostiene los expertos.
8. "... O podrían dejarlo con una abultada deuda
impositiva."
Incluso si las opciones sobre acciones dan frutos para un empleado de una
pequeña empresa, los expertos en impuestos afirman que podría deber una suma
abultada en impuestos. Una opción no es el otorgamiento de una acción. En
cambio, le da al empleado el derecho de comprar una cierta cantidad de acciones
al precio justo del mercado en el día que se otorgó la opción. En general, las
opciones de los empleados entran en efecto de a grupos a través con el tiempo,
para darles a los trabajadores un incentivo para quedarse con la compañía a
largo plazo, señala Cappillo.
Si las acciones valen más cuando el empleado ejercita su opción que cuando le
otorgaron la opción, la empresa le acaba de dar algo de valor y esa ganancia
debe ser tenida en cuenta en los cálculos impositivos anuales del trabajador.
9. "Le estoy diciendo todo."
Desde la perspectiva de un inversionista, realmente no hay mucho que vaya a
decirle el presidente ejecutivo de una empresa nueva, sostiene Sohl del Centro
de Investigación de Riesgo. "No hay finanzas auditadas, así que quizás no haya
ninguna información financiera, puede que (el producto) sea sólo un prototipo",
señala Sohl. "El emprendedor no le va a decir todo al inversionista, porque
entonces conocerán las fallas", dice. Y en el caso de una empresa en una etapa
de desarrollo muy temprana, la destreza del presidente ejecutivo suele importar
más que lo que planea hacer, afirma Sohl.
Por supuesto, decidir si el presidente ejecutivo de una empresa nueva tiene
talento es más arte que ciencia, pero una cualidad clara que debe buscarse en
tener capacidad de aprender de errores previos, dice Sohl.
10. "Usted no tiene el talento necesario."
Los dueños de pequeñas empresas "reciben puñetazos en el rostro todos los
días para ganarse la vida", afirma Jason L. Baptiste, presidente ejecutivo de
OnSwipe, una empresa de software para edición en tabletas. Esencialmente, los
emprendedores son personas que preferirían fracasar al intentar ganar un millón
de dólares en lugar de aceptar un empleo común y corriente, y "eso no es nada
racional", sostiene Baptiste. La clave para afrontar con éxito posibilidades tan
remotas es "encontrar algo que quiera construir en el mundo", dice Baptiste.
"Debe ser una misión, debe ser más que una empresa, porque se pone muy difícil",
sostiene.