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martes, 5 de junio de 2012

Los trabajadores chinos no necesitan estímulo

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Por Tom Orlik 

0513ceconMientras Estados Unidos enfrenta una relativamente lenta recuperación del mercado laboral, China parece tener el desafío contrario.
Pese a la fuerte desaceleración de la economía, una serie de cifras sugieren que los mercados laborales están ajustados. En el primer trimestre, un sondeo de las oficinas locales de empleo encontró una escasez récord de trabajadores. En el mismo período, las cifras del gobierno sugieren que los salarios para los trabajadores inmigrantes registraron un alza interanual del 16,6%.
Indicadores a futuro apuntan en la misma dirección. Un sondeo a 4.304 empleadores realizado por Manpower encontró que un 71% espera ya sea un incremento o ningún cambio en el empleo en el segundo trimestre. Sólo un 2% prevé una baja. El Índice de Gerentes de Compra de mayo mostró que la balanza del empleo también se inclinó levemente hacia más contrataciones.
Las cifras chinas de empleo deberían tomarse con un poco de cautela. Pero el panorama general contrasta fuertemente con el de Estados Unidos, donde un desempleo del 8,2% y un débil crecimiento de los salarios deprimen la realidad. También es muy diferente a la situación china en 2009. En ese entonces, el colapso en la demanda externa por exportaciones chinas dejó a casi 20 millones de trabajadores inmigrantes sin trabajo y redujo los salarios del sector en un 10%, según las estimaciones de investigadores de la Universidad de Stanford y la Academia China de Ciencias.
Los cambios estructurales en China ayudan a explicar porqué este año no se está viendo una repetición y la demanda por trabajadores está superando la oferta. La población en edad de trabajar ya ha alcanzado un máximo. Y tras 30 años, el flujo de trabajadores rurales que están dispuestos a salir de las granjas hacia las fábricas se ha reducido a un mínimo.
El todavía positivo panorama de empleos también da importantes pistas sobre la condición económica general de China. Si las fábricas chinas estuvieran en la cuerda floja, ello se mostraría en una debilidad del panorama de empleos. En cambio, la resistente demanda por trabajadores sugiere que las fábricas tiene un buen desempeño.
Un empleo estable también ayudaría a explicar porqué las negativas cifras económicas del último tiempo no han generado una fuerte respuesta de Beijing. El empleo en abril fue tan malo como lo ha sido desde la crisis financiera. Pero el crecimiento es en gran parte un medio para apoyar la estabilidad social. Si el empleo se mantiene, un menor crecimiento es una menor causa de alarma.
Los ajustados mercados laborales también reducen las posibilidades de estímulo. Por años, un exceso de oferta en los mercados laborales chinos ayudó a mantener los salarios bajos; el gobierno podría dar un impulso a la economía sin que ello se traspase a la inflación.
Sin embargo, una excesiva demanda pone un fin a esa lujuria. Los salarios del sector manufacturero subieron un 20,1% en 2011, según cifras de la oficina de estadísticas. Un mayor estímulo podría reiniciar una inflación que las autoridades chinas trataron de controlar durante gran parte de 2010 y 2011.
El desempleo es un indicador rezagado, y los empleos perdidos sólo se muestran cuando la economía ya está en una situación desesperada -por lo que a futuro podría empeorar. Pero, hasta el momento, el gobierno chino no se muestra apresurado por revelar un estímulo para crear empleos de manera masiva. Si uno de los problemas que enfrenta la economía es la escasez de trabajadores, esto tiene mucho sentido.