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lunes, 11 de junio de 2012

Cómo convertir a empleados comunes y corrientes en estrellas

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Por Michael Michalowics

Cuando la mayoría de nosotros oímos el término, "efecto placebo", pensamos en pruebas de medicamentos y en la tendencia de algunos pacientes de experimentar resultados positivos hasta cuando se les administra una pastilla inocua sin efectos terapéuticos beneficiosos.
Un efecto similar puede ocurrir en su lugar de trabajo para beneficio de su pequeña empresa, si se maneja adecuadamente.
0508smallbizEn términos sencillos, cuando se dice a usted mismo que puede hacer algo o que no puede hacerlo, no solamente predice su futuro si no que lo construye. Lo mismo se aplica a los empleados. Por ejemplo, cuando les dice, "nos va a tocar luchar por esto", les está indicando que el conflicto es inevitable. Como usted es el jefe, todos le creen. Ahora sus empleados están programados para dar batalla, quedan a la defensiva y se enfrentan a todas las situaciones con hostilidad. Pronto, su empresa estará en una batalla a tiempo completo con cualquier competidor o proveedor con el usted predijo que terminarían peleando.
Por otro lado, si le dice a sus empleados algo así como, "esta situación será resuelta fácil y pacíficamente" usted administrará un "placebo" a su equipo para que actúen calmada y racionalmente en una forma en la que aseguren que su predicción se haga realidad. Otra vez, le creerán y la acción adecuada seguirá a la creencia. Así es el poder de la mente.
Recuerdo a un empleado al que pusimos el apodo de Shaq. Shaq era bajo, y obviamente el sobrenombre era irónico. Sin embargo, era un nombre poderoso porque el verdadero Shaq era un exitoso jugador de baloncesto, un icono. Le podríamos haber llamado grandulón, pero al llamarle Shaq le subimos la moral. El empleado ya poseía el nombre y rendía por encima de nuestras expectativas cada día.
Si contrata a dos personas idénticas y llama a uno pescado y al otro halcón y te diré cuál de ellos tiene más oportunidades de tener éxito (Una pista: no es pescado).
En su libro Get Anyone to Do Anything (Consiga que cualquier persona haga cualquier cosa) David Lieberman cita un estudio sobre el "poderoso papel de las expectativas. " Lieberman afirma "los trabajadores de las líneas de montaje a los que se les dijo que el trabajo era complejo y difícil rindieron menos eficazmente en la misma tarea que a los que se les dijo que era fácil y simple".
Los emprendedores tienen la tendencia de dramatizar el trabajo requerido para la contratación de nuevos empleados. Yo mismo he pecado de eso. Trabajamos duro, a veces hacemos el trabajo de 10 personas, y cuando llega el momento de contratar a alguien, queremos que sientan nuestro dolor. Por lo que les decimos "No va a ser fácil, pero…" o "Tendrá que hacer sacrificios y trabajar largas horas, pero…" Los programamos para un reto y obviamente el trabajo no es fácil y muy pronto sus empleados terminan sufriendo de los mismos problemas de balance entre vida laboral y personal que experimentó cuando fundó la empresa.
En lugar de predecir la dificultad, el estrés y la tensión, fije expectativas positivas para susempleados.
Si hace eso, sus empleados le creerán y los que no le crean probablemente experimentaran la misma suerte porque estarán rodeados por un equipo de creyentes.