Por Marco Antonio Moreno
Una de las consecuencias de la financiarización de la economía desplegada desde los años 80 es el fuerte incremento de la deuda privada y sus silenciosos costos derivados de ese abusivo concepto que es la magia del interés compuesto, tema al cual dedicamos un largo post. El crecimiento exponencial de la deuda por la vía de los intereses ha llevado al mundo al actual colapso en cámara lenta que se sufre en todos los rincones del planeta. La deuda en mora de los créditos estudiantiles llega a los 110 mil millones de dólares.
Como muestra la siguiente gráfica extraída de los datos de la Reserva Federal de Nueva York (ver las tablas en Excel), la deuda estudiantil aumentó en 42 mil millones de dólares el tercer trimestre y se acerca al billón de dólares (956.000 millones de dólares), superando con creces la deuda de las tarjetas de crédito. Pero mientras la deuda de las tarjetas de crédito ha descendido un 2 por ciento desde enero de 2003 a septiembre de 2012 (como parte del proceso de desapalancamiento financiero que sufre esa economía) pasando de 688.000 millones de dólares a 674.000 millones de dólares, la deuda estudiantil se ha cuadruplicado al pasar de 241.000 millones de dólares en enero de 2003 a 956.000 millones de dólares en septiembre de este año, aumentando un 297 por ciento en el período a un promedio del 16,4 por ciento anual.
Empleos que no requieren ninguna calificación
El dato más preocupante de esta cifra es que la morosidad de la deuda estudiantil llega al 11 por ciento (110 mil millones de dólares), y que el 37,8 por ciento de los afortunados egresados universitarios que han conseguido un empleo, lo hacen en puestos que no requerían ningún tipo de grado académico. Centenares de miles de ingenieros, arquitectos o abogados manejan un taxi, hacen tareas de aseo o ejercen como camareros en restaurantes. Como es plenamente esperable, el precario sueldo que reciben por estos servicios no les permite pagar la deuda contraída para cancelar una carrera que tal vez nunca ejercerán.
Este es el lapidario futuro que espera a millones de jóvenes en el mundo que se endeudaron para adquirir una profesión que les brindara el sueño del progreso. Como todo había sido así durante décadas, nadie advirtió del profundo cambio social que estaba viviendo la humanidad al superar las metas de lo auténticamente sostenible. Parte de eso lo comentamos cuando hablamos del libro de Jeremy Fifkin El fin del trabajo, tema sobre el cual volveremos próximamente.
De acuerdo a los datos de la Fed, la proporción de los saldos de préstamos para estudiantes estadounidenses que se encuentran en mora superó a la de los saldos de tarjetas de crédito en el tercer trimestre de este año. Esto significa que de los 956 mil millones de dólares en deuda de préstamos estudiantiles, en el tercer trimestre de 2012 el 11 por ciento ha caído en mora frente al 9 por ciento del segundo trimestre. La cifra supera el 10,5 por ciento de morosidad de la deuda de tarjetas de crédito, y es también muy superior a la morosidad de la deuda hipotecaria, lineas de crédito y préstamos automotrices que se sitúan en el 5,9 por ciento, 4,9 por ciento y 4,3 por ciento, respectivamente.
Según los datos oficiales, la morosidad de la deuda estudiantil casi se ha duplicado desde el año 2003 pasando del 6,1 por ciento al 11 por ciento actual. Sin embargo esta deuda puede ser realmente muy superior dado que la Fed subestima la tasa real al no considerar los aplazamientos, solicitudes de postergación de pagos o acuerdos de reducción en los pagos. En otras palabras la morosidad real puede estar en torno al 20 por ciento, lo que implicaría un serio colapso para la industria financiera que se nutre de la generación de crédito y del cobro constante de la reproducción de intereses.
En un artículo publicado en CNBC, Scott Cohn cita los siguientes hechos de este problema:
a-El estudiante universitario promedio graduado en 2011 tenía una deuda de 26.600 dólares en préstamos estudiantes.
b- El 70% de los graduados tiene deuda estudiantil.
c- El 37,8 por ciento de los graduados trabaja en empleos que no requerían título universitario.
d- Los recortes presupuestarios del Estado han aumentado los costos de matrícula y cada vez las familias deben pedir préstamos mayores para financiar la educación
La burbuja de los préstamos estudiantiles es la nueva pandemia que comienza a sufrir el sistema financiero. Y a medida que el desempleo continúe estancado en el 8 por ciento y no se generen nuevos puestos de trabajo con una remuneración acorde a las expectativas laborales, esta pandemia seguirá cundiendo por la vía depredadora del interés compuesto. Como indica Zero Hedge la mora de los créditos estudiantes nos deja en las puertas de la próxima crisis subprime.