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viernes, 15 de febrero de 2013

Volver la vista al campo

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La mano de obra masculina es mayoritaria en los sectores agropecuario e industrialLa mano de obra masculina es mayoritaria en los sectores agropecuario e industrialJorge Luis Baños - IPS

Los cubanos, para soltar de una vez las amarras de la crisis deben, también, volver la vista a los campos. Aunque el país tiene una economía preponderantemente agrícola, la actividad productiva en los campos cubanos tiene un déficit estimado entre 100 y 150 mil trabajadores. Y no precisamente por falta de hombres.
Según aseguran investigadores del Instituto de Planificación Física, en el último cuarto de siglo alrededor de un millón de cubanos ha emigrado desde las pequeñas comunidades y asentamientos rurales, hacia las cabeceras municipales y provinciales.
Mientras el gobierno ensaya fórmulas diversas para reanimar la producción agrícola - creación de UBPC, fortalecimiento de las cooperativas de crédito y servicio y otras -, algunos expertos siguen mirando con escepticismo la posibilidad de una reanimación del agro que se haga sentir en la mesa del cubano medio. Mirarían el asunto con más optimismo cuando aparezcan hombres en los surcos. Pero las tendencias migratorias no son alentadoras.
En la actualidad, una quinta parte de la población del país comparte a duras penas el espacio en Ciudad de la Habana, una proporción similar habita en las doce capitales de provincia y otro tanto en los 141 pueblos que capitanean la vida de los municipios. En cifras redondas, se puede decir que el sesenta por ciento de la población cubana se agrupa en ciudades que ejercen algún papel político administrativo.
¿Y qué pasa con el resto? Ese otro cuarenta por ciento vive en eso que los especialistas han denominado franja de base.
Bajo este término se integran otros asentamientos urbanos que suman 418, las comunidades rurales de 200 habitantes o más y el resto de la población dispersa en el campo. De acuerdo con los especialistas, las estructuras demográficas de estas zonas son muy frágiles, lo que explica que ellas sean el principal punto emisor de emigrantes dentro del país.
Como en casi todo el campo cubano, la población que reside en la franja de base reproduce, con mucha fidelidad, la tradición patriarcal dentro del hogar. Así, los hombres que allí residen registran la mayor tasa de ocupación del Sistema de Asentamientos Poblacionales (78 por ciento), y las mujeres la menor (27,8 por ciento). La mano de obra masculina es mayoritaria en los sectores agropecuario e industrial. Las pocas mujeres que trabajan fuera de sus casas se ocupan, por lo general, de labores no productivas y en segundo término, de actividades de la rama agropecuaria. Los profesionales y técnicos - en Cuba constituyen una quinta parte de los trabajadores - en la franja de base representan sólo un 11,1 por ciento de la fuerza laboral
Los más jóvenes, sin embargo, no están tan apegados a las costumbres de sus mayores. No sólo representan una abrumadora mayoría dentro de la gran masa de personas que emigra cada año hacia las ciudades; sino que son, incluso, aún más transgresores. En el grupo de edades que va de los 15 a los 44 años, las mujeres totalizan el número más alto de emigrantes.
Otra característica que define a quienes dan la espalda a la franja de base es su nivel cultural. Generalmente se trata de profesionales o técnicos con una preparación que oscila entre media y alta.
¿Por qué emigran? ¿Qué beneficios reporta alejarse de lugares que, paradójicamente, son hoy los más necesitados de mano de obra joven y personal calificado?
La Encuesta Nacional de Migraciones, realizada por el Instituto de Planificación Física con el apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas, reveló que en correspondencia con sus saldos migratorios negativos - más emigrantes que inmigrantes -; la franja de base tiene un potencial enorme de personas que viven en ella y quieren abandonarla.
Así, el once por ciento de la población que habita en los asentamientos que la forman, ha pensado mudarse a otra parte de la isla - fuera de la franja -, y alrededor de un diez por ciento declara sentirse insatisfecha con el lugar donde ahora vive.
Esta, junto a otras muchas razones, es la causa de uno de los mayores males que afectan hoy a la isla: la falta de mano de obra en la agricultura y la ganadería.
Resolverlo significa pasar revista a las carencias y quejas de quienes debieran vivir apegados al surco pero andan buscando una vía de escape hacia las ciudades.

Boleto de vuelta

Investigaciones del Instituto de Planificación Física confirman que los principales problemas de la franja de base están asociados con el transporte, la atención primaria de salud, la dotación de agua potable y disposición de residuales, la electrificación y alumbrado público, las telecomunicaciones y urbanización de los poblados, la vivienda y las posibilidades de superación y recreación.
En los últimos tiempos, por obra y gracia de un proceso de reestructuración de la propiedad y reorganización de la producción agropecuaria, familias enteras han cerrado sus viviendas en las ciudades para volver al campo. El Estado estimula el regreso mediante la entrega de parcelas en usufructo gratuito para el cultivo del tabaco, el café, el cacao y alimentos varios. Sin embargo, aún no es suficiente.
"Me gusta esto de ser independiente y gobernarme en el trabajo", confesaba hace un tiempo a un colega de Bohemia, Abelardo Díaz Bochs, cabeza de una de las familias que, acogida a la Resolución 419, se instaló en un cafetal de las montañas del Escambray.
José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación, reveló que sólo entre 1993 y 1995, unas 30.000 familias decidieron seguir los pasos de Abelardo y sus hijos.
En estos mismos dos años, la propiedad cooperativa pasó del 12 por ciento de las tierras al 64 por ciento; y se produjo cierta recuperación demográfica en la franja de base.
¿Qué se esconde detrás de este retorno a las raíces? Por un lado, el afán aventurero de repoblar los lomeríos y la promesa de una tierra prácticamente propia. Por otro, la certeza - nada despreciable -de mantener una mesa bien surtida a partir de los resultados del trabajo personal. Pero, "cuando la situación alimentaria mejore en el país, ¿qué atará entonces a los nuevos colonizadores de la montaña?", reflexionaba el colega de Bohemia.

¿Adiós para siempre?

Quizás las personas que ya dijeron adiós al campo nunca regresen a la franja. Sobre todo esos jóvenes profesionales, con vivienda en la ciudad y buenos empleos no tienen mucho que hacer en su pueblo de origen. Pero, ¿y los próximos, los que sólo esperan la oportunidad para salir en estampida?
De acuerdo con las investigaciones del Instituto de Planificación Física, aún se puede hacer mucho a favor de detener el éxodo.
Concepción Alvarez Gancedo y Ada Guzón Camporredondo, investigadoras del IPF, insisten en que "debieran implementarse acciones integrales dirigidas a estabilizar la población de la franja de base". Y no se empezaría de la nada.
Aunque parezca increíble, las investigaciones aseveran que los habitantes de estos asentamientos sienten gran apego por su entorno y sus casas. Incluso, cuando se quejan de dificultades con la vivienda, lo hacen pensando en la posibilidad de reparar la que tienen y no en obtener una nueva.
Con recursos mínimos, los pobladores de la franja emprenderían ellos mismos la solución de sus problemas, pues valoran mucho la tranquilidad y el ambiente en que viven. El mismo apego sienten por la familia. "Y aunque ya no va ser posible reunificar todos los hogares que ha divido la migración, un poco de esfuerzo colectivo pondría un freno al éxodo", asegura Concepción Alvarez.
En la franja de base existe también un elevado potencial para desarrollar una importante labor comunitaria y muchas fórmulas -de probado éxito en la agricultura - ayudarían a poner coto al fenómeno migratorio. Es el caso de la vinculación del hombre al área, la integración de toda la familia a las tareas productivas o la propia entrega de tierras en usufructo.
Pero, cualquiera que sea la solución, debe aplicarse rápido y entre todo el mundo. Las acciones aisladas no llevan a ninguna parte y el campo cubano merece, de una buena vez que le llegue su turno. (1998)

Destacan papel de la planificación para

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Laura Bécquer Paseiro
Durante su intervención en el seminario por el aniversario 50 del primer plan de la economía en Cuba y de la creación del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), que sesiona en esta capital, el vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo Jorge, expresó que "no era posible ignorar el papel del Estado en la regulación y conducción de los procesos económicos; con ello, la necesidad de la planificación muestra su plena vigencia dada la necesidad cada vez mayor de que los países coordinen y concierten acciones en la búsqueda de una integración internacional que propicie el desarrollo y haga más competitivas las economías".
Foto: Yaimí Ravelo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, junto a Marino Murillo Jorge, vicepresidente del Consejo de Ministros.
Asimismo, ofreció una breve caracterización del proceso de actualización del modelo económico cubano. Al respecto, destacó que "los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución son una expresión de la voluntad del pueblo de actualizar el modelo económico cubano con el objetivo de garantizar la continuidad e irreversibilidad del socialismo y construir una sociedad socialista, sustentable y próspera, como expresara el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz".
Murillo, también miembro del Buró Político, explicó que estos tienen un "carácter estratégico, no de administración de crisis, porque están dirigidos a desarrollar y potenciar las fuerzas productivas y a realizar transformaciones estructurales y funcionales para lograr el objetivo antes señalado".
A su vez, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena, que participó en el seminario, calificó la implementación de los Lineamientos como un "ejercicio de planificación participativa", y una vez más, mostró todo su apoyo a ese proceso.
Por su parte, el ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, agradeció a la CEPAL su disposición de apoyar a nuestro país en el proceso de actualización del modelo económico.
Al evento, en el que también se le rindió homenaje al economista Juan F. Noyola, asistieron el ministro de Economía y Planificación (MEP), y miembro del Buró Político, Adel Yzquierdo; el viceministro primero del MEP, Joaquín Carvajal; Jorge Máttar, director del ILPES, entre otros invitados.