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Varios proyectos vinculados a la agricultura cuentan con el apoyo de organismos de cooperación internacional.
Jorge Luis Baños-IPS/jlbimagenes@yahoo.es
La experiencia acumulada por Cuba en temas ambientales y las capacidades profesionales a institucionales le permiten al país llevar adelante de forma exitosa proyectos de cooperación internacional.
De acuerdo con Grisel Acosta, oficial de programa del área de medio ambiente y energía del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en La Habana, la nación caribeña tiene políticas y estrategias ambientales bien definidas, una capacidad institucional desarrollada y un conocimiento científico acumulado y sistematizado.
“Estas fortalezas han permitido que durante dos décadas la cooperación internacional acompañe a Cuba en el logro de sus prioridades ambientales nacionales que en estos momentos pasan por la integración de este tema en el trabajo de los sectores productivos”, valoró Acosta.
En la actualidad el PNUD concentra su accionar fundamentalmente en las ramas agropecuaria, forestal, turismo y pesca, que tienen alta prioridad para el país e impacto en el entorno.
Entre los proyectos que cuentan con la colaboración del PNUD se encuentran los relacionados con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad- que incluye espacios como bosques, ecosistemas montañosos, marino costero, humedales y agroproductivos-, el manejo sostenible de tierras, fortalecimiento de capacidades para la adaptación y mitigación del cambio climático.
Entre los proyectos en ejecución se encuentran el desarrollado durante cerca de 20 años en el ecosistema Sabana Camagüey, reducción de vulnerabilidades en ecosistemas de manglar, adaptación al cambio climático en la Ciénaga de Zapata y el macro proyecto Escenarios de peligro y vulnerabilidad de la zona costera cubana asociados con el ascenso del nivel medio del mar para 2050 y 2100.
Cuba tiene un programa de enfrentamiento al cambio climático con indicaciones específicas de extenderlos a nivel sectorial, toda vez que existe una estrategia ambiental nacional desde 1997, cuya tercera edición se aplica hasta el nivel de los diferentes sectores productivos.
Todo este trabajo pone al país en mejores condiciones de enfrentar hoy y hacia el futuro el cambio climático, que constituye hoy un problema ambiental y un asunto esencial para el desarrollo, destacó la oficial de programa del PNUD, durante un encuentro a fines de marzo en el Ministerio de Agricultura.
Otro aspecto de relevancia para la consecución de las diferentes iniciativas en pos de la protección del entorno es la capacidad de integración de actores, tanto instituciones, actores territoriales, población como individuos.
Una experiencia integradora de varias instituciones cubanas es el proyecto Bases ambientales para la sostenibilidad alimentaria (BASAL), que pretende reducir las vulnerabilidades del sector agropecuario con relación a la variabilidad y al cambio climático.
Aplicado en tres municipios, a partir del acercamiento de la investigación a la práctica productiva, la capacitación y diseminación del conocimiento, entre otros aspectos, estas acciones deberán llegar a otros 30 municipios.
Esta iniciativa, iniciada en 2012 y prevista hasta 2017, involucra a los ministerios de la Agricultura y Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, los gobiernos locales, organizaciones no gubernamentales, y los institutos de Planificación Física y de Recursos Hidráulicos, entre otros.