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La provincia más occidental de Cuba repuebla con especies autóctonas las áreas urbanas y el paisaje de las autopistas.Jorge Luis Baños-IPS
Conservar los bosques naturales, protegerlos de incendios y plagas y explotar la madera de forma sostenible, son las prioridades del sector forestal en Pinar del Río, a 157 kilómetros al oeste de esta capital, una provincia con 44 por ciento de su territorio cubierto por árboles.
El Programa de Desarrollo Forestal hasta 2020 proyecta la plantación de más de 27.000 hectáreas, sobre todo en las zonas aledañas a las montañas con el objetivo de preservar los suelos y proteger las áreas naturales, explicó Pedro Ramírez Lara, jefe del Servicio estatal Forestal en ese territorio.
Conocida por sus mogotes –elevación del terreno en forma de joroba- y sus paisajes de un verde intenso, esta provincia exhibe hoy más 286.000 hectáreas de bosques naturales, fundamentalmente de pinos y latifolias, 34 áreas protegidas, tres parques nacionales y una Reserva de la Biosfera, la Sierra del Rosario.
En esos espacios, destacó Lara, el Servicio Estatal Forestal desarrolla unos 60 proyectos con la Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna, algunos de los cuales persiguen rescatar también el trabajo con la fauna.
Pinar del Río produce el 42 por ciento de la madera aserrada que consume el país, como parte de un plan de explotación que regula las cantidades de hectáreas a talar teniendo en cuenta criterios de desarrollo sostenible.
"Las regulaciones establecen que por cada hectárea que se tala deben plantarse 1,8 hectáreas y trabajar mucho por la supervivencia, para garantizar la sostenibilidad", explicó Lara.
El compromiso de Pinar del Río es llegar a 2015 con 44,8 por ciento de cobertura forestal. Además de las siembras y la conservación, el Servicio Estatal Forestal enfrenta la actividad ilegal y los incendios que dañan a los bosques.
De hecho, el territorio cuenta con un programa integral para contrarrestar los efectos de la tala ilícita.
"Hay un gran problema en Cuba: no hay quien venda madera. Se necesita ofertar ese producto a la población para disminuir este tipo de ilegalidades", propuso un antiguo trabajador del sector forestal.
Hasta el cierre de marzo, se registraron solo 19 incendios, con daños a unas 63 hectáreas, en la más occidental de las provincias cubanas. "Nos ha favorecido el clima este año porque ha llovido en los momentos picos de la temporada seca y eso ha amortiguado los grandes fuegos", indicó.
Además de las pérdidas económicas, los incendios forestales producen considerables impactos al ambiente: se daña el aire a partir de la emisión de gases a la atmósfera, los suelos pierden la capa vegetal y la fertilidad, se deteriora la calidad y composición química de las aguas y se reduce su disponibilidad; y la estructura de los bosques.
Sin embargo, existen solo 50 fincas dedicadas a la producción forestal en la provincia. Hasta el momento ningún usufructuario ha solicitado tierras ociosas -que no sean idóneas para cultivos varios, pastos o tabaco- para el fomento forestal, según fuentes oficiales.
Ante los posibles efectos del cambio climático, en Pinar del Río existe un grupo que estudia las especies arborescentes que pueden resistir los impactos de ese fenómeno global y se trabaja en la zona desértica, al sur de la provincia. En esa área, se identifica un alto deterioro de los manglares y de salinidad en los suelos.
"Existe un programa para los manglares hasta 2020 y todos los años se planta más de medio millón de mangles, como una forma de evitar que continúe la intrusión del mar", precisó el jefe del Servicio Forestal.
La Ley Forestal cubana, aprobada en 1998, indica que "el bosque es un recurso natural renovable de la nación que proporciona bienes y servicios, de tipo económico, ambiental, social y cultural, susceptible de ser aprovechado racionalmente, sin detrimento de sus cualidades reguladoras y protectoras del medio ambiente".
Cuba tiene 27,27 por ciento de cubierta forestal y persigue llegar al 29 por ciento en 2015.
Conocida por sus mogotes –elevación del terreno en forma de joroba- y sus paisajes de un verde intenso, esta provincia exhibe hoy más 286.000 hectáreas de bosques naturales, fundamentalmente de pinos y latifolias, 34 áreas protegidas, tres parques nacionales y una Reserva de la Biosfera, la Sierra del Rosario.
En esos espacios, destacó Lara, el Servicio Estatal Forestal desarrolla unos 60 proyectos con la Empresa para la Protección de la Flora y la Fauna, algunos de los cuales persiguen rescatar también el trabajo con la fauna.
Pinar del Río produce el 42 por ciento de la madera aserrada que consume el país, como parte de un plan de explotación que regula las cantidades de hectáreas a talar teniendo en cuenta criterios de desarrollo sostenible.
"Las regulaciones establecen que por cada hectárea que se tala deben plantarse 1,8 hectáreas y trabajar mucho por la supervivencia, para garantizar la sostenibilidad", explicó Lara.
El compromiso de Pinar del Río es llegar a 2015 con 44,8 por ciento de cobertura forestal. Además de las siembras y la conservación, el Servicio Estatal Forestal enfrenta la actividad ilegal y los incendios que dañan a los bosques.
De hecho, el territorio cuenta con un programa integral para contrarrestar los efectos de la tala ilícita.
"Hay un gran problema en Cuba: no hay quien venda madera. Se necesita ofertar ese producto a la población para disminuir este tipo de ilegalidades", propuso un antiguo trabajador del sector forestal.
Hasta el cierre de marzo, se registraron solo 19 incendios, con daños a unas 63 hectáreas, en la más occidental de las provincias cubanas. "Nos ha favorecido el clima este año porque ha llovido en los momentos picos de la temporada seca y eso ha amortiguado los grandes fuegos", indicó.
Además de las pérdidas económicas, los incendios forestales producen considerables impactos al ambiente: se daña el aire a partir de la emisión de gases a la atmósfera, los suelos pierden la capa vegetal y la fertilidad, se deteriora la calidad y composición química de las aguas y se reduce su disponibilidad; y la estructura de los bosques.
Sin embargo, existen solo 50 fincas dedicadas a la producción forestal en la provincia. Hasta el momento ningún usufructuario ha solicitado tierras ociosas -que no sean idóneas para cultivos varios, pastos o tabaco- para el fomento forestal, según fuentes oficiales.
Ante los posibles efectos del cambio climático, en Pinar del Río existe un grupo que estudia las especies arborescentes que pueden resistir los impactos de ese fenómeno global y se trabaja en la zona desértica, al sur de la provincia. En esa área, se identifica un alto deterioro de los manglares y de salinidad en los suelos.
"Existe un programa para los manglares hasta 2020 y todos los años se planta más de medio millón de mangles, como una forma de evitar que continúe la intrusión del mar", precisó el jefe del Servicio Forestal.
La Ley Forestal cubana, aprobada en 1998, indica que "el bosque es un recurso natural renovable de la nación que proporciona bienes y servicios, de tipo económico, ambiental, social y cultural, susceptible de ser aprovechado racionalmente, sin detrimento de sus cualidades reguladoras y protectoras del medio ambiente".
Cuba tiene 27,27 por ciento de cubierta forestal y persigue llegar al 29 por ciento en 2015.