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Por: Paul Krugman Premio Nobel de Economia
Como señalaba Bruce Bartlett, un antiguo asesor político del presidente Ronald Reagan, en un comentario en The New York Times en 2011, la Margaret Thatcher que los conservadores estadounidenses admiran se asemeja poco a la difunta primera ministra británica del mismo nombre.
En concreto, Thatcher apenas hizo nada para reducir el estado de bienestar británico (aunque sí que hizo una chapuza con las pensiones de jubilación). Lo que hizo fue redistribuir el peso de los impuestos en sentido descendente y rebajó los tipos impositivo más altos a la vez que aumentó los impuestos al consumo, que representan una carga mayor para quienes tienen rentas bajas. La caída de Thatcher se debió en parte al impuesto de capitación, un impuesto radicalmente retrógrado –la misma cantidad para todos, independientemente de la renta- que fue demasiado incluso para su propio partido.
Y eso significa que su heredero más fiel en Estados Unidos es... Bobby Jindal, el no tan prodigioso gobernador prodigio de Luisiana, quien hace poco ha propuesto abolir el impuesto sobre la renta de su estado y sustituirlo por impuestos sobre las ventas.
En concreto, Thatcher apenas hizo nada para reducir el estado de bienestar británico (aunque sí que hizo una chapuza con las pensiones de jubilación). Lo que hizo fue redistribuir el peso de los impuestos en sentido descendente y rebajó los tipos impositivo más altos a la vez que aumentó los impuestos al consumo, que representan una carga mayor para quienes tienen rentas bajas. La caída de Thatcher se debió en parte al impuesto de capitación, un impuesto radicalmente retrógrado –la misma cantidad para todos, independientemente de la renta- que fue demasiado incluso para su propio partido.
Y eso significa que su heredero más fiel en Estados Unidos es... Bobby Jindal, el no tan prodigioso gobernador prodigio de Luisiana, quien hace poco ha propuesto abolir el impuesto sobre la renta de su estado y sustituirlo por impuestos sobre las ventas.
A Grover Norquist, el analista conservador, le ha encantado. Según un artículo reciente publicado en Talking Points Memo: “Grover Norquist, el líder intelectual del grupo anti-impuestos de Washington, ha elogiado el plan de Jindal calificándolo de la reforma tributaria estatal más audaz y beneficiosa para el crecimiento de la historia de EE UU. Señalaba que era especialmente importante porque, con Obama dispuesto a vetar cualquier cosa que se parezca al presupuesto de los republicanos de la Cámara durante los próximos años, Louisiana podría ser la mejor oportunidad que tenga el Partido Republicano de exponer sus ideas tributarias a escala estatal”.
“Los medios de comunicación nacionales y la gente del corredor Acela [entre Washington y Boston] siguen centrándose en las disputas internas de Washington, pero pueden aprender lo que es una verdadera reforma tributaria si se fijan en Luisiana’, decía Norquist”.
Pero, curiosamente, no son solo quienes viajan en el expreso Acela los que detestan esta idea; lo mismo pasa con los ciudadanos de Luisiana, que la desaprueban en un 63 %, frente al 27 %. El índice de aprobación del propio Jindal ha bajado, de modo que también está viviendo su momento de la verdad gracias al impuesto de capitación.
En cualquier caso, si los republicanos de manera más general decidiesen emular la verdadera trayectoria de Thatcher, estoy seguro de que los demócratas estarían encantados.
© 2013 The New York Times
Traducción de News Clips.
Traducción de News Clips.