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IPS CUBA
Desde el punto de vista de los aportes en moneda dura, la relación es otra. La exportación de servicios profesionales, médicos en primer lugar, lideran la balanza de pagos en Cuba. De acuerdo con estimados de analistas del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), alrededor del 70 por ciento de los dólares que entran en las cuentas cubanas llegan por los servicios, incluidos el turismo y la exportación de profesionales. La exportación de bienes se ocupa del resto, aunque evidencia una notable aceleración del crecimiento en el último par de años.
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La economía cubana creció un 3 % en el 2012, un 0,1 % menos que lo anticipado en diciembre por el gobierno.Archivo de IPS
La economía cubana creció un 3 por ciento en el 2012, de acuerdo con el estimado más reciente de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) de Cuba. El dato implica una reducción de una décima en relación con el reporte presentado a los diputados en diciembre por el ministro de Economía y Planificación, AdelYzquierdo. Ya en aquel informe parlamentario, el producto interno bruto (PIB) había quedado por debajo del 3,4 por ciento de incremento planificado por el gobierno para el 2012.
Por sectores, uno de los golpes más notorios llegó desde las producciones agropecuarias, que disminuyeron un 1,2 por ciento, en una nueva confirmación de la morosidad del frente agrario para reaccionar a las numerosas medidas adoptadas para dinamizarlo. También retrocedieron los derechos de importación, en un 2,8 por ciento, mientras la intermediación financiera cayó un 5,7 por ciento, según la ONEI.
Sin embargo, en el informe al Parlamento, Yzquierdo hizo las críticas más duras a los incumplimientos del plan de inversiones, que quedaron un 19 por ciento por debajo de lo previsto, aunque –según dijo entonces- crecieron un 15 por ciento sobre lo alcanzado en 2011. Pero los datos más recientes de la ONEI parecen confirmar las razones que inquietaban al ministro, pues las inversiones, con un total cercano a 4.600 millones de pesos, crecieron de manera más moderada que la percibida en diciembre: solo un 6 por ciento al cierre del año sobre el 2011.
El titular de economías achacó las fallas de las inversiones a la falta de integralidad con que se ha manejado ese proceso, la baja productividad, la deficiente gestión de importaciones y de recursos, incluidos los recursos humanos, y a la demora en la entrega de créditos, entre otros factores.
Los mejores colores los enseñó por la economía cubana la industria azucarera. Aunque quedó ligeramente por debajo de lo planificado –y tampoco parece en condiciones de alcanzar los planes en la zafra que recién termina-, el año pasado la producción de azúcar crudo creció un sólido 16,8por ciento, de acuerdo con el parte más reciente de la ONEI.
Igualmente crecieron con fuerza en 2012 la construcción (18 por ciento), los servicios empresariales, inmobiliarios y de alquiler (11,8 por ciento), los aportes de la ciencia y la tecnología (7,8 por ciento), las réditos de la cultura y el deporte (10,8 por ciento), y el comercio y la reparación de efectos personales (6,4 por ciento).
Sobre esta última área recayó la mayor contribución de riqueza en la economía cubana. De acuerdo con el reporte de la ONEI, la actividad comercial y de reparación de efectos personales aportó 9.581,9 millones de pesos. En línea con el creciente peso de la exportación de servicios médicos y la actual manera de calcular indicadores macroeconómicos en el país, en segundo lugar están la salud pública y la asistencia social (con aporte de 8.577,9 millones de pesos), mientras las producciones manufactureras, sin incluir la industria azucarera, redondearon ingresos por valor de 6.658,9 millones de pesos, un 1,8 por ciento por encima del año previo.
Según el Anuario Estadístico más reciente, publicado en agosto del 2012, Cuba obtuvo más de 6 mil millones de dólares por exportación de mercancías en 2011, el doble de lo facturado dos años atrás. Los productos farmacéuticos son algunas de las partidas con más impetuoso crecimiento en el último lustro, otro detalle que ratifica cambios de matices en una economía que ya no depende, como en el pasado, solo de la exportación de azúcar y tabaco, pese a no estar satisfecho el país aún con la diversidad de su cartera de negocios.