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IPS CUBA
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El huracán Sandy recortó la materia prima disponible para los centrales de las provincias de Santiago de Cuba y Holguín, las más afectadas por el meteoro.
El huracán Sandy entró por las costas del oriente de Cuba en la madrugada del miércoles 24 de octubre de 2012 y castigó a esa región del país un mes antes de comenzar la zafra azucarera cubana. El meteoro estropeó cañaverales y los vaticinios optimistas del grupo empresarial AzCuba publicados por el diario Granma nueve días antes de que Sandy cruzara la mayor de las Antillas. Pero el ciclón no fue la única causa del incumplimiento del plan, ni la más importante, a juzgar por el balance reciente de las autoridades del sector.
La producción de azúcar cubana en la cosecha 2012-2013 quedó un 11 por ciento por debajo de lo planificado, un golpe que ensombreció las cuentas. El incumplimiento resultó compensado por el crecimiento del 8 por ciento en la producción de azúcar crudo en comparación con la zafra anterior y el buen desempeño en otros indicadores económicos y productivos, pero la pasividad para ajustar planes se las cobró al final.
El huracán se ensañó en particular con las provincias de Santiago de Cuba y Holguín. Entre ambas dejaron de producir varias decenas de miles de toneladas de azúcar, aunque el informe final del grupo empresarial culpa al ciclón de manera directa con la pérdida de 50 mil toneladas.
Sin embargo, datos divulgados por la prensa cubana indican que se dejaron de producir unas 195 mil toneladas. Después del castigo de Sandy en vísperas de la zafra, la naturaleza volvió a las andadas al cierre de la cosecha, con fuertes lluvias en los meses de abril y mayo, inoportunas para el desempeño de las cosechadoras en el surco y para la eficiencia en la extracción de azúcar de la caña.
Aún así todo indica que otras deficiencias fabriles y agrícolas tienen mayor responsabilidad que la naturaleza. De acuerdo con un informe del grupo empresarial, alrededor de cien mil toneladas se dejaron de producir por problemas de eficiencia agroindustrial.
En el balance de zafra, el presidente de AzCuba, Orlando Celso García, atribuyó a “factores subjetivos” de disciplina técnica la mayor parte de los fallos. Como evidencia, la demora y mala planificación de lasreparaciones de ingeniosimpidióqueunabuena parte iniciara la molienda en la fechaprevista.
Mientras hay centrales que hacen las labores eficientemente y cumplen el plan todos los años, en otros no sucede así, manifestó el presidente de AzCuba.
Sumado esos fallos al deterioro de años en la maquinaria industrial y el desgaste del equipamiento agrícola, como las cosechadoras, casi fue un milagro el crecimiento productivo de unos centrales o el cumplimiento de los plazos en otros. De los 50 ingenios que debían participar en esta zafra, uno nunca arrancó, el Brasil, y otros 17 se atrasaron.
Como resultado, solo cumplieron el plan 19 centrales y tres provincias: Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Artemisa.
Después de crecer un 16 por ciento en la zafra previa, el dato más reciente indica una desaceleración. Con el avance del 8 por ciento en la campaña 2012-2013, la producción total llegó a poco más de 1,5 millones de toneladas de azúcar.
A pesar de las pifias recientes, el reporte oficial indica que el plan se ejecutó al 97 por ciento en el trienio, lo que supuso un crecimiento de la producción de azúcar del 37 por ciento a un ritmo anual del 12 por ciento.
Si un quinquenio atrás el factor que más golpeaba a la industria era la falta de materia prima, el panorama tiende a cambiar. La producción de caña ha aumentado y ahora es esa expansión lo que le plantea un reto duro a la industria, mayormente descapitalizada. Impulsadas por un mejor pago al agricultor, han crecido las áreas sembradas. La caña cosechada creció en un 15,6 por ciento en el año y en un 46 por ciento a lo largo de los últimos tres años.
En la zafra 2012-2013 también mejoró la producción de derivados, como alcoholes y alimento para el ganado, y aumentó la generación eléctrica. También se elevaron los indicadores de calidad del azúcar y bajaron los costos de producción, con el consiguiente incremento del aporte en moneda dura que se derivan de ambas tendencias.
Aunque lejos de recuperar la misión de sostén casi absoluto de la economía que detentó alguna vez, la agroindustria azucarera amplía de año en año, aunque no sin agonías, su espacio en la cartera de exportaciones cubanas
El huracán se ensañó en particular con las provincias de Santiago de Cuba y Holguín. Entre ambas dejaron de producir varias decenas de miles de toneladas de azúcar, aunque el informe final del grupo empresarial culpa al ciclón de manera directa con la pérdida de 50 mil toneladas.
Sin embargo, datos divulgados por la prensa cubana indican que se dejaron de producir unas 195 mil toneladas. Después del castigo de Sandy en vísperas de la zafra, la naturaleza volvió a las andadas al cierre de la cosecha, con fuertes lluvias en los meses de abril y mayo, inoportunas para el desempeño de las cosechadoras en el surco y para la eficiencia en la extracción de azúcar de la caña.
Aún así todo indica que otras deficiencias fabriles y agrícolas tienen mayor responsabilidad que la naturaleza. De acuerdo con un informe del grupo empresarial, alrededor de cien mil toneladas se dejaron de producir por problemas de eficiencia agroindustrial.
En el balance de zafra, el presidente de AzCuba, Orlando Celso García, atribuyó a “factores subjetivos” de disciplina técnica la mayor parte de los fallos. Como evidencia, la demora y mala planificación de lasreparaciones de ingeniosimpidióqueunabuena parte iniciara la molienda en la fechaprevista.
Mientras hay centrales que hacen las labores eficientemente y cumplen el plan todos los años, en otros no sucede así, manifestó el presidente de AzCuba.
Sumado esos fallos al deterioro de años en la maquinaria industrial y el desgaste del equipamiento agrícola, como las cosechadoras, casi fue un milagro el crecimiento productivo de unos centrales o el cumplimiento de los plazos en otros. De los 50 ingenios que debían participar en esta zafra, uno nunca arrancó, el Brasil, y otros 17 se atrasaron.
Como resultado, solo cumplieron el plan 19 centrales y tres provincias: Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Artemisa.
Después de crecer un 16 por ciento en la zafra previa, el dato más reciente indica una desaceleración. Con el avance del 8 por ciento en la campaña 2012-2013, la producción total llegó a poco más de 1,5 millones de toneladas de azúcar.
A pesar de las pifias recientes, el reporte oficial indica que el plan se ejecutó al 97 por ciento en el trienio, lo que supuso un crecimiento de la producción de azúcar del 37 por ciento a un ritmo anual del 12 por ciento.
Si un quinquenio atrás el factor que más golpeaba a la industria era la falta de materia prima, el panorama tiende a cambiar. La producción de caña ha aumentado y ahora es esa expansión lo que le plantea un reto duro a la industria, mayormente descapitalizada. Impulsadas por un mejor pago al agricultor, han crecido las áreas sembradas. La caña cosechada creció en un 15,6 por ciento en el año y en un 46 por ciento a lo largo de los últimos tres años.
En la zafra 2012-2013 también mejoró la producción de derivados, como alcoholes y alimento para el ganado, y aumentó la generación eléctrica. También se elevaron los indicadores de calidad del azúcar y bajaron los costos de producción, con el consiguiente incremento del aporte en moneda dura que se derivan de ambas tendencias.
Aunque lejos de recuperar la misión de sostén casi absoluto de la economía que detentó alguna vez, la agroindustria azucarera amplía de año en año, aunque no sin agonías, su espacio en la cartera de exportaciones cubanas