Mi blog sobre Economía

miércoles, 5 de noviembre de 2014

GECOMEX, haciendo comercio exterior

Facilitar los negocios en Cuba, tanto para los clientes nacionales y extranjeros, como para los proveedores de otros países, constituye el objetivo primordial del Grupo Empresarial del Comercio Exterior, GECOMEX, creado el 25 de junio de 2013.

Su surgimiento responde a la paulatina separación entre las funciones estatales y empresariales, como parte del proceso de actualización del modelo económico cubano. Solamente en 2013 GECOMEX realizó más de 36% de las importaciones y 16% de las exportaciones de bienes nacionales, según dio a conocer Aurelio Mollineda, director general de la entidad.

Alimentos, materias primas, bienes de consumo e intermedios, fertilizantes y plaguicidas, metales, medios de transporte y piezas de repuesto, figuran entre los renglones fundamentales de compra; mientas la mayoría de las ventas se concentra en azúcar, miel de abeja, café, carbón vegetal y cacao.

“Estamos conformados por 21 empresas que realizan la actividad de comercio exterior en toda su extensión -explicó Mollineda. Decimos que somos un grupo nuevo, pero tenemos como ventaja aquellas empresas que llevan más de 50 años en este sector, las primeras que surgieron con la Revolución cubana”.

GECOMEX cuenta con presencia en las más importantes zonas comerciales del mundo, y su estructura le permite llevar a cabo la actividad de concentración de compras, en función de afianzar el comercio mayorista en el país. “Nuestra amplia nomenclatura de productos permite traer o exportar de Cuba casi todo”, destacó el directivo.

Mollineda aseveró que otra de las fortalezas del Grupo es su vinculación con todos los sectores de la economía interna, desde agricultura, azúcar e industria, hasta salud pública y educación. “En muchos casos somos suministradores de sus principales productos de importación”, sostuvo.

Además de esta actividad, su cartera de prestaciones comprende la representación de compañías extranjeras, contratación de fuerza laboral para trabajar en sucursales extranjeras en Cuba, así como de personal técnico para operar en el exterior; servicios de auditoria y consultoría, servicios transitarios de cargas y de inspección comercial de las mismas, además de importación y exportación de donativos asociados a la colaboración internacional.

La cadena de farmacias con la que el Schindler chileno salvó a decenas de comunistas

Manuel Salazar Salvo (*) BBC
El chileno Jorge Schindler Etchegaray comparte con el alemán Oskar Schindler -mundialmente conocido luego de la película sobre su historia que hizo el director Steven Spielberg- mucho más que el apellido.

Así como durante la Segunda Guerra Mundial, el empresario europeo contrató a cientos de judíos en sus fábricas de menaje de cocina en Polonia y Checoslovaquia para protegerlos de los nazis, en los primeros años del régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990) el sudamericano dio trabajo a decenas de comunistas y otros militantes de izquierda que huían de la DINA, la policía secreta de la dictadura.

Schindler Etchegaray creó en 1974 una cadena de farmacias en Santiago y Concepción, en el sur del país, y empleó a comunistas y miembros de otros partidos que habían apoyado el depuesto gobierno del presidente Salvador Allende.

Y los salvó de la muerte, la desaparición o la tortura.
Torturados y desaparecidos

Las farmacias sirvieron de tapadera para dirigentes comunistas, líderes sindicales de las minas del carbón, académicos universitarios, profesionales y obreros que, desesperadamente, intentaban eludir a los aparatos represivos del régimen castrense.
El capitán de Carabineros José Muñoz junto a su esposa y al presidente Salvador Allende.

Entre los años 1973 y 1978 desaparecieron más de 3.000 personas en los recintos secretos de torturas y exterminio que instaló la Junta Militar de Gobierno.

Otras 20.000 personas fueron detenidas arbitrariamente y sometidas a crueles tormentos en ese período, según lo acreditó la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, creada en 2003.

Jorge Schindler es nieto del inmigrante suizo Agustín Schindler Brunner, que llegó a Chile en 1880.


Me endeudé con los bancos, con los laboratorios, con mi familia y algunos amigos para abrir la primera farmacia. Nos fue bien y luego inauguramos la segunda… y la tercera y así sucesivamenteJorge Schindler

Comunista desde 1969, fue ejecutivo de la estatal Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) durante el gobierno socialista de la Unidad Popular (UP) que presidió Salvador Allende entre 1970 y septiembre de 1973.

Fundó a comienzos de 1974siete farmacias en barriadas obreras de Santiago y en el centro de Concepción, ciudad industrial situada 500 kilómetros al sur de la capital, donde empezó a recibir a sus camaradas prófugos y a adiestrarlos en las distintas labores del rubro.

"Me endeudé con los bancos, con los laboratorios, con mi familia y algunos amigos para abrir la primera farmacia. Nos fue bien y luego inauguramos la segunda… y la tercera y así sucesivamente" le contó Jorge Schindler a BBC Mundo desde Fráncfort, donde vive en la actualidad.
Jorge Schindler fundó a comienzos de 1974 siete farmacias en barriadas obreras de Santiago y en el centro de Concepción.

Para organizar las farmacias, Schindler contó con la ayuda inicial de dos hombres relevantes: el capitán de Carabineros –la policía uniformada- José Muñoz, quien había sido jefe de la guardia presidencial de Allende; y de Quintín Romero, un ex detective que había combatido el 11 de septiembre en La Moneda junto al mandatario depuesto.

El capitán Muñoz era primo de la esposa de Schindler y los padres de ella tenían una botica, desde donde salieron muchas de las medicinas para surtir los estantes de la primera farmacia que cobijaría a los comunistas prófugos.

La experiencia policial de Romero, en tanto, sirvió para establecer las normas de seguridad que les permitieron eludir a los organismos represivos.
Durmiendo bajo los puentes

Uno de los primeros en llegar a las farmacias en busca de ayuda fue Omar Sanhueza, el expresidente del sindicato más importante de los mineros del carbón –en las ciudades de Lota y Coronel, en el litoral de Concepción- con más de 6 mil afiliados.

Sanhueza, huyendo de la DINA, viajó a Santiago y, sin poder establecer contacto con sus camaradas comunistas, terminó durmiendo debajo de los puentes del río Mapocho, que cruza la capital chilena.

A mediados de 1974, los comunistas que laboraban bajo la dirección de Schindler asumieron funciones clandestinas en el PC chileno.
Lenin Díaz, ingeniero agrónomo y dirigente del PC chileno, junto al poeta Pablo Neruda, en 1970.

Algunos conseguían casas de seguridad, otros se sumaron al aparato de logística, varios a las tareas de propaganda, a la reorganización de los distintos frentes de masas, a las labores de enlace, a la búsqueda de financiamiento.

Buscaban afanosamente reorganizar el partido e iniciar los primeros balbuceos de la resistencia al régimen.

De los más de 100 militantes de izquierda que trabajaron en las farmacias de Schindler, sólo dos fueron capturados por la DINA y permanecen desaparecidos hasta hoy.

Son Marcelo Concha Bascuñán y Lenin Díaz, ambos ingenieros agrónomos graduados en la universidad Patricio Lumumba, en la ex Unión Soviética.Lanzados al mar

Ninguno de nosotros sabía lo que hacía para el partido el camarada que trabajaba al lado. Éramos extraordinariamente cautelosos. Eso nos permitió sobrevivir Alsino García

Asesinaron e hicieron desaparecer a unos 200 hombres y mujeres, muchos de los cuales fueron lanzados al mar desde helicópteros en el litoral central del país.

Schindler y los miembros de la estructura clandestina que operaba en las farmacias sufrieron el creciente acoso de los servicios de inteligencia.

Muchos de ellos debieron abandonar Santiago o salir del país rumbo al exilio.

"Tuvimos que mantener una rigurosa compartimentación. Ninguno de nosotros sabía lo que hacía para el partido el camarada que trabajaba al lado. Éramos extraordinariamente cautelosos. Eso nos permitió sobrevivir", cuenta Alsino García, veterinario experto en enfermedades avícolas y propietario de una de las dos farmacias que lograron subsistir a la dictadura, ubicada en la comuna de Maipú, en la periferia suroriente de Santiago.

Los empleados de las farmacias se tiñeron el pelo, usaban pelucas, bigotes postizos y múltiples otros recursos para esconder sus verdaderas identidades. Usaban, además, diversos códigos, de lenguaje y de señales para avisar cualquier asomo de peligro.

"No soy un héroe" 
Jorge Schindler hoy.

Perseguido y casi acorralado por la DINA, Schindler decidió salir de Chile a comienzos de 1979.

Instado por sus compañeros, viajó, vía Buenos Aires, rumbo a Alemania y luego hacia Bulgaria.

Un año después se instaló en Fráncfort, donde vive hasta ahora y aún dirige, a los 75 años de edad, una agencia de turismo hacia los países del cono sur de Latinoamérica.

"Yo no me considero un héroe", le dijo Schindler a BBC Mundo.

"Sólo hice lo que pude por ayudar a mis compañeros en esos años tan difíciles, donde nos cazaban como animales por el sólo hecho de haber querido construir un futuro mejor para Chile".

(*) Manuel Salazar Salvo es periodista y ha escrito 14 libros sobre diversos aspectos de la realidad chilena. El último, La historia del Schindler chileno, publicado por LOM Ediciones, ocupó los primeros lugares de venta en los meses de agosto, septiembre y octubre en Chile.

Otras miradas críticas sobre el lugar del marxismo en la atmósfera intelectual cultural en Cuba en las décadas del 40 y 50 del siglo XX

A debate

Autor(es): Orlando Cruz Capote.
 
I

A principios del siglo XIX, el eminente poeta alemán Johan Wolfgang Goethe, puso en boca de su personaje Fausto, los siguientes versos durante una conversación sostenida con su criado Wagner: “(…) lo que llamáis el espíritu de los tiempos es, en el fondo, el espíritu de los grandes hombres, en que se reflejan”. A lo que Fausto añadió con inmediatez, “(…) lo cual verdaderamente suele ser un dolor”, (1) es decir, con frecuencia no es más que una miseria, “(…) un cubo de la basura y un desván de trastos, a lo sumo, una acción principal y de estado, con excelentes máximas pragmáticas, según cuadran en los labios de las marionetas.” (2)

La expresión, irónica y escéptica, estaba enfilada contra la sentenciosa literatura producida en torno a la imagen del espíritu absoluto de la época, la filosofía idealista de Frederich J. G. Hegel, (3) representado en última instancia en el Estado prusiano, el cual era considerado por algunos críticos y adversarios, entre ellos el poeta, como la manifestación fenoménica de una realidad presumiblemente clasista, individual y limitada en el ámbito social, colectivo y psicológico de una reciente burguesía complicada en abandonar al ancien regimen, a contracorriente de los pueblos inmersos aun en dilatados procesos de conformación como nacionalidades, naciones y Estados nacionales, masas populares que personificaban de forma más cabal, lucha de clases concentrada, el hito fundamental del proceso de la historia nacional alemana, y también europea en sus distintas escalas. Fue el rechazo del “primer fin de la historia”, a pesar de la profunda y genial construcción filosófica hegeliana que, sin embargo, pecaba de cierta unilateralidad social e ideopolítica por sus condicionamientos sociohistóricos y de clase.

Lo que se dirimía teóricamente en esos años, y proseguiría en los venideros, era cómo calcular, visibilizar e identificar en un complejo entramado social, económico y político, de decadencia y auge de ideas, formas de pensar feudales, aristocráticas y religiosas en conjunto y, paradójicamente, con las demoliberales y conservadoras burguesas, más una naciente clase obrera y un campesinado semi-organizados que comenzaban, o continuaban, la disputa ante esas maneras de ver, pensar y actuar en sus países y el mundo la real atmósfera intelectual-cultural de una época histórica sumida en el accionar de las relaciones de producción capitalistas, su inteligentsia orgánica y aquellas otras formas materiales y espirituales que coexistían en otras esferas de la sociedad, también del conocimiento humano.

Ese ambiente filosófico, político y espiritual existía cuando habían pasado sólo unos años de la Revolución Burguesa francesa (1789), restaban muy pocos para que fuera público El Manifiesto Comunista(1848), con aquel histórico pasaje de que “(…) Un fantasma recorre a Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”, (4) así como la creación de la Asociación Internacional de los Trabajadores, la Primera Internacional, en 1863, con sus antecedentes en la Liga de los Justos y la Liga Comunista (1847) (5) y, un poco más tarde, se produjera el estallido de la Comuna de París (1871), en el actuante y, a veces, intangible subsuelo de las luchas de los explotados y oprimidos en sus embrionarias formas de bregar clasista.

Fieles reflejos todos, de la eterna beligerancia ideológica por el intento de impregnar, a la larga imponer, la hegemonía de un clima, un espíritu epocal, a contracorriente de otras presencias omitidas, ignoradas y obviadas por la cultura dominante que solo logra establecer, aproximadamente, su determinación histórica. A la vez, demostraba la urgencia de la aplicación del análisis de lo histórico-lógico, específicamente, lo lógico-histórico en su dialéctica inseparable, cuyas miradas permitieran enfocar problemas similares y diversos desde formas y ángulos diferentes, para precisar el “movimiento real social de una época”, fin último de la búsqueda de ese clima espiritual.

De tal manera, los términos acerca del “espíritu”, “ambiente”, “clima” y el “perfil de una época”, al que añadiremos el de “atmosfera intelectual-cultural” por su similar significado para nuestro ensayo, han sabido y podido intercambiarse pues son, sin lugar a dudas, expresiones “metafóricas” que van a las esencias, (6) al fin y al cabo, de una realidad (realidades, si se expresan en distintas latitudes geográficas y procesos civilizatorios a-simétricos sucedidos en un país o grupo de ellos) y como tales, pueden hacerse valer indistintamente, aunque, cuando se equiparan con determinadas manifestaciones culturales, artísticas y religiosas (que incluyen las tradiciones, costumbres, la psicología social, el folclor, los mitos, los ritos, etc.) requieren de la investigación rigurosa de determinadas estructuras socioeconómicas y políticas, porque la supuesta “unidad” del espíritu epocal transita por el riesgo de disolverse, difuminarse en un maremagno de conflictos y dinámicas societarias, tanto en la base como en la superestructura de las formaciones económicasociales y políticas, así como en los modos de producción predominantes, con sus relaciones sociales de producción convivientes en sus diferenciados estadios de desarrollo a nivel planetario, regionales, nacionales y al interior de los países, las regiones y localidades.

Ha sido, entonces, una difícil tarea determinar, tanto para los estudiosos como para los políticos, cuál sería “el clima espiritual epocal preponderante”, no exclusivo, que permitiera y acogiera la contradictoria producción espiritual que contiene las diversas esferas de la vida de los hombres, dado que nunca estaremos en un solo mundo, como tampoco existirá un único espíritu epocal, porque “hay muchos mundos pero están en este”, tal como escribiera, parafraseándolo, el intelectual francés, Paul Eluard.

En tal sentido, el concepto de producción espiritual (7) para el marxismo y el leninismo -de ahora en adelante cuando escribamos marxismo estará incluido el leninismo, nota del autor- es parte de la revelación de la interrelación interna del principio material y espiritual en la actividad vital del hombre, de la dependencia (relativa) de la conciencia social y de todas las formas de actividad espiritual de los seres humanos, en el conjunto de modificaciones sociales, además, de la evolución del pensamiento acorde con las condicionantes de clase, los posicionamientos ideológico-políticos que asume y las circunstancias históricas, económicas en “última instancia”, en que se desarrolla ese ser humano individual y colectivo, siempre social, en realidad biopsicosocial.

De la misma forma, la producción espiritual es una realidad muchas veces (in)-tangible que desempeña un rol teórico-metodológico trascendente para analizar los vínculos entre el ser social y la conciencia social, contribuyendo a la interpretación científica, hasta del llamado sentido común cotidiano, de esos entramados y conexiones, de las complejísimas interrelaciones entre ellos, dado que, en esta elaboración espiritual, simbólica y patrimonial, ya sea tangible e intangible, se reflejan, en sus maneras específicas, el sistema real de ligaduras sociales, las relaciones de intercambio de actividad entre los individuos, intersubjetividades incluidas, en el carácter y en las particularidades de la producción del saber y el conocimiento. (8) En este sentido, la producción espiritual, que también es intelectual y cultural, desempeña un rol mediador en la comprensión de esa interacción entre el ser social y la conciencia social no sólo como mero o simple reflejo ideológico, que también puede y debe ser asumido, sino desde la actividad económica, socioclasista y político-organizativa, entre otras, con cierta autonomía e independencia.

Al mismo tiempo, los cambios, relativamente lentos, en la esfera de las mentalidades, la cultura y el pensamiento de una época tienen su mediador en esta producción espiritual como elemento que Carlos Marx denominó, la “transformación de los hombres por los hombres”, (9) es decir las nuevas cualidades espirituales, intelectuales y físicas del hombre, sin obviar, las raíces materialistas -concepción materialista de la historia que arropa al marxismo- de esa conciencia y de su producción espiritual.

A nuestro juicio, sólo en los marcos de las observaciones anteriores, es que son válidas las discusiones sobre si la noción de espíritu de la época -más correcto sería, los diversos espíritus epocales coexistentes- no vistos nunca dicotómicamente, sino en diálogo constante, representan una realidad o son una hipóstasis de ciertas heterogéneas realidades.

Las concepciones sobre el “espíritu de una (la) época”, también se han percibido como un conjunto de modos de ser o de actuar que expresan lo más “esencial” de un período histórico, rico en matices, interrelacionándolos con las razones de la “psicología colectiva” por las cuales puede entenderse la fascinación que ejerce la noción como tal, cuanto “poder organizador de la historia”, resultante de esa hegemonía político-cultural sobre el cuerpo societario.

Finalmente, la idea del “espíritu de la época” se ha relacionado también con la de “concepción del mundo”, (10) aunque ésta última suele ser “permanente”, reiterativa, estructuralmente expresada, mientras que los “espíritus de época” suelen manifestarse a lo largo de la historia, en los marcos contextuales específicos y como epistemología en las diversas formas de recepcionar, percibir y construir saberes y conocimientos, dialéctica e historicista.

En esa línea de pensamiento, el filosofo marxista italiano Antonio Gramsci afirmó que “(…) la filosofía de una época no es la filosofía de tal o cual filósofo, de tal o cual grupo de intelectuales, de tal o cual sector de las masas populares: es la combinación de todos estos momentos, que culmina en una determinada dirección y en la cual, esa culminación se torna norma de acción colectiva”. (11) Cuya idea, corrobora lo complejo y difícil de determinar ese marco espiritual, intelectual-cultural de un período histórico, en especial, en el caso del marxismo y el socialismo porque, un siglo y medio de existencia significa poco tiempo comparado con la propia existencia de la humanidad y con los más de quinientos años de desenvolvimiento capitalista en el mundo.

Ya, en la primera mitad del siglo XIX, Carlos Marx sentenció que no "(…) fue la caída de las antiguas religiones la que causó la caída de los Estados antiguos, sino la caída de los Estados antiguos la que ha causado la caída de las antiguas religiones (...). Por lo tanto, los filósofos no brotan como hongos del suelo, sino que son productos de su época, de la nación cuyos zumos más sutiles, valiosos e invisibles fluyen en las ideas de la filosofía (...). La filosofía no existe fuera del mundo, de manera análoga, como el cerebro no existe fuera del hombre, porque no está ubicado en el estómago (...) En vista de que cada filosofía verdadera es la quinta esencia de su época, debería llegar la época cuando la filosofía, no sólo interiormente, debido a su contenido, sino también exteriormente, debido a su forma, hace contacto y produce una interacción con el mundo real existente". (12)

Consecuentemente, es bajo estas diferentes miradas conceptualizadoras, unas más aproximativas a la realidad, otras que la opacan y, en ocasiones, la distorsionan debido al alejamiento refractario de ella (nunca fiel reflejo de la misma) las que serán “determinantes” en una lectura e interpretación “culpable” o no del pasado histórico -”ninguna lectura es inocente”, afirmaría Louis Althusser- que se desarrollan desde la perspectiva de quienes dominan, construyen e instrumentalizan (y hasta “exportan”), ideológicamente, sus conceptos responsables o no, y tratan de precisar el por qué, dónde y cuándo la omnipresente y uniformadora cultura capitalista moderna y contemporánea pretende constituirse en un “único” referente “teórico” y “filosófico” de poder, Ser y saber, hay otros de creación y valor, axiológico, colonizador, eurocéntrico y norteamericanizador por más señales, cuando se trata, sobre todo, de captar la identificación del clima, el espíritu epocal, en el complejo proceso contextual sociohistórico, en el que se verifican las probables relaciones existentes entre los movimientos filosóficos, las corrientes políticas dominantes, y las que no son, y los caracteres (características) fundamentales de la época, en la cual dichos movimientos se expresan, sin olvidar y obviar los factores económicos, sociales, jurídicos, ideológicos y políticos, culturales que lo originan, fomentan y circundan.

En el caso que nos ocupa, el pensamiento marxista revolucionario, así como otros pensamientos críticos es necesario, entonces, rectificar esa pretensión correcta, a veces manipuladora, haciéndolo desde una posición epistemológica que no olvide el estadio del conocimiento de las épocas pretéritas, y se ubique lo más cercano posible a esas realidades, permeándolas con un soplo crítico constructivo que sirva para rescatar lo mejor de aquellas enseñanzas y analizar las fluctuaciones acertadas y erróneas en el quehacer de los hombres y mujeres representados en agrupaciones, organizaciones, la sociedad civil y política, que vivieron en otros tiempos, sin necesidad de ser subjetivos. Colocándonos en esos espacios tiempos, con sus periodizaciones, etapas y fases históricas para precisar el pensar y accionar de estos sujetos sociales. Dicho posicionamiento epistemológico supresor o limitante de los elementos acusatorios, posibilitaría la utilización en distintas vías y medios para el acercamiento hacia un conocimiento más pleno, justo, no solamente un simple fin.

II

Los presupuestos teórico-metodológicos formulados anteriormente, más otros implícitos, han sido los basamentos básicos para la investigación acerca del “Lugar del marxismo en la atmósfera intelectual cultural de Cuba en las década del 40 y 50 del siglo XX”, adecuándolo a la situación específica de la Mayor de las Antillas, que actualmente se desarrolla en el Instituto de Filosofía, por parte del Proyecto de Pensamiento Cubano.

Nos adentramos, entonces, en etapas cruciales de la historia nacional donde se cobijaron y desplegaron variadas formas de pensar y hacer en un país neocolonial y dependiente, atrasado y deformado estructuralmente, subdesarrollado- subdesarrollante, como lo denominara el intelectual cubano Roberto Fernández Retamar, perteneciente, además, al Tercer Mundo, a pesar de los mitos del “desarrollo capitalista medio” cubano comparado con las economías del subcontinente, incluso con naciones industrializadas, en las que se vivían intensos momentos históricos coyunturales de cambio, muy limitados realmente, pero mudanzas al fin, como consecuencia de la repercusión de la Revolución del 30, que acarreó nuevas perspectivas para el cuerpo societario, en sus seculares batallares por la plena independencia nacional y la justicia social.

Estaban teniendo lugar, novedosos procesos de re-nacionalización de la nación, con su atrofiado “Estado nación Moderno”, las nuevas muestras de permanente reconstrucción sociocultural de la denominada identidad nacional, (13) así como la implosión, recomposición y acomodamiento de diversas fuerzas de izquierda en los “abiertos” espacios sociales, ideológicos y políticos nacionales, posibilitados, en parte, por la celebración de la Asamblea Constituyente, entre 1939-1940, que aprobó la avanzada Constitución burguesa de 1940. (14)

En este contexto, entran a desempeñar un rol histórico actores sociales de variopintos matices ideopolíticos y nacionalistas, entre ellos, los socialistas, los marxistas (que no militaban en el partido comunista), los comunistas del primer Partido Comunista de Cuba (PCC), (15) reformistas y populistas, más las derechas representadas por los grupos y sectores de una sumisa y clientelista oligarquía burgués-terrateniente y sus acólitos, donde emergieron, además, los grandes casatenientes y grupos de industriales y bancarios, financieros, suficientemente imbricados entre sí, (16) muy pro-norteamericanos, aunque también existió un ala burguesa, pequeña y mediana, que asumió posiciones contradictorias y diferentes (demoliberales en esencia) con respecto al problema del “Estado nación Moderno” capitalista, dependiente y subdesarrollado, el nacionalismo y la explotación-expoliación imperialista en la Isla.

En este sentido, permitiéndosenos una urgente digresión, el pensamiento reformista en la Cuba de entonces fue diverso y predominó en las mentalidades del cuerpo societario, incluyendo a la mayoría de las vanguardias políticas-culturales, con muy notables excepciones. Las posiciones reformistas estuvieron presentes en las filas antioligárquicas, antiplattistas, antinorteamericanas, incluso antimperialistas, retóricos y radicales, además de manifestarse en las esferas del pensamiento ideopolítico nacionalista, evolucionista dentro del status quo capitalista, economicista y conservador.

Se involucraban en estas corrientes reformistas, aunque no lo reconocieran de esa forma, aquellas fuerzas más a la izquierda del espectro ideopolítico, donde casi todos coincidían con respecto al “fatalismo geográfico”, en realidad geopolítico, que paralizaba, en cierta medida, las acciones revolucionarias en la Isla, dada la presencia a sólo 90 millas de sus costas del imperialismo estadounidense, conjuntamente con las ideas abrumadoras acerca de qué “Sin azúcar no había país”, la existencia de fuertes creencias como de que “todo podía realizarse con el Ejército o sin él, pero nunca en su contra”, y de que solamente “triunfando el socialismo en el vecino del Norte” podría suceder una revolución socialista en América Latina-Caribe, incluida Cuba. Ésta última infundida por el movimiento comunista internacional, al unísono de una circunstancial corriente política conciliadora de clases y de convergencia entre los sistemas opuestos, socialista y capitalista, que se engendró en el partido comunista de los EE.UU., por su secretario general Earl R. Browder, (17) quien había fungido como vicepresidente de la III Internacional, (Internacional Comunista o Comintern). (18)

Hecha esta digresión, nos ubicamos una vez más en aquellos momentos históricos, donde algunas de las agrupaciones políticas partidarias de soluciones radicales y o moderadas, tendían a considerar como algo linealmente establecido el efímero balance político nacional, regional e internacional en la compleja coyuntura de la Segunda Guerra Mundial (anterior, durante y posterior a la misma), la supuesta continuación de la política del “Nuevo Trato”, el “Buen Vecino” y el capitalismo monopolista de Estado de las élites de poder estadounidenses, tras el “crac financiero” de 1929, así como las nuevas circunstancias de la aparición de un campo socialista este europeo, gracias a la victoria del Ejército Rojo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sobre el nazifascismo.

Igualmente, percibían dichas agrupaciones, el frágil equilibrio mundial, pero decisorio por un tiempo, entre las dos superpotencias y los dos sistemas antagónicos (EE.UU. Vs. URSS, Este Vs. Oeste, capitalismo Vs. socialismo); el auge limitado de una política económica nacionalista latinoamericana-caribeña de ideas y accionares para romper con ciertas reglas del subdesarrollo y la supeditación a los EE.UU., (19) además, de la instrumentación de la doctrina de la Guerra Fría en los años 1946-1947, aunque en realidad ella había comenzado con el lanzamiento de las bombas atómicas estadounidenses contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 agosto de 1945, con sus fatales consecuencias socioeconómicas, ideológicas, políticas, culturales y ecológicas para el mundo y la región nuestramericana. Evidentemente, los comunistas cubanos entonces, entre otras izquierdas avezadas políticamente, no supieron percatarse adonde conduciría semejante política y cuáles serían sus consecuencias inmediatas para el devenir de su propio desarrollo como fuerza que le correspondía avizorar el curso de los acontecimientos históricos. (20)

De tal suerte, se propició, a nuestro juicio, la peculiaridad histórica-política de que en medio de las coyunturas históricas de despliegue y repliegue revolucionario cubano de esos años, surgió el peligro inminente de una especie de “revolución pasiva”, tal como la denominara el marxista italiano Antonio Gramsci. Su significado, consistente en una modalidad de “revolución-restauración” bajo el liderazgo de algunas fracciones de las clases burguesas, en conjunción con algunas izquierdas dado la cierta compensación de fuerzas alcanzado, facilitó cierto hálito modernizador, nacional-reformista y populista que trató de promover un conjunto de medidas socioeconómicas y políticas con el objetivo de modificar y reacomodar las relaciones de poder y dominación existentes.

Dichas relaciones fueron concebidas a través de la “redistribución” social, generación de consensos sociales y acuerdos nacionales con vistas a “modernizar” el Estado-nación con transformaciones superficiales en el marco jurídico e institucional, así como la creación de nuevas formas administrativas, comerciales y monetarias-financieras, más el impulso al aparato productivo, sumándose la introducción de algunos cambios en los modos de participación ciudadana -entiéndase “democracia representativa burguesa”- entre otros, que trataron de neutralizar los intentos de resolver la crisis orgánica-estructural por una vía no capitalista. (21) Sin embargo, su gran hándicap fue la intransigente subordinación a los poderes internos y externos: por una parte, la poderosa oligarquía burgués terrateniente, y por la otra, de los intereses monopólicos de EE.UU. y sus lógicas de re-neocolonización, además, de la presencia del mito del fatalismo geográfico, ya descrito.

Se dibuja, entonces, un cuerpo societario nacional donde primó un ambiente ideológico y político, férreamente, anticomunista en general, y contra el primer partido marxista y leninista (antipartido y antiestalinista); también antisocialista, aunque este con un poco de menos de resonancia y fuerza por circunstancias históricas-concretas desde 1939 hasta 1946 (cuando el término “socialista” fue utilizado oportunistamente por varias agrupaciones burguesas cubanas, latinoamericanas y planetarias acorde con los tiempos de la alianza antifascista) resultado de una enorme campaña represiva y divulgativa gubernamental, dirigida desde Washington contra los partidarios del comunismo que golpeó sucesivamente a los demócratas y progresistas, y atemorizó acerca del “peligro de la mano del Kremlin” en la Isla y el subcontinente nuestroamericano, denominándolo como las “injerencias de potencias extracontinentales”. (22)

Paralelamente, se propagó un rancio antisovietismo, éste último solamente amainado en los años de la Segunda Guerra Mundial, en especial, cuando se produjo la agresión nazi a la URSS, el 22 de junio de 1941, y se consolidó, temporalmente, la alianza de la Unión Soviética, los EE.UU. y el Reino Unido, los que unieron sus esfuerzos bélicos contra el fascismo, reforzándose cuando la Unión Soviética ganó en autoridad y legitimidad por su rotundo triunfo en la lucha contra el nazifascismo alemán, al derrotar y rendir a los nazi-germanos, un 9 de mayo de 1945, en su propia capital, Berlín.

Así, en los cambiantes tiempos históricos descritos, las fuerzas marxistas y comunistas, conjuntamente con las otras izquierdas, se adueñaron “fugazmente” de cierto caudal político y popular gracias a su verticalismo en la lidia antifascista, en los que se ubicaron con cierta ascendencia, no sólo en el interior del país dado por el alcance de las luchas, los compromisos y ciertos pactos, consensos sociales y nacionales contraídos con otras fuerzas sociopolíticas en el escenario cubano, a nivel regional y mundial. Sino, también, en el exterior de Cuba con la participación de mil cuatrocientos doce combatientes cubanos en la Brigada Internacional “Abraham Lincoln” y en las unidades del ejército español a favor de la República española (Guerra Civil, 1936-1939) (23) y, los alrededor de cuatro mil integrantes nacionales en las fuerzas militares aliadas, principalmente, en el Ejército estadounidense.

Empero, tales concertaciones de amplio espectro ideopolítico en el escenario sociopolítico patrio le trajo también costos políticos inmediatos y mediatos a los comunistas. En primer lugar, cuando las tácticas y estrategias asumidas por ellos a lo interno se mezclaron, confundieron y los pusieron a la zaga de los acontecimientos políticos y del movimiento popular, influenciados por las tribulaciones y manipulaciones de los gobiernos y agrupaciones burguesas, tampoco ajenas a la crisis política nacional; y, en segundo lugar, cuando el prestigio y credibilidad del partido comunista se deterioró sentidamente por el apoyo irrestricto e incondicional hacia la URSS, aun luego de la victoria contra el fascismo.

Fatalmente, el esfuerzo mayor de esta organización se puso en función de la defensa a ultranza de los intereses de la Unión Soviética, cuando se debían haber conjugado dialécticamente las tareas nacionales con las internacionales, sin desplazarse en esencialismos únicos que los desviara del curso prioritario de la urgente lucha socioclasista, nacional y antimperialista, hecho que tuvieron en cuenta, pero con la concepción practicista de un economicismo y parlamentarismo excelso (llamando continuamente a gobiernos de “unidad nacional”, aún durante el período tiránico de marzo de 1952 a diciembre de 1958), que gestionaba insustancialmente una “huelga general revolucionaria de masas” como fin último para la toma del poder y la asunción de un poder obrero-campesino con una etapa previa al socialismo, democrática burguesa, de contenido agrario, popular y antimperialista.

No obstante, ello no significó que impulsaran y apoyaran, de manera general y específica, las luchas obreras, campesinas, estudiantiles y defendieran la causa de los negros, las mujeres, la reforma agraria, el papel de la educación pública, entre otras sentidas demandas de la sociedad nacional. Además, que continuaran poseyendo una estructura departamental militar alistada para la lucha insurreccional, armada y clandestina que, en innumerables ocasiones, pusieron en práctica para apoyar a movimientos sociales propios y de otras agrupaciones de izquierda, pero que nunca constituyó su prioridad política estratégica y táctica, menos como el método de lucha en esos años analizados.

Posición histórica contraproducente que no fue causada no sólo por una errada política endógena partidista, sino que tuvo duras indicaciones dictadas desde los órganos del movimiento comunista internacional, rectorados desde Moscú: la Internacional Comunista (IC), creada en 1919 y autodisuelta en 1943, el Buró de Información (Cominform, 1947-1956), más la Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros de 1957, (24) quienes prosiguieron sus andares o desandares alejados de las realidades latinoamericana-caribeñas, así como de las regiones africanas y asiáticas, (25) en específico, de China, Corea y Vietnam, quienes desplegaron sus luchas a contracorriente de las orientaciones del movimiento comunista internacional.

En este comportamiento paradójico tuvo un peso importante también, la (in) - evolución sesgada y trunca de la teoría marxista-leninista en la URSS y en el movimiento comunista internacional, término utilizado por el estalinismo, que divulgó dogmática y vulgarizadamente, a través de su separación artificial y errada en un materialismo dialéctico (diamat) y otro materialismo histórico (hismat), más un ateísmo científico y comunismo científico, absurdo y de ficción, con vistas a convertirla en una filosofía teológica, teleológica e ideologizante que extravió su perspectiva crítica y autocrítica, tanto en la teoría como en la práctica revolucionaria y socialista, haciéndola pecar de grandes retrasos en su desarrollo conceptual, filosófico y político.

Adicionalmente, el comportamiento descrito estuvo permeado de la política de coexistencia pacífica enarbolada por la dirección política soviética -traducida como de un cierto “colaboracionismo de clase” por zonas de las izquierdas nacionales e internacionales-; coyunturas externas en la que los comunistas cubanos subestimaron, de acuerdo con mi punto de vista en gran medida, el panorama sociopolítico, democrático y nacional, así como el nuestroamericano, lejos de realizar una lectura propia creadora desde el marxismo y leninismo, a pesar de sus déficit teóricos acerca de la lectura actualizada y correcta de los clásicos, así como la insuficiente recepción y percepción críticas de ellos, más sus ideas acerca de la realidad nacional y social fueran aun muy elementales, aunque en la historiografía cubana se acuñara el término de que en los años 40 existiera un marxismo maduro en la Isla.

III

De modo que, los inconvenientes enunciados representaron una limitación relativa en la actuación de los comunistas en la arena nacional, aunque no entorpecieron totalmente el alcance de importantes y significativos avances del pensamiento marxista en Cuba a partir de los años 1940-1947, y en adelante. Esta última fecha constituyó el momento en que los comunistas fueron despojados de la dirección de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC-1939), (26)) como parte del clima anticomunista de la Guerra Fría que se entronizaba en la Isla.

Sin embargo, paradójicamente, los comunistas contaron, como nunca antes, con un apreciable apoyo popular, evidenciado en el número creciente de militantes del partido (aunque no todos sus miembros cotizaban), simpatizantes y colaboradores, más una palpable cantidad de votos ganados en las urnas. (27) Indicadores de lo anteriormente expuesto, fueron los representantes elegidos a la Cámara, las senatorias alcanzadas en los distintos gobiernos de turno donde el Partido Unión Revolucionaria Comunista (PURC, 1940-1944), luego Partido Socialista Popular (PSP, 1944-1961), (28) y otras izquierdas de diverso espectro ideopolítico, lograron una inserción política importante, aunque no decisiva aún, en la vida pública nacional.

El panorama antes descrito, varió abruptamente con el desarrollo de la Guerra Fría y el golpe de Estado militar del 10 de marzo de 1952, ejecutado por Fulgencio Batista, en contubernio con la embajada estadounidense, entiéndase el Departamento de Estado, grupos de militares adeptos a este y políticos civiles quienes no deseaban que el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), (29) ganara las elecciones programadas, como señalaban las encuestas públicas.

Después de las consideraciones anteriores, posiblemente el desenlace histórico para el pensamiento marxista, que se desenvolvía en un espíritu epocal hostil, hubiera sido fatal de no coexistir un clima patriótico-nacionalista en el cuerpo societario como consecuencia de una heroica y callada historia acumulada de antianexionismo, antiplattismo, antinorteamericanismo y de antimperialismo, cuatro conceptos de connotaciones diferentes, a contrapelo de la influencia del “American Dreams” y “American Way of Life”, causada en gran medida por las disímiles luchas revolucionarias a favor de la liberación nacional y social, en el que mucho habían influido las prácticas beligerantes de las heterogéneas izquierdas, entre las que se encontraban los nacionalistas, los nacional-reformistas, los reformista antioligárquicos, los populistas, así como los militantes del partido comunista cubano y los marxistas. (30)

Siendo así que, “(…) en los espacios y tiempos reales de la república neocolonial dependiente, subdesarrollada-subdesarrollante, las organizaciones de izquierda y sus líderes, en su acepción generalizadora, siempre se encontraron en la disyuntiva de combatir enemigos principales y fundamentales diversos como fueron las elites de poder del imperialismo estadounidense y la gran oligarquía doméstica, muy conservadora, sumisa y atada a este. De enfrentar adversarios variados, de mayor o menor cuantía, en un escenario geopolítico regional y mundial mutante. De luchar con consignas ideológicas y políticas muy “similares” aunque diferentes contra los gobiernos burgueses de turno. De combatir con estrategias, tácticas y métodos de lucha disímiles, algunos errados, contra ese entramado numeroso de organizaciones burguesas, plataformas programáticas que parecían coincidir y que al mismo tiempo se desencontraban, perdiéndose la oportunidad histórica de alcanzar la urgente unidad de las izquierdas, entre otras causas, que conllevaron a los fracasos y errores reconocidos por todos”. (31)

De este conjunto de fuerzas, es evidente que los comunistas y marxistas cubanos, a pesar de las complicadas problemáticas teóricas-prácticas y los avatares que le impuso el movimiento comunista internacional, dirigido desde la URSS y el PCUS, más los desaciertos propios, desempeñaron un papel capital en la vida política, intelectual y cultural nacional en las décadas investigadas, irradiando una fuerza ideológica marcadamente superior que la de su fuerza política, como organización, en los sindicatos, así como en el seno del movimiento obrero en su conjunto. (32)

Este rol se revela asimismo, tanto por las propias condiciones de atraso y subdesarrollo dependiente que facilitaban la denuncia del régimen, como por el hecho de contar con una teoría explicativa -la marxista- muy superior a las doctrinas liberales de esos años, que poseyó una capacidad indudable para determinar los problemas, las apremiantes y nefastas condiciones de la Cuba neocolonial, así como de la presencia intrusiva imperialista en los asuntos de “nuestra isla fiel”, tal como la denominaron los grupos de poder de Washington, que desenmascaró las elaboraciones conservadoras y las viejas-nuevas doctrinas justificativas del status quo capitalista, con sus esquemas empiristas, positivistas y sociologistas en que, lamentablemente, la doctrina marxista también se vio envuelta por los esquemas dogmáticos y sectarios.

Hay que significar, que en la compleja atmósfera intelectual cultural en la que interactuaba el marxismo, una parte de su instrumental teórico-metodológico, político y cultural para los análisis diagnósticadores, interpretativos y propositivos fue abrazado, conciente e inconcientemente, aunque también de forma ecléctica dada la existencia de otras escuelas y corrientes de pensamiento, (33) tanto por las diversas izquierdas como por los distintos intelectuales, pensadores y científicos; (34) todo ellos comprometidos de una u otra forma con la causa nacional, socioclasista, latinoamericanista, antimperialista y solidaria. No podemos excluir de esta apropiación de las ideas marxistas tampoco al ciudadano común.

Las razones estaban dadas en que todos percibieron en los marxistas, comunistas y las izquierdas radicales la disposición, vocación y honestidad, así como la decencia y el sacrificio a toda prueba por la causa de los explotados y oprimidos. Y porque el marxismo cubano no se concibió ni asumió como un cuerpo teorético “puro”, toda vez que estuvo muy vinculado a la realidad nacional y social. Esta teoría del conocimiento, su lógica y la dialéctica materialista e historicista se volcaron como ninguna otra en el país, al mundo de lo práctico social.

Según nuestro criterio científico, hasta aquí hemos ofrecido algunos primeros elementos que permiten apreciar como el marxismo en Cuba pudo sostenerse como una fuerza real, simbólica y significativa en la compleja y diversa atmósfera intelectual cultural en las décadas del 40 y 50 del siglo XX, no obstante su contrariedad teórica y práctica, a lo interno y lo externo, percibiéndolo con los matices y tonalidades propiciados por un ambiente epocal, general y particular, apenas estudiado con toda rigurosidad en las valoraciones que se han acometido sobre su trayectoria, las cuales han tendido tanto a resaltar, sin un balance adecuado, sus aciertos como sus desaciertos.

No obstante, la interpretación “correcta” del lugar del pensamiento marxista, tal y como nos lo hemos propuesto en la investigación de mayor alcance, requiere tener en consideración otros argumentos e ideas, análisis e interpretaciones acerca de su pensar y accionar, que será motivo de otros resultados investigativos que se irán publicando y socializando de manera paulatina.

Sólo en este artículo e instante, ofrecemos estas breves y argumentadas consideraciones de avances investigativos parciales.

Notas y bibliografía:

(1) Fausto, creación poética y filosófica del poeta alemán Johan Wolfgang Goethe (1749-1832), escrita entre 1808 y 1832. J. W. Goethe Fausto, Biblioteca Básica Universal, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968, p. 20.

(2) Idem.

(3) Zaira Rodríguez Ugido Prólogo a la edición cubana de la Fenomenología del espíritu de J. G. F. Hegel, (1972), en Obras, en dos tomos, T. I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1988, pp. 15-54.

(4) Carlos Marx y Federico Engels El Manifiesto Comunista, en Obras Escogidas, Un Tomo, Editorial Progreso, Moscú, s.f., p. 32.

(5) Instituto de Movimiento Obrero Internacional (IMOI) El movimiento obrero internacional. Historia y teoría, en siete tomos, T. I., Editorial Progreso, Moscú, 1982, pp. 550-635; Amaro del Rosal Los congresos obreros internacionales en el siglo XIX. De la joven Europa a la Segunda Internacional, en dos tomos, T. I., Editorial Grijalbo, S. A., México, D. F., 1958, pp. 50-227.

(6) José Ferrater Mora Espíritu de la época, Diccionario de filosofía, sexta edición, tomo segundo, Alianza Editorial, Madrid, 1979, pp. 1013-1014; M. D. Dynnik Historia de la filosofía, en siete tomos, Editorial Grijalbo, México, 1968.

(7) V. I. Tolstyj La producción espiritual, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989; Zaira Rodríguez Ugido La filosofía como forma teórica de apropiación práctico-espiritual de la realidad, en Filosofía, ciencia y valor, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, pp. 21-87.

(8) Zaira Rodríguez Ugido Interrelación de los aspectos científico y valorativo en el análisis filosófico de la cultura, Obras, Ob. Cit., T.II, pp. 229-234.

(9) Carlos Marx y Federico Engels La Ideología Alemana, Edición Revolucionaria, La Habana, 1966.

(10) José Ferrater Mora Espíritu de la época…, Ob. Cit.

(11) Antonio Gramsci El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Edición Revolucionaria, La Habana, 1966, p. 30.

(12) Carlos Marx Editorial, en el periódico Kölnische Zeitung, No. 79, julio de 1842. (En alemán).

(13) Fernando Martínez Heredia Nacionalizando la nación. Reformulación de la hegemonía en la segunda república cubana, Pensamiento y Tradiciones Populares: estudio de identidad cultural cubana y latinoamericana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, Editado por el Fondo de Desarrollo de la Educación y la Cultura, La Habana, 2000, pp. 29-50.

(14) Diario de sesiones de la Convención Constituyente, Editorial Páginas, La Habana, 1940; Constitución de la República de Cuba, Editorial Páginas, La Habana, 1940; Retrospección crítica de la Asamblea Constituyente de 1940, Coordinadora Ana Suárez Díaz, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2011.

(15) El PCC fue creado el 16 y 17 de agosto de 1925. Fabio Grobart Trabajos Escogidos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985.

(16) Enrique Collazo Pérez Cuba, banca y crédito, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989; Carlos del Toro La alta burguesía cubana. 1920-1958, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2003.

(17) Las ideas de Earl Russell Browder -el browderismo- giraron alrededor del colaboracionismo, la convergencia entre el socialismo y el capitalismo, la conciliación de clases al interior de los países burgueses y pretendieron la disolución-liquidación de los partidos comunistas y su inserción en organizaciones socialdemócratas, reformistas y revolucionarias de otra índole.

(18) Instituto de Marxismo-Leninismo (IML) La Internacional Comunista. Ensayo histórico sucinto, Editorial Progreso, Moscú, s.f.; IMOI El movimiento obrero internacional…, T. 4, 5 y 6, Ob. Cit.

(19) En este sentido, influenció en Cuba, la creación de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), en 1948. Raúl Prebisch Pensamiento y Obra, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1988; Celso FurtadoLa economía latinoamericana desde la conquista ibérica hasta la Revolución Cubana, Editorial Universitaria, México, s.f. ; Theotonio Dos Santos Dependencia y cambio social, CESO, Santiago de Chile, 1970.

(20) En el continente Americano, bajo el dictado de EE.UU. y en contubernio con las oligarquías domésticas latinoamericana-caribeñas se creó, en 1946, la Junta Interamericana de Defensa, un año después se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y, en 1948, se fundó la Organización de Estados Americanos (OEA). Como dato adicional, aunque no menos importante, en 1947, fue creada la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Alonso Aguilar Monteverde El Panamericanismo. De la doctrina Monroe a la doctrina Johnson, Cuadernos Americanos, México, 1965; Humberto Vázquez García De Chapultepec a la OEA, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002; Roberto González Gómez Estados Unidos: Doctrinas de la Guerra Fría. 1947-1991. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2003.

(21) Según, el politólogo y sociólogo español Rafael Díaz-Salazar, la “revolución pasiva”, constituye “(…) una categoría analítica con gran relevancia para la izquierda actual por diversos motivos; en primer lugar, porque se refiere a los procesos de transición y cambio político, los cuales son decisivos para evaluar la capacidad que tiene cada fuerza política para marcar la orientación de esos procesos; en segundo lugar, porque advierte sobre la adecuada o inadecuada ubicación política cuando las organizaciones de la izquierda pierden oportunidades históricas o están debilitadas; en tercer lugar, porque es un principio básico para elaborar una estrategia política de corte gramsciano que revise las acciones pasadas y proyecte el futuro desde una lucha política en el presente marcada por la anti-revolución pasiva”. Rafael Rodríguez-Salazar El proyecto de Gramsci, Editorial Anthropos, Barcelona, 1991.

(22) La gran campaña anticomunista fue encabezada desde, y en, los EE.UU., específicamente, por el senador Joseph R. McCarthy (“maccarthismo”, 1947-1957) que arremetió furibundamente contra los militantes y simpatizadores del partido comunista, además de provocar una verdadera “cacería de brujas” contra las fuerzas progresistas y democráticas de gran repercusión internacional, teniendo un impacto especial en América Latina y el Caribe. Orlando Cruz Capote y Eulalia Viamonte Guilbeaux La legislación anticomunista cubana durante el período de 1952 a 1958, Unión Nacional de Juristas de Cuba, 1981. (Inédito).

(23) Fueron internacionalistas en el Ejército Rojo, Enrique Vilar Figueredo, Aldo y Jorge Vivó Laurent, Everardo Álvarez, los dos primeros caídos en 1943 y 1944, en Polonia y Leningrado, respectivamente, más otros cubanos que laboraron en la retaguardia soviética. Instituto de Historia del Movimiento Comunista y de la Revolución Socialista de Cuba (IHMCRSC) y la defensa de la república española, Editora Política, La Habana, 1981; María Caridad Pacheco González, Orlando Cruz Capote y Humberto Fabían Suárez Apuntes para la Historia del Movimiento Juvenil Cubano, Editora Abril, 1987; Newton Briones Montoto Una hija reivindica a su padre, Editorial Ruth, La Habana, 2011; Miguel Lozano “Cubanos en la Guerra Civil Española, historia semiolvidada”, en Granma, La Habana, 25 de diciembre 2013, p. 5.

(24) IML La Internacional Comunista…, Ob. Cit.; IMOI El movimiento obrero internacional…, T. 4, 5 y 6, Ob. Cit.; Declaraciones. Conferencias de los Partidos Comunistas y Obreros, Editora Política, La Habana, 1984, pp. 7-24.

(25) En 1979, Carlos Rafael Rodríguez, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, fallecido en 1996, escribió que “(...) solo en mayo de 1969, cincuenta años después del II Congreso de la Internacional Comunista, vino a reconocerse en un texto donde se abordan colectivamente problemas del movimiento comunista, la diferencia en el desarrollo económico y social que distingue a América Latina de la mayoría de los países coloniales y semicoloniales de Asia y África”. Carlos Rafael Rodríguez Lenin y la Cuestión Nacional, en Letra con Filo, en tres tomos, T. I., Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1983, pp. 305-360.

(26) IHMCRSC Historia del Movimiento obrero Cubano, en dos tomos, T. 2, Editora Política, La Habana, 1987.

(27) Luego de 1940, hubo 10 comunistas representantes a la Cámara, cerca de 80 concejales y el primer alcalde comunista, Francisco Rosales Benítez, en Manzanillo. En julio de 1942, en el gobierno de Fulgencio Batista y Zaldívar, fueron nombrados Juan Marinello Vidaurreta Carlos Rafael Rodríguez, como ministros sin cartera. En 1944, bajo el mandato de Ramón Grau San Martín, hubo tres senadores comunistas: Juan Marinello, César Vilar Aguiar y Salvador García Agüero. En 1945, Juan Marinello fue vice-presidente del Senado; y, en 1948, eran representantes a la Cámara, además de los ya mencionados, Aníbal Escalante Dellundé, Joaquín Ordoqui Mesa, Gaspar Jorge García Galló, Manuel Luzardo García, Esperanza Sánchez Mastrapa, Juan Taquechel López, Segundo Quincosa Valdés y Jesús Menéndez Larrondo. IHMCRSC Historia del movimiento..., T. II., Ob. Cit.; Angelina Rojas Primer Partido Comunista de Cuba, en tres tomos, T. II y III, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2010.

(28) El PCC se fusiona entre 1940-1944 con Unión Revolucionaria titulándose Partido Unión Revolucionaria Comunista. Entre 1944-1961, se nombra Partido Socialista Popular hasta la autodisolución en 1961. Fabio Grobart Trabajos Escogidos, Ob. Cit…; Angelina Rojas Primer Partido…, T. II y T. III, Ob. Cit.

(29) El Partido del Pueblo Cubano -Ortodoxo, fue un desprendimiento o escisión del Partido Revolucionario Cubano -Auténtico, acaecido públicamente en 1947, bajo la dirección política del líder Eduardo René Chibás y Rivas, quien acusó al PRC (A) de traicionar su programa original “revolucionario” ante el pueblo (1934), el haber instituido un regimen de corrupción política y administrativa, colmado de prebendas e indecencias, además, de propiciar la proliferación del robo del erario público, las bandas gansteriles y paramilitares, entre otras inmoralidades públicas y ciudadanas. Sus banderas de lucha fueron “vergüenza contra dinero” y “la escoba” como símbolo de la “limpieza” ética cívica que debía realizarse en el cuerpo societario político. Armando Hart Aldabonazo, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1997; Elena Alavés Álvarez La Ortodoxia en el Ideario Americano, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2002; Leonardo Depestre Catony y Luis Úbeda Garrido Personalidades Cubanas. Siglo XX, Editorial Ciencias Sociales,La Habana, 2002; Newton Briones Montoto Aquella decisión callada, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005; Eduardo Chibás: Imaginarios, Selección de Ana Cairo, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2011.

(30) “(…) En la Cuba neocolonial (1902-1958), las organizaciones de izquierda y sus líderes, en su acepción generalizadora -nacionalistas, marxistas, comunistas, socialistas-, siempre se encontraron en la disyuntiva de enfrentar enemigos principales y fundamentales diversos, como fueron las elites de poder del imperialismo estadounidense y la gran oligarquía doméstica muy conservadora y atada a este. De combatir contra adversarios nacionales variados, de mayor o menor cuantía, en un escenario geopolítico regional y mundial mutante. De luchar con consignas ideológicas y políticas muy “similares” aunque diferentes contra los gobiernos burgueses de turno. De presentarse con estrategias, tácticas y métodos de lucha disímiles, algunos errados, contra ese entramado numeroso de organizaciones e instituciones burguesas, y al mismo tiempo lograr imbricarse con las proyecciones nacionalistas y revolucionarias cuyas plataformas programáticas parecían coincidir y que, paralelamente, se desencontraban abruptamente, perdiéndose la oportunidad histórica de alcanzar la urgente unidad de las izquierdas…” Orlando Cruz Capote “La Unidad y la diversidad en la historia de Cuba. Nuevas miradas críticas”, ponencia-artículo presentado en el Taller Científico acerca de la Unidad y la diversidad, Instituto de Filosofía, Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP), 26 de septiembre de 2013. (Inédito).

(31) Orlando Cruz Capote Prólogo, en Comunismo, socialismo y nacionalismos en Cuba (1920-1958), Compiladora Caridad Massón Sena, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, La Habana, 2013, pp.11-12.

(32) “(…) La larga predica, la lección y el ejemplo de los comunistas, iniciados en los días gloriosos de Baliño y Mella al calor de la Revolución victoriosa de Octubre, habían contribuido a divulgar el pensamiento marxista-leninista, de modo que se convirtió en doctrina atrayente e incontrastable de muchos jóvenes que nacían a una conciencia política. Los libros y la literatura revolucionaria jugaban de nuevo un papel en el seno de los acontecimientos históricos.” Fidel Castro Ruz Informe del Comité Central del Partido Comunista de Cuba al Primer Congreso del PCC (17-22 diciembre de 1975), en La unión nos dio la victoria, Editado DOR del CC-PCC, La Habana, 1976, pp. 40-41.

(33) En 1946, se crea el Instituto de Filosofía y, en 1948, la Sociedad Cubana de Filosofía y la Revista Cubana de Filosofía. Las disímiles escuelas de pensamiento filosóficos, principalmente las positivistas y estructuralistas, han estado presentes desde los siglos XIX y XX, en los distintos pensadores cubanos y latinoamericanos, intervinculándose, paradójicamente, con las diversas escuelas y tendencias marxistas. En ese diálogo contradictorio, complementario y o antagónico han incidido en la forma y el contenido de la recepción, asimilación, interpretación y puesta en práctica de estas, junto al marxismo y socialismo en Nuestra América y Cuba. Medardo Vitier Las ideas y la filosofía en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1970; Pablo Guadarrama González y Miguel Rojas El pensamiento filosófico en Cuba en el siglo XX: 1900-1960, Editorial Félix Varela, La Habana, 1998; Isabel Monal Ensayos Americanos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

(34) Ramiro Guerra Azúcar y Población en las Antillas (1927), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1969; Fernando Ortiz Contrapunteo cubano del azúcar y el tabaco (1940), Universidad Central de Las Villas, Santa Clara, Cuba, 1963; Fernando Ortiz Órbita de Fernando Ortiz, UNEAC, La Habana, 1973; Elías Entralgo Periódica sociográfica de la cubanidad, Editorial Jesús Montero, La Habana, 1947; La liberación étnica cubana, Imprenta de la Universidad de La Habana, La Habana, 1953; Emilio Roig de Leuchsenring Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos, Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana, 1950; Raúl Cepero Bonilla Azúcar y abolición (1948), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1971; Escritos económicos, Selección crítica de Félix Torres, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1983, entre otros.

Compañías de 36 países han presentado propuestas para la Zona del Mariel

A un año de creada la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), Cuba ratificó su intención de crear toda la infraestructura necesaria para el establecimiento de los primeros inversionistas.

En un encuentro con la prensa, Ana Teresa Igarza, directora general de la Oficina que dirige ese enclave, explicó que la voluntad política de la máxima dirección del país es crear infraestructura con capital propio, lo que requiere una planificación adecuada de crecimiento de acuerdo con las proyecciones concretas de inversiones.

Señaló que como parte de la promoción intencionada que la Oficina de la ZEDM realiza en la XXXII Feria Internacional de la Habana se efectuó un foro con los empresarios nacionales y extranjeros presentes en la bolsa comercial.

Para esta ocasión, se presentó una guía del inversionista, que recoge el entorno nacional y el contexto internacional, las potencialidades para la inversión, su cultura, indicadores sociales, inserción dentro de los organismos internacionales, así como el reconocimiento ante el mundo por su colaboración en diferentes esferas y los acuerdos firmados en función del comercio internacional.

Igarza significó que también se incluyó en el material las características y posibilidades de la terminal de contenedores, primera obra de infraestructura a disposición de los inversionistas, llamada a convertirse en polo logístico de las Américas para insertarse en el comercio marítimo internacional.

Actualmente se trabaja en la creación de la infraestructura en tres sectores, fundamentalmente los vinculados a la actividad industrial y la generación de energía fotovoltaica y otras fuentes renovables de energía y proyectos constructivos, con la participación de empresas nacionales y extranjeras, informó.

Todo este trabajo, adelantó, permitirá aprobar a principios del año entrante propuestas de inversión presentadas por compañías de más de 36 países, entre los que sobresalen España, Cuba, Italia, Vietnam, China, Francia, Brasil, México, Holanda y Canadá.

Se trata, apuntó, de ir creando condiciones para una vez aprobada la inversión esté lista la parcela donde se ubicará, por lo que hoy ya se cuenta con un mínimo de desarrollo (agua, electricidad, infocomunicaciones) para garantizar los requerimientos de los que ya se han acercado con propuestas concretas.

Entre los sectores prioritarios dentro de la ZEDM están las energías renovables, la actividad industrial (ligera, productos de aseo y textiles) proyectos logísticos y de la industria agroalimentaria, además de la biotecnología.

Al comentar sobre los primeros resultados de la terminal de contenedores del puerto del Mariel, primer cliente de la ZEDM, afirmó que ya recibió todo el mercado de la terminal de contendores de la Habana y que opera con 12 navieras con resultados satisfactorios.

Ese enclave ubicado en la provincia de Artemisa, a unos 50 kilómetros al oeste de la capital cubana y con una extensión total de 465,5 kilómetros cuadrados, forma parte de la política de incrementar la exportación y la sustitución efectiva de importaciones y representa una interesante oportunidad para el capital extranjero.

Considerada una de las obras más complejas que se han ejecutado en Cuba, la ZEDM está destinada a convertirse en la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano.

Contra el tercer bloqueo

Por Iroel Sanchez

Por estos días se ha hablado mucho del bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Es así, desde los discursos de numerosos jefes de Estado en la Asamblea general de la ONU a The New York Times, pasando por los argumentos que los medios de comunicación cubanos acostumbran a dar, basados en los enormes daños que esa añeja política estadounidense ocasiona a la vida económica y social cubana. El mundo ha vuelto a votar abrumadoramente en la ONU-por ocasión número 23- contra esa política de castigo hacia un país entero por rebelarse contra la dominación de Washington.

A pesar de ello, en las redes aparecen cada vez más personas que igualan la dimensión de esa agresión contra la soberanía cubana con lo que llaman “autobloqueo” o “segundo bloqueo”. Así suele denominarse a las trabas burocráticas, administrativas y deficiencias de todo tipo que lastran el funcionamiento de las instituciones isleñas y que tratan de enfrentarse con las transformaciones que -luego de un amplio proceso de discusión popular- derivaron en los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución, aprobados en el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Al calor de esas transformaciones, dirigidas entre otras cosas a combatir esas deficiencias pero también a atenuar los efectos de las políticas de acoso diseñadas en Washington, empieza a manifestarse un “tercer bloqueo”, como tal vez lo llamarían quienes igualan las deficiencias internas a la agresión estadounidense. Lo sufren los sectores más humildes de la población al depender, en su acceso a parte de los alimentos, de quienes especulan de manera creciente con productos que forman parte de la dieta tradicional del cubano.

Así se pudo apreciar en el segmento Cuba dice del Noticiero Nacional de Televisión, dedicado a los precios de los productos del agro. Si el bloqueo yanqui puede hasta triplicar el costo de servicios, medicamentos, alimentos y dispostivos educativos especiales comomáquinas Braille para el aprendizaje de niños ciegos, los especuladores criollos multiplican hasta diez veces el precio de pepinos, frijoles y otros alimentos, y lo confiesan a las cámaras de la televisión sin que les tiemble la voz. Son las reglas del “juego” que supuestamente resolverá nuestros problemas, permitiendo comprar a un precio y vender a otro varias veces superior por incorporar el valor de trasladar unos pocos kilómetros una mercancía.

¿Es eso eficiencia y aumento de la productividad del trabajo? Ya suele haber alrededor de una carretilla que vende viandas y hortalizas hasta dos ayudantes ¿quién paga esa “plantilla inflada” sino el precio especulativo y generalmente prohibitivo para las mayorías?

Como intuyo que de inmediato aparecerá alguien denunciando que el estado cubano hace algo parecido con las llamadas tiendas de recaudación de divisas (TRD), al aplicar un impuesto sobre las ventas que, en la mayoría de las ocasiones, más que duplica los costos de los productos, recuerdo que las ganancias de ese proceder -creado cuando apenas un 21% de los cubanos accedía a ese mercado y hoy a todas luces necesitado de un replanteamiento en una realidad muy diferente- se destina a una política de redistribución de los ingresos captados en las TRD a favor de toda la sociedad. Esa política, reitero, hoy necesitada urgentemente de ajustes, posibilitó el acceso de la mayoría a productos y servicios básicos en moneda nacional, muchas veces subsidiados, en los peores momentos de nuestra economía.

Pero, ¿a dónde que no sea a su bolsillo, y al disgusto del pueblo, aporta el que acapara un alimento para venderlo mucho más caro cuando sea escaso, o el que prefiere dejar que se deteriore a bajarle el precio?¿No son esas las mismas prácticas que condenamos en los foros internacionales cuando son ejecutadas por empresas transnacionales?

El intermediario es una figura imprescindible en el nuevo escenario económico cubano pero el especulador y el agiotista no. Las regulaciones que estimularon la reaparición del primero deberían hacer imposible que se convierta en lo segundo. O terminará pagando la responsabilidad, con el consiguiente costo político, el estado revolucionario.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas, la producción agropecuaria creció en el primer semestre de 2014 un 17% y los precios de esos mismos productos de cara al consumidor un 4%. Las teorías que llevamos décadas escuchando dicen que debe aumentar la producción para que bajen los precios pero según se nos explica ahora no es tan así. Han aparecido nuevos actores -gastronomía no estatal, ventas directas al turismo, etc- que consumen parte de lo que antes iba al mercado aunque a la vez ha disminuido ostensiblemente el consumo social como el destinado a los estudiantes que estaban internos en las escuelas en el campo y hoy estudian en las ciudades. ¿Qué pasa entonces? La prensa a veces trata de explicarlo pero sin que los responsables de la nueva política den la cara. Se desacreditan entonces la prensa y la política del mismo estado que contra viento y marea lleva decenios haciendo malabares para garantizar niveles de alimentación básicos a cada uno de los cubanos.

Se insiste en que lo que está sucediendo con el sistema de comercialización agropecuaria de las provincias La Habana, Artemisa y Mayabeque es un experimento que apenas lleva un año. Pero la comida a la mesa hay que llevarla todos los días y un año tiene 365 de esos períodos de 24 horas. Cada uno de ellos en que, por factores subjetivos, los cubanos que han aceptado carencias y sacrificios en nombre de la unidad y la soberanía ven que estos aumentan, no por las agresiones del enemigo histórico de la nación sino por el actuar impune de un grupo de especuladores, siembra dudas y escepticismo sobre la efectividad de las transformaciones que se están impulsando entre quienes deben estar entre sus principales defensores: los trabajadores de la economía estatal y los sectores más humildes de la población como los jubilados y pensionados.

En esas dificultades busca audiencia un discurso que -a semejanza de lo sucedido en la ex URSS y los países del este de Europa- ante las dificultades económicas exige más velocidad y menos regulación en dirección al mercado, a la vez que busca unir cambios económicos y políticos. Sin embargo, un silenciado estudio de Emily Morris sobre la evolución de esas economías en comparación con Cuba, publicado en la revista New Left Review, demuestra que la Isla creció más en su PIB y mejoró más sus indicadores sociales que el conjunto de países pertenecientes al CAME en el período entre 1990 y 2013. Estos son los datos que nadie mira:


Dice Morris:

“Estos resultados se han pasado por alto en gran medida por la corriente principal de comentaristas especializados fuera de la isla, un campo que está en gran parte con sede y financiado en Estados Unidos, y abrumadoramente dominado por emigrados “cubanólogos”, como se han llamado a sí mismos, profundamente hostiles al régimen de La Habana. Las principales figuras desde la década de 1970 han incluido a Carmelo Mesa -Lago de la Universidad de Pittsburgh , “el Decano de Estudios de Cuba” y autor de más de treinta libros, y su frecuente co-autor Jorge Pérez-López, director de asuntos económicos internacionales para el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, un negociador clave del ALCA y la cabeza en muchos años de servicio de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana. La publicación anual de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE), Cuba in Transition, publicada desde Miami, ofreció una serie de planes para la reestructuración de la economía de la isla siguiendo líneas capitalistas. Como el título de su revista sugiere, los cubanólogos operaron dentro de los supuestos de la “economía en transición ” , que surgió como una rama de la economía del desarrollo en la década de 1990 para gestionar la apertura de los antiguos países del CAME al capital occidental. Este modelo, a su vez se basó en el marco del Consenso de Washington, que había cristalizado alrededor de las reformas neoliberales impuestas a los países latinoamericanos endeudados por el FMI y el Banco Mundial en la década de 1980. Sus prescripciones de políticas centradas en la apertura de la economía a los flujos mundiales de capital, la privatización de activos estatales, la desregulación de precios y salarios y recortar el gasto social, el programa implementado a través de Europa Central y Oriental, así como gran parte de la antigua Unión Soviética, por tecnócratas y asesores del FMI, el Banco Mundial, el BERD, la USAID y otras instituciones internacionales. Entre los primeros en ese campo estaba el declaradamente hayekiano El camino hacia una economía libre (1990) de János Kornai; dentro de unos años una industria floreciente de la “transición” que celebró como un axioma que había una sola ruta a seguir, desde la economía socialista planificada estatal al capitalismo de libre mercado, se había desarrollado. La resistencia no sólo era inútil sino costosa, las reformas parciales fueron “condenadas al fracaso”. Cuando los “países en transición ” se hundieron en la recesión a partir de 1990, sus dificultades fueron atribuidas a la tibieza de sus élites políticas: ‘velocidad y escala’ estaban en la esencia; eso era lo imprescindible para aprovechar la “política extraordinaria” de la época.

Cualquier semejanza con los llamados a acelerar la velocidad de los cambios y aplicar“un shock“ y la acusación de “lenta, tibia y parcial“ que leemos frecuentemente en los medios sobre la transformación en curso en Cuba ¿será casualidad? Volviendo sobre lo que dice Emily Morris en su ensayo Cuba unexpected:

“Debates internos sobre la política económica han sido en gran medida invisibles para los observadores extranjeros, incluyendo los cubanólogos asentados en Estados Unidos. En parte, esto se debe a lo cerrado del proceso político en Cuba y el control estatal de los medios de comunicación, dejando a muchos comentaristas externos depender grandemente de rumores de lo que llegan a los EE.UU. y se derivan de informes selectivos por parte de grupos disidentes, ya sea financiados por organizaciones de emigrados o programas de Estados Unidos y sirven principalmente para confirmar prejuicios consensados. Los complejos procesos de discusión, formulación y adaptación de políticas, en los que las preferencias de los líderes no siempre prevalecen, se han cerrado a los extranjeros. Además de las rondas constantes de las reuniones en el barrio, los niveles regionales y nacionales estructurados por el sistema de Poder Popular, ha habido debates en curso entre los economistas que se alimentan en los debates de política.”

Esos “comentaristas externos” afiliados al Consenso de Washington son venerados como gurúes en algunos espacios, incluyendo foros nacionales. Un libro sobre la economía cubana de Carmelo Mesa Lago que ha sido convertido por medios como ABC, El Paísy Diario de Cuba en la Biblia para leer las transformaciones en Cuba fue presentado como garantía de “objetividad, balance y equilibrio” en marzo pasado en La Habana, en un evento organizado con patrocinio del gobierno del Primer Ministro noruego Jens Stoltenberg, actual Secretario General de la OTAN.

Entre sus aliados locales, quizás por ahora inconscientes, están los pichones de oligarcas que ya controlan redes de distribución de alimentos o quienes asociados a medios de comunicación pagados desde el extranjero nos preparan culturalmente para aceptar el futuro que creen les vamos a regalar. Sienten que -a pesar del “teque del bloqueo”- ya les toca pertenecer a un país idílico donde solo existe la clase media con salarios altos, internet y viajes trasatlánticos y se ofenden cuando la prensa de la Revolución denuncia el agiotismo -que ellos sí pueden pagar- porque para realizar sus aspiraciones les conviene que entreguemos el país a los que sólo piensan en su bolsillo.

El diario Juventud rebelde ha demostrado que si antes se pudrían los cultivos en los campos por mecanismos burocráticos voluntaristas ahora pasa algo similar cuando -siguiendo a Adam Smith- todos los que intervienen en el proceso del surco a la tarima quieren ganar más vendiendo menos y pierde la mayoría.

La insostenible ineficiencia anterior garantizaba a Cuba ser el país con menos desnutrición de América Latina, ¿podrá garantizarlo la extraña eficiencia que prefiere pudrir los alimentos a bajarle el precio? De un experimento surgió Frankenstein y terminó volviéndose contra su creador. Tomemos las medidas a tiempo para que no nos suceda lo mismo. No soy especialista en economía pero creo que con un poco de información y alguna regulación podría cambiar algo. Los que ejecutan las transformaciones deben ver en la comunicación un aliado para que aquellas sigan el curso previsto y también una posibilidad de alerta ante las afectaciones a las bases sociales de la Revolución.

Tal vez publicar diariamente en nuestros medios de comunicación los precios a que se comercializan los productos de más alto consumo popular en el mercado mayorista El Trigal y el precio al que se venden por los productores a pie de surco ayudaría a establecer un límite de relación entre esas cifras y el precio minorista de cara a la población que nunca debiera ir más allá de duplicar los primeros.

Llevamos más de cincuenta años luchando contra el bloqueo yanqui que tiene hoy -gracias a nuestra resistencia- más enemigos que nunca dentro y fuera de EE.UU. Contra las deficiencias y limitaciones de nuestro sistema económico y social hay un programa de implementación de las medidas que el pueblo discutió y apoyó. Pero ya es hora de hacer algo contra las miserias humanas que se aprovechan de ambas cosas y empujan a favor de los amigos cubanos del Consenso de Washington.

TECNOAZUCAR: Potencia exportaciones de alcoholes y rones

Con más de 20 años de participación continuada en la Feria Internacional de La Habana, la Empresa TECNOAZÚCAR, potencia en esta edición sus exportaciones de rones y alcoholes, rubros más importantes que van ganando espacio comercial en mercados de diversas naciones.

Isis Hernández Quintana, directora de Desarrollo de esta entidad del Grupo Empresarial Azcuba, explicó que en la línea de alcoholes crecen los volúmenes de producción y ventas al exterior, donde no solo cumplen los planes anuales, sino que además imponen nuevos record de exportación.

De igual forma se comporta el comercio de los rones, este año con más de 1 000 000 de dólares facturados en exportaciones, cifra que se alcanza por primera vez y que, según la especialista, “constituye un resultado muy significativo en favor del desarrollo de la economía nacional”.

La Directiva de TECNOAZÚCAR aseguró que la estrategia de incremento de las exportaciones de la empresa tiene el respaldo de la industria azucarera, sector que trabaja por el aumento de su producción principal, incluida la gama de alcoholes, donde también prevén crecer.

Para el próximo año se proyecta el cambio de imagen de sus rones, aspecto que la especialista considera “muy necesario para continuar adecuando nuestro avance comercial a un mercado tan competitivo como este, fundamentalmente con la presentación de la marca Mulata”.

Sobre las demás líneas de ron, refirió que Santero se mantiene en ascenso como la segunda marca exportable ya consolidada de esta empresa, con varios surtidos, sobre todo en sus ventas al mercado de Alemania “donde se encuentra bien posicionada y goza de la preferencia entre clientes rigurosos.

“Tales resultados demuestran el fortalecimiento de la industria ronera cubana, con un producto de calidad reconocida en el mercado nacional e internacional”, subrayó.

En cuanto al azúcar -principal rubro de la entidad-, explicó que se cumplen los compromisos comerciales con los primordiales clientes del país, Cubazúcar, los ministerios de Comercio Interior y de la Industria Alimentaria y la Pesca, Mincin y Minal, respectivamente, a la vez que se impulsan otras acciones como el desarrollo porcino del Grupo Azcuba-, renglón que la empresa TECNOAZÚCAR asumió, en buena medida, para contribuir a la alimentación de los trabajadores del sector.

Hernández Quintana recalcó que, entre las proyecciones inmediatas y futuras de la entidad, se mantiene el propósito de fortalecer aún más las exportaciones tanto en los rubros que ya han ganado espacio, como en otros nuevos, el bioestimulante FitoMas, derivado de la caña de azúcar, de grandes perspectivas, cuyas ventas al exterior desean potenciar el año próximo.

También promoverán las del sorbitol (alcohol polihídrico de azúcar), producto que aún se mantiene en discreto ascenso, mientras el sirope rico en fructuosa, proponen emprender su comercialización en el mercado internacional.

La Directiva destacó que FIHAV es el espacio idóneo “donde podemos departir con clientes y proveedores y mostrar nuestros productos; constituye la vitrina comercial fundamental del país, una cita reconocida internacionalmente, porque reúne siempre muchas personas importantes del mundo de los negocios, todo lo cual requiere que estemos aquí”.

Sucursal Palmares Centro: Gastronomía de primera, en ocho puntos cardinales de FIHAV

La presencia de la Sucursal Palmares Centro en FIHAV constituye una tradición, y para complacer a sus seguidores y también a los nuevos amigos que surjan, este año ha desplegado en todos los puntos cardinales del recinto expositivo, el mayor del país, ocho instalaciones: siete restaurantes emblemáticos de la capital y un establecimiento para la venta de comida ligera.

Gastronomía de primera calidad está ahora al alcance del público ferial con el objetivo expreso de que pueda degustar las ofertas más variadas, algunas muy económicas y otras con selectas elaboraciones para segmentos de mayor poder adquisitivo. Asimismo, “se incluyen propuestas para cubrir solicitudes de las empresas y para los expositores y clientes que nos prefieran”, explicaron a este diario, Sandra Martín Novoa, y Karina Marrero Domínguez, especialistas comercial y en alimentos y bebidas, respectivamente.

Vuelve el búfalo asado como la gran atracción gastronómica del ambiente ferial, en un espectáculo habitual pero muy esperado, durante el cual se muestra diariamente esa singular preparación, que esta vez está a cargo de La Casa Española, ubicada en la calle central de ExpoCuba, en el portal del Pabellón de Comunicaciones, donde también estará el punto de venta de comida ligera, con líquidos y confituras.

El restaurante La Vicaria, con su carta menú diversa y con precios económicos, se ha instalado en el portal del Pabellón de la Industria Alimentaria. Esa misma marquesina acoge al Complejo Turístico Dos Gardenias, con dos restaurantes, uno de comida china y el criollo, para reproducir en este escenario de ocasión, el servicio cotidiano de ambas casas.

Se podría sugerir, incluso, el pollo frito envasado para llevar, que ahora tiene añadida una cerveza Heineken a precio preferencial. “Aunque, si el cliente lo desea puede consumir en el restaurante”, aclaró la especialista en alimentos y bebidas.

El Aljibe, con su famosa carta menú y sus característicos servicios ágiles y de excelencia, estará como siempre en el parqueo, al final de ExpoCuba. Muy atractiva se presenta ahora la oferta del restaurante La Ferminia, que propone al público la tradicional Espada corrida, que permite al cliente ingerir por un precio fijo la cantidad de carne deseada, ya sea de pollo, cerdo y res, asi como embutidos.

Las exclusividades del restaurante 1830 representan la oferta de mayor estándar, en una réplica de sus creaciones cotidianas, que se pueden disfrutar en esa instalación localizada en el área llamada Ostionera, a cuyo costado se encuentra al restaurante Fabio, de comida italiana, que también brinda ahora múltiples recetas de la cocina internacional.

Presentaciones especiales

Durante estos días se realizarán presentaciones de diferentes productos por parte de algunos proveedores y para mantener especialmente informados a los participantes en la Feria se intensificará la promoción acerca de los programas del resto de los establecimientos de la Sucursal, y de manera destacada, la de los centros nocturnos.

Igualmente, se aprovecharán los contactos con el gran público de esta cita para sugerir las propuestas específicas de la temporada alta del turismo, así como las creaciones especiales para el venidero fin de año; tanto en la rama de la gastronomía, como en las variantes recreativas.

La Sucursal Centro pone a disposición de los habaneros, y de quienes visitan la capital cubana, 126 instalaciones, representativas de varias líneas de negocios como son, restaurantes, complejos turísticos, centros nocturnos, gastronomía ligera y un pequeño campo de golf. Con esta infraestructura está representada en los municipios de La Habana Vieja, Centro Habana, Cerro, Plaza, Playa y toda la provincia de Artemisa.

Fassa Bortolo en Cuba con productos novedosos y competitivos

Fassa Bortolo hoy día es una marca líder de productos químicos para la construcción, un punto de referencia para todos los operadores del sector: proyectistas, revendedores y albañiles.

La compañía italiana está respaldada por una antigua tradición que se remonta a 1710 y que ha sido transmitida de generación en generación, evolucionando constantemente y distinguiéndose por las innovaciones que han contribuido de manera esencial al desarrollo del sector.

Fue la primera empresa que introdujo en Italia los enlucidos premezclados a base de cal y cemento, aptos para todo tipo de trabajo de albañilería.

También constituyó la primera empresa que desarrolló la tecnología en Silos, el sistema de suministro del producto que revolucionó el trabajo en las obras.

La calidad de construir con respeto al hombre y al medio ambiente

Su estrategia se fundamenta en la calidad de construir, habitar y vivir, respetando al hombre y al medio ambiente.

La filosofía en común para todos los productos Fassa Bortolo es innovar, desarrollar soluciones y materiales de construcción que tengan siempre mayores rendimientos y que sean permanentemente más eficaces para mejorar el bienestar psicofísico del individuo, en armonía con el medio ambiente.

Priman su seguridad, eficiencia, duración, confort, equilibrio y respeto, porque su empeño se concentra en la evolución de la construcción y de la calidad de la vida.

Sistema Integrado - Sinergia inteligente
El Sistema Integrado Fassa Bortolo dirige los recursos hacia un único objetivo, gracias a la integridad de sus sistemas y del alto nivel organizativo y profesional. Mediante un único interlocutor satisface todas las necesidades.

El Sistema Integrado Fassa Bortolo cuenta con 14 sistemas con coherencia entre sí: bioarquitectura, albañilería, enlucidos, saneamiento, reparación del hormigón, consolidación y refuerzo estructural, acabados, color, aislamiento térmico por el exterior fassatherm, yeso laminado gypsotech®, colocación de suelos y revestimientos, sistemas para túneles, cal y equipos.

Cuba, atractivo mercado para Fassa Bortolo

Por primera vez en la Mayor de las Antillas, esta compañía italiana presenta en su stand en FIHAV 2014, toda una gama que incluye productos para la rehabilitación de hormigón, para el tratamiento de humedad y problemas provocados por el salitre, los cuales se pueden resolver con el uso de compuestos de cal que son biocompatibles y, además ofrecen morteros y pinturas que completan todo un paquete de mucha calidad y muy competitivos.

Según dijo al Diario de la Feria, Luís Salgado, responsable comercial para España de la firma italiana, tienen muchas expectativas en esta visita inicial a la Isla caribeña, y no descartan en un futuro inmediato poder concretar negocios y proyectos conjuntos en cualquier modalidad comercial, teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece la nueva Ley de Inversión Extranjera en Cuba.

Explicó que la oferta de sus productos se complementa con la capacitación técnica a quienes se decidan a comprarlos y aplicarlos, lo cual constituye un valor agregado de la compañía, que cuenta con plantas productoras en Italia y Portugal.