Mi blog sobre Economía

viernes, 5 de diciembre de 2014

Asumir la derecha puede ser error Demócrata

Por Lorenzo Gonzalo*

Foto Virgilio Ponce - Martianos-Hermes-Cubainformación

Pretendiendo ser justos debemos decir que el Presidente Obama ha hecho lo posible dentro del marco probable que conforma su entorno.

Pero el Presidente, tal y como lo hemos dicho, nada tiene que ver con el Partido Demócrata una vez que asume el ejercicio de ese Poder Administrativo que, en Estados Unidos, cuenta con grandes limitaciones ejecutivas. A la terminación de su mandato podría continuar, como otros, siendo un militante, consultor o dirigente del mismo, pero necesariamente no tiene que ser de esa manera.

Los Partidos en Estados Unidos en cambio, continúan ejerciendo una influencia sustancial en las estructuras de Estado, especialmente durante el mandato de alguien elegido a través de su maquinaria partidista. Esto explicaría la presencia de Wall Street en los puestos de dirección financiera del gobierno de Obama. Ante una situación semejante, fuera de su control, me inclino a pensar que al Presidente no le ha quedado otra alternativa que ejercer el derecho al pataleo, fustigando con palabras lo que en la práctica es norma de su gobierno, el cual en gran medida es el gobierno de otros.

Para las próximas elecciones, los expertos electoralistas dicen que el Partido Demócrata tiene grandes oportunidades de ganar el show, sin embargo, una campaña dirigida en función de los criterios conservadores que parecen estar bordeando el espíritu de la maquinaria Demócrata, pudiera resultar perjudicial frente a los Republicanos. Estos últimos, divididos como están, sostienen un conservadurismo ligeramente más radical, y aunque en definitiva significan lo mismo, están mejores provisto para la función teatral.

Una campaña electoral entre conservadores, sería de imágenes y requeriría de una producción novelesca donde llevaría las de ganar la figura de Jeb Bush, el Gobernador de expresión noble, esposo de una mexicana, supuesto adalid de los valores religiosos que tanta influencia ejercen en las decisiones ciudadanas en Estados Unidos.

La sociedad estadounidense está dividida, pero no solamente entre ricos y pobres, lo cual está matizado por múltiples niveles intermedios, cuya escala más baja calculan que fluctúe entre el 15 y 20 por ciento. También está dividida entre creyentes y no creyentes.

En las elecciones del 2000, el 68% que asistía a la iglesia más de una vez a la semana votó por Bush y el 32% por Gore, en cambio, el 35% de quienes nunca asistían votó por Bush y el 65% por Gore.¹

Esta es la división más aguda en términos de la militancia electoral existente en el país. La económica, como decíamos, está muy matizada porque los niveles de vida de los más pobres, quienes por lo general han llegado de países subdesarrollados, son muy superiores del que tenían en sus tierras. No existe en términos de economía un encontronazo como ese de los países del sur del continente y en la misma Europa.

Sin embargo, el esfuerzo que conlleva sostener esos estándares, aun cuando tiene una presencia real que se comenta en círculos privados y es reflejado en la prensa, al propio tiempo es sepultado por el tema religioso, cuyos matices se manipulan con igual sentido que la problemática racial. En el plano de las creencias, ateo es sinónimo de “persona de color” en términos raciales. El conservadurismo que se concentra en los republicanos, conciente o inconscientemente, utiliza esta realidad. Es un maniqueo que no sólo está en el centro de las elecciones, sino en la elaboración de las políticas partidistas. El Partido Demócrata, con cierta razón, pero los Independientes con ninguna, se dejan arrastrar por esa marejada y se contienen de denunciar y sobre todo, de enfrentar la maquinaria de un Estado envejecido.

No obstante, para ganar las elecciones a favor de las mayorías, de quienes un alto porcentaje es manipulada por sus creencias, el Partido Demócrata o los Independientes o un Movimiento que rompa con todo esto, debe encarar la situación y si lo hace con valor, la realidad tendrá para el votante un mayor peso que el espejismo en que han sumido sus creencias.

Si el adversario republicano en las próximas elecciones se limita a las imágenes dinásticas entre Bush y Hillary, existen grandes probabilidades que la contienda teatral la gane Bush.

Hasta hoy la ecuación está dada en esos términos y el único candidato capaz de sustituir a los Clinton, con los criterios reales de reforma y cambio, es Elizabeth Warren, quien hasta hoy no calla sus convicciones, pero dice que no aspira.

Para colmo la acaban de nombrar para un puesto, especialmente creado para ella, en el Senate Democratic Policy Committee (Comité Político de Senadores Demócratas). Esto, según analistas, le amarra parcialmente las manos pues pierde cierta independencia al pertenecer a un Departamento Político totalmente partidista. También es cierto que su presencia aportaría beneficios a la causa progresista que con tanta urgencia exige el país. Veremos.

Así lo veo y así lo digo. 


¹                
Bush
Gore
More than once a week
68%
32%
Once a week
58%
42%
Once or twice a month
41%
59%
A few times a year
40%
60%
Seldom
39%
61%
Never
35%
65%




Fuente: National Survey of Religion and Politics, University of Akron in the 2000 election.


* Periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Yo estaba con Fidel Castro cuando JFK fue asesinado

Por Jean Daniel

El presidente Kennedy estuvo al mando del país tanto durante la fracasada invasión de Bahía de Cochinos como de la Crisis Cubana de los Misiles, pero cuando murió asesinado en aquella mañana de noviembre de 1963, la reacción de Fidel Castro fue de sorpresa y de pesar.

“Es una mala noticia”, repitió tres veces. “Para los latinoamericanos, la muerte es cosa sagrada; no solo marca el fin de las hostilidades, sino también impone la decencia, la dignidad, el respeto”.

Esta visión fugaz de los pensamientos del apartado líder cubano se hace más extraordinaria por el hecho de que solo existe gracias al propio Kennedy. Ansioso por abrir otro canal secreto con Castro, JFK había enviado al periodista Jean Daniel para que hablara privadamente con Castro. Daniel llegó a La Habana a mediados de octubre, pero se le mantuvo en espera y no logró entregar el mensaje a Castro hasta el 19 de noviembre –tan solo días antes de la muerte del presidente. El presidente murió sin saber que el líder cubano había recibido su mensaje.

Era como la 1:30 de la tarde, hora de Cuba. Estábamos almorzando en la sala de la modesta residencia de verano que Fidel Castro tiene en la magnífica playa de Varadero, a 120 kilómetros de La Habana. Por al menos una décima vez yo estaba interrogando al líder cubano acerca de los detalles de las negociaciones con Rusia antes de las instalaciones de los misiles el año anterior. El teléfono sonó y un secretario en traje de campaña anunció que el señor Dorticós, presidente de la República de Cuba, tenía una comunicación urgente para el primer ministro. Fidel tomó el teléfono y le oí decir: “¿Cómo? ¿Un atentado?”. Luego se volvió a nosotros para decir que Kennedy acababa de ser atacado en Dallas. Volvió al teléfono y exclamó en voz alta: “¿Herido? ¿Muy gravemente?”

Regresó, tomó asiento y repitió las palabras tres veces: “Es una mala noticia”. Permaneció en silencio durante varios minutes, esperando otra llamada con información adicional.

Comentó, mientras esperábamos, que existía un sector lunático alarmantemente grande en la sociedad norteamericana y que este hecho podría haber sido realizado por un loco o un terrorista. ¿Quizás un vietnamita? ¿O un miembro del Ku Klux Klan? Llegó la segunda llamada: se esperaba que pudieran anunciar que el presidente de Estados Unidos aún estaba vivo, que había esperanza de salvarlo. La inmediata reacción de Fidel fue: “Si lo salvan, ya está reelegido”.

Pronunció aquellas palabras con satisfacción.

Esa oración era la continuación de una conversación que habíamos sostenido en una noche anterior y que había durado toda la noche. Para precisar, duró desde las 10 de la noche hasta las 4 de la madrugada. Una buena parte de la conversación giró acerca de las impresiones que le conté de una entrevista que el presidente Kennedy me había concedido el 24 de octubre previo, y acerca de las reacciones de Fidel Castro al escuchar esas impresiones. Durante aquella discusión nocturna, Castro se había librado de una acusación implacable de la política norteamericana, agregando que en el pasado reciente Washington había tenido una amplia oportunidad de normalizar sus relaciones con Cuba, pero que en su lugar había tolerado un programa de la CIA para entrenar, equipar y organizar una contrarrevolución. Me dijo que no tenía el menor temor por su vida, ya que el peligro era su entorno normal, y si llegara a ser una víctima de Estados Unidos, eso simplemente aumentaría su radio de influencia en Latinoamérica, así como en todo el mundo socialista. Hablaba, dijo, desde el punto de vista del interés por la paz en ambos continentes americanos. Para lograr su objetivo, un líder tendría que surgir en Estados Unidos, capaz de comprender las realidades explosivas en Latinoamérica y de llegar a una solución intermedia. Entonces, súbitamente, adoptó un enfoque menos hostil: “Kennedy podría ser ese hombre. Aún tiene la posibilidad de convertirse, a los ojos de la historia, en el más grande presidente de Estados Unidos, el líder que al fin puede que comprenda que puede haber coexistencia entre capitalistas y socialistas, incluso en las Américas. Sería entonces un presidente más grande que Lincoln. Sé que para Kruschev, por ejemplo, Kennedy es un hombre con el que se puede hablar. Otros líderes me han asegurado que para alcanzar este objetivo, primero debemos esperar su reelección. Personalmente lo considero responsable de todo, pero le diré algo: él ha llegado a comprender muchas cosas durante los últimos meses; y además, en última instancia, estoy convencido de que cualquier otro sería peor”. Luego Fidel agregó con una amplia sonrisa infantil: “Si lo ve de nuevo, puede decirle que estoy dispuesto a declarar a Goldwater mi amigo si eso garantiza la reelección de Kennedy”.

Esta conversación tuvo lugar el 19 de noviembre.

Ahora eran casi las 2 de la madrugada y nos pusimos de pie y nos acomodamos frente a un aparato de radio. El comandante Vallejo, su médico, edecán y amigo íntimo, pudo sintonizar con facilidad las transmisiones de la cadena NBC en Miami. Mientras se escuchaban las noticias, Vallejo las traducía para Fidel. Kennedy herido en la cabeza; persecución del asesino; asesinato de un policía; por último, el anuncio fatal: el presidente Kennedy había muerto. Fidel entonces se puso de pie y me dijo: “Todo ha cambiado. Todo va a cambiar. Estados Unidos ocupa una posición tal en los asuntos del mundo que la muerte de un presidente de ese país afecta a millones de personas en cada rincón de la Tierra. La Guerra Fría, las relaciones con Rusia, Latinoamérica, Cuba, la cuestión de los negros… todo tendrá que ser repensado. Le diré una cosa: al menos Kennedy fue un enemigo al que nos habíamos acostumbrados. Este es un asunto serio, un asunto extremadamente serio”.

Después del silencio de un cuarto de hora observado por todas las emisoras radiales norteamericanas, una vez más sintonizamos Miami; el silencio solo había sido roto por una retransmisión del himno nacional de EE.UU. Ciertamente fue extraño oír sonar ese himno en la casa de Fidel Castro, en el medio de un círculo de rostros preocupados.

“Ahora”, Fidel dijo, “tendrán que encontrar rápidamente al asesino, pero muy rápidamente, de otra manera, usted verá, tratarán de culparnos de esta cosa. Pero dígame, ¿cuántos presidentes han sido asesinados? ¿Cuatro? ¡Esto es muy preocupante! En Cuba uno solo ha sido asesinado. Sabe usted, cuando nos ocultábamos en la Sierra Maestra había algunos (no de mi grupo, sino de otro) que querían matar a Batista. Pensaban que podían acabar con un régimen si lo decapitaban. Yo siempre me he opuesto con violencia a tales métodos. En primer lugar desde el punto de vista del interés político, porque en lo que respecta a Cuba, si hubieran matado a Batista, este habría sido reemplazado por alguna figura militar que hubiera tratado de hacer pagar a los revolucionarios por el martirio del dictador. Pero también me oponía por razones personales; el asesinato me es repelente”.

Se habían reiniciado las transmisiones. Un reportero consideró que debía mencionar las dificultades que tenía la señora Kennedy para deshacerse de sus medias manchadas de sangre. Fidel estalló: “¿Qué clase de mente es esa? Después de todo, hay una diferencia entre nuestras civilizaciones. ¿Son ustedes así en Europa? Para los latinoamericanos la muerte es sagrada, no solo marca el fin de las hostilidades, sino que también impone decencia, dignidad, respeto. Hay pìllos de la calle que se comportan como reyes frente a la muerte. Incidentalmente, esto me hace recordar otra cosa: si usted escribe todo esto que le he dicho ayer en contra de la política de Kennedy, no use su nombre ahora; escriba en su lugar de la política del gobierno de Estados Unidos”.

Hacia las 5 de la tarde, Fidel Castro declaró que como no había nada que pudiéramos hacer para alterar la tragedia, a pesar de ello debíamos tratar de usar bien el tiempo. Quería acompañarme en persona a una visita a una “granja del pueblo” donde él tenía algunos experimentos. Su obsesión actual es la agricultura. No lee más que estudios e informes agronómicos. Se extasía hablando líricamente de suelos, fertilizantes y las posibilidades que darán a Cuba suficiente caña de azúcar en 1970 para lograr la independencia económica.

“¿No se lo dije?”

Fuimos en auto, con la radio encendida. La policía de Dallas iba tras la pista del asesino. Es un espía ruso, decía el comentarista de noticias. Cinco minutos después, corrección: es un espía casado con una rusa. Fidel dijo: “Ahí está. ¿No se lo dije? Ahora me toca a mí”. Pero aún no. La próxima palabra fue: el asesino es un desertor marxista. Luego nos enteramos que, en efecto, el asesino era un joven miembro del “Comité para un Trato Justo a Cuba”, que era un admirador de Fidel Castro. Fidel declaró: “Si tuvieran pruebas, hubieran dicho que es un agente, un cómplice, un asesino a sueldo. Al decir que es un admirador, esto es solo para tratar de que la gente asocie en su mente el nombre de Castro con la emoción provocada por el asesinato. Es un método publicitario, un ardid de propaganda. Es terrible. Pero, ¿sabe?, estoy seguro que todo esto pasará pronto. Hay demasiadas políticas norteamericanas compitiendo en Estados Unidos y ninguna va a poder imponerse de manera universal por mucho tiempo”.

Llegamos a la “granja del pueblo”, donde los campesinos dieron la bienvenida a Fidel. En ese mismo momento, el locutor anunció por la radio que ya se sabía que el asesino era un “marxista pro Castro”. Un comentarista siguió al anterior; los comentarios se volvieron cada vez más emotivos, cada vez más agresivos. Fidel se excusó. “Vamos a tener que dejar la visita a la granja”. Proseguimos hacia Matanzas, desde donde él podría telefonear al presidente Dorticós. En el camino hizo preguntas: “¿Quién es Lyndon Johnson? ¿Cuáles eran sus relaciones con Kennedy? ¿Con Khrushchev? ¿Cuál era su posición en el momento del intento de invasión a Cuba?” Por último, y quizás la más importante de todas: “¿Qué autoridad ejerce él sobre la CIA?” Entonces de pronto, al mirar su reloj, vio que faltaba media hora para llegar a Matanzas, y prácticamente al momento se quedó dormido.

Después de Matanzas, donde debió haber decretado un estado de alerta, regresamos a Varadero para cenar. Citando las palabras que una mujer le había dicho poco antes, me dijo que para los cubanos era una ironía de la historia, en la situación que habían sido puestos por el bloqueo, tener que llorar la muerte de un presidente de Estados Unidos. “Después de todo”, agregó, “quizás haya algunas personas en este mundo para quien la noticia sea una ocasión para celebrar. Los guerrilleros de Vietnam del Sur, por ejemplo, y también imagino que Madame Nhu”.

Pensé en el pueblo de Cuba, acostumbrado a ver carteles como el que representaba al Ejército Rojo con guerrilleros superimpuestos, y el titular escandaloso “¡DETÉNGASE, SEÑOR KENNEDY! ¡CUBA NO ESTÁ SOLA!”… Pensé en todos a los que se les había hecho asociar sus privaciones a las políticas del presidente John F. Kennedy.

Durante la cena pude volver a mis preguntas. ¿Qué había motivado a Castro a poner en peligro la paz mundial con los misiles en Cuba? ¿Cuán dependiente era Cuba de la Unión Soviética? ¿No es posible imaginar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos de la misma manera que las de Finlandia con los rusos? ¿Cómo se hizo la transición del humanismo de la Sierra Maestra al marxismo-leninismo de 1961? Fidel Castro, una vez más al tope de su forma, tenía una explicación para todo. Luego me interrogó de nuevo acerca de Kennedy, y cada vez que yo alababa las cualidades intelectuales del presidente asesinado despertaba en él el mayor interés.

Los cubanos han vivido con Estados Unidos en esa cruel intimidad tan familiar para mí de los colonizados con los colonizadores. No obstante, era una intimidad. En esa ciudad de La Habana, tan seductora, a la cual regresamos en la noche, donde las iluminadas vallas con lemas marxistas han sustituido a Coca Cola y a las pastas de dientes, en medio de exposiciones soviéticas y camiones checoslovacos, una cierta emoción norteamericana vibraba en el aire, combinada con resentimiento, preocupación, ansiedad y sin embargo, también, a pesar de todo, con un misterioso y casi imperceptible acercamiento. Después de todo, este presidente norteamericano fue capaz de llegar a un acuerdo con nuestros amigos rusos, dijo un joven intelectual cubano cuando yo me marchaba. Era casi como si sostuviera disculpándose por no alegrarse del asesinato.

Traducción de Progreso Semanal

(Tomado de la revista New Republic)

La creatividad, el corporativismo y las multitudes

Por Robert J. Shiller, a 2013 Nobel laureate in economics, is Professor of Economics at Yale University and the co-creator of the Case-Shiller Index of US house prices.

NEW HAVEN – El crecimiento económico, como aprendimos hace mucho con las obras de economistas como Robert M. Solow del MIT, va impulsado en gran medida por el aprendizaje y la innovación y no simplemente por el ahorro y la acumulación de capital. En última instancia, el progreso económico depende de la creatividad. Ésa es la razón por la que el miedo al “estancamiento persistente” en las economías avanzadas actuales ha hecho a muchos preguntarse cómo se puede espolear la creatividad.

Últimamente, un argumento destacado ha sido el de que lo que más se necesita es el estímulo económico keynesiano: por ejemplo, el gasto deficitario. Al fin y al cabo, las personas son más creativas cuando están activas, no cuando están desempleadas.

Otros no ven relación entre el estimulo y el dinamismo económico renovado. Como dijo recientemente la Canciller de Alemania, Angela Merkel, Europa necesita “valentía y creatividad políticas y no miles de millones de euros”.

En realidad, necesitamos las dos cosas. Para poder promover el dinamismo, necesitamos el estímulo keynesiano y otras políticas que promuevan la creatividad: que fomenten en particular unas entidades financieras sólidas y la innovación social.

En su libro de 2013 Mass Flourishing, Edmund Phelps sostiene que debemos fomentar “una cultura que proteja e inspire la individualidad, la imaginación, la comprensión y la autoexpresión que impulsan la innovación autóctona de una nación.” Cree que la creatividad ha quedado asfixiada por una concepción pública denominada corporativismo y que sólo mediante la reforma de nuestras instituciones privadas, financieras o de otra índole, se puede restablecer la individualidad y el dinamismo.

Phelps subraya que el pensamiento corporativista ha tenido una historia larga y perdurable, que se remonta a San Pablo, autor de nada menos que catorce libros del Nuevo Testamento. Pablo recurrió al cuerpo humano (corpus en latín) como metáfora de la sociedad, con lo que sugería que en una sociedad sana, como en un cuerpo sano, se deben preservar todos los órganos y no permitir que muera ninguno. Como credo de política pública, el corporativismo ha llegado a significar que el Estado debe apoyar a todos los miembros de la sociedad, ya se trate de personas o de organizaciones, sosteniendo a las empresas con dificultades y protegiendo los puestos de trabajo existentes a la vez.

Según Phelps, el Papa León XIII propugnó una concepción corporativista en su encíclica de 1891 Rerum Novarum y el Papa Pío XI amplió esas ideas en su encíclica de 1931 Quadragesimo Anno, pero, al leer esas obras, no encuentro una declaración clara ni convincente de doctrina económica alguna, exceptuadas nociones básicas de equidad y de caridad cristiana.

En realidad, una búsqueda de libros en Ngrams muestra que el término “corporativismo” no empezó a popularizarse hasta mediados del decenio de 1930 y se generalizó en los decenios de 1970 y 1980. Parece que quienes más lo usaron fueron los críticos –y con frecuencia para denunciar la difunta concepción fascista– o quienes ensalzaban un “nuevo” corporativismo.

Actualmente persisten, desde luego, algunos elementos del pensamiento corporativista. Personas que podrían no insistir en que el Estado deba proteger a las empresas que tienen dificultades o a los trabajadores despedidos siguen sintiendo una solidaridad que con frecuencia podría propiciar esos resultados.

Históricamente, un importante acicate en pro del pensamiento corporativista fue el libro de 1895 Psicología de las multitudes de Gustave Le Bon, quien acuñó los términos “psicología de las multitudes” y “mente colectiva”. Para Le Bon, “un individuo en una multitud” –no sólo turbas encolerizadas en la calle, sino también otros grupos de personas psicológicamente interconectados– “es un grano de arena entre otros, agitado por el viento”.

Le Bon consideraba que las multitudes necesitaban dirigentes fuertes, para distanciarlas de su locura natural y transformarlas en civilizaciones de esplendor, vigor y brillo. Mussolini y Hitler se inspiraron en su libro e incorporaron a la ideología fascista y nazi sus ideas, que no murieron con esos regímenes.

Aun así, la palabra “multitud” ha cobrado un significado –y una valencia política– enteramente distintas en nuestro siglo. La externalización y la financiación colectiva han creado nuevas clases de multitudes, de un tipo que Le Bon nunca habría podido imaginar.

Como subrayó Le Bon, a las personas no les resulta fácil hacer grandes cosas individualmente. Necesitan actuar juntas dentro de organizaciones que reorienten la psicología de las multitudes, faciliten la creatividad y estén dirigidas por personas íntegras.

Sin embargo, cualquier tecnología organizativa semejante esta sujeta a error y requiere experimentación. Cuando se inició la Wikipedia externalizada en 2001, su éxito no fue evidente. Incluso uno de sus fundadores, Jimmy Wales, lo consideró un poquito difícil de creer: “Resulta bastante sorprendente que se pudiera simplemente abrir un sitio y que la gente fuese haciendo el trabajo”. 

Cuando el Presidente Barack Obama firmó en 2012 la Jumpstart Our Business Startups (JOBS) Act de los Estados Unidos, que facilitaba una auténtica financiación colectiva de las empresas, se trataba también de un experimento. Muchos críticos dijeron que el resultado sería la explotación de inversores ingenuos. Aún no sabemos si es así ni hasta qué punto funcionará bien dicho experimento, pero, si la JOBS Act fracasa, no deberíamos abandonar la idea, sino intentar modificarla.

En última instancia, necesitamos instituciones económicas que de algún modo promuevan medidas creativas concertadas de una gran sección de la población del mundo. No deberían ser instituciones corporativistas, dominadas por unos dirigentes centrales, sino que su poder debería proceder de las dinámicas acciones de las multitudes modernas.

Algunas de dichas acciones habrán de ser perturbadoras, porque el impulso de las organizaciones puede llevarlas a traspasar los límites de su utilidad, pero también debe haber la continuidad suficiente para que las personas puedan confiar su carrera y su futuro a dichas organizaciones. El reconocimiento de la necesidad de experimentar y formular nuevas formas de organización no debe significar abandonar la equidad y la compasión.

Traducido del inglés por Carlos Manzano.
Read more at http://www.project-syndicate.org/commentary/crowdsourcing-creativity-economic-dynamism-by-robert-j--shiller-2014-11/spanish#wfqysdF71eGg1w0i.99

The Guardian: Extraordinaria ayuda de Cuba en materia de salud avergüenza al bloqueo de EEUU

Por Seumas Milne

Cuatro meses después de declarada internacionalmente la emergencia del Ébola que ha devastado el oeste de África, Cuba es líder mundial en la asistencia médica directa en el combate contra la epidemia. Los EE.UU. y Reino Unido han enviado miles de tropas y, junto con otros países, han prometido ayuda – la mayoría de la cual aún no se ha materializado.

Pero, como la Organización Mundial de la Salud ha insistido, lo que se necesita con mayor urgencia son trabajadores de salud. La isla caribeña, con una población de sólo 11 millones y un ingreso oficial de $ 6.000 per cápita (£ 3,824), respondió a esa llamada antes de que se hiciera. Fue la primera en la línea de combate contra el Ébola y ha enviado el mayor contingente de médicos y enfermeras – 256 ya están en el campo, con otros 200 voluntarios en camino.

Mientras el interés de los medios occidentales se ha desvanecido con del disminución de la amenaza de la infección mundial, cientos de trabajadores de los servicios de salud británicos se han ofrecido como voluntarios para unirse a ellos. Los primeros 30 llegaron a Sierra Leona la semana pasada, mientras que las tropas han estado construyendo clínicas. Sin embargo, los médicos cubanos han estado sobre el terreno desde octubre y están allí a largo plazo.

La necesidad no podría ser mayor. Más de 6.000 personas ya han muerto. Tal vergüenza ha provocado la operación cubana, que los políticos británicos y estadounidenses se han sentido obligados a ofrecer felicitaciones. John Kerry describió la aportación del Estado que los EE.UU. ha tratado de derrocar por medio siglo como “impresionante”. El primer médico cubano en contraer Ébola ha sido tratado por los médicos británicos y funcionarios estadounidenses prometieron “colaborar” con Cuba en la lucha contra el Ébola.

Pero no es la primera vez que Cuba ha proporcionado la mayor parte de la asistencia médica después de un desastre humanitario. Hace cuatro años, después del devastador terremoto en la empobrecida Haití, Cuba envió el mayor contingente médico y atendió al 40% de las víctimas. A raíz del terremoto de Cachemira de 2005, Cuba envió a 2.400 trabajadores médicos a Pakistán y trató a más de un 70% de los afectados; también dejaron 32 hospitales de campaña y donaron mil becas médicas.

Esa tradición de ayuda de emergencia se remonta a los primeros años de la Revolución Cubana. Pero es sólo parte de un internacionalismo global médico extraordinario y extenso. En la actualidad hay 50 000 médicos y enfermeras cubanos que trabajan en 60 países en desarrollo. Como dice el profesor canadiense John Kirk: “El internacionalismo médico cubano ha salvado millones de vidas.” Pero esta solidaridad sin precedentes apenas se ha registrado en los medios occidentales.

Los médicos cubanos han realizado tres millones de operaciones oftalmológicas en 33 países, principalmente en América Latina y el Caribe, en gran parte financiado por la Venezuela revolucionaria. Así es como Mario Terán, el sargento boliviano que mató a Che Guevara por orden de la CIA en 1967, recuperó su vista 40 años más tarde en una operación hecha por los médicos cubanos y pagada por Venezuela, en la Bolivia radical de Evo Morales. Si bien el apoyo de emergencia a menudo ha sido financiado por la propia Cuba, los servicios médicos globales del país suelen ser pagados por los gobiernos receptores y se han convertido, por mucho, en la mayor rama de exportación de Cuba, vinculando los ideales revolucionarios con el desarrollo económico. Eso ha dependido a su vez del papel central de la salud pública y la educación en Cuba, ya que La Habana ha construido una industria biotecnológica de bajo costo junto con programas de infraestructura y de alfabetización médicos en los países en desarrollo a los que sirve – en lugar de sustraer médicos y enfermeras como en el modelo occidental.

El internacionalismo está en el ADN de Cuba. Como hija de Ernesto Guevara, Aleida, que trabajó como médico en África, dice: “Somos afro-latinoamericanos y llevaremos nuestra solidaridad a los niños de ese continente.” Pero lo que comenzó como un intento de extender la Revolución cubana en los años 60 y se convirtió en la intervención militar decisiva en apoyo de Angola contra el apartheid en los años 80, ahora se ha transformado en el proyecto de solidaridad médica más ambicioso del mundo.

Su éxito ha dependido de la marea progresiva que ha barrido América Latina durante la última década, inspirada por el ejemplo de la Cuba socialista durante los años de las dictaduras militares de derecha. Los gobiernos de izquierda y centro-izquierda continúan siendo elegidos y reelegidos en toda la región, lo que permite Cuba reinventarse como un faro de humanitarismo internacional.

Pero la isla sigue siendo asfixiada por el embargo comercial de Estados Unidos que se mantenido un carácter vicioso en lo económico y lo político durante más de medio siglo. Si Barack Obama quiere hacer algo que valga la pena en sus últimos años como presidente podría usar el papel de Cuba en la crisis del Ébola como una apertura para comenzar a levantar ese bloqueo y tirar abajo la guerra de desestabilización de los EE.UU.

Ciertamente hay paja en el viento. En lo que parecía una operación de avance para la administración, el New York Times publicó seis editoriales en cinco semanas de octubre y noviembre alabando el registro médico global de Cuba, exigiendo el fin del embargo,atacando a los esfuerzos estadounidenses para inducir a los médicos cubanos a desertar, y llamando a un intercambio negociado de prisioneros.

La campaña del periódico publicó que la Asamblea General de la ONU votó por 23ª vez, con 188 votos a favor y dos en contra (Estados Unidos e Israel), para exigir el levantamiento del bloqueo de Estados Unidos, originalmente impuesto en represalia a la nacionalización de empresas estadounidenses y ahora justificado por motivos de derechos humanos – por un Estado aliado con algunos de los regímenes más represivos del mundo.

El embargo sólo puede ser desechado por el Congreso, siendo obstaculizado por los herederos de la corrupta dictadura apoyada por Estados Unidos que derrocaron Fidel Castro y Guevara. Pero el Presidente de los Estados Unidos tiene alcance ejecutivo para aflojarlo sustancialmente y restaurar las relaciones diplomáticas. Se podría empezar por la liberación de los tres agentes cubanos de inteligencia restantes de los “Cinco de Miami”, encarcelados hace 13 años por espiar a grupos anticubanos relacionados con el terrorismo.

El momento obvio para que Obama termine la campaña estadounidense de 50 años contra la independencia de Cuba sería en la Cumbre de las Américas del próximo mes de abril – la cual los gobiernos latinoamericanos habían amenazado con boicotear a menos que se invitara a Cuba. La mayor contribución que pueden hacer quienes realmente se preocupan por las libertades democráticas en Cuba es quitar a los EE.UU. de la espalda del país.

Si de verdad el bloqueo fuera desmantelado, no sólo sería una reivindicación del notable registro de justicia social en Cuba y su solidaridad con otros países, respaldado por la creciente confianza de una América Latina independiente. También sería de gran ayuda para millones de personas alrededor del mundo que se beneficiarían de una Cuba sin sanciones – y una demostración de lo que puede lograrse cuando se anteponen las personas a las ganancias corporativas.

Tomado de The Guardian: Cuba’s extraordinary global medical record shames the US blockade

The Economist presiona a Obama contra el embargo

Cubanet

La influyente revista británica arremete contra el embargo en un editorial, dice que “no sólo ha fracasado; le ha dado a los Castro una potente arma de propaganda”. Aboga por eliminar las prohibiciones de viajes a Cuba a los ciudadanos estadounidenses y por eliminar al régimen de Raúl Castro de la lista de patrocinadores del terrorismo que elabora el Departamento de Estado. “La lección de Cuba es que la presión de Washington no conduce a la democratización”, enfatiza la publicación.

Sumándose a los seis editoriales de The New York Times, por la normalización de las relaciones entre Washington y La Habana, y de un artículo del diario británico The Guardian, publicado esta semana por el columnista Seumas Milne, en el que se elogia el desempeño de Cuba y se exige el fin del embargo.

A continuación el texto del editorial de The Economist:

La pregunta cubana

Barack Obama podría aliviar el embargo, pero el Congreso puede imponer sanciones en Venezuela.

¿Después de quitarse de arriba el tema de la reforma migratoria, dará de nuevo Barack Obama órdenes ejecutivas para abordar otro tema intratable sobre el que el Congreso ha bloqueado el cambio durante décadas? Estados Unidos impuso un embargo económico a Cuba en 1960 cuando Fidel Castro empujó a los cubanos al comunismo. El embargo fue impuesto con la intención de derrocar a Fidel Castro. Hoy Castro disfruta de un retiro tranquilo en un barrio de La Habana, mientras que su hermano un poco más joven, Raúl, dirige el país.

The Economist, en uno de sus análisis políticos

El embargo no sólo ha fracasado, ha dado a los Castro una potente arma de propaganda. Todavía tiene defensores acérrimos en el Congreso, que bajo una ley de la década de 1990 es el único órgano que puede derogarlo. Aun así, Obama tiene cierto margen para cambiar la política. De hecho, en su primer mandato, levantó las restricciones a los cubanoamericanos para viajes y remesas a la isla. Hay varias razones por las que ahora podría querer hacer más.

En primer lugar, el apoyo al embargo en Estados Unidos se está desmoronando. Una encuesta nacional tomada a principios de este año por el Atlantic Council, un grupo de análisis, encontró que el 56% de los entrevistados favoreció el mejoramiento de las relaciones bilaterales, mientras que más del 60% de los latinos y los residentes de la Florida se pronunció en la misma dirección. En segundo lugar, Cuba está en sí empezando a cambiar. Según las reformas emprendidas por Raúl Castro, 1,1 millones de cubanos, más de una quinta parte de la fuerza laboral del país, trabaja en un incipiente sector privado de granjas, cooperativas y pequeñas empresas. El acceso a la telefonía móvil e Internet ha crecido. Los blogueros de la oposición, como Yoani Sánchez, aunque a menudo acosada, no han sido silenciados.

La tercera razón para la acción es que Cuba es uno de los pocos temas que une a América Latina. La región es unánime en creer que, a pesar de su régimen comunista, la Isla debe regresar a sus relaciones en las Américas. Ese consenso se encuentra detrás de la decisión de Panamá de invitar a Raúl Castro a la Cumbre de las Américas, una reunión que está prevista realizarse en abril. Las seis cumbres anteriores se han limitado a las democracias del hemisferio.

Esto deja a Obama ante un dilema. No es tanto acerca de asistir o no asistir. Él probablemente lo hará. Más bien, es si actuar desde ahora hasta entonces para detener el embargo e impedir que se convierta en un tema dominante en la Cumbre. Obama podría, por ejemplo, emitir una licencia general para que todos los estadounidenses puedan viajar a Cuba. También podía retirar a Cuba de la lista de “patrocinadores del terrorismo” del Departamento de Estado, en la que figura junto a Irán, Sudán y Siria. No hay motivos para Cuba todavía esté allí. En octubre, el Financial Action Task Force, un organismo intergubernamental, eliminó a Cuba de su lista de vigilancia sobre los países que hacen muy poco para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.


Las tendencias políticas de los países emergentes ha sido una constante en la influyente revista británica

Pero la administración estadounidense no ha hecho la solicitud al Departamento de Estado para eliminar a Cuba de su lista de terrorismo. Aunque Obama tiene poco que perder flexibilizando el embargo, también tiene poco que ganar. Las reformas económicas de Raúl Castro se han estancado recientemente; Raúl nunca intentó implementarlas para propiciar un cambio político. Los cubanos tampoco muestran señales de liberar a Alan Gross, un anciano contratista estadounidense que fue encarcelado por distribuir ilegalmente equipos de telecomunicaciones en la Isla. Lo quieren intercambiar por tres espías cubanos que cumplen condenas perpetuas por espiar a los exiliados de línea dura en Miami.

Sería sorprendente que Obama no tomara alguna acción sobre Cuba antes de la Cumbre. Curiosamente, el retroceso de la defensa del embargo en el Congreso puede trastocarse en sanciones contra Venezuela, que ofrece un subsidio a la isla (en forma de petróleo barato), igual al 15% de su PIB. Un proyecto de ley para negar visados y congelar las cuentas bancarias de los funcionarios venezolanos implicados en la represión de las protestas fue presentado a principios de este año, pero se ha estancado en el Senado. Una vez que la nueva mayoría republicana tome el control en enero, es probable que se apruebe. Anthony Blinken, candidato de Obama para convertirse en subsecretario de Estado, dijo a un comité del Senado el 19 de noviembre que el gobierno “no se opondría”, lo cual constituye un cambio de su posición anterior.

Para quien quiera ver cambio en Venezuela, esto es deprimente. El desplome de los precios del petróleo y la mala gestión económica están debilitando al régimen autoritario del presidente Nicolás Maduro. La cuestión crucial es asegurar que las elecciones legislativas del próximo año sean libres y justas. Las sanciones, aunque limitadas, impulsarán la disminución de la popularidad del señor Maduro y le darán una excusa para reprimir, como reconocen algunos líderes de la oposición. La lección de Cuba es que la presión de Washington no conduce a la democratización. Sería una triste ironía si el fin de un embargo inútil coincidiera con el nacimiento de otro.

Gastos básicos de familias cubanas pensionadas y salario-dependientes


Resumen:

El trabajo busca actualizar el monto y la estructura de gastos de la familia cubana urbana. Tiene como antecedente un cálculo similar realizado para el año 2005. La situación del 2011 solo coincide con la del 2005 en que el salario promedio sigue mejorando. Mas por el contrario, la canasta de productos racionados ha ido menguando su papel en el consumo. Ambos movimientos persiguen dos propósitos: descargar el presupuesto del Estado de subsidios injustificados y garantizar que la fuente de todo aumento salarial sea la productividad. ¿Cómo queda la familia cubana urbana salario-dependiente después de estas determinaciones?

El presente trabajo pretende acercarse al monto y la estructura de gastos de familias urbanas pensionadas y salario-dependientes, en 2011. Tiene como antecedente otro realizado en 2006,[1] por las mismas autoras, cuyo objetivo fue evaluar las medidas implementadas entre 2000 y 2005,[2] consistentes en la elevación de salarios y pensiones, el incremento de la cantidad de alimentos racionados, y la eliminación o reducción de subsidios a bienes y servicios.

Ocho años más tarde, en medio de la implementación de los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, se imponía actualizar aquellos cálculos con el propósito de contrastar ambos momentos.

La situación de 2011[3] solo coincide con la de 2005 en que el salario promedio continúa incrementándose, pero esta vez solo para aquellos directamente vinculados con la producción y exportación de bienes y servicios, mediante el sistema de pago por resultados.[4] Un elemento nuevo es que el papel de la canasta de productos racionados se ha limitado cada vez más en los hogares cubanos. Ambas determinaciones tienen dos propósitos: descargar el presupuesto del Estado de subsidios injustificados y garantizar que la fuente de todo aumento salarial sea la productividad. ¿Cómo queda entonces la familia urbana que depende de los salarios y las pensiones?
Estimación de gastos

Para aprehender la estructura de gastos se desarrolla un método de cálculo basado en la construcción de un presupuesto básico para un hogar de tres personas,[5] durante un mes. Esa composición sociodemográfica es variable en cuanto a sus integrantes, por lo que fijamos cinco de las posibles estructuras: dos adultos en edad laboral y un anciano (pensionado y sin pensión); un adulto en edad laboral, un menor y un anciano (pensionado y sin pensión); dos adultos en edad laboral y un menor.

Estos tipos de familias, por supuesto, tienen ingresos disímiles y realizan gastos distintos en cuanto a alimentación, en dependencia de los accesos diferenciados a fuentes subsidiadas. Otros costos pueden emerger por la presencia de un anciano que requiera cuidados más rigurosos, pero sin una investigación específica al respecto resulta imposible capturar esos detalles.

Entre los gastos básicos por hogar se han considerado aquellos que posibilitan acceso a las condiciones esenciales de vida: alimentación, ropa y calzado, productos de higiene y aseo, medicamentos, y servicios de energía eléctrica, transporte, agua y gas. Por la singularidad de la política social cubana no es preciso incluir los de educación y salud —como se sabe, estos se ofrecen de manera gratuita. Tampoco se incluye el alquiler de la vivienda, pues la mayoría de la población habita en casas propias.

Sobre los gastos en alimentación se tomaron en cuenta dos variantes: la primera parte del consumo calórico y proteico promedio para la población cubana en el año 2008, que fue de 3 285 kcal y 83 g al día por habitante;[6] la segunda, de los requerimientos calóricos y proteicos promedio —aproximadamente 2 400 kcal y 72 g de proteína per cápita al día—, según lo prescrito por el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos y la composición etaria de nuestra población.[7]

Es preciso completar, en ambas variantes, los aportes que ofrecen los alimentos garantizados mediante el racionamiento, el consumo social y la alimentación pública, con las compras en los diferentes espacios de mercado existentes en el país. Tal completamiento se ha realizado a través de los productos que más se venden en los mercados agropecuarios en correspondencia con los hábitos alimentarios de los cubanos, y que proveen los mayores aportes calóricos: arroz, frijoles, carne de cerdo y viandas (papa,[8] boniato y plátano). Como el cálculo únicamente se ha limitado a completar el consumo de energía alimentaria, quedan excluidos artículos tan importantes para la salud como las frutas y las hortalizas, así como las grasas visibles,[9] y los condimentos, que son relativamente más caros.

A partir de los precios promedio del mercado agropecuario para el año 2011,[10] se determinó un gasto per cápita mensual en alimentación, para los tipos de hogares analizados, de entre 289 y 335 pesos (CUP). Ello ha sido, fundamentalmente, consecuencia del incremento de precios y contrasta con el resultado de 228 a 250 CUP, obtenido en el año 2005.

En la segunda variante, los gastos per cápita eran de 117 a 161 CUP al mes en 2005, mientras que en 2011 estaban entre 135 y 174 CUP.

Para estimar los costos en ropa y calzado, se ha partido de la adquisición anual de dos mudas de vestir en el caso de los adultos y tres en el de los niños, así como de un par de zapatos para cada grupo. Para 2011, se ha incluido la obtención de ropa interior. En 2006, estas compras se valoraron tomando como base los precios en el mercado estatal de prendas recicladas, para el vestuario, y en el artesanal, para el calzado.[11] Estos gastos, distribuidos proporcionalmente entre los meses del año, fueron para 2005 de 91-93 CUP; para 2011 ascendieron a 121-123 CUP. Este supuesto se ha mantenido, incluso cuando en 2011 casi no existían establecimientos que expendieran este tipo de artículos en moneda nacional, lo que resultaba en costos mayores.

En cuanto a los productos de aseo y limpieza, se tuvo en cuenta la adquisición mensual de jabón de baño, de lavar y pasta dental (que ya salieron de la distribución racionada), así como desodorante, detergente y champú. Para 2005 se gastó con ese propósito entre 82-83 CUP, y para 2011, entre 110-111 CUP.

Lo gastado en medicamentos y artículos ópticos, por su parte, se ha calculado a partir de las compras mensuales per cápita, según las ventas de estos artículos reportadas en las ediciones del Anuario Estadístico de Cuba de 2004 y 2011. Los resultados fueron 11-12 CUP y 18-19 CUP, respectivamente.

Para la estimación del gasto de energía eléctrica por hogar, en 2005 se utilizó el consumo promedio correspondiente al primer trimestre de 2006[12] que, de acuerdo con las aumentadas tarifas eléctricas —en aquel momento—, reportó un monto de 17 CUP. Tal cifra se considera subestimada ya que el consumo puede ser sustancialmente mayor durante el segundo y tercer trimestre del año, época de altas temperaturas del verano, por lo que se elevan las erogaciones del hogar debido al carácter progresivo de las tarifas. Para 2011, el cálculo se hizo a partir del reporte del Anuario Estadístico de Cuba sobre el gasto de electricidad anual en los hogares. Se obtuvo un aumento promedio mensual hasta 29-30 CUP.

Respecto de los servicios de agua y gas se han aplicado las tarifas fijas vigentes por consumidor para usuarios que no tienen metrocontador de agua y para usuarios del servicio de gas manufacturado, respectivamente.

En cuanto al servicio de transporte, se tomó en consideración solo los trabajadores que usan el público regular (tarifa de 40 centavos) los días laborales. Este gasto puede ser inferior si se dispone de servicio de transporte obrero, pero también mayor si se utiliza el de refuerzo (tarifa de 1 peso), la variante de ómnibus de 5 pesos, o el de autos de alquiler privado (taxi de 10 pesos). Los resultados oscilan entre 19 y 38 CUP, según la actividad de los miembros del hogar.

Los otros servicios comprenden aquellos de naturaleza técnica o manufacturera (reparación de equipos electrodomésticos, tintorería y lavandería, reparación de muebles y calzado, sastrería y atelier, entre otros) y de atención personal (barbería y peluquería, entre los más importantes). Se incluyen en la canasta a partir del gasto per cápita que corresponde a lo reportado para su circulación minorista en el Anuario Estadístico de Cuba: 3-4 CUP en 2004 y 9-10 CUP en 2011.

En total, se estimó un pago mensual, por hogar, para la variante con consumo de alimentos, equivalente al reportado como aparente en 2005 y 2008 (3 356 y 3 285 kcal diarias, respectivamente). Los resultados fueron gastos generales en un rango de entre 929 y 1 003 CUP en 2005, que significan un per cápita al mes de 309 a 334 CUP. En 2011 estas cifras totales por familia ascendieron a 1202-1344 CUP; 400-448 CUP per cápita. En la variante de 2 400 kcal, esos gastos oscilan entre 606 y 735 CUP, con un per cápita de 202 a 245 CUP en 2005. Para 2011 e igual estimación, aumentaron a 743-862 CUP por hogar y 247-288 CUP per cápita.

Aproximación a la estructura de gastos

Partiendo de los estimados propuestos en la sección anterior, la estructura resultante por destino (véase Tabla 1) evidencia que la mayor parte del gasto se concentra en la alimentación, pues abarcó entre 62% y 74%, en 2005, y entre 59-74%, en 2011.

Tabla 1. Estructura estimada para los gastos básicos (%).
* Consumo calórico promedio diario per cápita de la población cubana en el año 2005.
** El mismo indicador en 2008.


Fuente: Elaboración propia a partir de ONE, «Consumo de alimentos 2005», 2006; «Consumo de alimentos 2008», 2009; ONE, Anuario Estadístico de Cuba 2005, 2006; ONE, Anuario Estadístico de Cuba 2011, 2012; ONEI, «Ventas en el mercado agropecuario. Indicadores seleccionados, enero-diciembre de 2011», 2012; y estimaciones.

Los productos de otra índole aparecen en segundo lugar con una participación entre 19% y 28%, y los servicios básicos en tercero, con 6% y 10% en 2005. En 2011 estas proporciones oscilaron entre 20%-31% y 5%-9%, respectivamente.

Los resultados relacionados con el protagonismo de los alimentos en los gastos de la familia pueden ser contrastados con los referidos en el estudio realizado por Ángela Ferriol, Maribel Ramos y Lía Añé, en 2004,[13] en el que se publican algunas cifras obtenidas por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) en su Encuesta sobre la Situación Económica de los Hogares, de 2001: 66,3% de los costos totales de la población de La Habana correspondieron a alimentos y bebidas, y solo 33,7% a los restantes gastos de consumo. El escenario prácticamente no ha variado en los últimos años, lo que muestra la inelasticidad de la estructura de los gastos de las familias analizadas en este estudio.

Otra arista del problema es la capacidad de acceder a estos bienes y servicios a través de los ingresos familiares. Para lograr un acercamiento a esta cuestión se ha tomado en cuenta el ingreso promedio de los tipos de familia seleccionados, suponiendo que ellos provienen de la relación laboral de sus miembros con el Estado o que se benefician de la seguridad social garantizada a los otrora trabajadores; es decir, se parte del salario promedio de los trabajadores y la pensión media correspondientes a los años 2005 y 2011.

En cuanto a la canasta que tiene un componente básico en el consumo de alimentos equivalente a las calorías promedio de la población cubana en los años 2005 y 2008, se presentaron déficits de ingresos en todos los casos examinados. En el año 2005, estas carencias fueron de 21 CUP —en el caso de las familias con dos trabajadores y un pensionado— hasta 345 CUP —familias con un trabajador y un pensionado— y 532 CUP —familias con solo un trabajador. En 2011, y siguiendo el mismo esquema de los tipos de familias, oscilaron entre 185 CUP hasta 498 CUP y 747 CUP, respectivamente.

En todos los casos, fue posible un consumo equivalente a la variante de las 2 400 kcal, con la excepción de las familias con un solo miembro trabajador, para las que el déficit sobrepasa los 70 CUP —e incluso llega hasta 257 CUP— en 2005, y alcanza 71-321 CUP en 2011.

Debido a que el gasto en alimentos es el de mayor impacto, resulta pertinente detenerse en las peculiares características de la distribución alimentaria en Cuba.

La canasta racionada de alimentos —a la que todos los cubanos tienen acceso— no satisface completamente los requerimientos nutricionales promedio —aunque sí para los menores de 7 años. Existen otras fuentes que también se subsidian —como el consumo social, la alimentación pública y el autoconsumo—, pero no todos pueden acceder a ellas; de manera que, en dependencia de la posibilidad de obtenerlas o no, habría que recurrir en mayor o menor medida a los espacios mercantiles, lo cual repercute de forma considerable en el nivel y composición del gasto por alimentos de la familia.

Para ilustrar esto, se ha estimado cuáles serían los gastos en alimentación per cápita, según la distribución de alimentos por fuente subsidiada (véase Tabla 2). Para completar el gasto en los espacios mercantiles se han aplicado los precios vigentes en el mercado agropecuario. Estas estimaciones se realizaron para 2005 —según información ofrecida por la ONE—[14] y para 2011 —considerando un consumo per cápita equivalente al del año 2008 y con los precios vigentes en 2011.

Las familias con acceso a alimentos a través de la producción para autoconsumo se encuentran en una situación muy ventajosa, porque mediante ella se garantiza un equivalente superior a 25% del requerimiento nutricional medio y a precios relativamente bajos. Sin embargo, esta no es la situación de la mayoría de las familias urbanas.

Tabla 2. Gasto en alimentos y su composición según acceso a fuentes subsidiadas (%). Fuente: Elaboración propia, ONE, «Consumo de alimentos 2005», 2006; «Consumo de alimentos 2008», 2009; ONEI, «Ventas en el mercado agropecuario. Indicadores seleccionados, enero-diciembre de 2011», 2012; y estimaciones.

La potencial adquisición de alimentos por alguna otra fuente subsidiada, además de la asignación racionada, resulta determinante en cuanto al gasto por ese concepto. Sobre la importancia de estas erogaciones ya se ha hecho referencia en trabajos previos, así como sobre la persistencia de altos precios en los espacios de mercado, como consecuencia de su imperfecto diseño.[15] Son problemas que exigen pronta solución.

En el mercado agropecuario, por ejemplo, persisten limitaciones que influyen sobre la competencia y su eficiencia. Entre ellas destacan: la marginalidad de la oferta, debido a las reglas para el acceso legal de los concurrentes; la falta de mercados de insumos que permitan ampliar la producción y la oferta; la descapitalización del sector productor de alimentos; la colusión tácita entre los agentes de este mercado a causa, entre otras, de la escasez de servicios de transporte de carga.

En resumen, las estimaciones logradas pusieron de manifiesto que aun con los incrementos implementados en salarios y pensiones en 2005, resultaba muy difícil para las familias cuyos ingresos procedían exclusivamente de estas fuentes, asumir gastos por encima de los considerados como básicos —por ejemplo, los destinados a compras de equipamiento y otros enseres para el hogar, el pago de servicios a privados (reparación de equipos, transporte, cuidado de niños, enfermos o ancianos, y otros cuya provisión por el Estado es insuficiente), la adquisición de libros no escolares y el entretenimiento.

Para el año 2011 este escenario se complejizó aún más al combinarse la contracción de los productos racionados —que ahora deben ser adquiridos en los mercados de «oferta y demanda»— con el aumento de precios de otros productos y servicios, situación que no mejoró incluso con el incremento en los salarios y pensiones medios (véase Tabla 3).

Tabla 3. Gastos de consumo e ingresos promedio mensuales por hogar (en CUP). Fuente: Elaboración propia a partir de ONE y ONEI, obs. cits., y estimaciones.

Consideraciones finales
Cuando se realizó este cálculo en 2006, se recordaba la intervención del entonces presidente del Banco Central de Cuba, Francisco Soberón, en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular de diciembre de 2005, sobre la dificultad de los asalariados para cubrir sus gastos básicos:

Al trabajador que vive de su salario se le crea una situación difícil, pues el dinero que recibe puede ser mucho para comprar los productos normados. Sin embargo, no es suficiente para acceder a mercancías que también les resultan necesarias, pero que se venden a precios de mercado.[16]

Luego de haber actualizado la estructura de gastos de las familias urbanas dependientes de los salarios y las pensiones para el año 2011, se puede afirmar que ese planteamiento se seguía ajustando a la realidad cubana.

Más adelante, también expresaba:

Cobra singular importancia que los sistemas de distribución de bienes y servicios vinculen clara y directamente el estándar de vida con el esfuerzo que realice cada cual desde el puesto que ocupe en nuestra estructura económica.[17]

Ambas aseveraciones quedan recogidas en los Lineamientos de la política económica y social correspondiente al acápite del empleo:

Asegurar que los salarios garanticen que cada cual reciba según su trabajo, que este genere productos y servicios con calidad e incremento de la producción y la productividad, y que los ingresos salariales tengan un reflejo efectivo en la satisfacción de las necesidades básicas de los trabajadores y su familia.[18]

En el año 2005 se había implementado una serie de medidas cuyo propósito fue comenzar a rescatar el papel del salario y revertir la situación descrita.[19] Sin embargo, ocho años más tarde, la realidad se había hecho más compleja. A esta situación se refirió el presidente Raúl Castro en su intervención durante la clausura del XX Congreso de la CTC:

El actual sistema salarial no se corresponde con el principio de distribución socialista [...] el salario no satisface todas las necesidades del trabajador y su familia, lo que genera desmotivación y apatía hacia el trabajo, influye negativamente en la disciplina e incentiva el éxodo de personal calificado hacia actividades mejor remuneradas con independencia del nivel profesional requerido.[20]

Resulta imprescindible enfatizar que la situación descrita en este trabajo se circunscribe a grupos de familias cuyos ingresos están vinculados al sector estatal de la economía. La problemática referente a la insuficiencia de ingresos para asumir gastos indispensables para llevar una vida decorosa puede no tener lugar en núcleos familiares con acceso a fuentes de ingreso superiores (lícitas o no). La aún imperfecta e insuficiente[21] ampliación del trabajo por cuenta propia, por ejemplo, ha permitido a un grupo de individuos mejorar sustancialmente su captación de ingresos.

Ahora bien, la problemática pudiera ser mucho más crítica si se consideran niveles de consumo no tan mínimos, y si alguno o algunos de los miembros del núcleo han quedado sin empleo como resultado del proceso de disponibilidad laboral.

En el discurso antes referido, el Presidente anunció el inicio de una reforma salarial que comenzará por beneficiar a los trabajadores del sector de la salud, actividad que aporta los mayores ingresos en divisas al país a través de la exportación de servicios médicos. Esta medida da cumplimiento al Lineamiento 171[22] que deja claro que la nueva reforma salarial se diferenciará de las aplicadas en el pasado, cuando se incrementaba el nivel general de salarios para todos los sectores de la economía, de manera simultánea, independientemente de su desempeño económico.

Otras medidas en el marco del proceso de Actualización del modelo económico y social cubano, que buscan atenuar el déficit de ingresos de parte de los trabajadores, han sido la apertura de líneas de crédito con fines diversos como, por ejemplo, la adquisición de bienes de consumo duraderos, o de materiales para la construcción o reparación de viviendas, y el pago de los servicios asociados. También se otorgan subsidios con tal propósito a los hogares de bajos ingresos.

Finalmente, ya que Cuba se ha propuesto la construcción de una sociedad socialista, en la cual el hombre debe constituir el sujeto y objeto del desarrollo económico y social, rescatar el principio socialista de distribución no constituye una opción, sino una necesidad apremiante.

Citas. 
 
[1]. Véase Anicia Esther García Álvarez y Betsy Anaya Cruz, «Política social en Cuba, nuevos enfoques y programas recientes», en CD Publicaciones 2006-2007, Centro de Estudios de la Economía Cubana, La Habana, 2007, pp. 37-43.

[2]. Véase José Luis Rodríguez, «Se ha iniciado una nueva etapa de la Revolución. Informe sobre los resultados económicos del 2005 y las perspectivas económicas y sociales para el 2006, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular», Granma, La Habana, 23 de diciembre de 2005.

[3]. En el momento en que se redactó este trabajo la estadística disponible llegaba hasta 2011. El Anuario Estadístico de Cuba de 2012 no muestra cambios notables en la situación descrita en 2011.

[4]. Recientemente, se implementó un incremento salarial a los trabajadores del sector de la salud, que es la actividad de servicios que mayores ingresos genera al país por concepto de exportaciones. Véase Raúl Castro, «Hemos efectuado un magnífico Congreso obrero, que sienta pautas para el futuro del movimiento sindical cubano», discurso de clausura del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, 22 de febrero de 2014, disponible en www.granma.cu/discursos-raul/2014-02-22/hemos-efectuado-un-magnifico-con....

[5]. Promedio de personas en los hogares en Cuba según el Censo de población y viviendas de 2012; véase Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), «Características de las viviendas», tabla V.9, epígrafe 5, La Habana, 2014, disponible enwww.one.cu/PublicacionesDigitales/FichaPublicacion.asp?CodPublicacion=25....

[6]. ONE, «Consumo de alimentos 2008», La Habana, 2009. Este es el último reporte publicado al respecto por esta oficina. Disponible en www.one.cu/PublicacionesDigitales/FichaPublicacion.asp?CodPublicacion=10....

[7]. Cálculo realizado a partir de los requerimientos nutricionales por grupos de edades contenidos en Lorenzo Lam, «El consumo normado en Cuba», ponencia presentada al VIII Fórum de la ANEC, La Habana, 2003; y de la composición de la población cubana por grupos de edades contenida en ONE, Anuario Estadístico de Cuba 2011, La Habana, 2012, disponible en www.one.cu.

[8]. En el cálculo del año 2011, desaparecen algunos alimentos de la distribución normada: papa, chícharos y chocolate con leche (comercializado como Chocolé).

[9]. Grasa contenida en productos tales como el aceite, la manteca, margarina y mantequilla.

[10]. Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), «Ventas en el mercado agropecuario. Indicadores seleccionados, enero-diciembre de 2011», La Habana, 2012, disponible en www.one.cu/PublicacionesDigitales/FichaPublicacion.asp?CodPublicacion=2&....

[11]. Se fijaron los siguientes precios, todos en CUP: pantalón de hombre, 75; camisa de hombre y blusa de mujer, 35; ropa de niño, 15 la muda; zapatos de hombre y niño, 240; zapatos de mujer, 180.

[12]. Véase Fidel Castro Ruz, «Discurso en el acto por el Día de los Trabajadores», Plaza de la Revolución, 1º de mayo de 2006, disponible en www.cuba.cu/gobierno/discursos/2006/esp/f010506e.html (consultado el 28/7/2014).

[13]. Ángela Ferriol, Maribel Ramos y Lía Añé, «Reforma económica y población en riesgo en Ciudad de La Habana» (Reporte de investigación correspondiente al programa «Efectos sociales de las medidas de ajuste económico sobre la ciudad. Diagnósticos y perspectivas», Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE)-Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE-ONE), enero de 2004), Cuba: Investigación Económica, n. 1-2, La Habana, 2006, pp. 2-82.

[14]. ONE, «Consumo de alimentos 2005», La Habana, 2006, disponible en www.one.cu.

[15]. Véase Anicia Esther García Álvarez y Betsy Anaya Cruz, «Destinos de la producción agropecuaria en Cuba y su impacto en el acceso al consumo», CD Publicaciones 2006-2007, Centro de Estudios de la Economía Cubana, La Habana, 2007.

[16]. Francisco Soberón, «El socialismo no es para los cubanos una opción coyuntural», Juventud Rebelde, La Habana, 25 de diciembre de 2005, disponible en www.jrebelde.cu/2005/octubre-diciembre/dic-23/cuba_intervencion_index.html.

[17]. Ídem.

[18]. Véase Partido Comunista de Cuba, Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución (Resolución del VI Congreso del PCC), junio de 2011, disponible en www.congresopcc.cip.cu.

[19]. Véase Anicia Esther García Álvarez y Betsy Anaya Cruz, «Política social en Cuba, nuevos enfoques y programas recientes», ob. cit.

[20]. Raúl Castro Ruz, ob. cit.

[21]. Véase Anicia Esther García Álvarez, Camila Piñeiro Harnecker y Betsy Anaya Cruz, «Reestructuración del empleo en Cuba: el papel de las empresas no estatales en la generación de empleo y la productividad», CD Seminario anual sobre economía y gerencia, Centro de Estudios de la Economía Cubana, La Habana, 2011.

[22]. Lineamiento 171: «Incrementar los salarios de manera gradual, dirigidos inicialmente a las actividades con resultados más eficientes y a la labor de aquellos trabajadores que aportan beneficios de particular impacto económico y social», Lineamientos de la política…, ob. cit.

Cumbre Iberoamericana en busca de renovación

Por Victor M. Carriba, enviado especial

México, 5 dic (PL) La XXIV Cumbre Iberoamericana, a celebrarse la próxima semana en Veracruz, debe constatar la marcha de las prioridades y del proceso de renovación de la cooperación acordados en la cita presidencial del año pasado en Panamá.

Aquel encuentro marcó el inicio de una serie de transformaciones del esquema tradicional de este tipo de foro, entre ellos el paso de la frecuencia anual de las reuniones al máximo nivel a una secuencia bienal.

No obstante, subrayó la prioridad de los temas de la agenda política que sean de interés común y dispuso la concentración de las actividades del mecanismo en torno a las llamadas grandes áreas de acción: Conocimiento, Cultura, Cohesión social, Economía e Innovación.

En Panamá fue aprobada una resolución sobre la Renovación de la Conferencia Iberoamericana dirigida a racionalizar y alinear esa colaboración a las estrategias de desarrollo nacional, las prioridades y los retos de la región y vincularla con otros espacios regionales y actores en el escenario internacional.

También se decidió que a partir del cónclave de Veracruz debe adoptarse un documento conciso y operativo que incluya medidas concretas y mensurables y dejó abierta la posibilidad de que los dignatarios acuerden un comunicado político con los resultados del denominado Foro de Reflexión de los presidentes.

Para el reacomodo impulsado desde el año pasado, los Jefes de Estado reconocieron los cambios acontecidos en el sistema internacional desde la Primera Cumbre de Guadalajara (1991) y las transformaciones verificadas en los países de la región.

Al respecto, subrayaron los progresos registrados en los niveles de desarrollo y la relativa reducción de la pobreza, sin obviar la persistencia de brechas que se manifiestan de manera diferenciada.

En esa línea, aunque sin mencionarlos, la cita de Panamá destacó "otros modelos de cooperación, solidarios y horizontales, como la cooperación Sur-Sur y triangular", los cuales han enriquecido los esquemas y modalidades de cooperación tradicional.

"Por ello, y a más de 20 años transcurridos desde la creación del espacio iberoamericano, se debe proceder a una actualización de la cooperación iberoamericana, realizando un reconocimiento de aquellos programas y proyectos cuyo impacto ha sido visible y reconocido a lo largo de los años", puntualizaron los mandatarios.

El encuentro de Veracruz constituirá la primera cumbre con la participación del actual Rey de España, Felipe VI, y de la nueva secretaria general iberoamericana, la costarricense Rebeca Grynspan.

Los países miembros del mecanismo son Andorra, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.