Mi blog sobre Economía

sábado, 7 de febrero de 2015

Las contradicciones de la Ley de Ajuste Cubano

Por Jesus Arboleya
 
LA HABANA – Ahora resulta que los principales enemigos de la ley de Ajuste Cubano son aquellos políticos de la extrema derecha cubanoamericana que, en buena medida, construyeron sus carreras gracias a la existencia de esta legislación.

Lo paradójico es que, para cuestionarla, utilizan el mismo argumento que ha sustentado históricamente la posición cubana: es falso que los beneficiarios de esta ley sean exiliados políticos, por lo que no se justifica su excepcionalidad.

Alentar la emigración cubana fue un componente esencial de la política contra Cuba desde 1959. Entre sus mitos estuvo convertir en “exiliados” a personas que no eran perseguidos políticos y aceptarlos indiscriminadamente en Estados Unidos, violando los principios de selección e ingreso establecidos por las propias leyes migratorias norteamericanas. De resultas, fue necesario atribuir al fiscal general facultades especiales para “ajustar” el estatus legal de estas personas y en eso consiste la ley de Ajuste Cubano.

Mirada en sus aspectos formales no hay muchas razones para criticar esta ley. Como declaró recientemente la congresista demócrata Zoe Lofgren, más que eliminarla, debiera ser extendida al tratamiento de otros inmigrantes. El problema entonces no está en la ley misma, sino en la política que la originó, la cual el propio gobierno de Estados Unidos y la mayoría de la opinión pública de ese país hoy día la consideran obsoleta y contraproducente para los intereses nacionales.

Para la extrema derecha cubanoamericana la promulgación de ley de Ajuste Cubano fue ganancia neta: legitimaba el clima de beligerancia contra Cuba, base de su agenda política, a la vez que facilitaba el aumento de la base social que le servía de sustento y su rápida incorporación a la dinámica política norteamericana, todo lo cual contribuía al aumento de su influencia a escala local y nacional en Estados Unidos, con los beneficios económicos resultantes de la misma.

Este cuadro se modificó radicalmente cuando cambió el componente social de la emigración procedente de Cuba y la política migratoria cubana se adecuó a esta realidad. Los “nuevos emigrados”, aquellos que llegaron a Estados Unidos después de 1980, transformaron el cuadro electoral cubanoamericano, hasta el punto de convertirse en una amenaza potencial para el predominio de la extrema derecha en la vida política de la comunidad cubanoamericana.

La reacción ha sido chantajearlos con la amenaza de modificar la ley si continúan teniendo vínculos con Cuba o, incluso, tratar de derogarla, con tal de demorar el acceso de los nuevos inmigrantes a la ciudadanía norteamericana y, de esta manera, retrasar su impacto electoral. En última instancia, hacerles creer que el proceso de normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, por el que siempre ha abogado este sector de la emigración cubana, a la larga puede perjudicarlos, al conducir a la eliminación de las ventajas que disfrutan actualmente.

De todas formas, a la extrema derecha cubanoamericana este viraje no les resulta nada fácil y sus resultados son extremadamente dudosos. Temerosa de las presiones ya existentes contra esta ley, en 1996 lograron anclarla dentro de los presupuestos más generales establecidos por la ley Helms-Burton, por lo que para revocarla o incluso modificarla, como pretenden en estos momentos, tienen que abrir una “caja de Pandora”, cuyas consecuencias pueden resultar aun más peligrosas para sus intereses.

La otra cara de la moneda es la disminución de la actual importancia de la ley de Ajuste Cubano para la política cubana. La excepcionalidad de esta ley con fines evidentemente desestabilizadores, continúa siendo percibida por Cuba como un agravio político, una fuente de abusos para el robo de talentos y un impedimento para lograr un proceso migratorio normal y seguro entre los dos países, tal y como expresan los acuerdos migratorios firmados entre ambos.

Más que la ley, aún persisten las consecuencias negativas de su conexión con la interpretación de pie seco/pie mojado para el tratamiento de los emigrantes ilegales cubanos –son devueltos si resultan capturados en alta mar, pero admitidos si logran pisar suelo norteamericano–, debido a sus implicaciones humanas y los problemas de seguridad que genera el tráfico ilegal de personas.

Sin embargo, en términos prácticos, eliminar la ley de Ajuste ya no tiene la prioridad que tuvo para Cuba en otros momentos, toda vez que la emigración no tiene los efectos políticos y sociales que tuvo antaño. Incluso en el caso de la emigración ilegal, ello constituye un problema más grave para Estados Unidos que para Cuba.

A pesar de esto, según declaraciones de sus funcionarios, el gobierno de Estados Unidos sostiene inalterada su decisión de mantener la ley de Ajuste Cubano y la interpretación pie seco/pie mojado para el tratamiento de los migrantes ilegales cubanos.

Diversas razones pueden explicar esta conducta. Para cualquier gobierno resulta difícil modificar posiciones mantenidas durante tanto tiempo y aunque parezca que lo más importante ya ha sido modificado, dígase el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la disposición de avanzar hacia un mejor nivel de convivencia entre ambos países, en el proceso negociador continuará influyendo esta inercia en muchos asuntos específicos, como este caso.

Otras razones pudieran estar relacionadas con evitar contaminar el debate respecto a las reformas migratorias aprobadas por Obama con un asunto de menor importancia, como es la ley de Ajuste Cubano y la inmigración cubana en general, así como enviar señales equivocadas a un sector del electorado cubanoamericano que resulta mayormente favorable a los demócratas.

Como ha dicho el abogado Ira Kutzman, especialista en asuntos migratorios, lo más probable es que se avance en una aplicación más restrictiva de la ley de Ajuste Cubano, especialmente en lo relacionado con el tratamiento de la migración ilegal, lo cual no se contradice con la ley y es conveniente para los dos países.

Lo que sí resulta evidente es que la extrema derecha cubanoamericana ha quedado atrapada en su propia trampa y para escapar tendrá que comerse un pie, como hacen algunos animales. Quizá esto pueda ayudarlos a sobrevivir, pero inevitablemente quedarán cojos, lo que los convierte en una presa mas vulnerable dentro de la cadena alimentaria que rige la política estadounidense.

El juego de la gallina

Por Paul Krugman
El Banco Central Europeo anunció el miércoles que no va a seguir aceptando la deuda pública griega como garantía para los préstamos. Se da la circunstancia de que esta medida es más simbólica que significativa. Aun así, está claro que se acerca la hora de la verdad. Y es la hora de la verdad no solo para Grecia, sino para toda Europa (y, en particular, para el banco central, que puede que pronto tenga que decidir para quién trabaja en realidad).

En esencia, la situación actual podría resumirse con el diálogo siguiente:

Alemania a Grecia: Bonito sistema bancario. Sería una lástima si le ocurriese algo.

Grecia a Alemania: ¿Ah, sí? Pues a nosotros no nos gustaría nada que vuestra flamante y bonita Unión Europea acabase hecha añicos.

O, si prefieren la versión más formal, Alemania exige a Grecia que siga esforzándose por devolver todo lo que debe imponiendo unas medidas de austeridad extremadamente duras. La amenaza implícita, si Grecia se niega, es que el banco central suprimirá la ayuda que presta a los bancos griegos, que es lo que parecía la medida tomada el miércoles, aunque no lo era. Y eso causaría estragos en una economía griega ya muy maltrecha.

Por desgracia, los políticos alemanes nunca les han explicado esas cuentas a sus votantes

Sin embargo, cerrarle el grifo a Grecia supondría un riesgo enorme, no solo para la economía de Europa, sino para todo el proyecto europeo, 60 años de esfuerzos por consolidar la paz y la democracia mediante la prosperidad compartida. Es probable que la quiebra de la banca griega provocase la salida de Grecia del euro y la vuelta a su propia moneda; y si tan siquiera un solo país dejase el euro, los inversores ya sabrían que el grandioso diseño de la moneda europea es reversible y estarían prevenidos.

Más allá de eso, el caos de Grecia podría alimentar unas fuerzas políticas siniestras cuya influencia ha estado creciendo a medida que la Segunda Gran Depresión europea ha seguido avanzando. Tras una tensa reunión con su homólogo alemán, el nuevo ministro de Economía griego no dudó en jugar la baza de la década de 1930. “El nazismo”, declaraba, “está asomando su fea cabeza en Grecia” (una referencia a Amanecer Dorado, el partido (no del todo neo) nazi que es ahora el tercero más votado en el Parlamento griego).

Lo que tenemos aquí es, en definitiva, un enfrentamiento muy peligroso. Esto no es la diplomacia que conocemos; esto es el juego de la gallina, con dos camiones cargados de dinamita yendo a toda velocidad en dirección opuesta por una estrecha carretera de montaña, sin que ninguno esté dispuesto a echarse a un lado. Y todo esto está sucediendo dentro de la Unión Europea, que se supone que es —de hecho, lo ha sido hasta ahora— una institución que fomenta la cooperación productiva.

Como muchísimas crisis, la nueva crisis griega tiene su origen, en última instancia, en la complacencia política. Es la clase de cosas que pasan cuando los políticos les dicen a los votantes lo que quieren oír, hacen promesas que no pueden cumplir y luego no son capaces de enfrentarse a la realidad y tomar esas decisiones difíciles que han estado fingiendo que se pueden evitar. Me refiero, por supuesto, a Angela Merkel, la canciller alemana, y a sus aliados.

Es cierto que Grecia se metió ella solita en un lío al endeudarse de forma irresponsable (aunque este endeudamiento irresponsable no habría sido posible sin unos préstamos irresponsables). Y Grecia ha pagado un precio terrible por esa irresponsabilidad. Pero, si miramos hacia el futuro, ¿cuánto puede seguir aguantando Grecia? Está claro que no puede devolver todo lo que debe; esto resulta evidente para cualquiera que haga las cuentas.

Por desgracia, los políticos alemanes nunca les han explicado esas cuentas a sus votantes. En vez de eso, han optado por el camino cómodo: dar lecciones de moral sobre la irresponsabilidad de los deudores, afirmar que las deudas deben pagarse y se pagarán hasta el último céntimo, dar pábulo a los estereotipos sobre los holgazanes europeos del sur. Y ahora que el electorado griego por fin ha dicho que ya no puede aguantar más, los funcionarios alemanes se limitan a repetir las mismas frases de siempre.

A lo mejor los alemanes se figuran que pueden repetirse los acontecimientos de 2010, cuando el banco central coaccionó a Irlanda para que aceptase un programa de austeridad amenazándola con cerrarle el grifo a su sistema bancario. Pero es poco probable que eso funcione contra un Gobierno que ha visto los daños causados por la austeridad y que ha sido elegido porque ha prometido reparar dicho daño.

Además, sigue habiendo motivos para esperar que el Banco Central Europeo se niegue a cooperar.

El miércoles, el banco central hizo una declaración que sonaba como un severo castigo a Grecia, pero no lo era, porque dejaba abierto el canal de ayuda a los bancos griegos que de verdad importa: la ayuda de urgencia en caso de crisis de liquidez (ELA, por sus siglas en inglés). Así que fue más una llamada de atención que otra cosa, y se podría decir que la llamada iba dirigida tanto a Alemania como a Grecia.

¿Y qué pasa si los alemanes hacen oídos sordos? En ese caso, podemos esperar que el banco central adopte una postura firme y declare que su verdadera función consiste en hacer todo lo posible por salvaguardar la economía de Europa y las instituciones democráticas (no actuar como el cobrador de deudas de Alemania). Como he dicho, nos acercamos rápidamente a la hora de la verdad.

Paul Krugman es profesor de Economía de la Universidad de Princeton y Nobel de Economía de 2008. Traducción de News Clips.

Senador Bob Menéndez implicado en un nuevo escándalo de corrupción


El Senador Bob Menendez (D-N.J.) ha sido implicado en un nuevo escándalo de corrupción, esta vez por requerir a una importante compañía inmobiliaria una contribución de $50,000 para su campaña electoral, como retribución por su mediación para que esta empresa obtuviera permisos de inversión.

La compañía Mills Corp., estaba compitiendo por un permiso para construir un complejo comercial en East Rutherford, Nueva Jersey, y perdía $1 millón en ganancias por cada mes que el permiso se retrasara, según reportó el North Jersey Record.

Mills Corp. escogió a Kay LiCausi como su lobista para este proyecto llamado Xanadu. Ella había trabajo previamente como parte del staff del Senador Menéndez y se dice había estado envuelta en un romance con el político.

“Fue por su relación con Menéndez que nosotros pensamos que ella podría ayudar con el proyecto”- testificó Jim Dausch, un ex ejecutivo de Mills Corp., ante un gran jurado en el año 2008- ” porque él era uno de los más rankeados Demócratas en el Congreso y nosotros queríamos tener seguridad de que…él nunca estaría contra nosotros y que si podíamos tener su apoyo podríamos garantizar que la decisión fuera tomada en el tiempo adecuado”.

LiCausi arregló una reunión en la oficina distrital de Menéndez, y poco después, el legislador contacto supuestamente con funcionarios del Army Corps of Engineers and Environmental Protection Agency sobre el status de los permisos.

“…yo recuerdo que él hizo una llamada -ahora no recuerdo a quién, si fue a la oficina de EPA en Newar, o fue a la oficina en Washington, para averiguar cuando la decisión de otorgar el permiso sería hecha”, testificó Dausch, según reportó el North Jersey Record.

Entonces sucedió algo inusual que sorprendió a Dausch: Su compañía recibió un permiso, el cual fue extendido por el jefe de la oficina de Nueva York del Cuerpo de Ingenieros.

Dos meses más tarde, Menéndez o alguien que trabajaba para él contactó a Mills Corp. pidiendo una contribución a la campaña electoral por $50,000 , según Dausch, quien dijo que no podía recordar si fue Menendez mismo quién solicitó la contribución.”Pero de una forma u otra, está claro que la solicitud vino de Menéndez, y fue en anticipación, entendimos, a sus planes de presentarse a la elección para el Senado en 2006″, anotó.Los récords de la Comisión Electoral Federal muestran que en Septiembre de 2005, empleados de Mills Corp. o sus familiares contribuyeron con $20,000 a la campaña de Menéndez.(Información de Headlines & Global News / Versión traducida de Cubadebate)

Insta EE.UU. a comprender efecto de los cambios de su política hacia Cuba

Declaraciones ante el Senado
norteamericano de la secretaria adjunta Roberta Jacobson sobre los cambios en la política de Estados Unidos respecto a Cuba.

A continuación una traducción de la declaración de la secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental Roberta S. Jacobson ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos en relación con los cambios en la política de Estados Unidos respecto a Cuba:

(comienza el texto)

DEPARTAMENTO DE ESTADO DE ESTADOS UNIDOS
Washington, D.C.
3 de febrero de 2015

Declaración de la secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental Roberta S. Jacobson ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos

Comprender el efecto de los cambios de política de Estados Unidos en los derechos humanos y la democracia en Cuba

Les agradezco la oportunidad de presentar declaraciones hoy acerca del nuevo enfoque en la política de Estados Unidos respecto a Cuba. Entiendo que muchos de ustedes tienen interés profundo en la política de Estados Unidos respecto de Cuba y han seguido muy de cerca el anuncio del 17 de diciembre del presidente y los hechos subsiguientes, incluyendo mis reuniones en La Habana hace dos semanas. Agradezco la participación de la Comisión en los temas relacionados con Cuba y el Hemisferio Occidental y aplaudo su firme compromiso con los valores democráticos, los derechos humanos y la expansión de las oportunidades sociales y económicas en las Américas.

También quiero agradecer a la Comisión su ayuda en acoger el retorno, que llegó con gran retraso, de Alan Gross a su familia. Durante los cinco largos años de la detención del Sr. Gross la administración trabajó estrechamente con muchos miembros del Congreso, de ambas cámaras y de ambos partidos para conseguir su liberación. Como dijeron el presidente y el secretario de Estado, también estamos muy agradecidos por el papel esencial de Canadá, del papa Francisco y del Vaticano, para llegar al acuerdo que hizo posible la libertad del Sr. Gross.

Nuestro anterior enfoque a las relaciones con Cuba, de hace más de medio siglo, aunque enraizado en la mejor de las intenciones, fracasó al no empoderar al pueblo cubano y nos aisló a nosotros de nuestros asociados democráticos en este hemisferio y en el mundo. Además el gobierno cubano ha usado esta política como instrumento para aplicar restricciones a su pueblo. Como resultado, desafortunadamente y sin intención, el más afectado ha sido el pueblo cubano.

Las iniciativas del presidente miran adelante y están diseñadas para impulsar cambios que apoyan los derechos humanos universales y las libertades fundamentales para todos los cubanos, así como cambios que impulsen nuestros intereses nacionales. Estos destacan el valor de los contactos de persona a persona y formas muy específicas de incremento del comercio. Ya estamos viendo indicaciones de que la actualización de nuestro enfoque nos permite tener más capacidad de participar con otras naciones en el hemisferio y en el mundo para promover el respeto a las libertades fundamentales en Cuba. También ha dirigido considerable mayor atención a las medidas y políticas del gobierno cubano.

Desde el principio de esta administración nuestro enfoque ha sido implementar políticas para Cuba que apoyen al pueblo cubano en la determinación libre de su propio futuro, de su propio futuro político y económico. Porque en última instancia será el propio pueblo cubano el que impulse las reformas políticas y económicas. Es por ello que hemos eliminado las restricciones para facilitar a los estadounidenses de origen cubano el que puedan viajar y enviar remesas a sus familiares en Cuba, y hemos abierto nuevas sendas para los intercambios académicos, religiosos y de personas. Estos cambios han creado nuevos y fuertes contactos entre nuestros dos países. Las medidas que estamos aplicando ahora aprovechan estos cimientos al aumentar los viajes, el comercio autorizado y la circulación de información desde Cuba, hacia Cuba y dentro de Cuba. Los cambios en las regulaciones que anunciamos aumentarán los recursos financieros para apoyar al pueblo cubano y al emergente sector privado cubano. También permitirán que las compañías de Estados Unidos amplíen el acceso a las telecomunicaciones y a Internet dentro de Cuba. La política de Estados Unidos dejará de ser una barrera a la conectividad en Cuba.

Esta administración no se hace ilusiones sobre las constantes barreras a las libertades reconocidas internacionalmente que todavía tiene el pueblo cubano, ni tampoco nos hacemos ilusiones sobre la naturaleza del gobierno cubano. Cuando nos sentamos con nuestros homólogos en La Habana sabíamos con claridad que nuestros gobiernos tienen tanto intereses compartidos como diferencias agudas. Desde el servicio de correos a las operaciones contra los narcóticos, a la mitigación de los vertidos de petróleo, le debemos a nuestro pueblo una relación diplomática que permita impulsar hacia adelante con eficacia sus intereses. En este tipo de temas prácticos hemos coincidido en continuar el diálogo y aumentar la cooperación. Al mismo tiempo he planteado al gobierno cubano nuestras preocupaciones por el hostigamiento, el uso de la violencia y la detención arbitraria de los ciudadanos cubanos que expresan pacíficamente sus opiniones. Me reuní con disidentes, empresarios y voces de los medios independientes para conversar sobre lo que necesitan de su gobierno y de nosotros.

He conversado con mi homólogo cubano sobre los diversos elementos que actualmente inhiben el trabajo de nuestra Sección de Intereses de Estados Unidos, incluyendo las restricciones a los viajes de nuestros diplomáticos, límites al personal y acceso local a la misión, y el problema de recibir los embarques a tiempo en la misión. La solución exitosa de esos temas permitirá a la futura embajada de Estados Unidos proporcionar los servicios equivalentes a los de nuestras otras misiones diplomáticas en el mundo y a la par con las muchas misiones diplomáticas extranjeras en Cuba. Hemos iniciado una conversación muy útil y tenemos la intención de reunirnos otra vez este mes.

Habiendo acabado de ver a nuestros diplomáticos en acción en La Habana quiero aprovechar esta ocasión para mencionar su incansable labor en favor de los intereses de Estados Unidos en la isla, mediante la conducción de la diplomacia educativa y cultural, la observación de acontecimientos políticos y económicos importantes, y la promoción del respeto de los derechos humanos y la democracia, así como también participando en la sociedad civil independiente de Cuba. Estos dedicados empleados públicos han realizado su trabajo con frecuencia en circunstancias muy difíciles. Nuestros diplomáticos unen familias en procesos de inmigración, proporcionan servicios a ciudadanos estadounidenses, y emiten visados para visitantes cualificados que viajan a Estados Unidos. Nuestro Centro de Procesamiento de Refugiados brinda asistencia a las víctimas de la represión política. Nuestros funcionaros de diplomacia pública trabajan en conjunto con una gama de periodistas, entre ellos los de la sociedad civil, y conceden a cientos de cubanos cada semana acceso sin censuras a Internet por medio de nuestros tres Centros de Recursos Informativos. Nuestros funcionarios consulares emiten anualmente decenas de miles de documentos de viaje a cubanos que viajan a Estados Unidos con el propósito de emigrar o de visitar amigos y familiares. Estos esfuerzos seguirán adelante y se ampliarán cuando hayamos establecido relaciones diplomáticas con Cuba.

Apenas hemos comenzado las charlas oficiales para normalizar las relaciones, que tomarán mucho más tiempo que el primer paso, para el restablecimiento de relaciones diplomáticas. Sin embargo, incluso mientras hacemos esto, seguiremos tanto directamente como los por los canales diplomáticos, alentando a nuestros aliados a aprovechen toda oportunidad pública o privada a favor de la mejora del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales en Cuba. Seguiremos utilizando los fondos asignados por el Congreso para apoyar el ejercicio de las libertades políticas y civiles en Cuba, para facilitar la libre circulación de información, y para proporcionar asistencia humanitaria. También esperamos poder incrementar la participación para empoderar al pueblo cubano por medio de contactos autorizados con miembros del Congreso, funcionarios del gobierno de Estados Unidos y viajeros estadounidenses. Alentamos a los miembros [del Congreso] que visiten Cuba a que amplíen su participación con las voces independientes en la sociedad civil cubana y, cuando sea posible, participen efectivamente con el gobierno cubano en temas de derechos humanos y democracia.

Nosotros seguiremos nuestras conversaciones con nuestras comisiones de supervisión y asignaciones mientras avanzamos hacia una nueva relación. Apreciamos el que haya en el Congreso de Estados Unidos una diversidad de criterios sobre Cuba. Sin embargo, esperamos también poder trabajar juntos para hallar el espacio común para nuestra meta compartida, que es la de permitir al pueblo cubano determinar libremente su propio futuro.

Agradecemos su atención sobre estos importantes temas.

Gracias, y espero sus preguntas.

(termina el texto)

Las ignoradas o silenciadas causas de la elevada deuda pública en España y en Grecia


Entrevista realizada por estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra al Profesor Navarro sobre la deuda pública, publicada en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 6 de febrero de 2015.

I. ¿QUÉ ES LA DEUDA PÚBLICA Y CÓMO SE GENERA?

Pregunta (P.)

¿Qué es la deuda pública?

Tenemos que comenzar esta entrevista explicando qué es la deuda pública, sobre la cual hay bastante confusión. Y lo primero que hay que hacer es entender qué es la deuda pública y cómo se genera. Deuda pública es el dinero que un Estado debe porque lo ha pedido prestado, al tener unos gastos superiores a sus ingresos. Como cualquier familia, el Estado necesita hacer grandes gastos –como en infraestructuras físicas o sociales para preparar el futuro- que no puede pagar de golpe, y los van pagando a medida que se va teniendo el dinero. De ahí que necesite que le presten dinero con el cual pagar las infraestructuras, y luego, más tarde, ir pagando al que le prestó el dinero –por ejemplo, un banco- poco a poco, en varios años, hasta que devuelva todo el dinero, además de los intereses que genera la deuda. De ahí que para conocer la carga que representa para este Estado esta deuda, es importante saber cuánto dinero debe, cuándo tiene que pagarlo, los intereses que genera y debe pagar, y a quién tiene que pagarle.

(P.)

¿Cómo se genera la deuda pública?

(R.)

Una de las causas más importantes es que el Estado gasta más de lo que ingresa y, por lo tanto, va acumulando una deuda a lo largo del tiempo. Ahora bien, no hay que confundir Estado con país. Esta confusión aparece constantemente cuando se dice, por ejemplo, que España se ha gastado más de lo que puede o de lo que tiene. Se confunde en esta declaración, que se hace frecuentemente en los medios de mayor difusión, que España se presenta como homólogo al Estado español. El Estado español es pobre y no tiene recursos, pero España no lo es, tiene amplios recursos que el Estado podría recoger y que no recoge, forzándole a tener que pedir dinero prestado. Este punto debe subrayarse constantemente.

(P.)

¿Es esta la causa de que España tenga una deuda elevada?

(R.)

Sí, es una de las principales causas de la elevada deuda pública. Tanto España como Grecia tienen unas de las deudas públicas más grandes de la Eurozona. Lo mismo ocurre con Portugal e Irlanda. Y ello se debe, en parte, a que todos ellos tienen Estados muy pobres, con pocos ingresos. Y de ahí que tengan que pedir prestado mucho dinero. La deuda pública, tanto por habitante como por porcentaje del PIB, es en todos estos países superior al promedio de la UE-15 y al de la eurozona.

(P.)

¿Y por qué estos Estados son tan pobres?

(R.)

Porque históricamente han sido muy dominados por fuerzas profundamente conservadoras representantes de los mayores poderes financieros y económicos del país, así como de sus clases dominantes, que configuraron unos Estados que favorecieran sus intereses, entre los cuales predominaban unas políticas fiscales muy regresivas. Es decir, que las rentas del trabajo pagan impuestos mucho más altos que las rentas del capital sin olvidar que son Estados en los que existe una enorme impunidad y tolerancia hacia el fraude fiscal en el que incurren predominantemente aquellos grupos y aquellas clases. Esto ocurre en España y en Grecia, y también en Portugal e Irlanda, donde los ingresos al Estado, incluso hoy, han sido más bajos que el promedio de la Eurozona. Recordemos que estos países –conocidos en la terminología anglosajona como PIGS- estuvieron gobernados por dictaduras fascistas o fascistoides durante muchos años, y que el sistema democrático que las sustituyó no significó una ruptura con el Estado anterior, sino una adaptación o modificación, sin cambiar la enorme influencia que aquellos grupos financieros y económicos y las clases dominantes tenían sobre sus Estados. Irlanda, por cierto, no estuvo gobernada por una dictadura, pero si por un gobierno ultraconservador, muy ligado a la Iglesia Católica irlandesa. Este contexto histórico-político explica el porque de los bajos ingresos al Estado y su necesidad de endeudarse profundamente, sobre todo en momentos de crisis como los actuales.

(P.)

Pero se dice que los Estados son pobres porque los países son pobres.

(R.)

Esto no es cierto. Estos Estados son mucho más pobres de lo que deberían ser, y de lo que su país permitiría. Por ejemplo, el nivel de riqueza de España al inicio de la crisis, medido por el PIB per cápita, era el 94% del promedio de los países de la UE-15, el grupo de países más ricos de la Unión Europea. En cambio, su gasto público social per cápita era solo el 74% del promedio de la UE-15. España se gastaba 66.000 millones menos de lo que debía gastarse en su Estado del Bienestar por el nivel de desarrollo económico que tenía. España tenía y continúa teniendo estos recursos. Lo que pasa es que el Estado no los recoge, y no lo hace porque las fuerzas conservadoras y sus instrumentos políticos tienen un enorme poder, situación que se remonta a épocas históricas anteriores y que ha configurado el Estado español.

II. EL ESTADO ESPAÑOL, FRUTO DE LA TRANSICIÓN INMODÉLICA

(P.)

De ahí que usted haya criticado extensamente la Transición española de la dictadura a la democracia, definiéndola como inmodélica.

(R.)

Sí, no se puede entender el presente sin entender el pasado. La gente debe preguntarse por qué el Estado español, treinta y seis años después de haber establecido una democracia, continúe siendo un Estado pobre, poco redistributivo, con escasa sensibilidad social y que además, por cierto, no ha reconocido todavía la plurinacionalidad de España. La respuesta a esta pregunta es fácil de ver: el enorme dominio que las fuerzas conservadoras han tenido y continúan teniendo sobre el Estado español. Y lo mismo ocurre en Grecia, en Portugal y en Irlanda.

(P.)

En España se promovió el mensaje de que la Transición fue modélica, estableciendo un sistema democrático homologable al de cualquier otro Estado de la Unión Europea.

(R.)

En el momento de la Transición no había un equilibrio en el país entre las derechas –que controlaban el aparato del Estado y la gran mayoría de los medios de información y persuasión- y las izquierdas, que lideraban las fuerzas democráticas –que acababan de salir de la cárcel o de volver del exilio-. Era imposible hacer una Transición modélica.

(P.)

Usted ha recibido mucha hostilidad, incluso por parte de algunas voces de izquierdas, por haber criticado que a la Transición se la definiera como modélica.

(R.)

Sí, algunos de los protagonistas de aquella Transición con los cuales había tenido una cierta amistad dejaron de hablarme. Se sintieron muy molestos y casi ofendidos personalmente. Me supo muy mal porque definir la Transición como inmodélica no implicaba una crítica a las izquierdas. Es probable que no hubieran podido hacer otra cosa. Pero en mi libro Bienestar insuficiente, democracia incompleta. Sobre lo que no se habla en nuestro país, donde mostré las enormes deficiencias democráticas del Estado español, acentué que era un gran error de las fuerzas democráticas referirse a la Transición como modélica, pues parecían asumir que el producto de aquella Transición era ya modélico. Y era fácil de mostrar que el Estado español era escasamente democrático, escasamente social, muy poco justo, y radial. Esta realidad era fácil de evidenciar, pero difícil de ver en la televisión o de leer en la prensa española, debido a la falta de vocación crítica de los mayores medios de información y persuasión del país, claramente controlados por intereses económicos y financieros. Ni que decir tiene que muchísimos avances han tenido lugar durante estos años de democracia. Y así lo he reconocido y así lo he documentado. Avances que se han hecho sobre todo en los periodos de gobierno socialista. Pero estos avances, hoy claramente cuestionados, no han variado significativamente la relación de fuerzas dentro del Estado español. Y la adaptación del PSOE a ese Estado diluyó su vocación transformadora. Así, su respuesta a la crisis fue típicamente neoliberal. De ahí que hoy España continúe siendo un Estado pobre, un Estado represivo, poco democrático y que no reconoce la plurinacionalidad de España. Es lógico, pues, que hayan protestas populares, y que se exija que se haga una segunda Transición que lleve el país a una democracia más completa, más justa, más participativa, y que acepte la plurinacionalidad del Estado, con el derecho de autodeterminación de sus pueblos y naciones, como las izquierdas españolas –y no solo las catalanas- habían reclamado durante la clandestinidad, derecho importante para asegurarse de que la unión de España es voluntaria y no forzada. El hecho de que aparezca como forzada es lo que genera constantemente estas tensiones que las derechas, tanto centrales como periféricas, utilizan para perpetuarse en el poder.

III. DE LO QUE NO SE HABLA CUANDO SE HABLA DE LA DEUDA PÚBLICA

(P.)

De todos estos temas no se habla cuando se analiza la deuda.

(R.)

Bueno, se habla indirectamente. Por ejemplo, incluso la Presidenta del FMI, la Sra. Christine Lagarde, hizo referencia a los 2.000 personajes de la vida financiera, económica y política griega que tenían sus cuentas en Suiza. Y el Financial Times acaba de escribir un editorial en el que apoyaba las medidas de Syriza de enfrentarse a los oligarcas griegos para que paguen sus impuestos. Y algo parecido ocurre en España. La corrupción tan extendida y masiva de la dirección del Partido Popular, heredero de las fuerzas que dominaron el Estado dictatorial, tiene sus bases en la cultura dominante en la dictadura, desarrollada en un Estado corrupto hasta la médula. Los Estados de estos países –España, Grecia, Portugal e Irlanda- son la continuación de aquellos Estados. En Grecia, las oligarquías que impusieron las dictaduras militares continúan dominando aquel Estado. Y lo mismo ocurre en España. Está bastante bien documentado en este país que los grupos financieros y económicos que ejercían una enorme influencia sobre el Estado dictatorial, continúan ejerciendo una influencia determinante. Y a estos grupos se han añadido los nuevos grupos económicos, resultado de la privatización de las empresas públicas, repartidas entre las élites de los partidos gobernantes. Este es el background que hay que tener en cuenta para entender por qué el Estado es tan pobre y tan sesgado a favor del capital, elementos clave para entender ahora el llamado “problema de la deuda”.

(P.)

¿Cómo se ejerce esta influencia, que usted ha definido como consecuencia del poder de clase de los grupos dominantes?

(R.)

Hay varias maneras. Una de ellas es la política fiscal muy regresiva, que explica que, por ejemplo, en el IRPF la gran mayoría de ingresos al Estado procedan de las rentas del trabajo, y muy poco de las rentas derivadas del capital. Al inicio de la crisis, un trabajador de la manufactura pagaba proporcionalmente en impuestos algo parecido a lo que pagaba el trabajador de la manufactura en el promedio de la UE-15. Solo ligeramente por debajo. Los españoles súper-ricos -el 0,5% de la población- pagaban, sin embargo, solo el 6% de lo que pagaban sus homólogos en la UE-15. El hecho de que el déficit público haya aumentado tan rápidamente en España –y con ello la deuda pública- se debe precisamente a que el número de trabajadores ha bajado, y los salarios también. Por cierto, una de las mayores falsedades promovidas por los gurús económicos neoliberales que tienen grandes cajas de resonancia en los medios españoles es el de indicar que la crisis en España se debió al excesivo gasto público. Es fácil de demostrar la frivolidad y falsedad de dicha teoría. El Estado español estaba en superávit, no en déficit, cuando empezó la crisis. Y cuando ésta comenzó, como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria, el déficit se disparó, resultado de la rápida destrucción de empleo y reducción de los salarios.

(P.)

¿Se repiten estas causas en Grecia?

(R.)

Sí, pero con algunas diferencias. En realidad, la concentración de poder financiero y económico es incluso más concentrada que en España, alcanzando dimensiones caciquiles. Esto es lo que ocurre en países pequeños gobernados por fuerzas ultraconservadoras. En Grecia se alcanzan unos niveles de caciquismo y de redes clientelares de poder, que ahogan al país. Y tal caciquismo está sostenido por una fuerza militar que consume una enorme cantidad de recursos, que se justifican por su conflicto con Turquía. El gasto militar sobresale en su gasto público, gasto público que, fuera del militar, es muy deficiente. De ahí que Grecia haya tenido un déficit público muy elevado durante mucho tiempo. Cuando la Gran Recesión empezó, Grecia tenía ya un déficit elevado. Una de las razones que, por cierto, explicaría la necesidad de reestructurar la deuda pública en aquel país es precisamente la necesidad de hacer una auditoría y ver cuánto de la deuda se debe a tener ese desproporcionado gasto militar. Ese Ejército, por cierto, jugó un papel clave –como también ocurrió en España- en la derrota de las fuerzas antifascistas que estaban a punto de gobernar Grecia una vez terminó la Segunda Guerra Mundial, y que fueron vencidas por el Ejército con la ayuda de los gobiernos británicos y de EEUU. Es muy importante observar que el primer acto que ha hecho el nuevo Presidente de Grecia ha sido homenajear a las fuerzas antifascistas que fueron asesinados por los nazis y sus colaboradores –las oligarquías griegas-. Hoy, en España, estos héroes continúan olvidados. Nuestros antifascistas son los grandes olvidados de nuestra historia, un hecho debido, de nuevo, al gran dominio de las fuerzas ultraconservadoras –herederas de la dictadura- sobre el Estado español.

IV. LA OTRA GRAN CAUSA, SILENCIADA E IGNORADA, DE LA ELEVADA DEUDA PÚBLICA: EL SISTEMA DE GOBERNANZA DEL EURO

(P.)

¿Por qué la deuda pública ha crecido tanto?

(R.)

En la primera parte de la entrevista ya he indicado una de las mayores causas del crecimiento de la deuda pública: la escasez de ingresos al Estado. Pero otra causa muy importante es el hecho de que los Estados en la Eurozona no están protegidos frente a la especulación de los mercados financieros. Y esto ocurre como resultado de la manera en que se diseñó el euro, que tenía como objetivo favorecer a los intereses financieros, predominantemente alemanes, que ejercen una enorme influencia sobre las instituciones de decisión y gobernanza de la Eurozona. No es por casualidad que el Banco Central Europeo (BCE) esté situado al lado mismo del Bundesbank, el banco central alemán, que actúa en la práctica como el gran lobby del capital financiero alemán.

(P.)

¿Y cuáles son las consecuencias de este sistema de gobierno del euro?

(R.)

Que las políticas del BCE favorecen sistemáticamente a la banca privada a costa de los Estados.

(P.)

¿Qué quiere decir esto?

(R.)

No hay pleno reconocimiento en los medios de información, incluyendo los de información económica, de que el BCE no es un banco central, como lo es el banco central estadounidense, llamado Federal Reserve, o el Banco de Inglaterra. Lo que hace un banco central es imprimir dinero, y con ello comprar deuda pública de su Estado para forzar que los intereses de esta deuda bajen. Pero el BCE no ha estado haciendo esto. Lo que ha estado haciendo ha sido imprimir dinero, dinero que se lo prestaba a unos intereses bajísimos a los bancos privados, los cuales compraban con este dinero la deuda pública de los Estados, que tenían que pagar unos intereses enormes (de incluso el 13% en el caso de Grecia), para conseguir dinero pues no lo podían conseguir del BCE. De ahí que no tuvieran ninguna protección frente a la especulación de los bancos. De esta manera, los bancos privados conseguían y continúan consiguiendo dinero a unos intereses bajísimos. Y con este dinero compraban deuda pública que les aseguraba unos intereses elevadísimos. Fue el “chollo” del siglo. De ahí surgió el enorme crecimiento de la deuda pública, sobre todo en los países PIGS. Ello supuso unos enormes, y repito, enormes beneficios de la banca privada y su descomunal crecimiento. El caso de la banca española es un claro ejemplo de ello. España tiene uno de los sectores bancarios más extensos en los países más ricos del mundo. Proporcionalmente es tres veces superior al tamaño del sector bancario en EEUU. Este sector es demasiado grande en España. Absorbe una enorme cantidad de recursos y gran parte de su expansión se debe a actividad especulativa.

(P.)

Y para pagar esta deuda pública a los bancos se han estado haciendo estos recortes de gasto público.

(R.)

Así es. El presidente del BCE, el Sr. Draghi, lo dijo claramente. Europa tiene que terminar con la Europa Social. Lo ha dicho así de claro, sin tapujos. Y la banca española, desde el Santander a La Caixa, han ido siguiendo esta consigna. Exigiendo “disciplina fiscal”, una de las expresiones más utilizadas en su discurso. Y también añaden la necesidad de hacer “reformas estructurales”, que quiere decir, hacer reformas en el mercado laboral encaminadas a bajar los salarios. Esto es lo que definen como necesidad de “ser disciplinados y tranquilizar a los mercados financieros”.

(P.)

Usted ha definido esta narrativa como una farsa

(R.)

No hay otra manera de definirla. El que, en la práctica, define los intereses de la deuda pública, es el BCE, no los mercados financieros. El primero utiliza a los segundos para presionar el desmantelamiento de la Europa Social. La mejor prueba de lo que digo es lo que ocurrió hace poco, cuando los intereses de la deuda griega y española estaban alcanzando unos niveles más que preocupantes. Se decía que “el euro estaba en peligro”, una expresión utilizada muy frecuentemente. Ante esa realidad, el Sr. Draghi citó solo una frase: “Haré todo lo que haga falta para salvar al euro”. Con esta frase, los intereses bajaron en picado.

V. LA ORIENTACIÓN NEOLIBERAL DEL ESTABLISHMENT EUROPEO

(P.)

Y hoy estamos viendo que el BCE estará comprando masivamente deuda pública.

(R.)

Frente a una situación preocupante debido al disparo de la deuda pública, el BCE interviene, comprando deuda pública. Pero lo hace comprándosela a la banca privada. Lo ha hecho en el caso griego y lo hará ahora en toda la Eurozona. Es un paso positivo, pero dramáticamente insuficiente. Lo que el BCE debería poder hacer es comprar deuda pública directamente a los Estados. Es más, para ayudar a los Estados a recuperarse, se necesita un gran estímulo económico, a base de aumentar los salarios y el gasto público, lo contrario de lo que el BCE está proponiendo y presionando.

(P.)

Usted ha sido muy crítico de estas propuestas del BCE.

(R.)

Sí, y la experiencia ha demostrado el desastre de estas políticas. Ha sido un fracaso. Hoy hay casi consenso fuera de España de que las políticas de austeridad han sido contraproducentes. La bajada de salarios y los recortes del gasto público han hecho un enorme daño. Pero hay que entender que el BCE actúa según criterios políticos, no monetarios o económicos. Sé que lo que digo sorprenderá. Pero la ortodoxia neo liberal responde a criterios políticos. Es el pensamiento neoliberal el que domina las instituciones de gobernanza del euro. Y según este pensamiento, bien reflejado en las posturas del gobierno Merkel, del gobierno Rajoy y del gobierno Mas en Catalunya, es que el retraso de estos países se debe a su falta de competitividad, que atribuyen a unos salarios excesivos y a un Estado del Bienestar demasiado desarrollado. Y su solución es reducir los salarios y la protección social. Y a eso lo llaman las “reformas estructurales” que el establishment europeo continúa exigiendo.

VI. LA GOBERNANZA DEL EURO COMO PROBLEMA. EL BCE ES UNA INSTITUCIÓN POLÍTICA

(P.)

El problema está, pues, en la arquitectura de la gobernanza del euro y en el comportamiento del BCE.

(R.)

Naturalmente. Y esto responde a unas decisiones políticas generadas por una ideología que ha alcanzado la categoría de dogma. Incluso hoy, en la sección “Clase de Economía” del programa Divendres de la televisión pública catalana, el economista de la casa, un ultraliberal, niega que el problema del estancamiento económico de España sea el problema de falta de demanda, atribuyendo la crisis a la excesiva intervención pública. ¡Extraordinario! Y todo el mundo callado.

(P.)

Usted y Juan Torres han sugerido en su programa para Podemos que haya una reestructuración de la deuda pública. Lo mismo ha sugerido Alexis Tsipras en Grecia. La respuesta de los medios de publicación ha sido muy hostil, indicando que ello destruiría la confianza de los famosos mercados, creando dificultades enormes a los pensionistas y a otros ciudadanos.

(R.)

Ha habido bastantes reestructuraciones de la deuda pública, sin que en ninguna de ellas se haya presentado dicha catástrofe. Hay una gran confusión sobre el hecho de la reestructuración. En primer lugar, según la propia normativa de la Unión Europea, cualquier reestructuración tiene que ir precedida por una auditoría de la deuda pública. En base a esta auditoría, se puede llegar a la conclusión de que, por ejemplo, ciertos componentes de la deuda pueden continuar tal como están y otros no.

(P.)

Pero le dirán que hoy la gran mayoría de la deuda pública griega la tienen organismos públicos –el BCE, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y el FMI-

(R.)

Pero el que hoy sean estas entidades públicas es precisamente porque el sistema bancario privado que se había forrado de dinero con la deuda pública griega estaba ahogando al Estado griego, corriendo el riesgo de que si el Estado griego colapsara la banca privada saldría muy dañada. De ahí que las intervenciones públicas quisieran asegurarse de que el sistema no colapsaría. Y no colapsó. Pero el hecho de que no colapsara se debió a los enormes sacrificios del pueblo griego. En el fondo del problema están las causas citadas antes: la enorme concentración del poder económico y financiero existente en Grecia, y la alianza de esta estructura de poder, lo que Syriza llama los oligarcas, y en España se le llamaría la casta, aliada con la casta financiera europea, que ejerce una patológica influencia sobre los Estados.

(P.)

¿Cómo es que todo esto no aparece en los medios de información?

(R.)

Porque estos están controlados precisamente por estos intereses. Vean ustedes quienes son los gurús que aparecen como economistas en sus programas. Desde TV3 a la Sexta Noche, todos son distintas variedades el liberalismo imperante. Esto está cambiando en otros países. Pero en España, las derechas de distintos colores dominan los medios.

Los agricultores vuelven a las semillas no modificadas

Por Jacob Bunge

Jim Benham, del estado de Indiana, forma parte de un grupo reducido pero creciente de agricultores estadounidenses que se han alejado de las semillas biotecnológicas en reacción a la caída de los precios de los granos. Los cultivos no modificados cotizan a mayores precios. William DeShazer for The Wall Street Journal

El año pasado, por primera vez en dos décadas, Jim Benham sembró sus campos totalmente con semillas de soya que no habían sido genéticamente modificadas para resistir los herbicidas.

No fue que el agricultor de 63 años de Indiana de repente se unió al movimiento antitransgénicos, sino que se vio atraído por la prima de casi 14% por bushel que ofrecía una terminal de granos por soya no modificada y que luego la vendía a procesadores de pienso en Asia.

Benham forma parte de un grupo reducido pero creciente de agricultores de la región central de Estados Unidos que se han alejado de las semillas biotecnológicas desarrolladas por Monsanto Co. MON -0.53% , DuPont Co. DD +0.13% y otras empresas, en reacción a la caída de los precios de los granos en los últimos dos años, que ha mermado las ganancias del sector.

Más consumidores buscan alimentos no transgénicos, que sus defensores consideran más saludables y menos dañinos para el medio ambiente.

En EE.UU., las ventas de cereales, aderezos para ensaladas, huevos y otros productos libres de OGM aumentaron 15% el año pasado, a US$9.600 millones, y estuvieron entre los segmentos alimentarios de mayor crecimiento, según Nielsen.

Detrás de la tendencia están compañías de alimentos procesados, como General MillsInc. GIS -0.45% y Post Holdings Inc., POST +0.74% que han decidido eliminar ingredientes transgénicos de algunos de sus productos.

Las empresas de alimentos pagan más por oleaginosas y granos no transgénicos debido a su oferta relativamente pequeña y el costo de separar esos granos de las versiones modificadas que dominan el cinturón agrícola de EE.UU.

“Fue rentable porque hice el cambio”, asegura Benham. “En nuestro rubro los márgenes son tan cruciales que vamos detrás de los dólares siempre que podamos”.

Los cultivos biotecnológicos se han arraigado profundamente en la región agrícola de EE.UU. tras ser introducidos hace 19 años, si bien su crecimiento ha empezado a moderarse. En 2014, 94% de la superficie dedicada a la producción de soya fue sembrada con semillas transgénicas, el mismo nivel que en 2011 pero muy por encima del 54% de 2000, según el Departamento de Agricultura de EE.UU. En el caso del maíz, la superficie subió de 90% en 2013 a 93% el año pasado, frente a 25% en 2000.


Jim Benham sostiene un puñado de granos de soya no modificados de la cosecha de esta temporada en granja en Indiana. William DeShazer for The Wall Street Journal

A nivel mundial, 28 países han adoptado cultivos biotecnológicos, según ISAAA, una organización del sector. EE.UU. es el líder con 73,1 millones de hectáreas dedicadas a variedades transgénicas en 2014, seguida por Brasil, con 42,2 millones, y Argentina, con 24,3 millones. Paraguay y Uruguay se ubican séptimo y décimo, con 3,9 millones y 1,6 millones, respectivamente. México tiene aproximadamente 200.000 hectáreas de cultivos genéticamente modificados y Colombia 100.000.

Argentina fue uno de los primeros países en adoptar cultivos transgénicos cuando empezó en 1996 a usar soya resistente al herbicida glifosato. Desde entonces, estos cultivos han crecido exponencialmente y en la actualidad sólo unas 40.000 hectáreas de un total de 20 millones de hectáreas del cultivo están dedicadas a la producción de soya no transgénica, de acuerdo con una investigación del diario La Nación.

En Brasil, el uso de semillas transgénicas de soya y maíz también despegó en los últimos años, dicen productores y analistas. En las plantaciones de maíz de la región productora del centro sur del país, por ejemplo, el empleo de semillas transgénicas pasó de 4,9% en 2009 a 85,7% el año pasado en el promedio de las dos zafras anuales, calcula Paulo Molinari, consultor de la firma Safras & Mercado. “El transgénico acabó con la oruga que perjudicaba mucho la producción brasileña de maíz, y eso está atrayendo cada vez a más agricultores”, dice.

La soya no transgénica generó por un tiempo precios premium en Brasil, dice Luiz Nery Ribas, director técnico de la Asociación de Productores de Soya y Maíz del Mato Grosso (Aprosoja). Sin embargo, un programa de esa asociación de incentivo a los cultivos no transgénicos ha logrado que el área plantada con semillas tradicionales represente cerca de 20% del total en ese estado, lo que amplió la oferta y también acabó con los precios premium, dice Ribas. Mato Grosso es el mayor productor de soya del país, con 31,4% del total en el año agrícola 2013/2014, según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil.

Muchos agricultores dicen que los cultivos de OGM elevan los rendimientos y pueden reducir el uso de pesticidas debido a que algunas plantas biotecnológicas producen sus propias toxinas antiinsectos. No obstante, los precios del maíz se han desplomado cerca de 50% en los últimos dos años, en tanto que los de la soya han descendido aproximadamente 35%, lo que ha llevado a algunos productores estadounidenses a volver a sembrar granos no modificados para cuidar sus ganancias.

Muchos agricultores que han hecho el cambio dicen que sus motivos son económicos y no responden al movimiento anti-OGM que se ha intensificado en los últimos años. Los que se oponen a los granos biotecnológicos afirman que se necesitan más estudios para determinar si los alimentos transgénicos son seguros para los consumidores y argumentan que los cultivos utilizan fertilizantes y pesticidas sintéticos que podrían dañar el medio ambiente. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. y muchas agrupaciones científicas y de salud sostienen que los alimentos hechos con OGM son seguros.

“Estamos viendo más interés en la producción para los mercados (libres de OGM) que nunca”, señala Lynn Clarkson, presidente de Clarkson Grain Co., que contrata a agricultores para que cultiven granos no modificados. “La caída de los precios ha puesto a muchos agricultores en una situación de equilibrio o de pérdida para el cultivo de 2014”.




El cambio ha impulsado las ventas de algunos pequeños productores de semillas que se especializan en granos no biotecnológicos.

Beck’s Superior Hybrids Inc., que vende semillas tanto transgénicas como no modificadas, se ha quedado sin algunas variedades de soya libre de OGM, dice Kevin Cavanaugh, director de investigación de la empresa de Indiana. Beck’s, de propiedad familiar, prevé un alza de 45% en las ventas de semillas de maíz no transgénicas este año y de 8% en la soya no modificada, señala.

En Albert Lea Seed House Inc., las ventas de semillas libres de OGM se encaminan a crecer cerca de 20% este año y ciertas variedades se han agotado, indica Mac Ehrhardt, copropietario de la empresa, que registró US$24,5 millones en ingresos en 2014. Muchas de las ventas son a agricultores que buscan ahorrar dinero comprando semillas no transgénicas, que suelen ser más baratas, explica.

“Estamos recibiendo llamadas de gente que nunca nos compró”, cuenta Ehrhardt.

Algunas grandes empresas de semillas biotecnológicas interpretan la tendencia como un crecimiento gradual de un mercado de nicho.

Monsanto vende algunas variedades de maíz y soya no transgénicas, pero “siempre hay un excedente y nunca se venden por completo”, dice Robert Fraley, director de tecnología y quien ayudó a desarrollar granos biotecnológicos en los años 80. “Vemos que la tendencia va en la otra dirección”.

DuPont, que vende variedades transgénicas y estima que es el líder en semillas no modificadas por cuota de mercado, prevé que las ventas de estos productos probablemente suban entre 1% y 6% este año, según Russell Sanders, director de mercados alimentarios e industriales de la empresa.

“No hay dudas de que hay un movimiento más grande, en algunas áreas”, asevera Sanders, quien conversa con empresas de alimentos sobre sus necesidades de granos y oleaginosas cuando DuPont planea su producción de semillas. De todos modos, aclara, el negocio de semillas no transgénicas todavía no ha llegado a un “punto de inflexión”.

Para muchos agricultores, cambiarse a los granos exentos de OGM implica utilizar una mayor gama de pesticidas, algunos de las cuales ya se necesitan para matar malas hierbas que han evolucionado y sobreviven a herbicidas como el Roundup de Monsanto. Los ahorros que se obtienen de las semillas no transgénicas en gran medida compensan el costo de químicos adicionales, dicen los agricultores.

Wendel Lutz, quien cultiva unas 200 hectáreas en Illinois, cuenta que se ha pasado completamente a variedades de soya no transgénicas y planea plantar más maíz no modificado este año.

“El dinero habla”, dice Lutz, de 57 años, y explica que consiguió una prima de US$2 por bushel de soya el año pasado. “Espero hacerlo de ahora en adelante”.

—Eduardo Magossi y Saemin Yoon contribuyeron a este artículo.

LA “NUEVA POLÍTICA” DE LOS EE.UU. HACIA CUBA (II Y FINAL)


Por Elier Ramírez Cañedo

Las intenciones de Obama y los nuevos desafíos para Cuba.

Si antes del 17 de diciembre parecía aun un poco lejano el día en que los Estados Unidos levantaran el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba –piedra angular de su política hacia la Isla- y se avanzara hacia la “normalización” de las relaciones, ese horizonte parece ahora más próximo.

La historia de los últimos 55 años nos ha convertido en un pueblo curtido en el enfrentamiento a las más disímiles políticas agresivas de los Estados Unidos; pero tal vez no contamos con el mismo entrenamiento a la hora de afrontar una política de agresividad disimulada, una política que se proponga lograr los mismos objetivos por vías del acercamiento y el intercambio cultural, económico y político entre ambas sociedades, con menos restricciones. Un escenario, donde el enemigo que ha contribuido a conformar nuestra cultura política pretende hacerse menos visible, desdibujarse.

Pero, al mismo tiempo, creo que poseemos suficiente talento, inteligencia y entereza para unirnos más, ajustarnos a los nuevos retos y aprovechar las oportunidades que también pudiera ofrecernos en algunas esferas la nueva coyuntura. De lo que se trata es de asimilar el cambio lo más rápido posible.

Es cierto que, si Cuba no pudo ser absorbida culturalmente por los Estados Unidos antes de 1959 y se pudo hacer una Revolución Socialista, muy difícilmente eso pueda ocurrir ahora. No debemos perder nunca el optimismo, pero debemos ser optimistas activos, optimistas con una clara percepción del riesgo, de nuestras vulnerabilidades y de las nuevas tácticas que se articulan desde el norte para destruir la revolución.

Sobre este tema Fidel expresó en 1992 al ser entrevistado por Tomás Borge: “Tal vez nosotros estamos más preparados incluso, porque hemos aprendido a hacerlo durante más de 30 años, para enfrentar una política de agresión, que para enfrentar una política de paz; pero no le tememos a una política de paz. Por una cuestión de principio no nos opondríamos a una política de paz, o a una política de coexistencia pacífica entre Estados Unidos y nosotros; y no tendríamos ese temor, o no sería correcto, o no tendríamos derecho a rechazar una política de paz porque pudiera resultar más eficaz como instrumento para la influencia de Estados Unidos y para tratar de neutralizar la Revolución, para tratar de debilitarla y para tratar de erradicar las ideas revolucionaras en Cuba”.

Pero ocho años más tarde, también expresaría Fidel: “Sueñan los teóricos y agoreros de la política imperial que la Revolución, que no pudo ser destruida con tan pérfidos y criminales procedimientos, podría serlo mediante métodos seductores como el que han dado en bautizar como “política de contactos pueblo a pueblo”. Pues bien: estamos dispuestos a aceptar el reto, pero jueguen limpio, cesen en sus condicionamientos, eliminen la Ley asesina de Ajuste Cubano, la Ley Torricelli, la Ley Helms-Burton, las decenas de enmiendas legales aunque inmorales, injertadas oportunistamente en su legislación; pongan fin por completo al bloqueo genocida y la guerra económica; respeten el derecho constitucional de sus estudiantes, trabajadores, intelectuales, hombres de negocio y ciudadanos en general a visitar nuestro país, hacer negocios, comerciar e invertir, si lo desean, sin limitaciones ni miedos ridículos, del mismo modo que nosotros permitimos a nuestros ciudadanos viajar libremente e incluso residir en Estados Unidos, y veremos si por esas vías pueden destruir la Revolución cubana, que es en definitiva el objetivo que se proponen”.

A mi juicio, debemos sentirnos satisfechos de haber llegado hasta aquí sin ceder un ápice en cuestiones de principios, pero nadie puede llamarse a engaño y pensar que el ancestral conflicto Estados Unidos-Cuba ha llegado a su fin. Quizás decir esto parezca innecesario y tonto, para todos los que han apreciado desde el inicio cual es el juego nuevo de los Estados Unidos con Cuba, pero por desgracia, no son pocos los que ya comienzan a equivocarse y a confundirse, tanto dentro como fuera del país.

Desarmarnos ideológicamente en estos momentos sería suicida, cuando, al tratarse de un conflicto de naturaleza sistémica, hacia donde nos dirigimos es hacia un modus vivendi entre adversarios ideológicos. Cuba y los Estados Unidos jamás han tenido una relación normal, no la tuvieron en el siglo XIX, tampoco en el XX, y mientras la esencia del conflicto siga siendo hegemonía versus soberanía, será imposible hablar de una normalidad en las relaciones. Utilizar hoy ese concepto en su acepción clásica puede resultar engañoso y confuso. Cuba ha defendido siempre una normalización, que en nada se ajusta a la visión estadounidense del término. Estados Unidos siempre ha entendido la normalización de las relaciones con Cuba sobre la base de la dominación, que implica que la Isla ceda terreno en asuntos que competen a su soberanía, ya sea en materia de política exterior o doméstica.

Por otro lado, nada indica, hasta ahora, que otro de los pilares básicos de esa política, la subversión en sus diversas modalidades, vaya a cesar. Todo lo contrario, al parecer se irá incrementando con el tiempo a través de lo que Obama denomina vías más creativas y artificiosas que promuevan los valores e intereses norteamericanos. “La administración –dijo el presidente norteamericano- continuará implementando programas de EE.UU. enfocados en promover el cambio positivo en Cuba”.

El Departamento de Estado abrió convocatoria el 22 de diciembre, cinco días después de los anuncios de la Casa Blanca, para financiar programas por 11 millones de dólares que “promuevan los derechos civiles, políticos y laborales en Cuba”.

Si Estados Unidos no renuncia a estos programas injerencistas se corre el altísimo riesgo de que nuevos Alan Gross sean apresados en Cuba y de nuevo se produzca un retroceso en la relación bilateral.

Lo cierto es que la política de los Estados Unidos estará más caracterizada por la guerra cultural y la subversión política-ideológica, que por la idea de llevar a la Isla al colapso económico.

Asimismo, cuando el presidente estadounidense señala que continuará apoyando a la sociedad civil cubana, ya sabemos a cual sociedad civil se está refiriendo y que no es otra que la de los mercenarios que han nutrido las filas de una contrarrevolución fabricada y financiada desde los Estados Unidos.

Tanto la intervención de Obama como el Comunicado de la Casa Blanca demuestran que la administración Obama seguirá manejando las siguientes ideas en su estrategia subversiva e injerencista contra la Isla: “hacer que los ciudadanos obtengan cada vez más independencia económica del estado”, “los cubanoamericanos serán nuestros principales embajadores de la libertad”, “romper el bloqueo informativo”, “apoyar la sociedad civil en Cuba en materia de derechos humanos y democracia”, “empoderar al pueblo cubano y al naciente sector privado en Cuba”. La principal apuesta de la “nueva política” continuara siendo la juventud y dentro de ella: las mujeres, los negros, el sector cuentapropista y el artístico e intelectual.

Dos días después del anuncio del 17 de diciembre, en una conferencia de prensa, Obama fue aún más enfático y claro en sus intenciones hacia la Mayor de las Antillas. Como han sido las palabras menos citadas en los medios reproduzco en extenso los fragmentos que me parecen más importantes en función del análisis que venimos haciendo:

“Comparto las preocupaciones de los disidentes allá y de los activistas de derechos humanos de que este continúa siendo un régimen que oprime a su pueblo. Y como dije cuando hice el anuncio, no espero cambios de la noche a la mañana. Pero lo que sí sé irrevocablemente es que si usted ha estado haciendo lo mismo durante cincuenta años y nada ha cambiado, usted tiene que intentar algo diferente si quiere un resultado diferente.

Y esto nos brinda una oportunidad para lograr un resultado diferente porque de repente Cuba se abre al mundo de una forma que no había sucedido antes. Se abre a los norteamericanos que viajan allá de una forma que no había sucedido antes. Se abre a grupos religiosos que visitan a sus compañeros de fe dentro de Cuba de una forma que no había sucedido antes. Ofrece la posibilidad de ampliar la disponibilidad de las telecomunicaciones y la Internet en Cuba de una forma que no había sucedido antes. Y con el tiempo, eso corroe esta sociedad tan cerrada y pienso que entonces ofrece las mejores posibilidades de conducir hacia más libertad y mayor autodeterminación para el pueblo cubano. Creo que comenzará dando tropezones, pero a través del compromiso tenemos más oportunidad de generar el cambio que si lo hubiésemos hecho de otra forma.

(…)

Pero cómo va a cambiar la sociedad, el país específicamente, su cultura específicamente, pudiera suceder rápido o pudiera suceder más lento de lo que me gustaría, pero va a suceder y pienso que este cambio de política va a promover eso.

(…)

…, y el sentido que tiene normalizar las relaciones es que nos brinda más oportunidad de ejercer influencia sobre ese gobierno que si no lo hiciéramos. (…) Pero lo cierto es que vamos a estar en mejores condiciones, creo, de realmente ejercer alguna influencia, y quizás entonces utilizar tanto zanahorias como palos”.

Se desprende de estas palabras de Obama, una vez más, que no hay cambios en los objetivos estratégicos, que se pretende subvertir nuestra cultura socialista y que seguirán usando la política del palo y la zanahoria cuando lo consideren necesario.

Las medidas anunciadas por Obama, en la medida que se vayan concretando, quizás nos den un respiro desde el punto de vista económico, y la posibilidad de acelerar la actualización de nuestro modelo económico y social, proceso sobre el que la administración Obama quiere influir y desviar hacia sus intereses. Pero tampoco debemos basar nuestras esperanzas de mejoría económica en espejismos aun no palpables y, aun cuando lo sean, todo debemos seguir fiándolo a nuestros propios esfuerzos, que a las supuestas “bondades” de un vecino tan poderoso.

En sus palabras del 17 de diciembre el presidente hizo alusión a la necesidad de estimular el crecimiento y desarrollo del “emergente sector privado” en la Isla y el comunicado de la Casa Blanca se señala que “se estudiarán diferentes medidas adicionales dirigidas a fomentar el crecimiento de los emprendimientos y del sector privado en Cuba”, lo cual está en total correspondencia con las ideas que en febrero de 2013 aparecieran en un informe del Cuban Study Group, organización que se reconoce como ONG, integrada por empresarios, intelectuales y activistas políticos cubanoamericanos, que se identifican con una “línea más moderada” en la relación con Cuba, el cual entre otras cosas señalaba:

“La codificación del embargo de EE.UU. contra Cuba no ha logrado cumplir con los objetivos establecidos en la Ley Helms-Burton de lograr un cambio de régimen y la restauración de la democracia en Cuba. El continuar ignorando esta verdad evidente no sólo es contraproducente para los intereses de los Estados Unidos, sino que es también cada vez más perjudicial para la sociedad civil cubana, incluyendo más de 400.000 cuentapropistas privados, ya que coloca la carga de estas sanciones directamente sobre sus hombros”.

La idea de que el levantamiento del bloqueo y el establecimiento de los más variados y estrechos vínculos económicos, políticos y culturales entre la sociedad cubana y la estadounidense –con algunos componentes del llamado carril II de la Ley Toricelli-, es lo que verdaderamente puede llevar al “cambio de régimen” en Cuba, no es algo exclusivo del momento actual. Este criterio, aunque sin hacerse dominante como lo es hoy, estuvo también presente con anterioridad en diversos sectores de la clase dominante y en las estructuras de poder de Washington. En la década del 70, fundamentalmente en el período presidencial de Jimmy Carter (1977-1981), se hizo notorio en el propio presidente: “Sentía entonces, como ahora, que la mejor vía para lograr un cambio en el régimen comunista cubano era el restablecimiento del comercio, las visitas y las relaciones diplomáticas”, señaló el ex presidente, en una entrevista concedida en el 2004 a los investigadores estadounidenses Peter Kornbluh y William Leogrande.

El 17 de junio de 1980, Robert Pastor, asistente para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional, y Peter Tarnoff, secretario ejecutivo del Departamento de Estado, quienes participaron en varias conversaciones con las autoridades cubanas y con el propio Fidel Castro, escribieron a Carter: “Aunque incluso un levantamiento parcial del embargo es imposible por el momento, debemos reconocer el efecto que podría tener con el tiempo, no sobre las actitudes de Castro sino sobre el entramado de la sociedad cubana. El regreso durante el último año de 100 000 cubanos-americanos para realizar visitas breves puso a Cuba en contacto con el magnetismo económico y cultural de los Estados Unidos y probablemente tuvo un efecto mayor en cuanto a abrir a Cuba que cualquier otra cosa hecha antes por los Estados Unidos. Levantar el embargo y abrir Cuba a las empresas y los contactos estadounidenses no podrían dejar de afectar al régimen de Castro”.

El propio Robert Pastor declararía en una entrevista en el 2009: “Las relaciones normales entre Washington y La Habana podrían hundir a Cuba”. 

Lo que estamos presenciando hoy es que Estados Unidos ha traslado el centro de su atención hacia la realidad interna cubana, en la que pretenden incidir más abiertamente y con premura. La apertura de una embajada en la Isla responde igualmente a ese propósito.

Si muchos de los que están a cargo del diseño y la implementación de la política hacia Cuba en los Estados Unidos creían que el bloqueo era funcional a la subversión, ahora se convencen de que más bien le resta efectividad. Si había consenso en que el bloqueo, al crear hambre y desesperación en el pueblo cubano, desataría la ira y el derrocamiento del gobierno, ahora consideran que facilitando al pueblo cubano el acceso a todo tipo de bienes materiales y medios de información, lo empoderan e independizan del gobierno y así, de forma gradual, terminará imponiéndose en la Isla el destino inevitable del capitalismo.

Para Cuba, los retos no dejan de ser enormes, pero al menos hemos dejado atrás una etapa que constituía el escenario menos deseado. No creo que nadie en su sano juicio, prefiera continuar en el punto en que nos encontrábamos anteriormente y que no entienda lo ocurrido como el paso hacia una nueva etapa basada en la victoria cubana.

Hace 56 años, el 8 de enero de 1959, Fidel expresó, en medio de la celebración por el triunfo, que quizás en lo adelante todo sería más difícil. Creo que, también ahora, quizás en lo adelante todo sea más difícil en algunos terrenos, especialmente en el campo del enfrentamiento ideológico y cultural al imperialismo. Del mismo modo, recordaba cuánto necesitaron nuestros mambises a José Martí y a Antonio Maceo en 1898. Aquellas figuras imprescindibles hubieran ayudado muchísimo a los cubanos a enfrentar los desafíos de inicios del siglo XX. Por suerte para nosotros, esto ha sucedido en vida de nuestros principales líderes: Fidel y Raúl, y coincidido con el regreso a la patria -como parte del propio proceso- de Gerardo, Ramón y Toni, que junto a René y Fernando, constituyen el mejor destacamento de vanguardia con el que contamos los revolucionarios cubanos en las nuevas circunstancias históricas.

La nueva contienda debe enfrentarse no solo en el plano del discurso y la reflexión –no menos importantes-, sino sobre todo, en la transformación real y concreta de la vida cotidiana del pueblo cubano, tanto en el plano espiritual como material y desde una plataforma anticapitalista. Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, pero es la práctica la que en última instancia transforma la realidad. Por eso Fidel insistió en numerosas ocasiones que la Batalla de Ideas eran también hechos y realizaciones concretas. Y el primer vicepresidente Miguel Díaz Canel ha planteado que “el mejor antídoto contra los intentos de subversión del enemigo es hacer las cosas bien en cada lugar”.

Creo, a su vez, que hay que evitar cualquier viso de idealismo voluntarista o de pragmatismo economicista, extremos que conspiran contra el socialismo, y afrontar la transformación de nuestro país de manera orgánica, lo económico junto a lo ideológico y cultural. Se impone una batalla aún más rigurosa y efectiva contra todos aquellos males e insuficiencias de orden interno que en ocasiones resultan más subversivos que la labor de nuestro enemigo y les facilita el trabajo. En especial es necesario desatar una ofensiva a muerte contra el burocratismo, la corrupción, la insensibilidad, la negligencia, la ineficiencia y la doble moral. 

Como sabiamente expresara Graziella Pogolotti a los artistas y jóvenes intelectuales cubanos en octubre del 2013: “…el neoliberalismo propone una concepción totalizadora, una concepción económica, ideológica, social, de irrespeto a las víctimas, a los perdedores, y también cultural, que es la cultura de la banalidad que estamos consumiendo todos en alguna medida. Nuestro proyecto también tiene que ser un proyecto totalizador. Con una articulación que colocaría en otro orden lo político, lo social, lo cultural y lo económico, unido también a una batalla ideológica...”.

Habrá que movilizar a la verdadera sociedad civil cubana –nada que ver con la que defiende Obama- para articular una respuesta coherente a la nueva etapa de confrontación y que toda ella se convierta en nuestro principal y más poderoso núcleo de resistencia cultural.

Desde hace mucho tiempo estamos siendo testigos de una cruenta guerra de símbolos, por lo que resulta ineludible reforzar en el imaginario social nuestros símbolos y atributos nacionales, así como nuestras tradiciones más populares. Hoy nos hace mucho daño el hecho que una bandera cubana no pueda ser comprada a un precio asequible para el bolsillo de la mayoría de los cubanos o que nuestros niños no puedan tener calcomanías, juguetes y otros objetos con la imagen de animados cubanos como el Elpidio Valdés o Meñique y que ese vacío sea llenado por Mickey Mause y el Pato Donald. No porque Mickey Mause y el Pato Donald nos vayan ahora a crear grandes problemas, sino porque no tener lo alternativo, lo que más nos representa e identifica, es lo ciertamente lamentable. Al propio tiempo, nuestra ley y reglamento de símbolos nacionales necesita de una actualización urgente, pues la que existe prácticamente nos ata de pies y manos frente a la avalancha neocolonizadora.

La guerra cultural no se da solo en el presente, sino también en el pasado, de ahí que el trabajo con la historia de Cuba revista hoy cada vez más importancia. Escribir y divulgar la historia de la Revolución Cubana en el poder, de 1959 hasta la actualidad, sin que existan anatemas o zonas vedadas, constituye en mi criterio una cuestión de primer orden.

Debemos trabajar en la formación de un pensamiento crítico en nuestros jóvenes y adolescentes, dotarlos de un entrenamiento para el debate, e incentivar en ellos una mirada antiimperialista y anticolonialista. Así podrán cumplir la profecía de Fidel, cuando en el año 2000, dirigiéndose a los agoreros al servicio del Imperio, expresó: “…cumplo el cortés deber de advertirles que la Revolución cubana no podrá ser destruida ni por la fuerza ni por la seducción”.


Un escándalo ético mayor

Por Bernardo Kliksberg*

La noticia salió en pequeños párrafos en las páginas interiores de algunos medios y no salió en otros, pero sin duda es de las más importantes que hayan circulado recientemente. Oxfam International acaba de publicar un nuevo informe totalmente actualizado sobre lo que está sucediendo en uno de los problemas más críticos del siglo XXI, las desigualdades. Oxfam está integrada por 17 organizaciones de gran prestigio, tiene 70 años de antigüedad y opera en más de 90 países. Dedicada a la lucha contra la pobreza, es respetada mundialmente.

El informe refiere que la brecha continúa ampliándose. En 2014 el 1 por ciento más rico era dueño del 48 por ciento de la riqueza del mundo. El 99 por ciento restante de la población solo tenía el 52 por ciento. Pero esa es una cifra que debe desagregarse. Al interior del 99 por ciento, el 20 por ciento más rico tenía el 46,5 por ciento de ese 52. Así que el 80 por ciento de los habitantes del planeta solo disponía de un 5,5 por ciento del patrimonio mundial total.

Si la noticia es alarmante, las tendencias son peores. La parte del 1 por ciento más rico, de acuerdo con la base de datos sobre riqueza del Credit Suisse, viene aumentando todos los años desde 2010. Si se mantiene la tendencia tendrán más del 50 por ciento en el 2016 y el 54 por ciento en el 2019. Para el 99 por ciento restante quedará en ese año solo el 46 por ciento, pero con el matiz de que el 20 por ciento más rico del 99 por ciento también seguirá aumentando su porción.

En medio de la crisis europea y del estancamiento de buena parte de la economía mundial en los años recientes, los muy muy ricos, a los que Oxfam llama “milmillonarios”, porque tienen miles de millones, han seguido acumulando riqueza rápidamente. Los 80 más ricos del mundo ganaron entre 2011 y 2014, 600.000 mil millones de dólares. En ese mismo período, los ingresos del 50 por ciento más pobre de la población del planeta se redujeron sensiblemente.

Ello da como resultado la cifra que constituye uno de los mayores “escándalos éticos” de nuestro tiempo. Ochenta personas tienen actualmente lo mismo que los 3600 millones de personas más pobres. Ya constituía un superescándalo ético la cifra del 2010. En ese año 388 milmillonarios poseían un patrimonio similar a la mitad de la población de menos ingresos del mundo. En 2011, eran 177 los que tenían la mitad de todo, se redujeron en el 2012, a 159, en el 2013, a 92, y ahora a 80. ¿Qué nombre se le puede dar a esta agudización extrema de las disparidades? Probablemente el más significativo es el que le dio la encíclica “Caritas et Veritate” de la Iglesia, “Disparidades hirientes”.

¿Cuál es el perfil de los milmillonarios? Oxfam dice que en 2014 eran 1645. Había muy pocasmujeres, el 90 por ciento eran hombres. El 34 por ciento había heredado la totalidad o parte de su fortuna.

El 20 por ciento tenía intereses, desarrollaba actividades o estaba vinculado a los sectores financieros y de seguros. Esos 321 milmillonarios ganaron entre marzo de 2013 a marzo de 2014, 150.000 millones de dólares. También destacaron en ese período en ganancias los 90 milmillonarios que tenían intereses o desarrollaban actividades en los sectores farmacéuticos y de atención sanitaria. Su patrimonio combinado pasó de 170.000 millones de dólares a 250.000 en el último año. Una ganancia del 47 por ciento.

Es posible enfrentar el problema
Una cada vez más extensa serie de investigaciones, que encabeza entre otras la de Thomas Pikketty, han mostrado los múltiples efectos regresivos de las altas desigualdades sobre el funcionamiento de la economía, la calidad de la sociedad, y la vida diaria de la gente.

Pero hay muchos otros invisibles. Entre ellos, según muestra el Premio Pulitzer Nicholas Kristof (The New York Times,29/1/15), la concentración crea una distancia creciente entre el mundo de los muy ricos y el de los ciudadanos de a pie, que reduce la posibilidad de empatía de los primeros.

Entre otros estudios refiere que la Universidad de California en Berkeley encontró que los que manejan coches lujosos tienen más probabilidad de dejar de lado a otros automovilistas y de ignorar a los peatones en los cruces. Señala que el 20 por ciento más rico de los estadounidenses aporta a causas solidarias el 1,4 por ciento de sus ingresos. Y el 20 por ciento más pobre, el 3,5 por ciento de sus entradas.

Kristof plantea que “esto se debe, en parte, a que la riqueza aísla a sus portadores de lasnecesidades, por lo que las personas desfavorecidas se convierten para ellos en teóricas y remotas”.

Es muy útil hacer crecer la empatía social, y surgen con frecuencia causas solidarias, que deben reconocerse y promoverse.

Pero la brecha en ascenso requiere ante todo políticas públicas que traten de incidir sobre sus causas estructurales y garanticen universalmente derechos básicos, como la seguridad alimentaria, el agua potable, las instalaciones sanitarias, entre otros.

Oxfam ha lanzado un programa detallado llamado “Iguales”.

Entre sus puntos principales están:

- Incluir la erradicación de la desigualdad extrema entre las metas que sustituirán los objetivos del milenio que finalizan en el 2015.

- Hacer que los gobiernos trabajen para los ciudadanos.

- Fomentar la igualdad económica y los derechos de las mujeres.

- Pagar salarios dignos y reducir las grandes diferencias entre las remuneraciones de los ejecutivos y las de la línea. Avanzar hasta una ratio entre el sueldo más alto y el sueldo promedio de 20 a 1.

- Trasladar la carga fiscal del trabajo y el consumo al patrimonio, el capital y las rentas derivadas de ellos.

- Subsanar los vacíos legales en la fiscalidad internacional.

- Lograr servicios públicos gratuitos universales para todos en el 2020.

- Asegurar el acceso de todos a los medicamentos.

- Establecer una base de protección social universal.

Buena parte de América latina ha puesto en práctica en el siglo XXI políticas en estas direcciones y, como lo señala la Cepal, la desigualdad bajó. Pero el problema sigue siendo crucial y hay fuertes nubarrones económicos en el horizonte por las turbulencias del contexto económico internacional que pueden amenazar lo logrado.

Es la región con el peor coeficiente Gini de desigualdad y tiene 10 de los 15 países más desiguales del mundo. A pesar de los progresos, el 10 por ciento más rico tiene 27 veces los ingresos del 10 por ciento más pobre. La estratégica inversión en educación ha crecido pero está a distancia de la necesaria, es solo el 5,3 por ciento del Producto Bruto regional.

La desigualdad incide a diario en la pobreza. Las dificultades internas y externas han llevado a un estancamiento de la pobreza en los últimos años. Era 28,1 por ciento en 2012 y 28 por ciento en 2014. Ascendió en términos absolutos en tres millones de personas, a 167 millones de pobres. Ha aumentado en ese período la indigencia, que pasó del 11,3 por ciento en 2012 al 12 por ciento en 2014, y se elevó de 66 a 71 millones el número de indigentes.

Se requiere más que nunca profundizar en políticas contracíclicas que creen igualdad.

La directora de Oxfam Internacional Winnie Byanyima hizo una pregunta inquietante al mundo, que debe resonar fuertemente en el continente más desigual: “¿Queremos nosotros realmente vivir en un mundo donde el uno por ciento posee más que todos los demás combinados? La escala de la desigualdad global es simplemente abrumadora”.

* Presidente de la Red Latinoamericana de Universidades por el Emprendedurismo Social.


Página|12
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