En los breves minutos en que Ismael Francisco, el fotógrafo de Cubadebate, pudo entrar para tomar las imágenes que dejaron grabado el encuentro, algo divertido le estaba contando el Presidente cubano al Sumo Pontífice, porque hay una larga secuencia en que este se ríe con ganas. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
El día más largo hasta ahora de su gira en Cuba ha sido especialmente generoso con el Papa. Le ha deparado una mañana sin mucho sol, después de una semana en que la temperatura no bajó de los 38 grados centígrados en La Habana, pero en el Palacio de la Revolución se siente todavía un poco más el fresco, quizás por la plantación de helechos de la Sierra Maestra que bordea la sala donde el Presidente Raúl Castro ha recibido el pontífice. De fondo, el vitral de Mario Gallardo, “Sol de América. Revolución”, que preside el Salón de Protocolo de Primer Grado del Consejo de Estado y le otorga un marco de espléndido colorido a las fotos oficiales en Cuba.
Ahí tuvieron lugar las presentaciones de las autoridades de la Isla y de la Santa Sede, quienes luego pasaron a un sitio aparte, mientras Raúl y Francisco conversaron entre ellos con una mesita redonda y rosas amarillas y azules de por medio. En los breves minutos en que Ismael Francisco, el fotógrafo de Cubadebate, pudo entrar para tomar las imágenes que dejaron grabado el encuentro, algo divertido le estaba contando el Presidente cubano al Sumo Pontífice, porque hay una secuencia entera en que este se ríe con ganas.
El regalo de Kcho al Papa.
Una media hora después se abren nuevamente los salones y nos enteramos de cuáles son los obsequios que se intercambian ambos. Raúl le entrega una obra del artista cubano de la plástica Alexis Leiva Machado (Kcho), que recrea el momento de la crucifixión de Jesús, pero en una cruz hecha de remos que le recordará a Francisco, cada vez que la vea, su primer viaje a Cuba y a La Habana en particular, enclave marinero en el Atlántico.
Regalo del Papa
El regalo de Francisco a Raúl. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Temprano en la mañana a la prensa vaticana se le ha entrado un dossier con los datos del “Don del Santo Padre”, el regalo que Francisco le entregaría a Raúl. Se trata de un mosaico de la “Virgen de la Caridad del Cobre”. La imagen es una preciosa réplica realizada por artistas del Estudio del Mosaico de la Fábrica de San Pedro, concluida este mismo mes.
El Vaticano explica que “los esmaltes polícromos han sido aplicados con estuco oleaginoso sobre una base metálica. El estuco, a base de aceite de linaza y mármol pulverizado, tiene la misma composición del utilizado en la antigüedad para aplicar a los mosaicos en la Basílica de San Pedro”.
En la realización de esta obra han sido utilizadas tanto la técnica de los esmaltes cortados como aquella de los esmaltes hilados, características del Estudio del Mosaico Vaticano. “Con esta última técnica inventada en la segunda mitad del siglo XVIII las varias tonalidades del color han sido obtenidas mezclando los esmaltes vítreos a temperaturas sumamente elevadas. Los esmaltes polícromos obtenidos con este método donan a la obra colores particularmente intensos y figuras proporcionadas, ofreciendo como resultado una obra de clara y armoniosa visión”.
Para Francisco, que hizo colocar una réplica de la Caridad del Cobre en los jardines del Vaticano, el culto a la Virgen cubana significa “tener alegría y compartirla con los que nos rodean. Levantar el corazón y no sucumbir ante las adversidades, permanecer en el camino del bien, ayudando infatigablemente a los que están oprimidos por penas y aflicciones”.
Tarde bajo la lluvia
Francisco a la puerta de la preciosa Catedral habanera, joya del barroco latinoamericano. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Llegó a la Catedral bajo una fina llovizna que terminó con fuertes goterones al final de la tarde, frente al antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio -ahora Centro Cultural “Félix Varela”-, donde se reunió con miles de jóvenes que corearon su nombre y lo mimaron con fuertes ovaciones. Francisco se dejó querer e improvisó sus palabras, tanto en las Vísperas -que dirigió dentro del templo el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana-, como en el exterior del viejo edificio conciliar. Luego salió en el papamóvil criollo a cielo descubierto y mojado por la lluvia. Lo vimos tomar la Avenida del Puerto con el mar como telón de fondo y repartiendo saludos y sonrisas a cuanta gente se topaba, la mayoría debajo de sus sombrillas.
Pero esta tarde quedará en el recuerdo por su inspirado discurso ante el viejo Seminario levantado por los jesuitas en el siglo XVIII, del cual tomé al vuelo algunas frases:
Un joven que no es capaz de soñar está clausurado en sí mismo.
La esperanza nos habla de una realidad que está enraizada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y los condicionamientos históricos en que vive.
La enemistad social destruye, un país se destruye por la enemistad. La enemistad más grande es la guerra y hoy el mundo se está destruyendo por la guerra.
Un pueblo que no se preocupe por dar trabajo a los jóvenes no tiene futuro. Los jóvenes entran a formar parte de la cultura del descarte y todos sabemos que en este imperio del dios dinero se descartan las cosas y se descartan las personas.
Yo a ustedes, jóvenes cubanos, aunque piensen diferente, les deseo que vayan acompañados, juntos, buscando el futuro y la nobleza de la Patria.
Si quieres ir de prisa, ve solo; si quieres ir lejos anda acompañado.
Les pido que recen por mí, y a los no creyentes, que al menos me deseen cosas buenas.
Libertad y fe
Dos argentinos de los que América Latina puede sentirse orgullosa. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Llegamos a la Plaza Revolución en la últimas horas de la madrugada, todavía con la noche a cuestas. Hay 200 000 personas sobre el asfalto, calladas y quietas. A medida que va saliendo el sol y entre la imagen del Che Guevara y la de Camilo Cienfuegos se instala un cielo vestido como para ir él también el domingo a la misa, la multitud se agita, toma fotos, acompaña la música que suena por los altavoces.
“Francisco me crea expectativas buenas. Dice verdades como puños, aunque a muchos les duela, sobre todo a quienes olvidan quiénes somos y por qué estamos aquí”, dice Alina Estrada, católica practicante y estudiante de la Universidad de La Habana, quien desde que abrió la Plaza, a las tres de la mañana, ocupa su silla de plástico azul en el encuadre más cercano al monumento a José Martí. Tiene esperanzas de saludar al Papa y viendo mi credencial de prensa vaticana, me pregunta si lo he visto personalmente, si es como parece. Le digo que sí, que siento que Francisco es un nombre que honra.
De pronto hay electricidad en el ambiente. Se ha corrido la voz de que el Papa ya salió de la Nunciatura. Son las 8:00 de la mañana, y la alegría general se expresa agitando banderitas y coreando la música pegajosa del coro y la orquesta, que hasta las monjitas bailan: “Francisco es la nueva luz, Francisco es la nueva luz”….
A un costado del altar levantado especialmente para la ocasión, otro argentino asiste a la Misa. Probablemente la imagen que más viaje hoy en los despachos de noticias sea la de Jorge Bergoglio y Ernesto Guevara unidos en la conjura de la historia de esta Plaza, donde al guerrillero se le ha adorado por su consecuencia y no por moda, cosa que es para algunos que lo lucen serigrafiado en una camiseta o en una gorra. El hombre de La Higuera ahora les cae mejor porque no les estorba con sus actos.
Una colega me pide que le explique la relación entre la libertad y la fe en Cuba. Acabamos de ver los intentos de dos o tres personas de politizar y afear la Misa. Ella trata de relativizar la pregunta, que no es inocente, y me comenta que en Estados Unidos este tipo de cosas es moneda corriente. “Las fuerzas de seguridad allá no habrían tenido tantas contemplaciones, ni a nadie le hubiera importado”, añade.
Ya Bergoglio está a punto de llegar al altar y saludar a Raúl, a la Presidenta Cristina Fernández y a otras personalidades que se sientan en primera fila. Le contesto a mi compañera de aventura profesional con palabras del Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, para muchos el intelectual más serio y profundo de la Iglesia Católica cubana en todo el Siglo XX. La cita que recuerdo de memoria quizás no sea exacta, pero la idea sí: en la Isla nunca hubo contradicción entre la búsqueda de la libertad y la profesión de la fe, por más que algún obispo se haya manifestado en contra de la independencia de España. Los católicos independentistas nunca le hicieron caso y continuaron viviendo su fe y luchando por la libertad, decía Monseñor.
Añadiría solamente que no me quedan dudas de que por esta Habana pasa el representante de Dios para ayudar a un pueblo castigado por más de medio siglo y desbloquear a una Revolución a la que se le podrán reprochar cosas, pero jamás que dejó sin amparo a los pobres. Y en eso camino va Francisco.
En su conmovedora Encíclica sobre el medio ambiente, que tan descaradamente ha criticado la esquina conservadora de este mundo, habla de la ”íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta; la convicción de que todo está conectado; de la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología; la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso; el valor propio de cada criatura; el sentido humano de la ecología; la necesidad de debates sinceros y honestos; la grave responsabilidad de la política internacional y local; la cultura del descarte, y la propuesta de un nuevo estilo de vida. Se trata de su “Laudato si”, y dan ganas de repetirlo: “Alabado seas”.
Pero ya empieza la Misa en la Plaza de la Revolución y cierro la laptop. Me voy a verla con Cuba.
Al momento de los saludos el Papa agradeció al presidente Castro su acogida y particularmente «los indultos» para alrededor de 3500 detenidos en las cárceles cubanas, como signo de atención en ocasión de la visita papal. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.
Paralelamente a este encuentro se llevó a cabo la reunión entre el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, acompañado por el sustituto mons. Angelo Becciu, por el Secretario para las Relaciones con los Estados, mons. Paul Gallagher, y el Nuncio apostólico mons. Giorgio Lingua, y el vicepresidente del Consejo de Estado y de los Ministros, Miguel Díaz-Canel, en compañía de sus colaboradores. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.