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sábado, 24 de octubre de 2015

La amistad entre García Márquez y Fidel, al descubierto en archivo

Publicado el 10/24/15 • en el tema EEUU 


THECLINIC.-CL – El líder cubano aparece con frecuencia en los cuatro álbumes titulados “La Habana”, con fotos de los dos en ambientes familiares: relajándose en un yate o asando una cabra. En otro álbum, llamado “Fidel – Birán”, se documenta la visita que Castro y García Márquez hicieron en 1996 a la pequeña localidad en la que nacieron el expresidente cubano en 1926 y el actual mandatario, Raúl Castro, cinco años después.

Por su amistad con Fidel Castro, a Gabriel García Márquez le vetaron la entrada a Estados Unidos durante años. Ahora, con la apertura del archivo personal del nobel colombiano, precisamente en Texas, quedaron al descubierto sus momentos más íntimos con el revolucionario cubano.

“De Fidel hay muchísimo”, explicó a Efe Daniela Lozano, una de las archiveras del Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas en Austin, que durante el último año ha catalogado los manuscritos, cartas, fotografías y demás objetos del archivo que esta institución adquirió a la familia de García Márquez.

El líder cubano aparece con frecuencia en los cuatro álbumes titulados “La Habana”, con fotos de los dos en ambientes familiares: relajándose en un yate o asando una cabra.

En otro álbum, llamado “Fidel – Birán”, se documenta la visita que Castro y García Márquez hicieron en 1996 a la pequeña localidad en la que nacieron el expresidente cubano en 1926 y el actual mandatario, Raúl Castro, cinco años después.

Castro también aparece en el álbum titulado “Amigos”, junto a otras fotografías de García Márquez con Woody Allen, Carmen Balcells, Luis Buñuel, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Graham Greene, Milan Kundera o Pablo Neruda; y en el álbum “Gabo con presidentes”, departiendo con Bill Clinton o Mijail Gorbachov.

“La figura de García Márquez como amigo de Fidel es algo sobre lo que se ha escrito mucho, pero no se ha profundizado”, afirmó a Efe Gabriela Polit, profesora del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Texas, al afirmar que los archivos “hay que verlos con calma” y que “pueden dar lindas sorpresas”.

García Márquez formó parte del grupo de periodistas que fundó la agencia de noticias cubana Prensa Latina poco después del triunfo de la revolución, en 1959.

Empezó en Bogotá, y en 1961 abrió las oficinas de la agencia en Nueva York, momento en el que el FBI, dirigido por Edgar Hoover, empezó a seguir todos los pasos del escritor colombiano por su afiliación a la Cuba de Fidel Castro.

El propio Hoover firmó la orden el 8 de febrero de 1961 de que “en caso (de) que (García Márquez) entre a Estados Unidos por cualquier motivo, el FBI debe ser avisado de inmediato”, según una investigación reciente publicada por The Washington Post.

Años más tarde, ya instalado en Ciudad de México, Estados Unidos le negó el visado de entrada al país por su cercanía con Castro. Un veto que levantó Bill Clinton, reconocido admirador del nobel colombiano, después de ser elegido presidente.

“García Márquez escribió una novela -‘Cien años de soledad’- que terminó siendo la novela favorita de Bill Clinton, que hizo que todas las exclusiones que él sufrió para entrar en Estados Unidos se eliminasen para poder invitarlo a la Casa Blanca y hacerse amigo suyo”, relató a Efe César Salgado, profesor puertorriqueño de la Universidad de Texas.

El archivo personal de García Márquez no solo contiene un rico material gráfico con el líder revolucionario, sino también libretas con anotaciones inéditas sobre sus viajes a Cuba, además de un discurso y tres artículos mecanografiados por el propio Castro.

“Él tenía la facilidad de hablarle al oído a los poderosos. Por alguna razón desarrolló esa habilidad particularmente con Fidel”, dijo Salgado, al constatar que el escritor intercedió para ayudar a disidentes a salir de la isla o con la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños.

El propio Castro, en 2008, calificó una visita de García Márquez y su esposa, Mercedes Barcha, como las “horas más agradables” desde que enfermó en 2006 y tuvo que delegar todos sus cargos.

En entrevistas y artículos, Gabo alabó siempre la “inteligencia política” de su amigo, su “instinto” y su “curiosidad infinita”, al tiempo que lo acompañó a discursos, fiestas y eventos.

Los momentos más íntimos de esa relación, que traspasó la camaradería y se convirtió en una amistad a prueba de fuego, quedaron desde esta semana al descubierto con la apertura de su archivo personal en Texas.

Katy Perry comparte en las redes sociales sus impresiones de Cuba (+ Fotos)




Katy Perry en Cuba La Habana Vieja. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante

La afamada cantante norteamericana Katy Perry compartió hace unas horas en Instagram y Twitter más de un centenar de fotos de su reciente estancia en Cuba.

En mensajes que acompañan las imágenes la diva del pop escribió: “Acerca de la semana pasada en Cuba… tuve el placer más exótico de experimentar los colores de Cuba con algunos de mis mejores amigos! Déjame que te cuente … Después de ver la mayor parte del mundo, esta es una de las mayores vibraciones. Si te gusta tomar fotos, todo lo que hay encajará en un marco. El arte de la música, la gente … Es un Disneyland para los creativos de mentes. Estos próximos posts son algunos de los mejores momentos de mi viaje.

“Si tuviera que elegir un gran favorito de Cuba … Me gustaría decir que mi visita a la escuela de La Colmenita! Este programa de música después de la escuela para los niños me dio una alegría que nunca he experimentado y un ritmo que nunca antes había sentido. Fue una sacudida!

“Yo vi los colores en Cuba. Nunca seré la misma!”
Katy Perry con La Colmenita. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry con La Colmenita. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry con La Colmenita en La Habana. Katy Perry con La Colmenita
Katy Perry con La Colmenita en La Habana. Katy Perry con La Colmenita
Katy Perry en Cuba en Jaimanitas, En los predios del pintor José Fúster. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en Cuba en Jaimanitas, En los predios del pintor José Fúster. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en la casa del pintor José Fúster en Jaimanitas, La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en la casa del pintor José Fúster en Jaimanitas, La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry  en los predios de Fúster. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en los predios de Fúster. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana Vieja. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana Vieja. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana Vieja. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana Vieja. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry con abanico en La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry con abanico en La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en la Plaza de la Catedral. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en la Plaza de la Catedral. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en un centro nocturno de La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en un centro nocturno de La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry bailando en La Habana.  Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry bailando en La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana.  Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en La Habana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en Tropicana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry en Tropicana. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry con el reconocido músico cubano Isaac Delgado. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante
Katy Perry con el reconocido músico cubano Isaac Delgado. Foto: Cuenta de Instagram de la cantante

Industria cubana obstaculizada por bloqueo estadounidense

Las pérdidas en el sector industrial de abril de 2014 a igual fecha del año en curso, ascienden a 73 millones 416 mil 529 dólares

24 de octubre de 2015 11:10:40


Foto: Jose M. Correa


De abril de 2014 a igual fecha del año en curso las pérdidas ocasionadas a la industria cubana por el bloqueo estadounidense ascienden a 73 millones 416 mil 529 dólares, precisa un documento oficial.

Dicho monto es equivalente al programa inversionista de ese sector para el pasado año, lo que corrobora las consecuencias de ese cerco para el desarrollo del país y los programas sociales que benefician a la población, precisa la información de Prensa Latina.

En particular el Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime) reportó daños por 48 millones 471 mil 438 dólares, dadas las afectaciones del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a la isla.

Durante el período al que se refiere el documento, Gesime se vió obligado a adquirir materias primas en lejanos mercados, por la imposibilidad de comprarlas en el norteño país, lo cual encarece el valor de esas mercancías, el costo de su transportación, fletes y seguros.

Sobre el tema José Pérez González, especialista principal de BK Import/Export de Gesime, señaló que son grandes las dificultades por comprar en China, con elevados gastos y demoras en la entrega de los insumos para garantizar producciones prioritarias para importantes ramas como la salud y la educación.

Por no acceder a mercados cercanos como América Latina, además de los gastos por las grandes fluctuaciones en las tasas de cambio, las perdidas de esa entidad se calculan en unos 450 mil dólares, lo que disminuye su capacidad de compra-venta, afirmó Pérez González.

Con todo el importe de gastos adicionales la industria cubana hubiera adquirido indistintamente: 454 mil 545 discos de aluminio para la fabricación de cocinas de inducción, 10 mil kits de componentes para la producción o reparación de camas de hospitales, 154 cosechadoras cañeras ó 15 mil 900 refrigeradores domésticos para el plan de reposición a la población.

Las causas principales de esta afectación están en la reubicación geográfica de los mercados, la inmovilización de recursos en inventarios y las variaciones cambiarias por operaciones del comercio exterior y financieras al tener que evadir el uso del dólar.

Ante tales obstáculos el empresariado cubano busca alternativas mediante proveedores de terceros países, así como el desarrollo de tecnologías para incentivar la producción nacional, además de atraer inversiones extranjeras y la formación de empresas mixtas en la manufactura de equipamiento de diferentes usos.

El suicidio de la sabiduría


Poco antes de morir, ese filósofo del cambio tecnológico que fue Neil Postman dictó una conferencia en la que lanzaba cinco advertencias en torno al día a día de los seres humanos de estos tiempos, en su relación con las nuevas tecnologías. Y en alguna parte, apuntaba:

«La persona de la era de la imprenta tiene hábito de organización lógica y análisis sistemático, no escribe proverbios. La persona de la era del telégrafo valora la velocidad, no la introspección. La persona de la era televisiva valora la inmediatez, no los hechos históricos. La persona de la era de los ordenadores, ¿qué podemos decir de ella? Quizá podamos decir que la persona de la era de las computadoras valora la información, no el conocimiento, ciertamente no la sabiduría. De hecho, en la era de las computadoras, el concepto de sabiduría puede que no tarde en desaparecer por completo».

El examen crítico de un fenómeno como el que manifiesta en su disertación Postman demandaría varios libros, pero la reflexión tiene la virtud de poner ante nuestros ojos la paradoja que subyace detrás de ese optimismo tecnológico o tecnoutopía, que asocia la información a la sabiduría.

A estas alturas no valdría la pena reciclar los ya trasnochados argumentos con que «apocalípticos» e «integrados» (para decirlo en la terminología de Umberto Eco) saturaron la esfera pública de los años 60 del siglo pasado: las nuevas tecnologías se erigen en dispositivos formidables que pueden ayudar muchísimo a que los individuos se tracen en sus vidas privadas proyectos emancipadores.

En todo caso, lo que necesitamos someter a crítica sistemática son las acciones emprendidas con carácter público, diseñadas por grupos de hombres que pueden hablar en nombre de «la libertad de expresión» (léase, libertad de mercado en la que unos pocos sacan enormes beneficios), cuando en el fondo lo que se busca instaurar es una nueva modalidad de la servidumbre humana (servidumbre light, pero servidumbre al fin).

El mejor antídoto que seguirá teniendo el ser humano para prevenir esa enfermedad es la sabiduría. Pero cuando Potsman nos habla —no sin cierta tendencia al catastrofismo— del peligro de extinción de la sabiduría en estos tiempos, nos está avisando del gran mito que —sin nosotros notarlo— estamos contribuyendo a consolidar con el uso acrítico de las tecnologías: el mito de que por tener al alcance de un clic una inmensa biblioteca digital, parecida a las soñadas por Borges, ya tenemos garantizada la sapiencia.

Sabiduría e instrucción, por raro que pueda sonar, muchas veces conviven en forma de enemigos íntimos. En la instrucción es importante el dominio de aquellos conocimientos con los que las sociedades necesitan operar en determinadas épocas. Y hay más de preparación técnica que nos permite competir socialmente que búsqueda de verdades que permanecen ocultas e inalterables más allá del ajetreo cotidiano de los humanos en su lucha por el diario sobrevivir.

Por eso el que aspira a obtener algo de sabiduría anda enfocado en otra cosa, y sabe que el más moderno de los dispositivos electrónicos puede ayudarlo a encontrarla, pero que no es decisivo en esa búsqueda. Y por eso varios de los hombres más sabios que ha conocido la humanidad no han tenido reparos en poner bajo sospecha el conocimiento adquirido en forma de simple instrucción: «La ciencia es conocimiento organizado. La sabiduría es vida organizada», expresaba Kant; Nietzsche: «La sabiduría marca muchos límites, incluso al conocimiento», y Einstein: «La sabiduría no es un producto de la educación sino de toda una vida por adquirirla».

Ninguno de ellos estaba en contra del ejercicio intelectual, pero sí atacaron con ferocidad la soberbia en la que pueden caer hombres y mujeres cuando confunden la simple acumulación de datos con saber crítico. Cierto que nuestra época, con la proliferación de dispositivos en los que parece que es posible delegar el pensamiento, porque ya las máquinas se encargan de «encontrar» las soluciones, se presta para ese equívoco.

A diferencia de Postman, creo que los humanos (mientras existan) tendrán reservas de sabiduría, de lucidez crítica, y ella puede ejercitarse lo mismo en la más iluminada de las universidades que en la más incómoda de las cuevas.

Lo ideal sería desarrollar un programa público que estimule desde temprano, en las escuelas primarias, las llamadas competencias digitales (que podría ser el sucedáneo de la sabiduría en estos tiempos que, de facto, nos sumerge en el mundo digital). Pero si faltaran las máquinas y los recursos más sofisticados, siempre quedará la posibilidad de fomentar la sabiduría más auténtica a través del pensamiento por cabeza propia, pues como nos recordara alguna vez Bachelard, «en la antigüedad la llama de una vela hacía pensar a los sabios».

*Crítico de cine e investigador camagüeyano

MARX UN SIGLO DESPUÉS


El término “crisis del marxismo” es más bien un fórmula periodística que un concepto teórico; describe el hecho de que, en ciertos países capitalistas avanzados, sectores significativos de la intelligentsia de izquierda, de origen stalinista y/o maoísta, bajo el impacto simultáneo de la disidencia en la URSS y en Europa Oriental (especialmente las revelaciones de Soljenitsin en el Archipiélago Gulag) y de la crisis del maoísmo en China, han conocido una profunda desmoralización y desorientación, que se manifiesta en particular por el rechazo —a partir de mediados de los años 70— del marxismo como “doctrina totalitaria” (existen también intelectuales de origen no stalinista que han conocido una evolución similar —por ejemplo Castoriadis— pero son más bien una excepción).

No por casualidad se ha procesado esa crisis con particular intensidad en los países en los cuales el stalinismo y/o maoísmo tenía una influencia masiva entre los intelectuales: Francia e Italia (en Inglaterra, al revés, en los últimos cinco años el marxismo ha conocido un gran desarrollo desde el punto de vista social, cultural y científico). En su forma más superficial —la “nueva filosofía” y los nuevos ideólogos (arrepentidos) del antimarxismo— explotada ad nauseam por los mass–media, no es sino el reverso de la medalla stalinista: incapaces en el pasado de distinguir el marxismo de su lamentable caricatura burocrática, no hacen esos doctrinarios sino reproducir su postura anterior, pero ahora con signo valorativo invertido. Pero la inquietud y la perplejidad de amplios sectores de la ex militancia izquierdista manifiesta un fenómeno más profundo: el desafío que representa, para el marxismo, la paradoja de su transformación, en las sociedades poscapitalistas, en ideología de Estado, al servicio de un orden opresivo y explotador.

El stalinismo (en sus diversas variantes) no fue una “desviación teórica”, sino uno de los fenómenos políticos centrales de la historia del siglo XX: la formación en las sociedades que han abolido el capitalismo (en ciertos países a través de una auténtica revolución social: URSS, China, etc.) de un Estado totalitario y/o autoritario —en algunos períodos terrorista— monopolizado por una capa estamental (Stand) con intereses propios, distintos y opuestos a los de los trabajadores: la burocracia. La ideología de esta capa parasitaria dominante (que tiene sus orígenes históricos en el movimiento obrero) es una caricatura: el marxismo, vaciado de su contenido crítico–revolucionario y reducido a una cáscara petrificada y vacía, que la burocracia llena con su propio contenido apologético, conservador y mistificado. Para hacer frente a este desafío, para salir de esta crisis, el marxismo no puede limitarse a repetir de manera ritual algunas citas de Marx y deEngels, según el modelo típico–ideal del molino de rezos budista; necesita renovarse y actualizarse, a través de un proceso de reflexión crítica (y autocrítica) sobre la realidad social actual.

Si el marxismo es —como creemos— el “horizonte intelectual de nuestra época” (Sartre), todas las tentativas de “superarlo” no conducen sino a retroceder a niveles inferiores del pensamiento social: en el terreno de la “crisis del marxismo” vuelven a florecer el liberalismo burgués, el positivismo, la metafísica idealista o materialismo vulgar, el biologismo social, el oscurantismo reaccionario. Sólo de la actualización del marxismo pueden resultar planteamientos con fuerza emancipatoria real, desde una perspectiva totalizadora de cambio revolucionario de la sociedad humana.

El marxismo como crítica radical

En nuestra opinión, la actualización del pensamiento de Marx tiene que empezar en el mismo punto de partida del cual salió el autor del Manifiesto Comunista: en una carta aRuge de 1843, él designaba a su método como la crítica despiadada de todo lo existente. La actualización del marxismo nada tiene que ver con la codificación dogmática y talmudista de todos los análisis concretos de Marx (o Engels) sobre tal o cual aspecto de la realidad social. Significa, por el contrario, la utilización del método de Marx, que él definía en el prólogo de El Capital como una “dialéctica racional… crítica y revolucionaria”, uniendo la explicación de lo existente con la inteligencia de su negación, de su muerte forzosa, es decir, de su historicismo humanista radical, de su filosofía materialista de la praxis, para comprender, interpretar y transformar el mundo en que vivimos: para explicar los fenómenos nuevos que no existían en su época, para corregir y superar dialécticamente sus errores, limitaciones y lagunas, y en particular para criticar, con la perspectiva de su abolición revolucionaria, tanto los regímenes y sociedades bajo la dominación del capital, como los Estados poscapitalistas que se reclamaron, en forma mistificadora, de su pensamiento.

Esta renovación implica “necesariamente” el enriquecimiento del marxismo con el aporte de los nuevos movimientos sociales, sobre todo el feminismo (pero también la ecología, el movimiento antiguerra, etc.). La integración del punto de vista feminista como dimensión esencial y permanente de los análisis y del programa marxista —y no como un capítulo distinto, exterior, a añadirse “desde afuera”— es una condición esencial para que gane el marxismo un carácter universal, totalizador, radicalmente emancipador, cuyo telos es la abolición no de una, sino de todas las formas de opresión social. La actualización del marxismo exige también su “fertilización” por las formas más avanzadas y productivas del pensamiento teórico no marxista, de Max Weber a Freud, de Marc Bloch, Karl Mannheim y de Piaget a Foucault, así como la incorporación de los resultados, limitados pero útiles, de varios sectores de la ciencia social universitaria. Hay que inspirarse aquí en el ejemplo del mismo Marx, que supo utilizar ampliamente los trabajos de la filosofía y de la ciencia de su época —no sólo Hegel, Feuerbach y Ricardo, sino también, Quesnay, Ferguson, Sismondi, John Stewart, Hodgskin, Maurer,Lorenz Von Stein, Flora Tristán, Saint Simón, Fourier, etc.— sin que eso reduzca en lo más mínimo la unidad y la coherencia teórica de su obra. La pretensión de reservarle al marxismo el monopolio de la ciencia, rechazando las otras corrientes del pensamiento y de la investigación al purgatorio de la pura ideología —por obra y gracia de un milagroso “corte epistemológico”— nada tiene que ver con la concepción que tenía Marx de la articulación conflictiva de su teoría con la producción científica contemporánea. Esto no significa caer en la tentación ecléctica tan frecuente en el marxismo universitario: entre el método marxista y el positivismo, el funcionalismo, el estructuralismo, el socio–biologismo, la filosofía analítica, el materialismo vulgar, el neokantismo, etc., ninguna “síntesis” es posible. De lo que se trata es de integrar los varios aportes auténticos, partiendo del cuadro teórico coherente y unificador que constituye el método dialéctico–revolucionario de Marx, de criticar, absorber y superarlos gracias a la categoría de la totalidad, de romper con sus limitaciones estructurales desde una perspectiva historicista radical y desde el punto de vista de la clase revolucionaria universal. Obviamente no existe para ese procedimiento ninguna receta ni modelo exclusivo, pero en la historia del marxismo en el siglo XX encontramos innumerables ejemplos significativos. Mientras el materialismo histórico de Kautsky, supuestamente ortodoxo, es en realidad una combinación ecléctica de concepciones marxistas, evolucionistas, darwinistas y positivistas. Historia y Conciencia de Clase, de Lukács logra enriquecer el análisis marxiano de la reificación con los aportes de la sociología clásica alemana (Tonnies,Simmel, Max Weber). Wilhelm Reich y Marcuse representan dos modalidades distintas, pero no necesariamente contradictorias, de articular productivamente el discurso marxista con algunos temas esenciales de psicoanálisis (en contraposición a un sinnúmero de tentativas eclécticas fracasadas).

La dimensión utópica

Finalmente, el desarrollo creador del marxismo y la superación de su actual “crisis” requieren, paralelamente a la radicalización de su negatividad dialéctica, el restablecimiento de su dimensión utópica. La crítica irreconciliable y profundizada de las formas actuales del capitalismo y de las sociedades burocráticas poscapitalistas es necesaria pero insuficiente. La credibilidad del proyecto de transformación revolucionaria del mundo contemporáneo implica la existencia de modelos de sociedad alternativa, de visiones de un futuro radicalmente distinto, de horizontes de una humanidad realmente emancipada. El socialismo científico tiene que volverse (también) utópico, sacando su inspiración del Principio Esperanza (Emst Bloch) presente en las luchas, sueños y aspiraciones milenarias de los explotados y oprimidos, desde Jan Hus y Thomas Münser hasta los soviets del 1917–19 en Europa y las colectivizaciones catalanas del 1936–37. En este terreno es aún más indispensable abrir ampliamente las puertas del pensamiento marxista a las más diversas contribuciones, desde las utopías sociales del pasado hasta las críticas románticas de la civilización industrial, y desde el falansterio de Fourier hasta los ideales libertarios del anarquismo. Marx se impuso severas limitaciones en relación a lo utópico, planteando dejar a las generaciones futuras la preocupación de los problemas de la realización del socialismo. Ahora bien, nuestra generación ya no puede mantener la misma postura teórica: confrontada a sociedades poscapitalistas burocráticas que pretendieron concretizar “el socialismo” y hasta “el comunismo”, necesitamos imperativamente modelos alternativos de una verdadera asociación libre de los productores (Marx). Necesitamos una utopía marxista —el concepto es herético, pero sin herejía ¿cómo puede desarrollarse y renovarse el marxismo?— que plantee en la forma más concreta posible un espacio imaginario liberado, en el cual ya no existan la explotación del trabajador y la opresión de la mujer, la alienación y la reificación, el Estado y el Capital. Sin abandonar ni un momento la preocupación realista por la táctica y la estrategia revolucionarias, y por los problemas muy materiales de la transición al socialismo, hay que darle, al mismo tiempo, libre curso a la imaginación creadora, al sueño despierto, a la esperanza activa, y al espíritu visionario rojo. El socialismo no existe como realidad presente: hay que reinventarlo como meta de combate por el futuro, desarrollando, sin trabas ni tabúes, la más amplia discusión sobre las condiciones de posibilidad de una democracia socialista, de una planificación verdaderamente democrática —en la cual los valores de uso vuelvan a predominar sobre el valor de cambio— de formas no alienadas y no opresivas de relaciones entre los sexos, del restablecimiento de la armonía entre el hombre y la naturaleza. No se trata de producir especulaciones abstractas y arbitrarias, sino de concebir una Gemeinschaft humana cualitativamente distinta, partiendo de las posibilidades objetivas creadas por las mismas contradicciones de la civilización industrial, por la crisis simultánea del capitalismo contemporáneo y colapso del “socialismo real”. Independientemente de las polémicas con el socialismo utópico de su tiempo, la obra de Marx contiene —aun de manera fragmentaria— esta dimensión utópico–revolucionaria, que siempre han denunciado, en nombre del “realismo”, sus críticos académicos y/o reformistas. Una de las características del empobrecimiento y achatamiento socialdemócrata y después stalinista del marxismo en el siglo XX fue precisamente la ocultación y evacuación de esa dimensión “mesiánica”, en aras de una concepción mezquina y estrecha del cambio social. Hoy en día —parafraseando una vieja fórmula de Lenin— podríamos decir que sin utopía revolucionaria no habrá práctica revolucionaria.

La autoemancipación humana

Explicar la degeneración burocrática de las sociedades poscapitalistas como resultado de las concepciones de Marx es tan útil y esclarecedor como analizar a Torquemada y la Inquisición como consecuencia de los principios del Evangelio, la intervención (en nombre de la “democracia”) de Estados Unidos en Vietnam como expresión de la obra deRousseau, o el tercer Reich alemán como la aplicación del nacionalismo de Fichte (o del irracionalismo de Schelling. o del estatismo de Hegel, etc.). La superficialidad y la indigencia teórica de la gran mayoría de los nuevos ideólogos del antimarxismo es tal, que sus obras sólo presentan interés como síntoma de la industrialización, comercialización y “mass–mediatización” de la cultura en nuestra época. Una crítica seria y digna de interés del autoritarismo marxista existe, pero los mass–media capitalistas que han elevado a las nubes los insignificantes doctrinarios neoantimarxistas nunca se han interesado por ella (no por casualidad); se trata de aquella que han presentado desde hace un siglo hasta hoy los anarquistas, anarco–sindicalistas y comunistas libertarios. Uno puede rechazar sus argumentos como equivocados (como nosotros lo creemos) pero son verdaderos argumentos y no burbujas de jabón publicitarias. Hemos tratado de explicar en nuestro trabajo sobre el joven Marx 1 —aunque se trate de concepciones que estructuran el conjunto de su obra, aun si son más explícitas en los años 1844–48—, por qué su teoría de la revolución tiene un carácter esencialmente antiautoritario.

En la primera mitad del siglo XIX predominaba, en las corrientes revolucionarias del naciente movimiento comunista (el jacobino– babouvismo, el blanquismo) una concepción autoritaria y sustituta de la revolución, entendida como acción de un reducido grupo, una élite revolucionaria, que se atribuye la misión de sacar al pueblo trabajador de la esclavitud y de la opresión. Partiendo de la premisa fundamental del materialismo metafísico del siglo XVIII —los hombres son el producto de las circunstancias, y si las circunstancias son opresivas, la masa del pueblo está condenada al oscurantismo— estas corrientes consideraban al proletariado como incapaz de asegurar su propia emancipación; por lo tanto, la liberación tendría que venirle desde afuera, desde arriba, desde la pequeña minoría que por excepción logró alcanzar las luces, y que llena ahora el papel que los filósofos materialistas del siglo XVIII le atribuían al déspota ilustrado: destruir desde arriba el mecanismo de relojería (circular y autoreproductivo) de las circunstancias sociales, y permitirle así a la mayoría del pueblo acceder al conocimiento, la razón, la libertad. Al romper, en las Tesis sobre Feuerbach (1845) y la Ideología Alemana(1846), con las premisas del materialismo mecanicista, elaborando los ejes centrales de una nueva concepción del mundo, Marx lanzó también los fundamentos metodológicos para una nueva teoría de la revolución, que se inspira al mismo tiempo en las experiencias más avanzadas de la lucha de los trabajadores en esa época (el carlismo inglés, la revuelta de los tejedores de Silesia en 1844, etc.).

Rechazando a su vez el viejo materialismo de la Filosofía de las Luces (cambiar las circunstancias para liberar al hombre) y el idealismo neohegeliano (liberar la conciencia humana para cambiar la sociedad), Marx corta el nudo gordiano de la filosofía de su época, planteando, en la tercera tesis sobre Feuerbach, que en la praxis revolucionaria coinciden el cambio de las circunstancias y la transformación de la conciencia del hombre. De ahí, con rigor y coherencia lógica, su nueva teoría de la revolución (presentada por primera vez en la Ideología Alemana): sólo por su propia experiencia, en el curso de su propia praxis revolucionaria, pueden las masas explotadas y oprimidas romper a la vez con las circunstancias exteriores que las oprimen (el Capital, el Estado burgués) y con su conciencia mistificada anterior. En otras palabras: no existe otra forma de emancipación auténtica que la autoemancipación. Como lo proclamaría más tarde Marx en el Manifiesto Inaugural de la Primera Internacional: la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos. La revolución, como praxis autoliberadora es simultáneamente el cambio radical de las estructuras económicas, sociales y políticas, y la toma de conciencia, por el pueblo trabajador, de sus intereses verdaderos, el descubrimiento de ideas, aspiraciones y valores nuevos, radicales emancipadores.

Dentro de esta concepción de la revolución no hay lugar —desde el punto de vista de la estructura del argumento— para ningún déspota esclarecido, individual o colectivo. Como enseñaba el Himno de la Internacional: “No hay salvador supremo / ni Dios, ni César, ni tribuno / productores, salvémonos nosotros mismos”.

La doctrina del partido que sustituye al proletariado, que le impone desde arriba su “papel dirigente” inscrito en la Constitución (Polonia), y aún más, la grotesca ideología del jefe supremo, infalible, omnisciente y genial, implican una ruptura total con lo que hay de profundo en la filosofía de la praxis y en la teoría revolucionaria de Marx. Los antecedentes del culto de Stalin, Mao, Kim–II–Sung o Ceaucescu hay que buscarlos más bien en la historia de las religiones, o en las costumbres del despotismo oriental (asiático y bizantino) que en el pensamiento del fundador de la Asociación Internacional de los Trabajadores… La burocratización de los partidos obreros no es una fatalidad, pero tiene su origen en la estructura concreta de esos partidos y en el tipo de relaciones que establece su aparato dirigente con su propia base, por un lado, y con las masas obreras, por el otro. Resulta también de la naturaleza misma de las sociedades capitalistas (o poscapitalistas) existentes, con sus sistemas de jerarquía, autoritarismo, división del trabajo, atomización y privatización de los individuos, que produce y reproduce constantemente el conformismo, la pasividad, la alienación, favoreciendo el desarrollo, en el seno del movimiento obrero, de la división jerárquica entre dirigentes y dirigidos, trabajadores intelectuales y manuales, hombres y mujeres.

Para los que creen resolver el problema atribuyendo al bolchevismo o a las concepciones organizativas de Lenin la responsabilidad por esa burocratización, recordamos que ya en el año 1907 el sociólogo alemán Robert Michels había estudiado la enorme penetración del proceso de formación de una “oligarquía” burocrática dirigente en el seno del Partido Social Demócrata Alemán, es decir de una capa de funcionarios que tendían a monopolizar el poder y cuyos intereses conservadores se oponían de facto a las finalidades revolucionarias del movimiento obrero. El libro de Michels (La sociología de los partidos políticos), tiene muchas limitaciones y su punto de vista es más cercano a Sorel que al materialismo histórico, pero supo percibir el fenómeno más temprano que la mayoría de los teóricos marxistas de su época —comenzando por el mismo Lenin y por Trosky que tenían en ese período muchas ilusiones sobre el SPD, al que consideraban como modelo del partido obrero de masas.

La comunidad de los revolucionarios

La clase obrera no puede luchar contra el Capital, ni mucho menos enfrentar al estado burgués, destruir su aparato represivo centralizado y tomar el poder sin organización, y sin que sus sectores más conscientes y combativos constituyan una o varias vanguardias organizadas (llámense partidos o no). Estas son conclusiones comunes a la mayoría de las corrientes revolucionarias del movimiento obrero, desde el anarco sindicalismo hasta el bolchevismo, extraídas de la historia de las grandes revoluciones. Es abstracto e ilusorio negarlas; de lo que se trata es de descubrir las condiciones para evitar que la organización sustituya a la clase, y la dirección o aparato a la militancia. No existe para eso ninguna receta mágica, pero algunos principios generales son la condición necesaria para luchar contra esos peligros, que son tendencias estructurales inherentes (pero no incontrolables) a toda organización orientada hacia la acción, en el seno de una sociedad en la cual predomina la jerarquía, la cosificación y las desigualdades sociales.

La premisa fundamental es la que hemos enunciado más arriba, al hablar de Marx: la única emancipación auténtica es la autoemancipación de los trabajadores. Lo que significa que la revolución la hará la clase en su conjunto, a través de sus organizaciones revolucionarias de masas, estructuradas desde la base, que se pueden llamar soviets, consejos obreros, comités de fábrica y de barrio, cordones industriales, sindicatos revolucionarios, ligas campesinas, milicias populares o lo que sea. Es normal, necesario y saludable que en el seno de esas organizaciones aparezcan corrientes, fracciones, grupos o partidos políticos con ideas distintas, que presenten al conjunto de los trabajadores. Sólo la más amplia libertad de opinión y organización y la más amplia democracia en el seno de esas estructuras de masas puede evitar la tendencia a su monopolización por una sola fuerza y su consecuente burocratización. En ese sentido fue lúcida y premonitoria la crítica que hizo Rosa Luxemburg a los bolcheviques por haber eliminado progresivamente a sus rivales políticos en el seno de los soviets.

Al mismo tiempo —y estos dos aspectos son inseparables— una organización de vanguardia que desea ganar para sus ideas, su programa y su praxis revolucionaria a las masas obreras y populares tiene no sólo que respetar la democracia de los consejos y comités, sino también que darles el ejemplo completo de la democracia a través de su funcionamiento interno. Comparto enteramente el punto de vista de que la ausencia de discusión, la represión de las divergencias o la prohibición de las tendencias en un partido obrero no pueden sino facilitar su burocratización. No hay duda de que los bolcheviques cometieron un trágico error al decidir en 1921 “suspender” las divergencias, es decir, abolir la democracia interna y abrir el camino al monolitismo burocrático. La burocratización socialdemócrata y estalinista de los grandes partidos obreros y la reproducción en pequeña escala de ese proceso en innumerables sectas y grupos de izquierda, ha generado entre amplios sectores de la ex militancia desilusionada, un escepticismo generalizado hacia “los partidos” en general, o hacia “la forma partido” en cuanto tal. Esta actitud escéptica o fatalista es comprensible, pero su único resultado concreto es que el campo de la lucha política queda abandonado en manos de formaciones de carácter burocrático. Sin embargo, para aquellos que no rompan con el proyecto socialista de redención revolucionaria de la humanidad, no queda otro camino que remar contra la corriente y luchar por la construcción de una organización revolucionaria auténtica, es decir, de una comunidad internacional de combatientes que no se plantean sustituir al proletariado ni imponerle su dirección, sino influir y orientar su táctica, elevar su nivel de conciencia de clase y estimular en su seno las ideas (y la actividad) de autoorganización, democracia obrera, internacionalismo y revolución social. Una comunidad organizada de la manera más democrática, con la más amplia libertad de discusión —y al mismo tiempo la mayor unidad en la acción por los objetivos democráticamente decididos por su mayoría— y cuyo ejemplo sirva como polo de referencia crítica y alternativa creíble a los partidos burocratizados hasta ahora dominantes. Esta organización puede y debe ser, hasta cierto punto por lo menos, una prefiguración de la sociedad emancipada del futuro. Hasta cierto punto solamente, porque (para citar un solo ejemplo) la utilización inevitable de la violencia en el combate revolucionario actual no corresponde al carácter pacífico de una futura humanidad comunista, sin Estados ni ejércitos. Sin embargo, es indispensable que en el seno de una organización de este tipo las relaciones entre los hombres —entre hombres y mujeres— tengan un carácter nuevo, inspirado por la solidaridad, la igualdad, el espíritu comunitario, el diálogo racional, la fraternidad: es indispensable igualmente, que ese carácter humanista–revolucionario se manifieste en el comportamiento de los militantes hacia los demás trabajadores, el pueblo, las masas, así como hacia las otras organizaciones del movimiento obrero. Es verdad que sería una ilusión creer que la comunidad de los revolucionarios pueda escapar enteramente a la herencia del pasado o al condicionamiento de la sociedad capitalista, que tiende a reproducir en su seno las jerarquías, la división entre teoría y práctica, la subordinación de la mujer, la burocracia. Pero es en la lucha contra esas tendencias que la organización se templa como vanguardia revolucionaria capaz de llenar su misión histórica de semillas del futuro socialista, como anticipación del hombre nuevo de la sociedad sin clases.

NOTAS

1. Michael Löwy, La teoría de la revolución en el joven Marx, Buenos Aires, Siglo XXI, 1973.

Las imposibles opciones de Obama en Medio Oriente

Immanuel Wallerstein, La Jornada

En los días que corren, el presidente Barack Obama está siendo criticado en todas partes por cualquier cosa que haga en Medio Oriente. Y cómo no habría de serlo, si probablemente no hay nada que pueda hacer para convertirse en el crucial y decisivo actor, que a él le gustaría ser, en la vertiginosa geopolítica de Medio Oriente. No es que todas sus decisiones sean malas. Muchas lo son, pero hay algunas que parecen sensatas. El hecho es que virtualmente no hay Estado en la región, o que tenga intereses en ella, que realmente esté de su lado. Todos mantienen sus agravios y prioridades y están deseosos de resolverlos aún si Estados Unidos los presiona para no hacerlo.

Hay cuatro ámbitos que podrían considerarse los puntos candentes de la región, o tal vez deberíamos llamarlos los más candentes: Irán, Siria, Afganistán e Israel/Palestina. Los críticos de Obama dicen que él no tiene una política coherente en ninguna de esas regiones. Y esta crítica no deja de tener su fundamento.

Su política más clara, relativamente, es la relacionada con Irán. Estados Unidos ha hecho un esfuerzo importante para obtener un acuerdo con Irán que en esencia ofrezca un arreglo: que no haya armamento nuclear en Irán a cambio de levantar las sanciones económicas. De hecho, tal acuerdo ya se firmó. Y las legislaturas de ambos países han tomado el primer paso hacia su ratificación. Los historiadores futuros enlistarán éste como uno de los más grandes logros de Obama en lo relacionado con política exterior (junto con la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba). Este es Obama el pacificador.

Sin embargo, el acuerdo debe ser ratificado más allá, de varios modos, por ambas partes. Aunque esto parece probable, con toda seguridad no es inevitable. Los detalles son complicados y están abiertos a diferentes interpretaciones por ambas partes. Y diferentes interpretaciones conducen a la continuación de las tensiones. Cuarenta años después de que se firmara un acuerdo semejante en Irlanda del Norte, seguimos teniendo discusiones sobre la interpretación del acuerdo, y en este momento enfrentamos la amenaza de que se rompa.

La situación en Afganistán es menos clara. Los talibanes parecen estar juntando fuerza constante y están controlando más y más regiones, por lo menos en la noche. Estados Unidos envió tropas a Afganistán a sacar a los talibanes y mantenerlos fuera. Supuestamente el gobierno afgano quiere derrotar también a los talibanes.

Lo más importante es que también Irán quiere derrotar a los talibanes. Pero Estados Unidos e Irán no quieren cooperar abiertamente en este objetivo. Y el gobierno afgano se desgarra entre la reivindicación de su independencia respecto de Estados Unidos y su necesidad de contar con su continuada (de hecho creciente) asistencia militar. El gobierno paquistaní parece estar apoyando a los talibanes. Y el gobierno de India parece querer apoyar al gobierno afgano de un modo más directo de lo que desearía el gobierno estadunidense.

La política estadunidense no es coherente, porque intenta alcanzar una serie de objetivos que interfieren uno con otro. Estados Unidos desea reforzar un gobierno estable y, por tanto, está comprometido a respaldar al actual gobierno afgano. Para hacerlo, los militares estadunidenses insisten en que se necesitan más tropas. Pero Obama prometió reducir las fuerzas estadunidenses a un grupo de entrenadores no combatientes para cuando termine su presidencia. No es posible hacer esto y al mismo tiempo garantizar la supervivencia del llamado gobierno afgano estable, en especial cuando la estabilidad de ese gobierno está ligada a una enconada lucha sin resolver con sus oponentes no talibanes.

Si volteamos a Siria, coherente es el último adjetivo que uno aplicaría a la política estadunidense. Por una parte, ha intentado formar una coalicióninternacional de países comprometidos con la derrota del aún expansivo Estado Islámico (EI, Daesh o ISIL). En teoría, Estados Unidos también está comprometido con la destitución de Bashar al Assad. Lo que Estados Unidos no quiere hacer es comprometer tropas en otra zona de guerra civil en Medio Oriente. A cambio, Estados Unidos ofrece combatir el EI con drones que bombardearán sus unidades, sin siquiera tener tropas en el terreno que guíen losdrones. La consecuencia, que es inevitable, es el daño colateral que intensifica los sentimientos antiestadunidenses en Siria.


En tanto, Rusia ya dejó claro que está comprometida a mantener a Assad en el poder, al menos hasta que exista una resolución política de Assad con la llamada oposición moderada. La oposición en sí misma es un grupo complicado. Estados Unidos ha derramado mucho dinero y energía en entrenar a un selecto grupo de oposición. El ejército estadunidense justo acaba de admitir que este esfuerzo fue un fracaso total. Los grupos a los que les había brindado apoyo fueron desintegrados en gran medida. No sólo huyeron de los campos de batalla, sino que de hecho le entregaron material a Al Nusra, grupo afiliado con Al Qaeda y supuestamente uno que Estados Unidos no quiere respaldar.

Nadie realmente está siguiendo ninguna de las directrices de Estados Unidos. Con mucha renuencia Turquía accedió a los sobrevuelos de aviones y dronesestadunidenses, pero se negó a alentar el respaldo hacia las tropas kurdas que son las que realmente combaten al EI. Arabia Saudita tampoco tiene una política coherente. Están en desacuerdo con las fuerzas de Al Qaeda, pero también les brindan algo de respaldo financiero y diplomático como parte de su intento por contrarrestar la influencia iraní por todo Medio Oriente. Gran Bretaña y Francia dicen respaldar a Estados Unidos, pero Gran Bretaña enviará solamente drones y Francia critica a Estados Unidos por no ser más duro contra Assad. Israel no parece tener ninguna claridad de lo que va a hacer. Israel alega que el mayor enemigo es Irán, pero de hecho se concentra en mantener a raya a los palestinos, lo cual significa constituir una política en la franja de Gaza y otra en Siria y Líbano.

Y en cuanto a Israel-Palestina, la violencia y la retórica van in crescendo en ambas partes. Muchos comentaristas dicen que ésta es la tercera Intifada, y algunos aseguran que comenzó hace un año. Sea cual fuere la etiqueta, es obvio que lenta, pero seguramente Israel está perdiendo la batalla diplomática en Europa occidental y aún en Estados Unidos. Mientras Netanyahu, quien quisiera reparar las raspadas relaciones con Obama, tiene que ser precavido de no ser rebasado por su derecha. Hay poco que él vaya a hacer para cambiar la política israelí. Y hay poco que Obama pueda hacer que él emprenda. No obstante, el conflicto entre Israel y Palestina continúa siendo el potencial disparador de una explosión por todo Medio Oriente, una tan severa que afectaría las operaciones de toda la economía-mundo, algo que ya está en una condición muy frágil.

Si alguien puede ver en este popurrí de evidencias que Estados Unidos sigue siendo capaz de controlar la situación y dictarle términos a alguna de las partes, está viendo cosas que yo no puedo ver. No sólo Estados Unidos no es ya una potencia hegemónica, sino que ya no es siquiera el actor más poderoso de esta fragmentada región. Su renuencia a admitir esta realidad para sí es un peligro para el mundo entero.

Traducción: Ramón Vera Herrera

© Immanuel Wallerstein

“UN MODELO PARA EL ANALISIS DE LAS RELACIONES CUBA-ESTADOS UNIDOS DESPUES DEL 17-D”.

ESTEBAN MORALES.
UNEAC.

A MODO DE INTRODUCCION.-

El tema de la relaciones Cuba-Estados Unidos, ingreso en la Academia a partir de principios de los años setenta. Lo hizo por la via de la antigua Facultad de Humanidades, por medio del Grupo de Estudios Sobre Estados Unidos, mas tarde convertido en Departamento, al impulso de la creación de los Equipos de Investigación, dentro del Vicedecanato de Investigaciones de la entonces Facultad de Humanidades. Cuya estructura sobrevivió solo hasta 1977. Habiendo salido de ese experimento investigativo experiencias muy productivas, como Las del “Grupo de Estudios de Religión” , “ Grupo de Estudios Cubanos”, “ Grupo de Estudios de África”, de los cuales varios devendrían después en Centro de Investigación Momento también en que las Escuelas de la mencionada Facultad devinieron en Facultades: Derecho, Historia y Filosofía, Comunicaciones, Letras y Artes, Departamento de Sociología y Lenguas Extranjeras-

Por supuesto, etapa que se caracterizo también por una lucha feroz contra el docetismo y el oscurantismo dogmatico que pululaban en nuestras áreas de Ciencias Sociales y Humanísticas. Fue una verdadera lucha imponer la idea de que si queríamos hacer investigaciones en las áreas de ciencias sociales y Humanísticas, debíamos dotar a esas investigaciones de una relativa independencia de la docencia, que tendía a tragarse todo, sostener la tendencia a los que llamamos “los papeles amarillos” y obligar a la propia docencia a su actualización permanente.

Este tema de las Relaciones Cuba-Estados Unidos, solo tuvo siempre como antecedente su tratamiento dentro de la antigua Escuela de Historia, pero únicamente abordado en el contexto de la enseñanza de la asignatura Historia de Cuba. Muy útil para el insoslayable basamento histórico del tema, pero aun alejado de su contemporaneidad.

Posteriormente, comenzó el tema a recibir otros tratamientos, aunque por académicos y funcionarios individuales que lo abordaban más cercano a la contemporaneidad, siendo esos los casos de: Francisco Lopez Segrera en el ISRI, Alicia Cepeda en el MINREX, Pedro Pablo Rodriguez, Carlos alzugaray y Esteban Morales, Rosa Lopez y Graciela Chailloux en el CESEU, 

Fue entonces cuando en realidad el tema comenzó a ser abordado académicamente, antes, en los organismos MINREX y MININT, solo se le enfocaba desde su perspectiva coyuntural, por Grupos y Departamentos de Análisis, que tenían como objetivo solo abordarlo desde la perspectiva de la seguridad nacional. 

Entonces, cuando se fundó el CESEU, todavía como Dpto. De Investigaciones Sobre Estados Unidos de la Universidad e La habana, adscrito a la Rectoría Universitaria, el tema comenzó a tener sus modificaciones. Había que superar el estudio del mismo solo desde una perspectiva coyuntural y darle a tales estudios un carácter más científico que nos permitieran asumirlo de tal modo que fuera posible, algo que para Cuba en su confrontación con Estados Unidos era y aun continua siendo vital. Modelar el estudio del tema, de tal modo que nos permita proyectar el futuro comportamiento de la relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Emergiendo así, dentro del CESEU, desde los años de la segunda mitad de los noventa, lo que hemos dado en llamar “Un Modelo para el Análisis de la Confrontación Cuba-Estados Unidos en los Umbrales del Siglo XXI”. Enfoque con el que hemos trabajado durante los últimos más de 15 años. Y que nos ha prodigado magníficos resultados. Por medio de lo que hemos dado en llamar” Modelación Politica”, criterio de investigación, que al menos para el estudio del conflicto, nunca ha sido aplicado en Cuba y que ha sido extendido por este autor al abordar otros temas de su quehacer científico.

Sin dudas, el contexto actual en que se están desplegando las relaciones Cuba-Estados Unidos tiende a variar con posterioridad a las declaraciones de Obama el 17 de diciembre del 2014.

Haber declarado que la política seguida contra Cuba en los últimos 55 años había sido un fracaso y más que ello, que ha sido Estados Unidos quien había resultado aislado con esa política, fue suficiente para el comienzo paulatino de un desmontaje del modelo de agresividad seguido contra Cuba hasta hace muy poco tiempo.

Los escenarios de las relaciones cambian, las variables van adquiriendo un nuevo contenido y las constantes desaparecen, son sustituidas por otras, o se baten en retirada.

NUEVO ESCENARIOS DE LAS RELACIONES CUBA-ESTADOS UNIDOS.

Como hemos expresado en varias ocasiones, el conflicto entre ambos Países se ha desenvuelto en tres escenarios básicos principales:

- Escenario Interno de Cuba.

- Escenario Interno de Estados Unidos.

- Escenario internacional.

El conflicto, como nunca antes, debe ser analizado tomando en consideración los tres escenarios y no solo como un asunto bilateral, aunque tampoco solo dependiente de las relaciones internacionales. Siendo la combinación dialéctica de ambos momentos.

Como nunca antes, el Conflicto entre Cuba y Estados Unidos ha dejado de ser un asunto solo de ambos países mencionados. Para pasar a ser una cuestión de interés de muchos países y en ciertas medidas, de casi todas las regiones que conforman las relaciones internacionales.

Escenario Interno de Cuba. 

La capacidad de cualquier país para enfrentar las relaciones internacionales, se mide por la combinación de sus fortalezas internas.

Cuba, durante casi de 200 años, y en los últimos más de 50, ha tenido que enfrentar la política agresiva de Estados Unidos. Y lo ha tenido que hacer apoyándose en sus capacidades internas, aunque contando también, paulatinamente, con una creciente solidaridad, que en los últimos 50 años ha crecido, hasta un nivel en el cual nunca antes la Isla había contado con la solidaridad internacional como ahora y con un creciente prestigio de su política exterior, con el que nunca había contado tampoco. Nunca antes la política exterior cubana había logrado un nivel de aceptación y de prestigio como del que ahora goza.

Todo lo cual repercutió fuertemente y de manera creciente, en la capacidad de Cuba para resistir durante todos estos años las agresiones de la política norteamericana.

Una revolución verdadera y la cubana los es, solo puede ser desestabilizada desde dentro. De aquí la importancia de considerar siempre, que todo asunto que afecte la realidad interna del país, sobre todo de su economía, ofrecerá las posibilidades básicas para la desestabilización del país.

El Escenario Interno Norteamericano.

Desde la segunda mitad de los años setenta, en los que a Cuba por lo general, no se mencionaba dentro de Estados Unidos, las informaciones sobre la Isla entraban en la sociedad estadounidense solo por los canales de la derecha y las vías contrarrevolucionarias, hasta hoy fecha, se ha producido un cambio sustancial en la situación de Cuba dentro del escenario político interno norteamericano.

A tal punto, que los acontecimientos de los últimos años: intercambio académico, social, religioso, laboral, científico, viajes, etc. han hecho que la imagen sobre Cuba en los Estados Unidos haya variado sustancialmente; al mismo tiempo, que la política norteamericana hacia Cuba ha perdido crecientemente su potencial desestabilizador sobre la Isla, al punto de haber hecho crecer la actitud interna contra el bloqueo y la necesidad del cambio de política hacia Cuba. Hoy, es considerable el nivel alcanzado por la actitud antibloqueo en los Estados Unidos, aun dentro de la propia llamada comunidad cubana, al mismo tiempo que la actitud sobre la necesidad de un cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba.

Todo lo cual ha sido tomado en cuenta por el actual Presidente de Estados Unidos, para haber llamado al establecimiento de relaciones el 17 de diciembre del 2014 y al desmontaje del bloqueo en su discurso al “Estado de la Unión” de enero del 2015.

Se trata de que la resistencia de Cuba jugó un papel fundamental, aunque también los cambios internos, respecto a Cuba en los Estados Unidos, desempeñaron el suyo de manera creciente.

El Escenario Internacional.

Desde su último discurso de campaña en el 2008, Obama había prometido hacer cambios en su actitud política internacional. Avanzando que “negociaría con amigos y con enemigos”, también con Cuba, aunque manteniendo una actitud de continuar con el bloqueo. Además, manifestó la necesidad de producir la eliminación de las restricciones que G.Bush (hijo) había impuesto a Cuba. Con lo cual cumplió dentro de su primer cuatrimestre de mandato presidencial.

No obstante, durante su primer periodo, hasta llegar a la segunda mitad de su segundo mandato presidencial, pienso que Obama por razones ideológicas imperiales propias y además presionado por los sectores de derecha, sobre todo republicanos, mantuvo la misma política exterior de su antecesor, agudizando y ampliando los conflictos en los que participaba a nivel internacional. Situaciones de las que no obtuvo éxitos que justificaran su política. No concluyendo con éxitos la guerra en Irak, ni en Afganistán, no saco provechos reales de la invasión a Libia, empantanándose en su política en el hemisferio, dentro de un momento de cambios en que habría necesitado haber estado más cerca de las transformaciones que se han venido produciendo en estos años. La política de Obama no priorizo su “histórico traspatio” y cuando se viro para el había perdido un considerable espacio que ya habían ganado procesos de cambios en países claves del hemisferio. La Clinton en ausencia de Obama, manejo el golpe de estado en Honduras, pero el mismo al final también ha resultado en un fracaso para la política norteamericana. Ello no quiere decir que podamos hablar de un terreno definitivamente perdido para Estados Unidos en el hemisferio, aunque se enfrenta a un proceso de recuperación de cara al cual tendrá que hacer aun no pocas concesiones y sufrir algunos fracasos.

Para Cuba, todo ello repercutido en la aparición de un escenario político hemisferio e internacional, dentro del cual Obama se vio obligado, ante la protesta de los líderes latinoamericanos y caribeños, a aceptar la presencia de Cuba en la VII Cumbre de Panamá, dar marcha atras a la declaración contra Venezuela, al haberla señalado erróneamente, como un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, viéndose obligado además a compartir el escenario de la Cumbre en condiciones que no le fueron nada favorables. Nunca habíamos visto girar la diplomacia norteamericana con tanta rapidez, buscando eludir sus errores. 

Hoy, el escenario político hemisférico e internacional, beneficia a Cuba como nunca antes en los últimos 50 años y Estados Unidos se ve obligado a buscar nuevas formas para tratar de controlar la situación. Por su parte, la derecha hemisférica se mueve, contando con el apoyo de Estados Unidos, aunque no tan fuerte, viéndose obligada a tratar de quebrar las respuestas de los pueblos del hemisferio, cuya mayoría, que no están dispuestos a retornar a los viejos cánones neocoloniales de la política norteamericana.

Hoy Cuba enfrenta una situación bastante diferente, que le favorece, tanto a nivel internacional como frente a la política de Estados Unidos.

LAS VARIABLES DEL CONFLICTO CON ESTADOS UNIDOS.

Al caracterizarlas, partimos de las mismas con las que siempre hemos venido trabajando y que son las siguientes:

Pc= Perspectiva del Conflicto.

Dsi= Dinámica de la situación interna cubana.

Kc = Correlación Congresional en la Política hacia Cuba.

Le= Proceso de Formación de un Lobby Económico.

Ac-= Apoyo de la Extrema Derecha Cubanoamericana a la Política contra Cuba.

M= Migración

Am= Agresividad Mediática Contra Cuba. 

Ptb= Proceso de Transnacionalización del Bloqueo.

Rtb= Resistencia Internacional al Proceso de Transnacionalización del Bloqueo.

Ni = Proceso de Negociación en la Búsqueda de un Consenso Internacional de Política para Subvertir a Cuba.

Ea = Efecto Administración.

Modelo del Conflicto:

Pc= f (Dsi, Kc, Le, Ac, M, Am, Ptb, Rtb, Ni, Ea).

A diferencia de lo que lleva implícito el Modelo para el análisis de la confrontación, en las nuevas condiciones de ahora el modelo deberá contener también otros aspectos, que tienen directa relación con la situación en que se encuentra el conflicto histórico con posterioridad al 17 de diciembre.

Esos aspectos son los siguientes:

1- La importancia que adopta la variable “Efecto Administración”. Como resultado de que nadie había logrado aun poner la situación del histórico enfrentamiento entre ambos países dentro de una etapa de negociación, como lo han hecho los presidentes B.Obama y R. Castro.

2- A diferencia de lo ocurrido durante la administración de James Carter, en que se partió de negociar “Asuntos”, Obama propuso “Cambiar las Relaciones”, para después ir a la mesa de negociaciones.

3- Cada” variable” entonces adopta ahora la forma de un “asunto a negociar”.

4- En medio de tal situación, nueva, tiende a producirse un cambio de las constantes.

Estas constantes cambian o se enfrentan a la necesidad de variar, lo cual plantea un nivel del conflicto con ellas antes desconocido.

¿Cuáles eran esas constantes?

1- Para ir a la negociación, Estados Unidos siempre planteaba la necesidad de que Cuba diera señales positivas desde una perspectiva norteamericana.

2- Las administraciones norteamericanas consideraron siempre que Cuba estaría dispuesta a dejar de lado sus compromisos internacionales con tal de tener buenas relaciones con Estados Unidos.

3- Estados Unidos siempre hizo todo lo posible por violar y negar la soberanía cubana. Nunca reconociéndola como un interlocutor viable. Salvo excepciones muy limitadas como el caso de la negociación del conflicto de Africa Austral.

4- Siempre que Cuba ha tenido algo que ofrecer de vital interés a negociar con estados Unidos, se ha roto el bloqueo ideológico y se ha ido a la mesa de negociaciones. 

5- La extrema derecha siempre ha estado a la caza de cualquier movimiento que haya indicado un cambio de política con Cuba para obstaculizarlo.

6- Siempre que se llego a determinados acuerdos puntuales, pero el ambiente general de las relaciones se mantenía negativo, los asuntos acordados sufrían o no permanecían.



Tales constantes han quedado rotas o en situación crítica de supervivencia desde que el 17 de diciembre del 2014, en que Obama acepto o planteo lo siguiente:

1- Acepto que las negociaciones debían ser en igualdad de condiciones y respetando la soberanía e independencia de Cuba. Tal y como esta última había propuesto.

2- No se pedían señales a Cuba de ningún tipo.

3- Fue Estados Unidos quien tomo la iniciativa de cambiar la política .Pues no le correspondía a Cuba hacerlo.

4- Fue estados Unidos quien tomo la iniciativa de dar los pasos para comenzar las negociaciónes.

Todo ello hace que las constantes, que obstaculizaban cualquier proceso de negociación, pierdan vigencia, o ahora se baten en retirada, como es la actitud de la extrema derecha cubanoamericana por frenar la agenda de Obama.

EVOLUCION DE LAS VARIABLES EN EL CONTEXTO ACTUAL.

Las variables del modelo no han cambiado, desde que fue diseñado hacia los años 1997-98.Estas Fueron recibiendo agregados hasta tener las 10 variables con que ahora lo presentamos.

Por supuesto, el modelo admite mas variables, pero las que contiene son el resultado de un alto nivel de abstracción, por lo cual al descomponerlas podrían perder fortaleza y efectividad como instrumentos analíticos para captar la esencia de las contradicciones que explican la dinámica del enfrentamiento Cuba-Estados Unidos y sus perspectivas .Pues no se trata de hacer la historia del conflicto, ni tampoco un análisis sociológico del mismo. Sino solo captar la dinámica de su esencia y su potencial proyección.

No obstante, las variables tienden a evolucionar en el nuevo contexto que se va generando debido al potencial cambio de política planteado por Obama.

Veamos algunos aspectos de esa evolución de las variables.

Dinámica de la Situación Interna Cubana (Dsi).

En medio de una situación en la que Cuba está en proceso de formular su nuevo modelo económico, propio y sustentable, el cambio de política de Estados Unidos en general favorece este proceso, aunque también encierra sus múltiples retos. Dado que el interés de Estados Unidos será tratar siempre de introducirse en el, desde dentro de la realidad cubana, para controlarlo y arrebatar el liderazgo político del proceso a la dirección política del País.

Se trata de una compleja situación a enfrentar, ante cambios de política por parte de Estados Unidos, que no tienen una significación estratégica sino solo táctica. Por lo que no es dable pensar que Estados Unidos no continúe en su intención de volver a controlar a Cuba por otros métodos.

Dinámica de la Correlación Congresional en la Política hacia Cuba (Kc).

Esta se ha comenzado a caracterizar por la pérdida de efectividad de la extrema derecha cubanoamericana en el congreso. Asi como por la intención del Presidente Obama por eliminar el bloqueo. Se va produciendo un creciente debate entre los que quieren hacer avanzar el cambio de política, levantando el bloqueo y los que se aferran a la intención de retroceder. Paulatinamente se está produciendo una situación dentro del congreso, que parece estar apuntando a un consenso mayoritario para la eliminación del bloqueo. Aunque no es posible predecir cuando esto ocurrirá.

Proceso de Formación de un Lobby Económico (Le).

Se trata de un proceso que avanza como nunca antes, de cara a la perspectiva de eliminación del bloqueo, el incremento de las visitas de hombres de negocios a Cuba, incluso norteamericanos, el interés de Europa, China y Rusia por hacer negocios con Cuba. El apoyo que algunos gobiernos, como Francia y Alemania, le dan a las perspectivas de negociar con la Isla. Todo lo cual contribuye al crecimiento del interés en los Estados Unidos por negociar con Cuba, para no quedarse al margen de sus potenciales cambios económicos. Sobre todo con la perspectiva del crecimiento del turismo en Cuba, la flexibilidad de las regulaciones para viajar a la Isla y la posibilidad cercana de que se levante la prohibición de que los norteamericanos viajen a Cuba para hacer turismo.

Apoyo de la Extrema Derecha Cubanoamericana en la Política contra Cuba (Ac).

Este proceso viene cambiando en la misma medida en que la derecha pierde fuerza y adeptos. El congreso se mueve más bien en la dirección de eliminar el bloqueo y los congresistas cubanoamericanos pierden efectividad para atraer al resto de los congresistas hacia sus posiciones. El debate dentro de la comunidad cubana favorece el cambio de política y la eliminación del bloqueo y la administración, con Obama al frente, se oponen fuertemente a mantener la vieja política .Además, Cuba ofrece oportunidades crecientes al capital extranjero, despertando el interés de competencia por parte del capital europeo y asiático.

Proceso de Transnacionalización del Bloqueo (Tb).

La Transnacionalización del bloqueo tiende a perder efectividad, en la misma medida en que Estados Unidos ya no amenaza a sus aliados por venir a negociar con Cuba. Es su interés eliminar el bloqueo y sus propios capitales comienzan a presionar crecientemente por negociar con Cuba. Casi ningún país apoya el bloqueo a nivel internacional y Cuba va ofreciendo oportunidades crecientes a la inversión extranjera. Lo cual presiona sobre el capital norteamericano, que siente como se va adueñando del ambiente económico internacional una flexibilidad negociadora con Cuba, por parte de su propio gobierno, de la cual aun ellos no disfrutan.

Resistencia Internacional al Proceso de Transnacionalización del Bloqueo (Rtb)-

La resistencia va siendo total y la ha impulsado la propia política de Obama. El bloqueo pierde total efectividad a nivel internacional, por los que antes secundaban la política de Estados Unidos y se hace de manera creciente inoperante en la medida en que Obama desea levantarlo. Es posible decir que hoy ninguna nación apoya el bloqueo y que ya no es un desafío a la política norteamericana visitar Cuba para hacer negocios. Solo falta eliminar la Ley Helms-Burton, que en definitiva fue la que genero la agudización del enfrentamiento con el bloqueo a nivel internacional. Y provoco la respuesta de Estados Unidos, de por medio de la negociación de la no aplicación del capítulo III de la ley, y hacer concesiones a aquellos aliados que lo acompañaran en las presiones de política contra Cuba. Fue el momento histórico en que el bloqueo adquirió su más agudo significado y aplicación transnacional.

Proceso de Negociación en la Búsqueda de un Consenso Internacional de Política para Subvertir a Cuba (N).

Esta variable ha perdido efectividad. Ya no hay nada que negociar. Ya Estados Unidos no presiona sobre sus aliados para que lo acompañen en la política agresiva contra Cuba. Aun y cuando todavía el bloqueo no ha sido levantado, lo cual debe definitivamente ocurrir en el congreso norteamericano. No obstante, Obama poseer las suficientes prerrogativas ejecutivas, como para convertir a la Ley Helms-Burton en una verdadero cascaron político. Contribuyendo así al alivio de las presiones económicas sobre Cuba, mientras el bloqueo no sea levantado.

Efecto Administración (Ea).

Obama, como nadie, nunca antes, ha comenzado a imprimir su sello en la política hacia Cuba .Objetivo principal de esta variable.

Ninguna administración en los últimos 50 años había impactado tanto en la política hacia Cuba .Obama ha marcado un momento histórico nuevo en la política norteamericana hacia Cuba.

ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES.

Sin dudas, observando tanto el comportamiento de los escenarios, como de las constantes y las variables, bajo las nuevas condiciones impulsadas por el 17-D, es posible concluir que las perspectivas del conflicto (PC) nunca habían apuntado al nivel de solución que parece ahora estarse presentado.

Los escenarios han mejorado, sobre todo el internacional y el interno de Estados Unidos. El escenario interno de Cuba, en medio de tales situaciones, también apunta hacia un contexto de mayores oportunidades 

para mejores soluciones del proceso interno que vive la Isla, en la misma medida en que el cambio de política anunciado por Obama, aun teniendo sus retos propios, muy fuertes, que la Isla deberá enfrentar, de todos modos significan una oportunidad que no puede ser desaprovechada. Pues nunca Cuba había logrado acceder a un momento en que pudiese realmente negociar sus relaciones con Estados Unidos.

No hay que ilusionarse, porque la política norteamericana continuara insistiendo en controlar los destinos de la Isla, pero la coincidencia entre el proceso de formulación del nuevo modelo económico para Cuba, dentro de un momento de cambios, con un proceso de negociaciones hacia mejores relaciones con Estados Unidos, representan una oportunidad que no es posible soslayar y que llama luchar dentro de ella, para avanzar hacia un socialismo propio y sostenible conservando la soberanía e independencia del país.

Agosto 22 del 2015.