Por Paquita Armas Fonseca
La zona occidental con el premio de Sonando en Cuba para Yulaysi Miranda y el de popularidad que ganó Duani Ramos Álvarez, se llevó dos grandes galardones en la última noche (pletórica de sorpresas) de esta segunda temporada del popular programa, en la que también se dio a conocer que la región oriental fue la que obtuvo mayor cantidad votos y por tanto fue la más popular.
Yulaysi ha contado que “Debuté como cantante en el año 2007, con el emblemático Septeto Habanero, como invitada en una de sus producciones discográficas Orgullo de los Soneros, nominada a los Grammy Latinos, y me convertí en la primera mujer que deja su sello oficialmente en una de las discografías de esta agrupación. Luego incursioné en diferentes agrupaciones de la música popular cubana. En el 2011 fui parte del concurso de interpretación e improvisación sonera Cubadisco 2011, logrando el primer lugar, como premio obtuve la realización de mi primer CD en solitario, bajo el sello Colibrí, titulado Mi Verdad. Fui parte de la orquesta de Dorgeris Alvarez y su grupo durante cuatro años, donde incursioné como vocalista principal y participé en un concurso musical en Francia. Luego decidí audicionar en Sonando en Cuba” y muy bien que le ha ido, a pesar de que compitió hace dos semanas estando enferma.
Al margen de los discos por grabar y los videos clip por filmar, Yulaysi tuvo otro gran premio: el anuncio de que la triunfadora participará próximamente en un concierto con Olga Tañón.
Las otras finalistas Rosa María Moret, de la zona central y Dayana Batista, de la zona oriental, que escoltaron a la ganadora ya tienen su tablet, con música cubana, y propuestas de trabajo. Realmente, todos los jóvenes que intervinieron en la competencia fueron ganadores por lo que aprendieron y aprehendieron en clases magistrales o visitas a centros con diversas funciones. Una buena parte ha sido contratada para diversas orquestas.
El maestro, compositor y director, Adalberto Álvarez, las cantantes Argelia Fragoso y Diana Fuentes, más el salsero puertorriqueño Víctor Manuelle se encargaron de seleccionar la ganadora entre las tres concursantes que llegaron a la final. Unos días antes en conferencia de prensa, el Caballero del Son afirmó “Hay que medirlo todo desde el principio, pero pronostico que la decisión será sumamente difícil”.
Duani, es un joven de 25 años, enfermero en el Hospital Militar Carlos J. Finlay y que según sus palabras “Trabajé en compañías artísticas como OKAN DANCE, Caribean Dance… hasta que comencé a interesarme en otros géneros como la música popular bailable, muy famosa en nuestro país y en el mundo entero, e incursioné con Baculeyé, y fui parte del elenco de To Mezclao, durante dos años, hasta que llegué al concurso de Sonando en Cuba, y aposté por este proyecto”.
Este domingo además Puerto Rico y Cuba se unieron para transmitir el gran suceso de nuestra televisión, hacia la isla hermana. Joel Ortega, gerente (él prefiere que le llamen productor) de RTV Comercial dijo “Se trata de una alianza buena entre GFR Media, Telemundo de Puerto Rico y RTV Comercial de Cuba”
A su vez María Eugenia Ferré Rangel, presidenta de la junta de directores de GFR Media, declaró “Nos entusiasma anunciar un proyecto que impulsará la cultura y fortalecerá los lazos musicales que han mantenido a Cuba y Puerto Rico vinculados por décadas”, mientras el presidente de Telemundo de Puerto Rico, José Cancela, señaló que “somos dos medios que buscan aprovechar la apertura que Estados Unidos ha creado con Cuba para acercarnos a los cubanos” y el director general del GFR, Luis Alberto Ferré, auguró “Tenemos grandes planes para futuro con un proyecto latinoamericano-caribeño con otras islas”.
Tony Mojena, productor y creador de las condiciones tecnológicas para la transmisión indicó “Lo que pretendemos es tumbar barreras y hacer historia”.
De esos proyectos y otros conversaré con Joel en unos días, por ahora tengo aún el mensaje de Olga Tañón en mis oídos y el reconocimiento que le hizo Victor Manuelle a nuestra Larisa Bacallao.
Pero este final, bueno en verdad, fue posible por una primera temporada en la que nació el logotipo del programa, Manolito Ortega (actual director) se estrenara aunque trabajando en las pantallas led, Orlando Cruzata ponchaba cámaras, con la dirección general de Rudy Mora y la musical de PabloFG, que también es el padre de la idea. Ahora, Manolito demostró que puede.
En aquella temporada se crearon los cimientos de la visualidad que hoy tiene este popular programa, pero entonces al ser grabadas todas las competencias y luego editadas, poco se pudo modificar lo que quedaba mal, que en su momento señalé.
Esta segunda temporada arrancó el 31 de Julio, para ese momento yo le había dicho a Joel que no se embarcara en esa historia, sin embargo, para bien de la televisión cubana y especialmente de la música, el director de RTV es tan tozudo, como dicen que son los gallegos, que no le gusta perder a nada y ha estado pendiente de cada detalle, con una mano reconociendo lo bien hecho y exigiendo calidad, mientras la otra se dedicaba a quitar trabas de todo tipo. Su equipo sabe que no miento.
Por ejemplo, yo tenía dudas con Haila, me gusta como canta con una voz muy personal, pero nunca imaginé que fuera tan profesional en su rol de entrenadora, con su marcada exigencia, su buen decir y vestir, que no le impedían guarachar de lo lindo para darle mayor sabrosura al programa.
Yasbel Rodríguez, como conductora, fue una decepción no sólo para mí. Su belleza y sensualidad no bastaban porque a la hora de hablar lo hacía mal, parece que le faltaba training porque mejoró en la medida que fueron pasando las semanas.
Por suerte tenía al lado a Jorge Martínez, un excelente actor (ya lo verán en la película más reciente de Fernando Pérez) que tiene experiencia en conducir programas musicales, especialmente con Gloria Torres. Jorgito al principio, quizás por la emoción, opinaba sobre los concursantes como si el fuera juez. No lo hizo más y su participación creció.
Para el pollo de este arroz, cedo la palabra al Dr Joaquín Borges Triana, un experto sobre música, reconocido en Cuba y otras latitudes:
“Soy de los que he defendido todo el tiempo la decisión de crear entre nosotros un programa como Sonando en Cuba, más allá de tener algunas objeciones en cuanto a su concepción general.
Recuerdo que un día durante la emisión de 2015, en casa de una gran amiga, su hija, una adolescente bastante bien informada y proclive a intereses culturales genuinos, mientras asistíamos frente al televisor de la vivienda a una de las jornadas finales de Sonando en Cuba, me comentaba que gracias al programa había descubierto temas, por ejemplo, de Los Van Van, que fueron populares en las décadas de los 80 y los 90 de la anterior centuria, pero que ya no formaban parte del repertorio activo de la agrupación ni se programaban en nuestra radio.
Aquel hecho por sí solo me ratificó en la valía de que en la televisión cubana existiese un espacio como este, por no hablar ya de que la competencia permitió descubrir una que otra voz harto calificada para las lides del canto en nuestra música popular bailable, el género potenciado en esa primera versión del espacio.
Ahora hemos asistido a la vuelta del programa a la televisión y que da al traste con la conocida afirmación de que segundas partes nunca son buenas. Comparativamente la presente edición registra un nivel de calidad promedio muy superior al del año anterior entre los concursantes.
En ello tiene que ver el hecho de que esta vez se han admitido a cantantes que en algunos casos tienen formación académica o incluso se han desempeñado como profesionales de la música. Por otra parte, el no limitar a los concursantes a un género específico como el de la música popular bailable cubana, como ocurrió en 2015, también amplía el diapasón de los participantes y con ello el nivel de calidad.
En sentido general, son intérpretes muy jóvenes que ciertamente aún no han madurado aspectos de la vocalización y el modo de enfrentar los repertorios de la música cubana, donde hay toda una escuela de canto popular, abandonada y olvidada en los últimos tiempos por la ausencia de repertoristas, de asesoría y seguimiento de los vocalistas tanto de grupos como en la condición de solistas, así como por otras deficiencias de nuestro esbozo de industria musical.
Semejante situación, verificable no ya en voces como las participantes en el concurso sino en una gran cantidad de los actuales cantantes cubanos de diversos géneros y estilos, representa uno de los aspectos que más nos debería hacer pensar a todos los que de un modo u otro nos vinculamos en Cuba a la esfera musical, pues el problema no es tan solo responsabilidad del Instituto Cubano de la Música y sus dependencias, sino también de las escuelas de canto, de los sellos discográficos existentes en el país, de la radio y la televisión, y de los que desde la prensa escrita nos dedicamos al tema.
En gran medida por las carencias que se dan en la formación de quienes entre nosotros aspiran a ser cantantes un día, uno se percata de que estos concursantes que se presentan en Sonando en Cuba no tienen un amplio conocimiento de la historia de nuestra música. De ahí que dominen con alfileres las letras de no pocas piezas que son clásicos de la cancionística cubana o que muchas veces imposten maneras de cantar que no guardan relación con nuestra rica tradición, pero eso se aprende cuando se cuenta con maestros que enseñen el a b c de la materia y si se posee condiciones naturales, cosa que por suerte estos muchachos y muchachas en su mayoría las tienen.
Otra cuestión de la que mucho se ha hablado, tiene que ver con el hecho cierto de que toda competencia como tal nunca es justa ciento por ciento y tal afirmación cabe también para Sonando en Cuba. La fórmula adoptada para la edición de 2016 le aporta más que la anterior al espectáculo, pero al igual que ocurrió el año pasado, tiene sus matices de injusticia. Así, hay zonas de las tres en que se divide el país, que poseen un mayor nivel de calidad interpretativa entre los concursantes que las otras.
Por eso, cuando de los competidores de cada área geográfica en las diferentes rondas, uno pasa a la llamada zona caliente, ya se ha podido ver que en ocasiones el “descarte” es mejor que algunos de los clasificados por otras regiones del país, donde el nivel competitivo ha sido más flojo. Asimismo, no es convincente la prueba de los distintos formatos vocales (dúos, tríos, cuartetos), porque si bien ello es otro medidor de las aptitudes y actitudes del intérprete, tampoco es muy justo que digamos dadas las desigualdades entre los temas seleccionados para ser montados y porque en tales formaciones se depende de lo que haga cada una de las parte y si una se equivoca, el trabajo se echa a perder sin nuestra propia responsabilidad.
Por tales razones, sería preferible un todos contra todos, con un sistema de puntuación en el que fueran eliminándose los que al final de la primera vuelta tengan menor puntaje. Tampoco es justo que los propios entrenadores sean los que vayan eliminando a sus pupilos, porque de sobra se sabe que en la vida no se puede ser juez y parte a la vez, dado que en tales relaciones es inevitable que las subjetividades del evaluador o decisor entren también en juego de uno u otro modo.
Pero en fin, en materia de competencia (y eso es Sonando en Cuba), lo justo y lo correcto no coinciden necesariamente y el concepto de espectáculo hay que preservarlo. Así pues, más allá de cualquier señalamiento puntual, en lo concerniente a lo estrictamente musical, esta segunda vuelta de Sonando en Cuba a las pantallas de nuestra televisión ha sido todo un éxito.”
En tal sentido, la competencia mostró a unos contendientes amigos, no creo que era actuación cuando el perdedor se abrazaba a quien le ganó para felicitarlo y que todos digan que son una familia.
Agrego que Sonando en Cuba tuvo (o tiene) una estrategia comunicacional muy bien diseñada y llevada por las jóvenes Gisell Burgos Viacaba y Sandra Cabrisas Millán. Poseen una página web, (www.sonandoencuba.icrt.cu ) están en Facebook, en Youtube,Twitter, además de un programa homónimo por Radio Taíno, que se ha transmitido todos domingos a las doce del día con la estelar conducción de Maurín Delgado y Humberto López, un ejemplo de buena dicción, bellas y precisas voces, donde se ofrece mucha información sobre los concursantes, entrenadores y con entrevistas exclusivas realizadas en el teatro Astral.
A su vez, la Empresa de Aplicaciones Informáticas Desoft, desarrolló una aplicación con el sistema operativo Android desde la versión 2.3 en adelante, para que quien lo desee reciba información en su celular y el programa tiene su página web en la que se encuentra una variedad de opciones desde noticias hasta videos, que ofrece un buen volumen de información. A estas iniciativas se añade que existía un teléfono por el que los televidentes “podían salvar” al contendiente que preferían y los lunes los concursantes de la “zona caliente” han asistido Al mediodía, un espacio con un altísimo nivel de teleaudiencia y una propuesta tan profesional como agradable, sus hacedores y participantes estuvieron también en los populares espacios Entre tú y yo y 23 Y M.
Sobre el teatro Astral, creo que el único que creyó que ese lugar podía ser el foro de Sonando, fue Joel. Es un sitio que hasta el propio 31 de julio, estaba en malas condiciones, tanto que el escenario no se sostenía, lo que pasa es que a los “eretevecianos” les encanta las vallas altas para saltarlas y disfrutar del momento.
Acondicionar al Astral ha permitido ensayar allí, realizar las entrevistas (Frank Fernández, Adalberto Alvarez, y otro importante número de reconocidos músicos) y tener la tranquilidad que no están contra un alquiler que se pagaba en el Foro del ICAIC, donde se grabó la primera temporada, y además gozar de un escenario propio, listo para el próximo espectáculo Bailando en Cuba y otros programas que se puedan realizar en esas condiciones.
A todo esto se suma (muy importante en un espectáculo televisivo) el adecuado maquillaje de concursantes, conductores y entrenadores.
Fue bueno ver el acompañamiento en vivo de las orquestas de Paulo, todo el tiempo, de Bamboleo, Pupi, Mayito Rivera…, lo que pudo hacerse por un sonido aceptable. Aplausos merecen la dedicación de Paulo, Haila y Mayito a preparar sus concursantes. En el tiempo que duró el certamen no hicieron giras ni pudieron actuar en otros centros: sólo se dedicaban a sus discípulos. También merecen reconocimientos otros músicos que colaboraron en la preparación de los jóvenes, algunos durante todas las semanas, otros para una competencia.
Los camarógrafos, productores, diseñadores, maquillistas, directores asistentes, encargados del montaje, todo el equipo que hizo posible este espectáculo se puede sentir satisfecho, porque no alcanzaron la perfección (lo que sería muy aburrido) pero lucharon por ella.
En fin, Sonando en Cuba fue un carísimo espectáculo (no en lo financiero, sino en lo querido) que ha logrado el milagro de sentar a una considerable parte del público cubano a disfrutar de nuestra música. Y ¡ojo! su presupuesto, el necesario, salió de RTV Comercial, no del otorgado por el estado al ICRT. Pero además ¿y si fuera así, qué?. La televisión es cara, y si se logra que los que vivimos en esta isla, podamos disfrutar de un buen espectáculo con nuestra cultura, nuestra música, nuestros sueños… París bien vale una misal.
(Tomado del Portal de la TV)