Mi blog sobre Economía

martes, 9 de febrero de 2016

Sanders y Trump ganan las primarias en New Hampshire según medios estadounidenses

9 febrero 2016 | +


El senador Bernie Sanders, por el partido demócrata, y Donald Trump, por el republicano, ganaron las primarias de New Hampshire, según las proyecciones de los principales medios estadounidenses.

Sanders alcanzaba el 52,7% de los votos contra el 40,1% de su rival, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, tras escrutarse el 9,7% de los sufragios.

Ovación y aplausos de los seguidores de Sanders se escucharon al conocerse los primeros resultados de boca de urna, además de que estos corearon el nombre del senador de Vermont: ‘Bernie, Bernie’.

‘Ahora comienza la campaña a nivel nacional’, dijo uno de los representantes del Staff de Sanders, en ‘el cuartel general’ del candidato que se proclama ‘socialista’.

En el campo republicano, Trump se imponía con el 33,5% de los votos contra el 16,8% del gobernador de Ohio, John Kasich, y el 11,8% de Jeb Bush.

Detrás, y más lejos, se ubicaba el senador Ted Cruz con el 10,7%, y quinto Marco Rubio con el 10,1%, tras escrutarse el 7% de las mesas.

(Con información de ANSA)

🌠 La Habana Magazine en Español - Febrero 2016


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CUBAN HARLEYS, MI AMOR

febrero 2016


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“Rusia puede dar mucho para la paz”, reconoce el Papa Francisco



El papa Francisco se reunirá el viernes en Cuba por primera vez en la historia con el patriarca Kiril, líder de la Iglesia ortodoxa rusa, un gesto religioso y a la vez estratégico para un pontífice que busca “construir puentes”.

El pontífice argentino, que desde hace años denuncia “una tercera guerra mundial a pedazos”, desea pasar a la historia como el papa de la paz, que “construye puentes”, tanto con Rusia como con China, informó AFP.

En una charla con el director del diario italiano Il Corriere della Sera y publicada el lunes, Francisco explicó la importancia que reviste Rusia a nivel mundial, sobre todo para la paz en Medio Oriente, como gran protectora de los cristianos duramente perseguidos en esa región.

El patriarca Kiril, de 69 años, con una vasta experiencia en asuntos de diplomacia, es un experto en asuntos del Vaticano, además de ser considerado un fiel aliado del presidente ruso Vladimir Putin.

“Rusia puede dar mucho” para la paz, reconoció en una charla con el diario italiano el papa Francisco, quien como sus dos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, sueña también con visitar Moscú.

“Hay que construir puentes. Paso a paso, hasta que se llega a estrechar la mano de quien está en el otro lado”, explicó el pontífice argentino.

Francisco ha sido muy crítico con los países occidentales por su actuación en Medio Oriente y por la manera con la que han encarado la crisis en Libia “antes y después de la intervención militar”.

El papa, que adelantó algunas horas su partida hacia México, donde permanecerá hasta el 17 de febrero, conversará unas dos horas con Kirill en el aeropuerto José Martí de La Habana.

Gracias a la mediación del presidente cubano Raúl Castro, Francisco va a servir de “puente” entre cristianos, lejos de polémicas y conflictos.

“Cuba está fuera de Europa y por su desarrollo, es una suerte de encrucijada del mundo de hoy”, explicó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
- Dos objetivos entrelazados -

Con la cuarta visita que un papa celebra a la isla caribeña, Cuba se presenta como un terreno neutro para la primera reunión desde el Gran Cisma del año 1054 entre los cristianos de Oriente y Occidente.

El jefe de la Iglesia Católica representa a 1.200 millones de bautizados y el de la mayor Iglesia ortodoxa a unos 130 millones de los aproximadamente 250 millones de ortodoxos que hay en el mundo.

La reunión tiene dos objetivos relacionados entre sí: la paz mundial y el ecumenismo.

El papa trabaja paralelamente a favor de la reconciliación con los protestantes, con el convencimiento de que servirá para la paz.

Para Francisco los cristianos deben luchar todos juntos contra el radicalismo islámico y considera como mártires a todos los cristianos, sean católicos, protestantes o ortodoxos, víctimas de las persecuciones en Siria o Nigeria.

“El tema de la persecución de los cristianos será fundamental. La situación actual en Oriente Medio, África del Norte y Central y algunas otras regiones, donde los extremistas están cometiendo un verdadero genocidio de las poblaciones cristianas, requiere una coordinación efectiva entre las iglesias cristianas”, recalcó en un comunicado la Iglesia ortodoxa rusa.

(Con información de AFP)

La invasión saudita de Siria es "un farol que puede iniciar la Tercera Guerra Mundial"


Publicado: 9 feb 2016 16:39 GMT

Si Riad y Washington entran en Siria, "será una chispa en el polvorín", ya que se verá como un acto de guerra contra Siria y sus aliados, cree el periodista Finian Cunningham.

Reuters / Fahad Shadeed

En un artículo para RT, el periodista británico Finian Cunninghamsostiene que el plan saudí de envío de tropas terrestres a Siria parece ser una simple estratagema. Sin embargo, advierte, es justamente el tipo de ruido de sables imprudente que puede encender una guerra total en que pueden acabar enredándose EE.UU. y Rusia.

Arabia Saudita aseguró el pasado 4 de febrero que estaría dispuesta a enviar tropas a Siria para realizar operaciones terrestres contra el Estado Islámico, noticia que ha sido valorada de manera positiva por el Pentágono y la Casa Blanca.

Según recuerda el analista, en las últimas semanas el secretario de Defensa de EE.UU., Ashton Carter, y otros funcionarios estadounidenses de alto rango, entre ellos el vicepresidente Joe Biden han reclamado una mayor acción militar árabe regional contra el EI en Siria e Irak. Carter y Biden también han llegado a afirmar que EE.UU. está dispuesto a enviar sus propias tropas terrestres de forma masiva si las conversaciones de paz de Ginebra fracasan.

"Ahora esas conversaciones parecen estar tambaleándose. Entonces, ¿quiere decir que una invasión a gran escala de los ejércitos extranjeros liderados por EE.UU. en Siria está en el camino?", se pregunta el autor del artículo.
EE.UU. y sus aliados, frustrados por la operación rusa

Para responder a esta pregunta el analista propone "volvernos atrás un momento y evaluar lo que realmente está pasando". En primer lugar, destaca, no es la primera advertencia –o amenaza, más bien– de Arabia Saudita sobre una intervención militar en Siria. A mediados de diciembre, Riad anunció la formación de una alianza islámica de 34 naciones para "combatir el terrorismo", advirtiendo de que la alianza militar se reservaba el derecho de invadir cualquier país considerado como una amenaza terrorista, incluida Siria.

Otro factor, según el periodista, es que la Casa de Saúd no está satisfecha con los esfuerzos diplomáticos de EE.UU. relativos a Siria, ya que сree que los estadounidenses hacen demasiadas concesiones al Gobierno sirio del presidenteBashar al Assad y sus aliados.

La historia ha demostrado que a menudo las guerras no son el resultado de una sola decisión deliberada, sino más bien el resultado de un proceso cada vez más acelerado de locura.

A juiсio de Cunningham, las conversaciones de Ginebra no son "un verdadero proceso interno de Siria para acabar con la guerra", sino "un intento político cínico de Washington y sus aliados de socavar al Gobierno sirio" y también de frenar la operacíón antiterrorista rusa.

Por lo tanto, prosigue el periodista, "el hecho de que las operaciones militares rusas no solo no hayan parado, sino que de hecho, se hayan intensificado, ha causado una gran consternación en Washington y sus aliados".

Una parte de su frustración se refleja en las amenazas por parte de Arabia Saudita, Turquía y otros regímenes regionales –con la aprobación tácita de EE.UU.– de realizar una intervención militar directa, explica el analista.
Una chispa en el polvorín

"En resumen, es un farol dirigido a presionar a Siria y Rusia para cumplir las demandas de alto el fuego, que en realidad son para dar un respiro a los terroristas apoyados desde el extranjero", detalla Cunningham, que apunta que desde un punto de vista militar, la invasión de Siria por tropas de Arabia Saudita no puede ser tomada en serio como una implementación efectiva, lo que demuestran los resultados de la operación del régimen saudí en Yemen.

"Así, mientras que una táctica militar es definitivamente poco realista, el verdadero peligro es que los gobernantes saudíes y sus patrocinadores estadounidenses se hayan vuelto tan desquiciados que puedan calcular mal y entrar en Siria", advierte el experto explicando que "eso sería como una chispa en el polvorín; se verá como un acto de guerra contra Siria y sus aliados, Rusia, Irán y Hezbolá", mientras que EE.UU., "inevitablemente, será arrastrado plenamente en la espiral de una guerra mundial".

"La historia ha demostrado que a menudo las guerras no son el resultado de una sola decisión deliberada, sino más bien el resultado de un proceso cada vez más acelerado de la locura. Siria solo es un potencial cataclismo", concluye el periodista.

EEUU: los votos de la ira

by Andrés Ortega 9/02/2016

Esta entrada también está disponible en: Inglés


Campaña de Donald Trump en Muscatine, Iowa (24/1/2016). Foto: Evan Guest / Flickr. Licencia Creative Commons Reconocimiento.

La ira, el enfado (anger) de muchos ciudadanos, es quizá de los términos que más salen en los análisis y en las encuestas, tanto cuantitativas como cualitativas, sobre las elecciones en EEUU. Ha crecido desde 2010. Y es esta ira la que explica fenómenos como Donald Trump, Ted Cruz o, en el otro lado del espectro, Bernie Sanders. Cruz ha ganado las primarias republicanas en los caucus de Iowa, donde las minorías étnicas no pesan, y sí los evangélicos. Pero no es menos radical que Trump (aunque sí menos ostentoso y provocativo), ni menos rechazado por el establishment republicano. Es “la nueva política de la frustración”, como la califica Elizabeth Drew, definida por el miedo (económico, social, de seguridad, incluido al terrorismo), el resentimiento y el racismo o xenofobia. Esta ira no es algo exclusivo de la sociedad americana, sino que se repite, bajo diversas formas, también en Europa. Y allí, como aquí, está transformando la política.

Aunque lo ocurrido en Iowa, y lo que ocurra (hoy) en New Hampshire no determine las primarias (el tercero como indicaba Nicolas Checa, es importante, y Marco Rubio, ha logrado un buen resultado en Iowa), sí refleja un profundo malestar en una parte de la sociedad americana, especialmente la de los varones blancos, más que las mujeres. Esta política es reflejo de la crisis de las clases medias. El ingreso medio real de los hogares ha caído en un 12% entre 2000 y 2014, y la desigualdad ha crecido, a pesar de que la tasa de paro se haya reducido a un 5% y haya una cierta reindustrialización (es verdad que con mayor automatización y robotización).

La movilidad social es menor, y el llamado “sueño americano” de ascender se ha quedado en eso, en un sueño. Sobre todo, debido al deterioro del sistema educativo público y al encarecimiento del privado. Las diferencias en educación –que dependen del entorno social en el que se ha nacido– son un factor central de desigualdad, como ha reflejado el gran sociólogo Robert Putman en Our kids (“nuestros hijos”), un libro encomiable. Entre los varones blancos, los que no tienen estudios universitarios tienden a votar a Trump o a Cruz. Ven en la inmigración (ahora esencialmente latinoamericana) no tanto una competencia para sus puestos de trabajo (muchos no quieren hacer ya algunas labores), sino una presión a la baja de los salarios, y una amenaza cultural. Por su parte, los frustrados, por no encontrar empleo acorde con su titulación, con estudios superiores forman la base más sólida que vota por Bernie Sanders, que se define a sí mismo como socialista democrático. Un 84% de los jóvenes demócratas votaron por él en Iowa, aunque acudieron en menor número a los caucuses que en la primera campaña de Obama en 2008. La nueva política también juega contra Hillary Clinton, como se ha visto en Iowa, aunque pocos dudan de que será la candidata demócrata.

Este voto de la ira es de los perdedores de la situación, aunque no deja de ser paradójico que tantos lo hagan por Trump, un triunfador, por definición, aunque alejado de “Washington”, entendiéndose por ello el Estado federal, los políticos profesionales y elestablishment, lo que le ayuda. Recelan también de Wall Street y los grandes bancos. Temen por su futuro y el de sus hijos. Y más que a Trump o a Cruz como políticos, lo que apoyan son las posiciones que defienden estos últimos con mensajes simples en una sociedad que se ha polarizado.

La religión ha perdido cierta importancia en EEUU, pero ningún candidato se atrevería a declararse ateo o no creyente. George Bush hijo basó su victoria en 2000 en cultivar a los evangélicos. Estos han perdido algo de peso, aunque aún cuentan, como se ha visto en Iowa. Trump se los ha alienado. Ted Cruz, lo es en un grado radical. Pero hasta Hillary Clinton ha tenido que hablar por primera vez de su religión y de sus creencias –se declara metodista–, citando el Sermón de la Montaña.

Cruz y Trump recogen el enfado de los ultraconservadores contra su propio Partido Republicano por, a pesar de controlar el Congreso desde 2010 y totalmente desde 2014, no haber frenado la inmigración o logrado desmontar el programa de cobertura sanitaria conocido como Obamacare, que ha ido calando progresivamente. Detrás está también parte del Tea Party, ahora menos prominente, pero aún influyente. Pero pase lo que pase en las primarias, hay que tener en cuenta estos mensajes y que EEUU, como España, como buena parte de Europa, ha entrado en una nueva fase.

España: "Rusia cumple las resoluciones de la ONU en la lucha contra el terrorismo del EI"

Publicado: 9 feb 2016 15:27 GMT

El director general de Política Exterior y Asuntos Multilaterales del Ministerio de Exteriores español ha destacado la labor de Moscú y Madrid en la lucha contra el terrorismo internacional y, de forma particular, el Estado Islámico.

Reuters / Mike Segar

El director general de Política Exterior y Asuntos Multilaterales, Globales y de Seguridad –órgano dependiente del Ministerio de Exteriores de España–,​Ignacio Ybáñez, ha asegurado que Rusia actúa en la lucha contra el terrorismo del Estado Islámico cumpliendo las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, informa la agencia TASS.

"Somos conscientes de que Rusia también participa en la lucha contra el Estado Islámico, cumpliendo a su vez con las resoluciones acordadas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", ha destacado Ybáñez, quien también ha aseverado que Moscú y Madrid nunca han dejado de trabajar conjuntamente contra el terrorismo internacional.

En el marco de las conversaciones en la sede de la ONU en Nueva York para encontrar una solución al conflicto en Siria, el pasado 19 de diciembre las distintas partes alcanzaron un acuerdo para forjar un frente unido contra el terrorismo.

A tenor con los nuevos tiempos. Ultimo Jueves


Lugar: Centro Cultural Fresa y Chocolate


¿Para qué la Universidad? se preguntan numerosos jóvenes en todo el mundo, quienes —ante la crisis generalizada— no vislumbran un futuro que justifique años de estudio y, en la mayoría de los casos, sacrificios de la economía doméstica. Con otro sentido — u otros, si queremos ser exactos— esgrimen la interrogante investigadores, docentes, políticos, economistas, periodistas. Precisamente sobre las características definitorias, las funciones y la misión de los centros de altos estudios versó el más reciente panel convocado por la revista Temas; asimismo, se intercambiaron criterios acerca de las limitaciones de esas instituciones en la Isla y cuáles serían las transformaciones deseables.

Faltaron al encuentro los representantes del Ministerio de Educación Superior, organismo enfrascado por estos días en un evento que le impidió liberar a las personas idóneas para el debate en la sala Fresa y Chocolate, del ICAIC. Lástima, pues su visión constituía piedra angular en, por lo demás, un encomiable panel de expertos —balanceado en cuanto a generaciones y vínculos con el asunto en cuestión—, donde confluyeron Luis Montero, profesor de la Facultad de Química y presidente del Consejo Científico de la Universidad de La Habana; Jorge Ibarra, historiador destacado, Premio Nacional de Ciencias Sociales, miembro del Consejo Editorial de Temas, y entre 1953 y 1956 presidente de la FEU en la Universidad de Oriente; Huber Hernández, secretario de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Centro Habana; Carlos Lage Codorniú, economista, entre 2005 y 2007 presidente de la FEU a nivel nacional, actualmente analista del Banco Central de Cuba; y como moderador Rafael Hernández, director de Temas.

En general los panelistas definieron la universidad —y con ellos coincidió el público— como una institución científica y cultural que a la par forma conocedores y crea conocimiento en múltiples ramas. Sin embargo, Luis Montero precisó: “No todas cumplen con estos requisitos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, de unos mil ochocientos centros de educación superior serán universidades científicas alrededor de trescientas”.


De acuerdo con Carlos Lage, si bien un país “necesita graduados y conocimientos para encauzar sus planes de desarrollo, la universidad posee una dimensión más amplia en el plano cultural, entendido en el más abarcador sentido“ y le incumbe “indagar constantemente cuáles son los problemas que padece la sociedad”. Por eso, desde el punto de vista de la formación, no solo debe graduar jóvenes capaces de cumplir desempeños técnicos, sino seres humanos con habilidades y cualidades que les permitan estar en condiciones de servir mejor a la colectividad. Y no es este un anhelo solo de hoy, o de un sistema político específico, recalcó el disertante al citar un texto publicado en Bohemia a mediados de 1957. Aun así, “una sociedad socialista debe tener como prioridad desarrollar conocimiento; no solo de las ciencias aplicadas, sino también relativo a las ciencias sociales”.


Acerca de los vínculos entre la academia y la comunidad, Huber Hernández refirió una experiencia sostenida en el municipio de Centro Habana. “Se le está dando un papel muy importante” a las investigaciones emprendidas allí por facultades universitarias “en aras de mejorar las condiciones de vida”, cumpliendo un útil precepto: la universidad tiene que estar vinculada a la transformación de la sociedad cubana”. Las indagaciones y subsiguientes propuestas abarcan varios consejos populares, por ejemplo, Colón, Cayo Hueso y Los Sitios. Además, “recientemente se constituyeron las nuevas Asambleas Municipales, la universidad tuvo presencia importante en la capacitación de esos delegados; y participación en la formación y asesoría de los proyectos de desarrollo vinculados al sector no estatal: cooperativas no agropecuarias y trabajadores por cuenta propia”.

Fisuras en el Alma Máter

Quien viva en la Isla y tenga en la familia un estudiante universitario, a menudo escuchará quejas sobre el acceso a bibliografía actualizada y a Internet, la calidad de ciertas clases, el discurso anticuado de determinados profesores y hasta de líderes estudiantiles, el abismo entre lo aprendido en el aula y lo constatado durante las prácticas fuera de ella. Algunos adultos lo atribuirán a impaciencia juvenil e inmadurez para comparar el presente con el ayer, o comprender y aceptar nuestra realidad. Tal vez se sorprenderían al escuchar que abundan los analistas —incluso en el ámbito docente— con desasosiegos análogos a los de esos jóvenes. 

La lista de obstáculos que se interponen en el cumplimiento de las funciones asignadas a la universidad es grande, declaró Luis Montero. Cuando se financia cualquiera de sus instalaciones “se está haciendo una inversión social a largo plazo. Nuestro problema es que la capacidad inversionista de la universidad cubana lleva deprimida mucho tiempo y trabajamos en condiciones infraestructurales muy alejadas de los estándares de los países con una educación superior competitiva”. Por un lado, “la sustentación de los laboratorios, y de la infraestructura en general, es muy pobre”; al mismo tiempo se incrementa la descapitalización debido al éxodo de profesionales que buscan en otros sectores o fuera del territorio nacional salarios acordes con las necesidades cotidianas. “Y existen factores subjetivos relacionados con la cultura —acerca del tema— de personas que pueden decidir las políticas”.

No inquieta al ponente la preparación académica del Consejo de Dirección del MES —buena parte ha alcanzado la categoría de doctor—, y puede dar fe de su respeto por el valor de la cultura. Pero sí le preocupa la creación de centros de altos estudios “fuera de los conceptos más aceptados y universales de formación en ese nivel”. En las nuevas instituciones coexiste el personal experto con el inexperto (quizás más que en las ya bien asentadas), tal desequilibrio y las limitaciones de comunicación e intercambio de, y entre, especialistas, imperantes en el territorio nacional, así como las carencias de recursos para garantizar un intercambio fluido con homólogas de mayor solidez, pueden resentir su desempeño. Investigadores y doctores “no se improvisan en pocos días”. Lo corrobora el siguiente dato: en América Latina la Isla ocupa el lugar sexto o séptimo —por encima se hallan naciones más extensas y ricas: Brasil, Argentina, México…— en la producción de documentos científicos, y la mitad de ellos los aportan los enclaves universitarios; empero “pueden contarse con los dedos de la mano las universidades que los producen en el país”. De hecho, solo la UH proporciona la tercera parte de la información científica de Cuba “mientras otras universidades nuestras no aparecen como productoras significativas en ninguna clasificación internacional”.


Para Jorge Ibarra una dificultad es que todavía en muchas aulas se imponen “supuestas verdades conocidas, y eso no tiene que ver con la universidad moderna, sino con la escolástica” y con las “imposiciones de los manuales marxistas que padecimos durante largo tiempo”. Algunos profesores acostumbran a “trabajar con un solo texto, con lo que se cultiva un pensamiento único”; indican el uso de manuales, en lugar de propiciar que el estudiante aprenda a debatir y busque información en diversos libros y otras fuentes. En consecuencia, “la ciencia histórica en Cuba no ha evolucionado a grandes pasos”, las principales corrientes de pensamiento histórico no se han divulgado suficientemente. “Las investigaciones están encaminadas sobre todo a dilucidar un hecho histórico, una personalidad en una coyuntura dada; los estudios de más largo alcance, que se proponen examinar procesos o contextos históricos generales, son escasos”.

Todavía la universidad no interviene de manera asidua en proyectos sociales y de desarrollo local viables y en función de la comunidad —opinó Huber Hernández—, no aporta en amplia escala “validaciones prácticas de la sustentabilidad de esos procesos”.

El moderador solicitó entonces una reflexión de Carlos Lage hacia otra arista: el movimiento estudiantil, en todas partes del mundo muy importante dentro de los movimientos que contribuyen al cambio de la sociedad.

Inquietudes políticas tienen todos los universitarios; sin embargo, a menudo ellas se esconden o se manifiestan de otra manera a la esperada por la institución o los dirigentes, aseveró el otrora presidente de la FEU. Los alumnos necesitan recibir herramientas para interpretar la sociedad, luchar por determinadas cosas, hacer frente a diversas problemáticas, encontrar soluciones. Por el contrario, Lage observa “desde hace mucho tiempo una cierta tendencia a tratarlos como si fueran niños chiquitos. Los profesores se ocupan de cosas que en otra época asumían las organizaciones estudiantiles. El fondo del problema es que esas organizaciones no giran en la misma órbita que los alumnos, hay una desconexión”. Al mismo tiempo, en el camino de formar jóvenes aptos para la vida falla en cierta medida el aprehender valores indispensables, ya que de manera errónea “en la sociedad en general, no solo en la universidad, se considera que los valores se enseñan, como se enseñan las matemáticas”.

Luego el ponente llamó a meditar sobre la situación del profesorado. Existen “grandes baches generacionales entre profesores estelares, de mayor edad, y otros recién graduados, las generaciones intermedias se han perdido”. A ese problema se añade la presencia de docentes de baja calidad, lo cual “está afectando la instrucción y la formación de los estudiantes”. El alejamiento de buenos profesionales se debe no solo al salario, “tiene que ver a veces con las formas en que se organiza y se dirige la universidad”.

Desde el público menudearon criterios similares a los de los panelistas, con el aval de que la mayoría de los oradores ha dedicado años a la docencia. La primera en hablar fue la Dra. Graziella Pogolotti, quien señaló como imperativos de la universidad cubana “estar con el oído pegado a la tierra”, incidir en la solución de los problemas de la vida concreta, articularse con otras instituciones de la creación científica del país, para generar conocimiento e innovación.


Y como dificultades: merma de capital humano, debido a la exigua retribución material, “pero también a la pérdida del sentido de la posibilidad real y concreta de crear y producir”, porque “en las últimas décadas la universidad fue perdiendo el protagonismo que tuvo en un momento dado y dentro de eso el protagonismo de los claustros universitarios”; a la par, abundan los “profesionales que se han ido rutinizando, acomodando, a los cuales hay que sacudir y estimular”. Finalmente puntualizó que “uno de los problemas más graves” es el insuficiente reconocimiento otorgado a las ciencias sociales y a su posible contribución a los desafíos actuales.

Un profesor de la UH insistió en que el claustro universitario “está arrinconado, desamparado y falto de protagonismo”. Al respecto, otro docente con décadas de experiencia en las ciencias médicas, puso un ejemplo significativo: desde mediados de los años 70 “nuestras facultades salieron del sistema universitario y pasaron a Salud Pública. En 2004 nos cambiaron el currículum de la carrera sin contar con nadie del claustro. La falta de dirección científica desde la escuela de medicina nos ha afectado enormemente”.

Algunas personas criticaron la manera en que se desarrolló la municipalización de los estudios superiores. Una especialista del Instituto Juan Marinello alertó sobre la desacertada tendencia a respaldar monetariamente la universidad solo teniendo en cuenta las necesidades de las economías y de los movimientos empresariales, pues tal práctica representa “mercantilizar un proceso que no puede serlo, porque se constriñe la capacidad de generar pensamiento”. Igualmente, instó a concebir el proceso de enseñanza como un sistema; y a reflexionar sobre el impacto que hoy tienen sobre la instrucción universitaria las deficiencias de los grados precedentes, la discordancia entre lo impartido en las aulas y la normativa funcional vigente en el país, y la precariedad tecnológica presente en todos los ámbitos de la vida. A ese último aspecto volvió una educadora afectada por el actual “nivel y la eficiencia de las tecnologías de la información y la comunicación” en el país; ella aprecia contradicciones “entre el concepto sostenido por ETECSA —monopolio que gestiona las comunicaciones en Cuba— y la red UNIV”.

Recién graduados de la universidad evidencian “dificultades en la comprensión, desde la ciencia, de los problemas sociales”; desconocimiento de las visiones diversas que en el mundo existen acerca de su especialidad y, por supuesto, dónde hallar dichos saberes; de esa manera “la universalidad del pensamiento se pierde”, manifestó una profesora que imparte cursos de posgrado. Y otro participante sentenció: la universidad que precisamos construir tiene tres desafíos considerables: enfrentarse a un diálogo de saberes, empeñarse en la democratización de la cultura y convertirse en agencia de creatividad.

ABC para un renacer

¿Qué hacer para transformar, revertir, lo que limita el desarrollo de la universidad, dentro de un socialismo próspero, sustentable y culto?, preguntó Rafael Hernández a los ponentes y los invitó a comentar los criterios del auditorio.

Diferentes a algunas de las vivencias planteadas son las de Luis Montero. Desde hace mucho tiempo en su departamento docente [en el entorno de las ciencias naturales] y en el Consejo Científico de la Universidad de La Habana mantienen “una amplia libertad de discusión y un alto nivel de cuestionamiento de los asuntos. Para eso hay que desarrollar una cultura del diálogo, del intercambio”, práctica no asentada aún en la nación, expresó. Asimismo, el académico desea que la presencia de los profesores universitarios sea mayor en los medios de comunicación y en la conciencia social. “Salvo excepciones, la imagen pública de los docentes cubanos es muy reducida”, no hay demasiados escenarios donde puedan manifestarse. Urge igualmente superar el “atraso sideral” existente en el campo de la informatización.


En cuanto a la herencia soviética, resulta imposible desconocer que “en muchos aspectos debemos nuestro desarrollo científico a ciencias que funcionaron bien allá”, por ejemplo la física; “ahora bien, los esquemas hay que transformarlos y en estos momentos lo estamos haciendo”. Para modificarlos es imprescindible la participación; uno de nuestros problemas es que muchas personas capaces de generar transformaciones e iniciativas sabias se inhiben de hacerlo; necesitamos participar todos, con la palabra y la acción, enfatizó Montero.

“Me alegra mucho que la Dra. Pogolotti haya mencionado los claustros de profesores. Las universidades no pueden seguir dirigidas exclusivamente por los rectorados. Esos claustros y las federaciones estudiantiles deben tener un papel decisivo”, razonó Jorge Ibarra. También se precisa mayor intercambio cultural y científico entre las universidades cubanas y las foráneas, ello incluye invitar a docentes destacados de otras partes del mundo a impartir materias en la Isla. “Cada facultad, cada escuela, deberá tener una publicación académica que trate los problemas generales de la enseñanza y de la vida universitaria —continuó el historiador—, si no se acometen estos cambios, es muy difícil poder hablar de un proceso de reformas”.

Al decir de Huber Hernández, “un gran reto de nuestra sociedad es ser más culta, más participativa, más responsable de construir su propio destino, pero también debe estar más empoderada, o al menos tener más conciencia del empoderamiento necesario para llevar adelante los cambios”; la universidad forma parte de tal empeño.

Dos cuestiones claves mencionó Carlos Lage. Una es la eficiencia: “Se habla de que la educación es inversión a mediano y largo plazo; habría que ver si lo invertido se corresponde con las necesidades. En este momento hay en Cuba grandes recursos profesionales, la sociedad los demanda, pero no se ha logrado hacer coincidir a ambos. Empezando porque la mayor parte de las licencias aprobadas para el sector privado son para ejercer oficios”, mientras numerosos graduados en disímiles áreas permanecen subutilizados. “Otro aspecto, abordado por la Dra. Pogolotti, es el de la soberanía”; si las ciencias sociales no son colocadas delante de las transformaciones emprendidas e impera el pragmatismo, la Isla corre el riesgo de adoptar derroteros erróneos ya trillados en otros países.

Replantearse los paradigmas y los planes de estudio, enseñar de todo, rescatar el protagonismo de los docentes y de los movimientos estudiantiles, son acciones indispensables si se pretende renovar la universidad, indicó Lage.

Es preciso “revindicar su misión como centro de renovación del pensamiento y de las prácticas sociales”, agregó Rafael Hernández. Además, “insistir en la dimensión cultural de lo que la universidad significa es primordial” en los momentos actuales, pues nuestro “creciente intercambio con las instituciones universitarias de países desarrollados representa oportunidades y riesgos”, entre ellos convertirnos en un espejo de las necesidades para las cuales dichos centros forman a sus educandos y caer en una dependencia no conveniente. Finalmente el director de Temas reiteró “una idea presente en las intervenciones de los panelistas y del público: el sector de la educación y de la cultura no es ajeno al desarrollo fundamental del país, invertir en él no significa subsidiar; esta es una palabra equivocada cuando se habla de espacios generadores de conocimientos que dan lugar al progreso”.

Intervención de la Dra. Graziella Pogolotti


La política no es un monopolio de los académicos, ellos están perdidos si no pegan el oído a la tierra. Y hablando de la ayuda de la universidad a Centro Habana, hay una arquitecta que hizo su doctorado sobre posibilidades de reanimación de ese municipio, partiendo no solo de la estructura física, sino del ambiente cultural, es decir, del factor subjetivo, es la arquitecta Gina Rey. 

En primer lugar diría que la universidad es una comunidad de profesores y estudiantes, comunidad compleja que cuando funciona de verdad muestra una interrelación entre unos y otros. En segundo lugar, la Revolución cubana produjo en la universidad una serie de cambios fundamentales, uno de ellos fue la puesta al día en el terreno de las llamadas ciencias duras, en una universidad donde no había Facultad de Biología, la cual se hizo con ayuda de profesores extranjeros. Así dimos un salto hacia delante. Pero esa institución empeñada en el desarrollo científico estuvo también pegada a la tierra […] Ahí hubo una toma de conducta hacia las realidades concretas. La universidad debe ser un centro productor de conocimiento, porque eso se relaciona con el tema de la soberanía de nuestros países.

Hay también un fenómeno de dependencia cultural, científica, en el terreno del pensamiento, en las ciencias sociales […] entre los grandes centros universitarios del primer mundo y las universidades de nuestro país y de todos los países pequeños. Hace años un estudio comparativo decía que en naciones como Costa Rica o República Dominicana lo que se formaba básicamente en las universidades era administradores de empresas. Quiero llegar a un punto fundamental, la polémica existente en cuanto a la función de la universidad, si esta —como está sucediendo en la Unión Europea— simplemente es un productor de fuerza de trabajo según la demanda de las empresas, o si continuando la tradición de la modernidad sigue siendo un centro productor de conocimiento, de innovación, de creación en el orden científico. Debido al enfrentamiento que hay en el mundo en este momento, entre el gran dominio de las transnacionales —y hay transnacionales de la educación que están produciendo pensamiento pedagógico— y un movimiento emancipador, los criterios centrales de la función de la universidad tienen que ser rescatados. Como dijo un compañero de la mesa, la universidad genera rentabilidad a mediano y largo plazo. Si en los años 60 no hubiéramos emprendido el proyecto de dar un salto en la ciencia, de fundar el CENIC, no hubiéramos obtenido el desarrollo biotecnológico que tenemos. La discusión no puede quedar solo en fórum, tiene que formar parte del gran debate sobre la integración latinoamericana; porque la neocolonización del pensamiento no solo afecta a Cuba, sino a América Latina en general, le concierne a la CELAC y a todas las alianzas que se están produciendo.

Estoy de acuerdo con que la universidad actual está cargada de problemas, por una pérdida de capital humano que se ha ido produciendo por diversas razones, vías y etapas […] Creo que el éxodo de jóvenes y de profesionales universitarios es pluricausal, hay sin duda un problema de estimulación material, pero también uno de pérdida del sentido de la posibilidad real y concreta de crear y producir, porque de algún modo en las últimas décadas la universidad fue perdiendo el protagonismo que tuvo en un momento dado y dentro de eso el protagonismo de los claustros […] La universidad tiene que articularse con otras instituciones de la creación científica del país y meterse con los pies en la tierra en los problemas de la vida concreta. Hay que producir en primer término un cambio de conciencia en muchos decisores y en numerosos profesionales que se han ido rutinizando, acomodando, y a los cuales hay que sacudir y estimular.

Finalmente quiero decir que uno de los problemas más graves de la universidad tiene que ver con el desarrollo y la consideración que corresponde a las ciencias sociales, con entender que la ciencia económica es una ciencia social, tener una definición muchísimo más amplia del concepto de cultura y contribuir con nuestro pensamiento a los desafíos de este momento. Se habla del cambio, sí hay que cambiar, pero ¿qué y cómo?, ¿hacia dónde vamos a cambiar para rescatar nuestra cultura, mantenerla viva, activa, creativa? […] La universidad tiene una misión […] En el mundo en el que estamos viviendo este tema es central, para nosotros y para toda América Latina.

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