Se trata de Caibarién, en el centro norte cubano, que se ha convertido en un símbolo de inclusión.
GÉNERO Redacción IPS Cuba 4 Marzo, 2017
Villa Rosa se estrenó en la 38 edición del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, en diciembre de 2016. Foto: Momento del filme
La Habana, 4 mar.- Caibarién, un pequeño pueblo que burla barreras machistas con la diversidad sexual, es el protagonista del documental Villa Rosa (2016), del realizador cubano Lázaro J. González, que fue proyectado en la última edición de Cine bajo las Estrellas.
El filme, exhibido el primero de marzo en el espacio de la Embajada de Noruega, relata cómo esa localidad ubicada en la provincia de Villa Clara, “se ha convertido en uno de los sitios de más respeto a la diversidad sexual en la isla”, según la sinopsis.
De Villa Rosa a Sexilio
Nelson González comentó a IPS Cuba que Lázaro González y él trabajan en un nuevo proyecto, como parte de una serie de filmes.
“Antes de Villa Rosa, Lázaro realizó Margot y Máscaras, ambos documentales enfocados en el transformismo como manifestación del arte. Ahora estamos trabajando en Sexilio, la historia de un cubano obligado a abandonar el país en los años 80, debido a su orientación sexual”, informó.
Lázaro escribió para IPS Cuba un adelanto de la historia de Eloy Guzmán, que debió emigrar durante el éxodo del Mariel.
Los testimonios de Adela, primera y única concejala transexual de Cuba, transformistas y parejas homosexuales, así como las imágenes del puerto y un pintoresco carnaval acuático narran la singular historia contada en 52 minutos.
El lugar
“Siempre vi Villa Rosa como una metáfora de lo que debía ser la isla toda”, afirmó a la Redacción IPS Cuba vía correo electrónico, Lázaro J. González, director del mediometraje.
A su juicio, “resulta irónico que en un pequeño pueblo de pescadores hubiese tanto respeto a la libre orientación sexual e identidad de género, al punto de elegir a una persona trans como representante al gobierno o que una festividad popular deviniera en fiesta por la diversidad”.
El documental también “es una manera de expresar cómo los problemas que aún aquejan a la comunidad de lesbianas, gays, trans, bi, intersexuales y queer (LGBTIQ) en Cuba a veces dependen más de circunstancias políticas que de la homofobia o el machismo imperante a nivel social”.
Al respecto, remarcó que “por eso se hace énfasis en el cambio necesario en la Constitución para aprobar el matrimonio igualitario”.
De igual modo, “mostramos cómo pueden confluir felizmente personas de diversas orientaciones sexuales e identidades de género en un mismo espacio público, sin guetos, lo que permite a niños y niñas disfrutar de un show de transformismo junto a sus familiares de forma muy natural”.
“Espero que Villa Rosa provoque debate, porque está hecha para eso”, afirmó Lázaro J. González. Foto: Momento del filme
“La intención que tuvimos siempre fue mostrar que esa anomalía llamada Caibarién debía ser la norma”, sentenció.
Para Nelson González, el guionista, “la película refuerza ese sentido de comunidad y por eso los personajes interactúan, se conocen entre sí, se apoyan y unos asisten a las actividades que organizan otros”.
Resaltó que “otra idea era mostrar cómo la comunidad LGBTIQ de allí se apoya y por eso han logrado un espacio de convivencia ameno y respetuoso”.
En su opinión, el documental “deja ver que puede haber otra manera de asumir la vida y de socializar mucho menos patriarcal, heterosexista y excluyente”.
En Villa Rosa, el escritor y transformista Pedro M. González da vida al personaje de la rusa Roxana Rojo, drag queen de renombre en todo el país.
“Nos propusimos que la rusa sirviera como punto de cohesión, partiendo de que ese personaje apareció en una obra anterior llamada Máscaras, igualmente dirigido por Lázaro”, apuntó el artista transformista.
Explicó también que, “de cierta manera, ella es un punto de nexo o enlace con las personas del pueblo, con todo un grupo de transformistas locales y quienes trabajan en la producción del carnaval”.
Para él, quien ha vivido siempre en Caibarién, la esencia del audiovisual “está en que refleja el entendimiento de personas que antaño solían ser intolerantes y con el tiempo crecieron en el respeto a la diversidad”.
Consideró que el filme “debe dejar en las personas el entusiasmo y la sana envidia por saber que hay un pueblo donde la gente es distinta, en el cual su gente no suelen discriminar a nadie por identidad de género y orientación sexual”.
“Ojalá y existan otros lugares con tanta libertad para expresar la orientación sexual y con ese diálogo cultural entre las personas alrededor del carnaval y otras fiestas populares”, expresó.
Caibarién tuvo un pasado esplendoroso hasta los años 90, cuando se convirtió en un lugar que solo sobrevive por la cercanía con unos cayos muy visitados por turistas, aseguró Pedro M. González.Foto: Momento del filme
Personajes
Yamila Marrero, productora de Villa Rosa, apuntó que desde el inicio buscaron “una variedad de personajes que le aportaran diferentes matices al guión”.
Además, “durante el proceso de investigación conocimos a Adela y descubrimos todas sus potencialidades para formar parte del documental y lograr una gran empatía con el público”, dijo.
Mencionó también que “Adela propició una gran ayuda del gobierno para grabar todo lo planificado, filmar desde al mar, e incluso, contar con la asistencia de los bomberos para transportarnos durante el carnaval, días en que era difícil moverse por el pueblo”.
Marrero ponderó el apoyo recibido por el fondo Sparring Partners, de la Unión Europea, y la Asociación Hermanos Saíz (organización cubana que agrupa a jóvenes artistas), de vital para terminar la investigación, el rodaje y el primer corte.
“Después fuimos beneficiados con el Fondo Noruego para el Cine Cubano y pudimos hacer la posproducción, sobre todo porque decidimos componer música original, de la autoría de Wilma Alba Cal”, puntualizó.
En Cine bajo las estrellas, realizado los últimos martes y miércoles de cada mes, también se exhibió el corto cubano Rodando en La Habana (2016), del realizador Jaime Santos. (2017)