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sábado, 20 de mayo de 2017

“Que no nos hayan dejado participar, por cuestiones políticas, es decepcionante”

Aseguran los integrantes del equipo de la Universidad de Pinar del Río, clasificados a la final del Concurso Internacional Universitario de Programación


20 de mayo de 2017 13:05:43


El equipo clasificó a la final mundial, luego de transitar por competencias eliminatorias a nivel de su universidad, del país, y del área del Caribe. Foto: Ronald Suárez Rivas


PINAR DEL RÍO.—A pesar de haberse ganado en buena lid su derecho a participar, tras alcanzar el segundo lugar en el Caribe durante las eliminatorias regionales, al equipo sUrPRise de la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río, no le quedará más remedio que seguir por Internet la final del Concurso Internacional Universitario de Programación, conocido por las siglas ACM-ICPC.

Tras cuatro largos años de trabajo, en los que vinieron escalando posiciones, este 2017 debió significar para ellos, la posibilidad de competir en la última fase del torneo más prestigiosoy antiguo de su tipo a nivel mundial.

Sin embargo, la negativa de las autoridades de Estados Unidos a concederles la visa de entrada a esa nación --que en esta ocasión será la sede del evento--, les ha dejado sin la posibilidad de demostrar su talento, y de representar a su casa de altos estudios, su provincia y su país.

“Es algo frustrante”, confiesa Manuel Alejandro Díaz, estudiante de 5to año de Informática, uno de los tres integrantes del equipo pinareño.

“Quien no haya sido concursante del ACM-ICPC, no tiene idea del sacrificio que significa llegar a una final. Son horas y horas de estudio, de investigación, de estar actualizándote, porque constantemente surgen elementos de conocimiento nuevos”, explica.

Considerado algo así como los Juegos Olímpicos de la programación y la algoritmia, el certamen consiste en resolver durante cinco horas, mediante la elaboración de softwares, la mayor cantidad de problemas que se les plantean a los equipos.

Para ello, Manuel señala que cada integrante del sUrPRise se ha ido especializando en ramas específicas del conocimiento (como la geometría computacional, la teoría de números, el trabajo con cadena de textos, las estructuras de datos avanzados…), aunque todos poseen una base común sobre matemática y ciencia de la computación.

El año pasado, ya habían quedado a las puertas de la clasificación a la última etapa del certamen, y en este, por fin, lograron la meta, luego de transitar por las eliminatorias a nivel de su universidad, del país, y del área del Caribe.

Un sueño alimentado durante largas jornadas de entrenamiento que de pronto queda trunco, y que ya nunca podrán cumplir, teniendo en cuenta que dos de los tres integrantes del sUrPRise están en quinto año de la carrera, y el ACM-ICPC es solo para estudiantes.

“Esta es la primera vez que un equipo de nuestra universidad lograba incluirse en una final mundial, y el apoyo que nos dieron fue inmenso. A los dos alumnos de quinto año nos convalidaron las tesis, para darnos más tiempo para entrenar, y al de tercero le hicieron un reajuste del programa, para que tuviera libre el semestre, para prepararse para la competencia”, explica Manuel.

“Estábamos muy emocionados. Era nuestra despedida como equipo después cuatro años de preparación y la última oportunidad de ir con todo. El hecho de que no nos hayan dejado participar, por una cuestión política, es decepcionante”, asegura José Guerra (3er año de telecomunicaciones).

“Los organizadores nos dijeron estar apenados por ese hecho. Cada vez que nos comunicamos con ellos, nos ofrecían disculpas, porque no es algo normal --añade José. Este es un evento internacional, las sedes se van rotando por todo el mundo y Estados Unidos es el único lugar que ha presentado este tipo de problemas”.

Aun cuando hay países como Rusia, China, Japón o los propios Estados Unidos, con mucha más tradición en estos certámenes, los integrantes del equipo pinareño aspiraban a un buen resultado.

“Queríamos mejorar la posición histórica del Caribe, y superar la cantidad de problemas resueltos por selecciones cubanas”, dice José.

No obstante, para un territorio como Pinar del Río, donde la educación superior antes del triunfo de la Revolución nunca llegó a graduar a nadie, haber colocado un equipo en la final del concurso internacional de programación más importante que existe, ya significa un triunfo.

Así también lo creen Elio Alejandro Govea, Manuel Alejandro Díaz, y José Guerra, los tres jóvenes de Vueltabajo a los que la embajada norteamericana les negó la posibilidad de competir.

“Independientemente de que no hayamos podido participar, nos demostramos a nosotros mismos que sí podíamos, que fuimos capaces de llegar a una final mundial y de estar en la élite de nuestro país”.