Mi blog sobre Economía

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Prevén instalar en Cuba modernas estaciones de observación astronómicas

En este artículo: Astronomía, Cooperación, Cuba, Rusia
27 diciembre 2017 


Prevén instalar en Cuba modernas estaciones terrenas astronómicas.

Cuba y Rusia prevén la instalación, organización y explotación cooperada de dos estaciones terrenas de observación astronómica en la red nacional, se anunció la víspera en La Habana.

Un acuerdo de colaboración de ese tipo se dio por iniciado en agosto del presente año en Moscú, durante la Segunda Reunión de trabajo del Grupo ruso-cubano para la colaboración en el campo de la ciencia, la tecnología y el medio ambiente de la Comisión Intergubernamental de ambas naciones. 

El 19 de diciembre se efectuó un seminario en el Planetario Rosa Elena Simeón, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, en La Habana, entre expertos de los institutos de Geofísica y Astronomía (IGA) de Cuba y el de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia (INASAN), se informó hoy en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias.

La Máster en Ciencias Martha Rodríguez Urapsuka, directora del IGA, explicó que en el encuentro se valoró realizar en conjunto un proyecto internacional para la construcción del observatorio en un lugar aún por determinar de la geografía cubana.

Añadió que con anterioridad, profesionales de ambas entidades desarrollaron mediciones astro climáticas y meteorológicas en el país, con vistas a sentar las bases del montaje del equipo de última generación.

La ejecución del proyecto, una vez aprobado, está prevista para cinco años, con posible extensión por otros tantos, especificó.

Permitirá el montaje en el país de dos telescopios modernos totalmente automatizados para la realización de observaciones posicionales, fotométricas y espectroscópicas de una amplia clase de objetos astronómicos desde el territorio nacional.

Esto, sin lugar a dudas, representa un avance en las tecnologías destinadas a las investigaciones en esa área del conocimiento, opinó la directiva, quien sostuvo conversaciones con sus colegas rusos con vistas a acordar los próximos pasos en el cumplimiento del convenio firmado.

Enfatizó en el hecho de que es de mucho interés para la Federación de Rusia y de Cuba el monitoreo de los objetos espaciales potencialmente peligrosos para la Tierra, entre ellos, meteoritos y basura cósmica.

(Con información de ACN)

Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos . Brindamos por ustedes, nuestros compañeros



Photo: Bill Hackwell

Queridos Compañeros

El 2017 ha sido un año sumamente difícil para nuestros pueblos. La protesta social ha sido criminalizada, encarcelada y asesinada. Los grandes medios cercenan la posibilidad de opinión, los asesinatos a periodistas como en México constituyen los más altos de los últimos años.

El intento del imperialismo por devorar nuestras economías, imponer gobiernos títeres, destruir la Revolución Bolivariana de Venezuela, recrudecer el criminal bloqueo contra Cuba, llevar las incipientes relaciones entre ambos países a un enorme retroceso, con el claro objetivo de aniquilar la Revolución cubana, arremeten cada día.

Dos ex presidentes como Lula y Cristina Fernández se encuentran bajo amenaza de cárcel en amañados procesos judiciales. El desprecio de Washington hacia la región tuvo una demostración feroz en Puerto Rico, azotado por el huracán de la colonización y los desastres naturales. Honduras muestra el espejo fascista en el que podría mirarse cualquier otra nación latinoamericana. La agresión a los pueblos mapuches evidencia el odio racista y ancestral hacia los pueblos originiarios.

No cesan las maniobras por atentar contra el ALBA, la CELAC y minar los acuerdos de Paz entre la FARC y el gobierno de Colombia.

La última provocación imperial para cerrar el año ha sido declarar unilateral y arbitrariamente a la ciudad de Jerusalén como Capital del Estado sionista de Israel, provocando una enorme desestabilización en todo el mundo árabe, mayor represión y sufrimiento al heroico pueblo palestino.

Pero los pueblos resisten y en esa resistencia está nuestra esperanza. Seguirán existiendo hombres y mujeres con la dignidad, el coraje y la valentía de Bertica Cáceres, Santiago Maldonado, Oscar López Rivera, los Cinco Patriotas cubanos, los presos políticos de América Latina, EE.UU y los palestinos en cárceles de Israel. Seguiremos encontrando nietas y nietos y exigiendo el juicio y castigo a los genocidas. Seguirá existiendo el bravo pueblo de Chávez y Maduro.

Y la Revolución cubana cumplirá con la estrella de Fidel en lo más alto, este 1ro de Enero, 59 heroicos años de victoria y resistencia en las narices del imperio.

Seguiremos denunciando, resistiendo y batallando en las calles, desde la información alternativa con nuestras armas de combate, que son las de la verdad y la dignidad. Seguiremos resistiendo este orden inmoral, injusto, destructivo que amenaza a toda la humanidad.

Brindamos junto a cada uno de ustedes, por los que luchan y resisten, por la pronta recuperación de los que afrontan con valentía serios problemas de salud, incluso desde la cárcel. Brindamos por la unidad imprescindible en todos los espacios de lucha y acción emancipadora.

Brindamos por ustedes, nuestros compañeros, en la esperanza y la alegría de comprobar cada día que No nos han vencido y No podrán vencernos jamás.

Feliz Año Nuevo, Feliz 2018!

Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos

Equipo Resumen Latinoamericano - Cuba y Estados Unidos

"El perverso regalo de Navidad que la Casa Blanca ha hecho al mundo"

Publicado: 27 dic 2017 10:53 GMT

El recorte de 285 millones de dólares en el presupuesto de la ONU es "un gran paso en la dirección equivocada", asevera un analista.



El presidente de EE.UU., Donald Trump, y la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.
Lucas Jackson / Reuters

La ONU salva millones de vidas y es responsable de la paz y la seguridad mundiales, por lo que al recortar sus fondos, Washington ha dado "un gran paso en la dirección equivocada", señala a RT Kaveh Afrasiabi, exasesor del equipo de negociación nuclear de Irán.

Las Naciones Unidas acordaron un presupuesto para el año fiscal 2018-2019 en el que "EE.UU. negoció una reducción de más de 285 millones de dólares con respecto al presupuesto final del año 2016-2017", según el comunicado de la misión estadounidense ante el organismo internacional publicado este domingo.

La embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, calificó esta "reducción histórica del gasto" de "gran paso en la dirección correcta".

La medida se produjo pocos días después de que la ONU votara por abrumadora mayoría a favor de rechazar la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital israelí.

"Una gran puñalada financiera"

Para Afrasiabi, autor del libro 'La reforma de la gestión de la ONU', "no cabe duda" de que existe "una conexión directa" entre ese voto —que el experto tacha de "vergüenza total" para EE. UU.— y "la represalia que ha seguido en forma de gran puñalada financiera en la ONU".


Un manifestante palestino durante los enfrentamientos con las tropas israelíes cerca de la ciudad cisjordana de Nablus, el 22 de diciembre de 2017. / Mohamad Torokman / Reuters

"El perverso regalo de Navidad de la Casa Blanca" a la comunidad mundial y a una organización "que salva millones de vidas" y es responsable de la paz y la seguridad globales "es, definitivamente, un gran paso en la dirección equivocada", contrariamente a lo que dijo la embajadora Haley, denuncia Afrasiabi.

"Lenguaje crudo de amenaza y castigo"

En cuanto a las declaraciones de Haley sobre "la ineficiencia y el gasto excesivo de la ONU" y su advertencia de que no permitirán "que se aprovechen de la generosidad del pueblo estadounidense o que esta siga sin control", el analista enfatiza que "la ONU ha estado lidiando con el tema de la reforma durante mucho tiempo", subrayando que la decisión de EE.UU. es "una forma incorrecta de abordar el problema".



En opinión de Afrasiabi, "casi todo lo que ha hecho" la embajadora Haley desde que asumió su cargo "ha sido contrario al espíritu de la Carta de la ONU", además de "poco diplomático, ajeno a la noción de diplomacia mundial y al tacto".

Este tipo de "lenguaje crudo de amenaza y castigo" usado contra naciones soberanas "perjudica la imagen y credibilidad de EE.UU." en todo el mundo, asevera el analista, detallando que Washington "no se está ayudando a sí mismo al estar representado en la ONU por alguien que es "tan poco diplomático y ajeno al espíritu" del organismo.

"Parte integrante del castigo"

A juicio de Colin Cavell, autor del libro 'Exporting 'Made in America' Democracy', el anuncio de Haley "es principalmente un guiño a la base política del presidente Donald Trump", en particular, a su "base política antinternacionalista y muy proestadounidense", la del 'America First', que es "muy escéptica sobre cualquiera que quiera unir al mundo bajo el derecho internacional y buscar la paz". 

Las declaraciones de Haley son también "parte integrante del castigo" que Trump prometió a cualquier nación que no esté de acuerdo con las directivas de EE.UU., subraya este experto en política exterior estadounidense.

AMÉRICA LATINA: UN ANIVERSARIO CON DONALD TRUMP

Por Jesús Arboleya
Progreso Weekly/Semanal

A pesar de que su control resulta indispensable para la hegemonía de Estados Unidos a escala mundial, América Latina no es una prioridad del gobierno norteamericano. Mucho menos para el de Donald Trump, que hereda un significativo avance de la derecha en la región.

En apenas una década, se ha transformado un escenario donde América Latina aparecía como un lugar donde predominaban los movimientos sociales de rechazo al neoliberalismo, gobiernos progresistas asumían el poder en la mayoría de los países y tomaba cuerpo un movimiento integrador, destinado a favorecer la soberanía de la región frente a los poderes mundiales, especialmente Estados Unidos.

Los principales indicadores del deterioro relativo de la hegemonía norteamericana en el área fueron el fracaso del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), durante la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata en 2005, así como el debilitamiento progresivo de la OEA.

Para Barack Obama devino prioridad evitar que se fuese a pique el sistema panamericano y desplegó todos los canales del “poder inteligente” para recuperar la influencia política de Estados Unidos. Su condición de afroamericano, su retórica renovadora y respetuosa, así como sus cualidades personales, sirvieron a este empeño.

Durante la V Cumbre de las Américas (Trinidad y Tobago 2009), unos meses después de asumir su mandato, Obama prometió “un nuevo comienzo y una alianza entre iguales” con los gobiernos latinoamericanos. 

Trabajó en un entendimiento con el gobierno de Lula, en Brasil, para el manejo compartido de la situación política regional; ajustó las relaciones con aliados, como Colombia y México, con vista a limar las tensiones ocurridas durante el gobierno de George W. Bush, así como evitó una escalada de conflictos con Argentina, a pesar de las fricciones existentes entre los dos países. Al mismo tiempo, decidió mantener en jaque a Venezuela, Bolivia y Ecuador, los gobiernos más radicales de la región.

Estados Unidos no fue completamente ajeno a los golpes de Estado en Honduras, Paraguay y finalmente en el propio Brasil, ni a la promoción de proyectos como la Alianza Pacífico y la Alianza para la Prosperidad en Centroamérica y el Caribe, destinados a debilitar los esfuerzos integracionistas regionales.

Los militares jugaron un papel destacado en la política hacia el área. Bajo la excusa de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, el Comando Sur mantuvo una estrecha colaboración con las fuerzas armadas y los servicios policiales latinoamericanos, garantizó el control militar de las áreas estratégicas, así como la preservación de más de 80 bases miliares en la región.

Dentro de esta política de múltiples vías, Obama anunció la disposición de negociar con Cuba. Aunque tal voluntad demoró seis años en concretarse, finalmente ocurrió el 17 de diciembre de 2014, dando inicio a lo que se dio en llamar “el proceso hacia la normalización de las relaciones entre los dos países”.

En parte fue el resultado de las presiones latinoamericanas y caribeñas, toda vez que varios países anunciaron que no asistirían a la VI Cumbre de las Américas, a celebrarse en Panamá en 2015, si Cuba no era invitada. También escondía la intención de aislar a Venezuela, si Cuba cedía a los “hechizos” de la relación con Estados Unidos. 

La disminución de los precios de las materias primas, en particular el petróleo, afectó de manera particular a los gobiernos progresistas, con el consiguiente aumento de las tensiones políticas internas, especialmente en Venezuela, donde se incrementaron las presiones norteamericanas, hasta el punto de que Obama designó al país como una “amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Ya sea por la vía electoral, como en el caso de Argentina, o mediante golpes de Estado, como en Brasil, los gobiernos de derecha se instalaron en la región; se debilitaron los procesos integracionistas y se fortaleció el papel de la OEA, que igual se sumó a la ofensiva contra Venezuela, aunque la actitud de los gobiernos caribeños determinó la imposibilidad de llegar a consenso en este sentido.

El triunfo de Donald Trump también cambió el escenario norteamericano y ello ha repercutido en la política hacia América Latina, durante su primer año en el gobierno.

Al desinterés que origina ser considerada el “patio seguro” de Estados Unidos, ahora se suma el desprecio hacia los latinoamericanos, como resultado de una xenofobia que el presidente no oculta en manifestar.

Tal actitud, unida a las consecuencias de una visión proteccionista y contraria a los tratados multilaterales de libre comercio, así como la reforma tributaria promovida por Trump, ha movido el piso a la derecha latinoamericana e impedido que, al menos hasta ahora, Estados Unidos haya podido aprovechar de manera apreciable sus ventajas en el área, debilitando sus perspectivas a largo plazo.

A falta de una visión política capaz de leer el momento, la política latinoamericana de Donald Trump se concentra en tres objetivos: Venezuela, México y Cuba. 

Venezuela por su importancia estratégica para la región y su impacto en los procesos nacionales. Como ocurrió con Cuba en el pasado, cuando la lucha armada era considerada el motor del cambio, la Revolución Bolivariana aparece ahora como la alternativa viable de las transformaciones sociales, por lo que impedir que cuaje y demonizar su ejecutoria es un interés compartido de Estados Unidos y los gobiernos de derecha en muchas partes del mundo. Cuando la derecha española arremete a diario contra Venezuela, está pensando en Podemos.

En este caso, Trump no ha hecho otra cosa que escalar el nivel de agresividad manifestado por Obama, hasta el punto de amenazar con la intervención armada, lo que horrorizó incluso a sus principales aliados.

Lo referido a México y Cuba responde más a factores de la política doméstica norteamericana.

Con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México prácticamente abandonó su tradicional política latinoamericana. A partir de ese momento, se convirtió en un apéndice de la economía y la política de Estados Unidos, disminuyendo sensiblemente su influencia en la región.

No existen factores de política exterior que justifiquen la arremetida de Donald Trump contra México y los mexicanos. El problema migratorio, el tráfico de drogas y la seguridad de las fronteras, desde una perspectiva xenofóbica y racista, encaminada a alimentar los sentimientos más primitivos de sus electores, es lo que explica que ningún otro país haya sido tan agredido e insultado como éste.

El caso cubano tampoco se justifica por razones de política exterior. Los avances en las relaciones alcanzados con la administración Obama, dejaron el camino listo para que Trump pudiera satisfacer varios puntos enfatizados en su agenda de campaña:

El mercado cubano resulta atractivo para muchas empresas nacionales de Estados Unidos y las negociaciones tendrían que realizarse en términos estrictamente bilaterales; el problema de la migración indocumentada quedó resuelto con la eliminación de la política de pie seco/pie mojado y la seguridad de las fronteras está garantizada entre los acuerdos alcanzados.

Lo que explica la reversión de la política hacia Cuba, que no es popular ni siquiera entre importantes sectores conservadores republicanos, es la debilidad del gobierno de Donald Trump y la necesidad de buscar apoyo entre los sectores de la extrema derecha cubanoamericana representados en el Congreso.

Resulta así que, al igual que otros muchos aspectos de su agenda política, la política de Donald Trump hacia América Latina ha resultado tan elemental y contradictoria, que cuesta trabajo seguirle la pista.

La próxima Cumbre de las Américas, a celebrarse en Perú el año de viene, es esperada por muchos especialistas como un momento de posibles definiciones, aunque ello resulta muy difícil con el actual presidente de Estados Unidos.