Mi blog sobre Economía

jueves, 11 de enero de 2018

Un ético senador y la farsa de una audiencia



Nuevamente los inventados ataques acústicos vuelven a ser noticia, veamos:

El 6 de enero, se hacen públicas las declaraciones del senador estadounidense Jeff Flake republicano de Arizona que integra el Comité de Relaciones Exteriores, en las que afirma: “ No hay evidencia de ‘ataques sónicos’ en Cuba.

Según la Voz de las Américas Flake dijo a The Associated Press que los cubanos le habían asegurado que el FBI les había dicho que sus agentes, en cuatro viajes a Cuba, no encontraron evidencia de que las misteriosas enfermedades sufridas por los diplomáticos estadounidenses fueran el resultado de los ataques. Flake siguiendo lo que informa el medio habría dicho que, los informes clasificados de funcionarios estadounidenses no le dejaron ningún motivo para dudar de la versión cubana.

Tácitamente Flake estaba planteando que existían documentos clasificados de su país que concordaban con la versión de las autoridades cubanas, es decir que no existen pruebas de los “ataques”, y si el FBI es quien ha estado liderando las investigaciones por la parte norteamericana, solo de esa agencia podían provenir dichos documentos, por lo tanto, es el senador el primero que habla públicamente de ellos y su contenido.

Lo que dice Flake se torna irrebatible y embarazoso para el gobierno norteamericano, no pueden desmentir que haya tenido acceso a los documentos que ha citado, ni arriesgarse a poner en duda lo expresado por los investigadores cubanos sobre lo dicho por los oficiales del FBI acerca de no tener pruebas de que los “ataques” hubieran ocurrido, pues podía existir testimonio grabado de los contactos entre los especialistas de ambos países que de ser publicados serían un serio golpe para la farsa montada.

Ante esta situación: ¿Qué reacción mediática se produjo?

CBS NEWS, el mismo 6 de enero publicó haber tenido acceso a documentos desclasificados de Global Affairs Canada que revelaban que funcionarios canadienses llamaron ataques a los supuestos incidentes que presuntamente afectaron a diplomáticos estadounidenses en La Habana, Cuba, desde el 26 de abril, meses antes de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos los reconociera públicamente por primera vez.

El mensaje: “No fuimos nosotros los primeros en clasificar ni interpretar como ataques lo que presuntamente estaba ocurriendo, fueron los canadienses”.

Los que dirigen la farsa decidieron hacer control de daños y el 8 de enero le dieron a la AP la tarea de “filtrar” el contenido de un documento del FBI que corrobora lo que ha dicho el senador, de esa forma le restan protagonismo a su figura en el caso, a la vez que incrementan la credibilidad e imagen de imparcialidad del medio que se les subordina.

La audiencia en el Senado: ¿Un reality shows?

Indiscutiblemente lo fue, estaba ensayado y preparado desde mucho antes, forzados por las circunstancias y llevados por mezquinos intereses lo pusieron en escena. Veamos lo que dijeron cada uno de los actores:

El director adjunto de seguridad diplomática del Departamento de Estado estadounidense, Todd Brown, aseguró que no descarta nada y que sí saben que “hay un elemento acústico asociado con ellos, que pueden ser de otro estilo de ataque… entre ellos un ataque “viral”, es decir, que alguien deliberadamente infectara a los estadounidenses con un virus.”. ¿Algo nuevo?, nada, ya el The New York Time, en octubre del 2017 había sugerido esta descabellada versión. 

El doctor del FBI, Charles Rosenfarb, según AP confirmó que todos los casos clínicos describían “una combinación de dolor de oído, dolor de cabeza, pitidos o zumbidos en los oídos, vértigo, problemas visuales para enfocar, desorientación, náuseas y fatiga extrema” en las personas que alegan haber estado expuestas a los sonidos. ¿Algo nuevo?, nada.

El secretario de Estado adjunto para Latinoamérica y el Caribe en funciones, Francisco Palmieri, sostuvo que, EE.UU. no tiene pruebas de que agentes del Gobierno cubano perpetraran los ataques pero ha insistido en que La Habana, como mínimo, “falló” en su deber de proteger al personal estadounidense en la isla. ¿Algo nuevo?, nada.

¿Para qué lo hicieron?

Complacer a Marco Rubio y otros que como él odian la Revolución cubana, crear nuevas expectativas alrededor de este manido tema para mantenerlo en la agenda mediática sustentando la matriz de opinión de que estos inexistentes hechos pudieron haber ocurrido y que Cuba tuvo responsabilidad en los mismos, culpar a nuestro país del retroceso de las relaciones y de esta forma justificar sus acciones de reducir el personal y los servicios de su embajada en La Habana, de ahí las declaraciones del Secretario de estado Norteamericano Rex Tillerson a la AP de que, “me abstendré de enviar de vuelta personal diplomático a Cuba, (…) Los estaría poniendo intencionalmente en un camino peligroso. “Me opondré a cualquier persona que me quiera forzar a hacer eso”. A la vez anunciaba que profundizaran en las investigaciones. El cuento de nunca acabar.

El objetivo principal de todo enrarecer hasta destruir las relaciones diplomáticas entre ambos países.

¿Qué viene ahora?

Los medios obedientemente comienzan a replicar la estupidez dicha por el director adjunto de seguridad diplomática del Departamento de Estado estadounidense, Todd Brown sobre la posibilidad de que los “ataques pudieran haber sido realizados utilizando virus”, así REUTERS, The Washington Post. y otros sin ningún pudor difunden tan absurda hipótesis, sin siquiera hacer un comentario que la ponga en duda o citar un experto que la refute.

¿Cómo llegaron esos “entrenados” virus o bacterias a los oídos de los norteamericanos?

Hace un tiempo en un post que escribí hice esta pregunta de forma irónica, en esa ocasión planteé:

No debe sorprendernos que conciban semejante idea y que consideren poder hacerla creíble, pues resulta que ellos si planearon matar a Fidel utilizando este tipo de agentes impregnados en un traje de buzo y en un pañuelo que pretendían hacerle llegar, lo que fue afirmado en 1975, por el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. que concluyó que existían pruebas concretas sobre estos planes de magnicidio.

Y concluí: Nuevas hipótesis y “victimas” serán inventadas, la acelerada actividad paranormal de Norteamérica así lo indica, no tendremos que esperar mucho para verlas aparecer”, la vida me ha dado la razón.

Se derrumba el teatro de Marco Rubio


Dice el senador por la Florida y usurpador de la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica, Marco Rubio, que los supuestos ataques sónicos contra diplomáticos gringos en Cuba son un “hecho comprobado”. Sin embargo, la Oficina de Investigaciones Tecnológicas del FBI ha descartado tal cosa y “no ha encontrado evidencia alguna” de esto, reveló la agencia Associated Press.

Los informes del FBI no son improvisados. Los mundialmente afamados investigadores policiacos indagaron durante meses los hechos, viajaron cuatro veces a La Habana, y de lo asegurado por el presidente Donald Trump acerca de estos “ataques sónicos” no hay nada, ni rastro, ni siquiera una partícula de polvo que pudiera decir que el cuerpo diplomático de Estados Unidos en Cuba fue víctima de algún atentado con un arma auditiva.

Asi, el teatro de Marco Rubio se cayó. Sólo basta que se quite la máscara. Y la pantomima se vuelve más dramática ante las palabras expresadas por el embajador cubano en Estados Unidos, José Ramón Cabañas: “Si La Habana fuese un lugar realmente inseguro, no se habrían solicitado entre enero y octubre de 2017, 212 visas para familiares y amigos de los diplomáticos ni estos hubieran realizado más de 250 viajes de recreo fuera de la capital.”







Declaraciones de @JosefinaVidalF: El verdadero propósito de la audiencia no era establecer la verdad, sino imponer por la fuerza y sin evidencia alguna una acusación contra #Cuba que no han podido demostrar (…) La gran víctima de la audiencia del día de hoy ha sido la verdad

Ups…

«El FBI probó la hipótesis de que ondas audibles, infrasónicas o ultrasónicas pudieran haber sido utilizadas clandestinamente para herir a estadounidenses en Cuba y no encontró evidencia alguna”, dijo Associated Press, la cual tuvo acceso a un informe interino de la División de Operaciones Tecnológicas del FBI, fechado el 4 de junio último, que todavía no se ha hecho público.

Las conclusiones del FBI coinciden con las del Comité de Expertos cubanos encargados por el gobierno de Cuba para indagar los hechos. No hay pruebas de los supuestos ataques sónicos. De hecho, el senador republicano –compañero de bancada de Marco Rubio—, Jeff Flake, aseguró que no existen motivos para dudar de la posición del Gobierno cubano y añadió que los informes a los que ha tenido acceso carecían de pruebas sobre el involucramiento de las autoridades de la Isla en tales falsos atentados.

Pero el montaje ha servido de pretexto a Donald Trump para boicotear los avances en la mejora de las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos. De manera unilateral, Washington retiró a la mayor parte de sus diplomáticos de la Isla, ha reventado los proceso de visados en La Habana, y exigió la retirada de diecisiete diplomáticos cubanos de EE.UU.

Y detrás de todo ello está Marco Rubio; obcecado con golpear a Cuba, un país que no conoce ni entiende, pero que le sirve para cobrar réditos políticos entre la mafia anti-cubana de Miami. El senador cree que así avanzará en sus intenciones de ser nominado por el Partido Republicano a la presidencia de su país ¿Cuál es la lógica de esto? No la hay y no vale la pena buscarla. Dinamitar las relaciones entre La Habana y Washington es una misión que este personaje compró de alguien más por propia ignorancia.