26 septiembre, 2018
¿Es posible que algo pueda ser malo y bueno a la misma vez? Sería como cuadrar el círculo o unir a Dios y al Diablo en un mismo ser o un parto forzado de un “oxímoron”, una palabreja que viene del griego antiguo y del latín romano que hoy se utiliza según el diccionario Wikipedia para señalar una contradicción en si misma o una paradoja de una realidad imaginada.
Digo esto después de escuchar el discurso del Presidente de Estados Unidos ante la Asamblea de Naciones Unidas en New York cuyas palabras nos sirven para entender mejor al Presidente que actualmente ocupa la Casa Blanca, que es lo mismo que decir el hombre que tiene a sus órdenes el ejército más poderoso de la tierra- algo de que alardeó en su discurso en tono amenazante- y cuyo país tiene hasta ahora la economía más fuerte del planeta.
Aparte de sus señalamientos hostiles contra Venezuela, Irán y otras naciones del mundo- inclusive a países hasta ahora amigos de Washington- las palabras de Mister Trump pueden considerase como una definición de la política interna y externa de su gobierno según la cual renuncia al “globalismo” internacional del que Estados Unidos ha sido el líder desde la terminación de la II Guerra Mundial, para volver al aislacionismo de la pre-guerra y al nacionalismo chovinista de la más rancia derecha conservadora que el mismo presidente define con su slogan electoral de “Hacer de nuevo grande a los Estados Unidos de América”.
No por gusto ya son muchos los que comparan a los Estados Unidos de hoy con la Alemania de los años treinta del pasado XX que llevó a ese país europeo a un “nacionalismo extremista” para imponer allí un sistema totalitario, xenófobo racista que tanto daño hizo con sus crímenes a la humanidad de entonces.
Nosotros no llegamos en el análisis de la situación norteamericana a tan fatales conclusiones. Preferimos creer que se trata más de un caso de ignorancia histórica del Presidente Trump que de mala fe de su parte, aunque no exculpamos a algunos del circulo intimo que rodea al locuaz mandatario norteamericano de quienes a distancia olemos un cierto tufo malsano de fascismo.
Si el Presidente de Estados Unidos quiere que su país renuncie al papel de líder de un mundo globalizado, que implica también dejar de ser el “policía del mundo”, entonces algo de bueno tiene el mensaje de Mr. Trump. Pero si a la vez el mismo Presidente norteamericano pretende que todas las naciones del mundo sigan su ejemplo para llevar al resto de los países del planeta a su extremismo nacionalista, mucho de malo tiene entonces el discurso del señor Trump en Naciones Unidas.
Aquí viene bien, como anillo al dedo, esa rara palabreja que se llama “Oxímoron”. A descifrar pues el enigma “trumpiano”, la contradicción paradójica que ha lanzado al mundo Míster Donald Trump.!Ahí se las dejo de tarea!
Les habló para Réplica de Radio-Miami su director Max Lesnik.