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jueves, 10 de octubre de 2019

Olga Tokarczuk y Peter Handke ganan el Nobel de Literatura de 2018 y 2019

El jurado vuelve a apostar por dos autores europeos frente a las quinielas que apuntaban a escritores de lugares poco representados en la historia del galardón

ANDREA AGUILAR
TOMMASO KOCH

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Madrid 10 OCT 2019 - 11:06 CDT


Olga Tokarczuk y Peter Handke, en una ilustración de Niklas Elmehed. En el vídeo, el momento de anuncio de la concesión de los dos Nobel (REUTERS).

La polaca Olga Tokarczuk y el austriaco Peter Handke han ganado el Nobel de Literatura 2018 y 2019, según ha anunciado este jueves la Academia Sueca. El jurado ha vuelto a apostar por dos autores europeos frente a las quinielas que apuntaban hacia nacionalidades poco representadas en la historia del máximo galardón literario. Por primera vez en su historia la Academia ha concedido en el mismo día los premios de dos años consecutivos, tras los escándalos de abusos sexuales y filtraciones que le llevaron a aplazar 12 meses la asignación del galardón de 2018. Aquella interrupción ha convertido la jornada de este jueves en una sesión excepcional, rodeada de gran expectación. Ambos premios Nobel serán entregados el próximo 10 de diciembre.

Tokarczuk es la 15ª mujer —y la segunda polaca, tras la poeta Wislawa Szymborska— que recibe el Nobel de Literatura, que han recibido 116 galardonados a lo largo de su historia. La Academia Sueca ha querido en esta ocasión reconocer la "imaginación narrativa que representa, con pasión enciclopédica, el cruce de fronteras como una forma de vida”. Nacida en 1962 en un pueblo de la región de Silesia, la escritora se formó como psicóloga y debutó con su primer libro a principios de los noventa. "Construye sus novelas sobre una tensión entre opuestos culturales: naturaleza frente a cultura, razón frente a locura, hombre frente a mujer, hogar frente a alienación", agregó el jurado. La escritora polaca visitará España en noviembre, coincidiendo con la aparición de la traducción de su última novela, y participará el 15 de noviembre en el festival Literaktum de San Sebastián. Su obra fue publicada originalmente por Lumen en español, más tarde por Siruela y sacará su nuevo libro en Anagrama, aunque apenas un puñado de sus novelas se pueden leer en castellano: a Sobre los huesos de los muertos y Un lugar llamado antaño se sumará en pocas semanas, Los errantes. Aunque Tokarczuk reside en Wroclaw, el anuncio de esta mañana la ha sorprendido en Alemania. La popularidad de esta autora ha ido en aumento en los últimos años, se alzó con el Man Booker International de 2018, obtuvo también el Prix Jan Michalski y está nominada al National Book Award en la categoría de mejor libro traducido del año en Estados Unidos. La adaptación cinematográfica de su novela Spoor, dirigida por Agnieszka Holland, obtuvo el Oso de Plata en el Festival de Berlín de 2017. 

Pensador, ensayista, novelista, poeta, dramaturgo y cineasta, Handke (Griffen, Austria, 76 años) es autor de libros como Desgracia impeorable, Carta breve para un largo adiós o El miedo del portero al penalty, de obras teatrales como Insultos al público o El pupilo quiere ser tutor y escribió los guiones de películas de Wim Wenders tan célebres como Falso movimiento y Cielo sobre Berlín. También dirigió filmes como La ausencia o La mujer zurda. Su nombre había sonado en las listas de posibles candidatos al Nobel, pero había sido descartado de las quinielas por la controversia política que su figura despierta. El jurado ha dicho que recibe el Nobel de Literatura 2019 “por un trabajo influyente que, con inventiva lingüística, ha explorado las periferias y la especificidad de la experiencia humana". En España, su obra ha sido editada por sellos como Península, Nórdica, Alfaguara o Alianza, entre otros. "Handke se ha asentado como uno de los escritores más influyentes de Europa después de la Segunda Guerra Mundial", agrega la Academia Sueca. 


Olga Tokarczuk, en el festival internacional del libro de Edimburgo, en agosto de 2017. En vídeo, parte de su discurso tras ganar el Man Booker International en 2018. ROBERTO RICCIUTI/GETTY IMAGES / VÍDEO: REUTERS-QUALITY


Este octubre el académico Anders Olsson subrayó que la diversidad era una de las prioridades que se había marcado el comité. “Necesitamos ampliar nuestra perspectiva”, afirmó ante los medios de comunicación. “Hemos tenido una visión eurocéntrica de la literatura y ahora estamos mirando por todo el mundo. Anteriormente, estábamos más enfocados en los hombres. Ahora hay muchas mujeres que son realmente excelentes”.

Los números sirven para aclarar sus palabras: en 101 ocasiones la Academia ha premiado a un hombre, lo que supone el 87% del total. Además, 85 galardonados (más del 73%) proceden de Europa, incluidos los propios Tokarczuk y Handke. Francia es el país con más escritores encumbrados, 14.

El excepcional anuncio de dos premios este año, algo inédito en la historia centenaria del Nobel de Literatura, se debe al escándalo sexual y de presuntas filtraciones que sacudieron la Academia Sueca en noviembre de 2017. El diario sueco de mayor tirada, Dagens Nyheter, publicó entonces un reportaje en el que 18 mujeres acusaban de abusos y acoso sexual a Jean-Claude Arnault, marido de la académica Katarina Frostenson y muy próximo a la institución. Una investigación interna concluyó que Frostenson había incurrido en conflicto de intereses, y hubo de abandonar su puesto en la Academia por las acusaciones de haber filtrado información confidencial a su cónyuge. El escándalo forzó un periodo de reflexión y un cambio profundo. Se precipitaron dimisiones en una institución cuyos cargos eran vitalicios.

La noticia del Nobel siempre cae como una sorpresa, pero este año por partida doble. Las obras de Handke y Tokarczuk inundarán a partir de este jueves las librerías. “Nunca se puede tener nada previsto porque son siempre muchos los que pueden ganar y muchos los que iban a ser seguros como Amos Oz y Philip Roth y nunca lo recibieron”, explicaba ayer al teléfono Verónica García de Machado, grupo de distribución. Hoy, puede que los lectores se acerquen a buscar las obras de los ganadores, pero puede que, al menos en el caso de la aún desconocida para el gran público, con Tokarczuk como ocurrió con Svetlana Alexiévich y su libro sobre Chernóbil, haga falta una serie de televisión para que despegue como fenómeno editorial.

ver fotogaleríaPeter Handke, en Madrid, en 2017. BERNARDO PÉREZ

Nobel de Química para los padres de la batería de litio que cambió el comportamiento de la humanidad

La Real Academia de las Ciencias de Suecia concede el galardón al estadounidense John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino




Los galardonados con el Premio Nobel de Química, dede la izquierda, John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino.


La Real Academia de las Ciencias de Suecia ha concedido esta mañana el Premio Nobel de Química de 2019 al estadounidense John B. Goodenough, al británico Stanley Whittingham y al japonés Akira Yoshino por desarrollar la batería de iones de litio. "Esta ligera, recargable y potente batería se utiliza en la actualidad en todas partes, desde los teléfonos móviles a los ordenadores portátiles y los vehículos eléctricos. También puede almacenar cantidades significativas de energía solar y eólica, haciendo posible una sociedad libre de combustibles fósiles", celebra la institución en un comunicado. Los tres ganadores se repartirán el premio, dotado con 825.000 euros, a partes iguales.

Las bases de la batería de iones de litio se sentaron durante la crisis del petróleo de la década de 1970, destaca la Real Academia. Stanley Whittingham, un investigador de la Universidad Estatal de Nueva York nacido en 1941, comenzó a trabajar en el desarrollo de métodos que pudieran conducir a tecnologías energéticas libres de combustibles fósiles. Sus investigaciones con materiales superconductores culminaron pronto en una batería de litio con un cátodo de disulfuro de titanio y un ánodo de litio metálico. “El resultado fue una batería que tenía un gran potencial, un poco más de dos voltios. Sin embargo, el litio metálico es reactivo y la batería era demasiado explosiva como para ser viable”, explica la institución sueca.

Las baterías de litio se emplean en los teléfonos móviles, los ordenadores portátiles y los vehículos eléctricos

El testigo lo tomó John Goodenough, un físico nacido en Jena (Alemania) en 1922, pero nacionalizado estadounidense. Goodenough, de la Universidad de Texas, predijo que el cátodo tendría un mayor potencial si estuviera hecho con un óxido metálico en lugar de un sulfuro metálico. Tras probar diversos materiales, en 1980 demostró que el óxido de cobalto con iones de litio intercalados producía hasta cuatro voltios. “Este fue un avance importante que conduciría a baterías mucho más potentes”, narra la Real Academia.


Introduciendo mejoras en el trabajo de Goodenough, Akira Yoshino (Suita, 1948), de la empresa japonesa Asahi Kasei, creó la primera batería de iones de litio viable comercialmente. “El resultado fue una batería ligera y resistente que podía cargarse cientos de veces antes de que su rendimiento se redujera. La ventaja de las baterías de iones de litio es que no se basan en reacciones químicas que descomponen los electrodos, sino en iones de litio que fluyen de un lado a otro entre el ánodo y el cátodo”, detalla la institución sueca. "Simplemente olfateé la dirección hacia la que se movían las tendencias. Se podría decir que tuve un buen olfato", ha bromeado Yoshino.

“Las baterías de iones de litio han revolucionado nuestras vidas desde que llegaron al mercado en 1991. Han sentado las bases de una sociedad inalámbrica, libre de combustibles fósiles, y son de gran beneficio para la humanidad”, aplaude el comunicado. El trabajo de Whittingham, Goodenough y Yoshino sirvió para cambiar el comportamiento de la humanidad, desde la manera de comunicarse a la forma de trabajar, escuchar música o transportarse.

Un año más, todos los premios Nobel de ciencias han sido para hombres. Desde 1901, solo cinco mujeres han ganado el Nobel de Química, el 2,7% de los 184 galardonados. Este año, sonaba en las quinielas la estadounidense Carolyn Bertozzi, de la Universidad de Stanford, por desarrollar técnicas para visualizar procesos en el interior de las células, una metodología conocida como química bioortogonal que ha permitido entender mejor enfermedades como el cáncer.

"Las baterías de iones de litio han revolucionado nuestras vidas desde que llegaron al mercado en 1991", afirma la Real Academia de las Ciencias de Suecia

La apuestas de la sociedad científica internacional Sigma Xi también incluían a Jennifer Doudna, investigadora de la Universidad de California, en Berkeley, y madre de la revolucionaria técnica de edición genética CRISPR junto a la bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier, ahora en el Instituto Max Planck en Berlín. Ambas se apoyaron en los pioneros trabajos del microbiólogo español Francis Mojica, cuyo laboratorio en la Universidad de Alicante descubrió en 2003 un sistema de tijeras moleculares que las bacterias utilizan para defenderse de los virus. Esas mismas tijeras sirven ahora para editar el genoma de cualquier ser vivo con rapidez, facilidad y de manera muy barata.

El casi centenario físico estadounidense John Goodenough, premiado efectivamente por sus trabajos con la batería de litio, y su compatriota Stuart Schreiber, químico, también figuraban en las quinielas de Sigma Xi. Schreiber, de la Universidad de Harvard, es una referencia en la química mundial por sus trabajos para identificar dianas terapéuticas: mecanismos moleculares modulables con otras pequeñas moléculas para evitar enfermedades o sus síntomas.

Schreiber también es responsable de una ingeniosa estrategia para desarrollar nuevos fármacos: la síntesis orientada a la diversidad, que, a diferencia de la técnica tradicional —basada en la síntesis de compuestos químicos estructuralmente relacionados—, genera una colección de moléculas pequeñas con alta diversidad, en busca de inesperadas interacciones con los sistemas biológicos. Gracias al equipo de Schreiber se han desarrollado nuevos fármacos contra la leucemia, el mieloma múltiple y algunos tumores sólidos, además de para evitar el rechazo de órganos trasplantados.

La empresa especializada Clarivate Analytics también había publicado sus predicciones. El químico alemán Rolf Huisgen, de 99 años, figuraba como favorito por sus trabajos con las llamadas reacciones 1,3-dipolares, un método sintético esencial en química médica, el desarrollo de nuevos fármacos. El danés Morten Meldal, de la Universidad de Copenhague, también sonaba como ganador, por desarrollar una variante de la reacción de Huisgen. “Estas reacciones son modulares, permitiendo combinaciones de unidades pequeñas para crear una amplia variedad de nuevos y útiles compuestos químicos”, explicaba Clarivate Analytics en una nota.

Desde 1901, solo cinco mujeres han ganado el Nobel de Química, el 2,7% de los 184 galardonados

La compañía también apostaba por Edwin Southern, un bioquímico de la Universidad de Oxford que inventó una técnica de laboratorio empleada para detectar una secuencia específica de ADN en una muestra de tejidos o de sangre. La herramienta —que lleva su nombre, Southern blot— abrió una nueva era en el diagnóstico precoz de enfermedades y en la medicina personalizada.

Finalmente, los investigadores Marvin Caruthers, de la Universidad de Colorado; Leroy Hood, de la Universidad de Washington; y Michael Hunkapiller, fundador de la empresa Celera Genomics, aparecían como favoritos de Clarivate Analytics por desarrollar técnicas que aceleraron la secuenciación del genoma humano, cuyos primeros resultados aparecieron en 2001. Sin los tres científicos, dice la compañía autora de las predicciones, no tendríamos el mapa de nuestros genes.

La Sociedad Estadounidense de Química también había añadido otros nombres a la quiniela. Uno de sus caballos ganadores era Barry Sharpless, el investigador que acuñó el concepto “química click” en 2001. Sharpless, del Instituto de Investigación Scripps (EE UU), se refería a una metodología de síntesis sencilla de estructuras complejas a partir de moléculas más pequeñas y fácilmente disponibles, a través de una serie de reacciones eficaces, a imitación de la naturaleza. Las reacciones 1,3-dipolares descritas por Huisgen en 1960 cumplen esta filosofía. Valery Fokin, discípulo de Sharpless e investigador de la Universidad del Sur de California, también sonaba como favorito acompañando a su maestro.

Por último, la Sociedad Estadounidense de Química apuntaba a la estadounidense Edith Flanigen, veterana de la empresa Union Carbide y conocida por la síntesis de esmeraldas y de zeolitas, unas piedras porosas empleadas para refinar el petróleo. El químico Omar Yaghi, de Berkeley, también sonaba por sus trabajos con materiales porosos.