Por Tony López R.*
Como la opinión
publica conoce una parte de la operación Gedeón, fue derrotada y parte de sus
cuadrillas mercenarias fueron dados de baja y un importante número de ellos
cayeron prisioneros, incluyendo a dos mercenarios estadounidense y un agente de
la DEA. Esta nueva derrota propinada por las patrióticas Fuerzas Militares
Bolivarianas y su pueblo, han marcado el fracaso que sucesivamente ha venido
teniendo la política injerencista y neocolonizadora del gobierno de Donald
Trump.
Pero la guardia no
hay que bajarla, ahora es cuando hay que levantarla al máximo, la derrotada
operación, organizada y dirigida por el gobierno de Donald Trump, forma parte,
de una de las diversas acciones planeadas y ante el fracaso esperan el momento
para actuar. El plan es crear focos de violencia, en distintos estados, Miranda
y su capital Caracas, utilizando las mentiras y que los medios hegemónicos,
propaguen que el desorden y el caos imposibilita la gobernabilidad, la idea es
crear la matriz de opinión de una Venezuela ingobernable por el presidente
Maduro, en ese caso apelar a la OEA y al TIAR y aprobar una intervención
“militar humanitaria” en Venezuela.
No es noticia que
el presidente Trump y sus funcionarios hayan negado la participación del
gobierno estadounidense, en esta derrotada incursión marítima, ellos saben que
el uso mercenario y elementos vinculados al narcotráfico, no pueden ser
admitido por el gobierno. La autoproclamada Nación de la “democracia” y
autotitulado líderes de combatir el narcotráfico, sería contradictorio e
inaceptable que aparecieran vinculados con mercenarios y narcotraficantes. Ese
escenario no tiene presentación ante la opinión publica interna y externa, y
mucho menos admitir este gran fracaso, tal es así que el señor Mike Pompeo,
dijo a la prensa que “si ellos hubieran estado detrás de esas acciones otro
resultado hubiera sido diferente”, semejante prepotencia la de este caballero,
olvidó la humillante derrota de Vietnam.
Nada distinto hizo
el embajador de EE: UU Adlai Stevenson el 15 de abril de 1961 cuando negó los
bombardeos de aviones mercenarios a Cuba. El canciller de la dignidad Raúl Roa
García lo desenmascaró, cuando fue noticia mundial que los mercenarios fueron
derrotados, en las primeras 64 horas y rendidos a nuestras tropas milicianas y
rebeldes en Playa Girón (Bahía de Cochinos). Stevenson tuvo un gesto ético y
reconoció que era la humillación mas grande que él haya recibido de su
gobierno, gesto ético que ni por asomo
tienen ni Trump ni Pompeo. Son cobardes y mentirosos.
El tiro le salió
por la culata a Trump, al parecer no sabían que el narcotraficante y agente de
la DEA, José Alberto Socorro Hernández, alias “Pepero” fue apresado en Caracas
y confesó las instrucciones recibidas de desarrollar diversas acciones
violentas en el municipio de Petare, del estado de Miranda, esas acciones
realizadas por bandas de narcotraficantes y delincuentes comunes fueron
orientadas por la DEA y según Pepero, tenían el objetivo de desviar la atención
de los Servicios de Seguridad venezolanos para entretenerlos y darle garantía y
protección al plan de desembarco, que se produjo este pasado 3 de mayo por la
localidad de Macuto, en el estado de la Guaira.
A nadie debe
extrañarle que el gobierno de los Estados Unidos haya utilizado a la DEA para
desarrollar estas acciones, así como tampoco jugar un papel de fachada de la
Operación Gedeón, sí esta salía bien, aplausos, si salía mal ellos
descalificaban a su agente y por eso no utilizaron a un estadounidense sino al
narcotraficante-agente venezolano Socorro Hernández (alias) Pepero.
Se conoce que
Pepero está vinculado a los carteles colombianos que operan en el Zulia, en la
frontera con la Alta Guajira colombiana-venezolana, territorio que estuvo bajo
el dominio del poderoso jefe del Bloque Norte de los narcoparamilitares Rodrigo Tovar Pupo (alias) Jorge 40,
extraditado por Álvaro Uribe Vélez en el 2008, de quien dice desde su centro de
detención que Uribe lo traicionó.
Y más tarde esa
zona pasó a ser manejada por Maximiliano Bonilla, alias Valenciano y hombre de
confianza de Don Berna y con incidencia en la llamada Oficina de Envigado,
centro principal del narcotráfico por años al que se vinculaba el general
Mauricio Santoyo, jefe de Seguridad del presidente Uribe Vélez. Los carteles de
la droga siempre utilizaron esa zona de la Guajira para ingresar contrabando y
exportar las drogas.
Jorge 40 trabajó la
zona fronteriza de la Alta Guajira y formó grupos paramilitares de nacionalidad
venezolanas, a pedido de los terratenientes y grandes finqueros opositores al
chavismo. Ese territorio como el del
Táchira debe estar muy bien vigilado, porque su frontera con Cúcuta y la zona
del Catatumbo también fueron y son objeto de trabajo primero del jefe
paramilitar Salvatore Mancuso y actualmente de Los Rastrojos. Allí también opera el cartel de la gasolina,
que se dedica a robar combustible venezolano para venderla en Colombia.
En esta zona operan
algunos carteles colombianos pero el más activo es el de Los Rastrojos, cartel
que dirigía Wilmer Alirio Varela, (a) Jabón, hombre muy conectado y relacionado
con la policía colombiana, en su época, antes de su asesinato, en Venezuela.
Varela, tenía relaciones con el coronel Danilo González, importante miembro de
la inteligencia de la policía, hombre de absoluta confianza del general Oscar
Naranjo, Danilo se llegó a comprometer tanto con el tema del narcotráfico que
fue reclutado por Varela, y trabajaba para el Cartel del Norte del Valle, según
la prensa colombiana su asesinato se produjo, precisamente, porque había
tramitado con la DEA su salida de Colombia a cambio de información y
protección, muerte ordenada por el Jefe
del Cartel del Norte del Valle, Diego
Montoya (a) Don Diego.
La noticia de que
los miembros del Cartel de los Cifuentes Villa eran protegidos del general Oscar
Naranjo dada a conocer por la CNN en Estados Unidos, ha provocado un gran
escándalo también en Colombia, según la CNN, el pasado “16 de enero de 2019,
durante el juicio al temible capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, un reconocido
narcotestigo colombiano llamado Álex Cifuentes, socio del poderoso traficante
mexicano, confesó que le pagó sobornos al exvicepresidente de Colombia, general
Óscar Naranjo. Cifuentes dijo que le pagaba una mensualidad al exdirector de la
Policía Nacional para proteger a miembros de su familia”.
El general Naranjo
quien llegó a Director General de la Policía y en el gobierno de Juan Manuel
Santos ocupó la vicepresidencia de la República, también fue miembro de la
delegación del gobierno colombiano en las conversaciones con las insurgentes
FARC-EP en La Habana. Resulta sospechoso
que ahora Naranjo sea cuestionado y con graves acusaciones del ex ministro del
interior Fernando Londoño Hoyos, (2002- 03) del gobierno de Uribe Vélez. El
General niega las acusaciones, pero los rumores sobre sus relaciones con el
cartel del Norte de Valle y con Wilmer Alirio Varela (a) Jabón son de vieja
data. Este tema lo abordaremos en otros
artículos.
Un viejo amigo
colombiano me decía, cuando funcionarios públicos de alto nivel se enfrentan y
las acusaciones pasan por asuntos vinculados al narcotráfico, es señal de
fuertes contradicciones en los Carteles de la droga y empiezan las guerras,
como sucedió en la década del 80 entre los Carteles de Medellín y Cali. Y mucho más acá en la década del 2000 los enfrentamientos
del Cartel de Varela (Los Rastrojos) contra el de Don Diego, capos del narco,
que eran muy amigos, cuando formaban parte del Cartel del Valle del Norte.
Lo que sí resulta
preocupante que todos estos escándalos se están produciendo en Colombia donde
se vinculan altas personalidades políticas y militares con el narcotráfico y
que el gobierno de Estado Unidos y el
Fiscal Barr haya abierto sin ninguna
prueba una acusación contra el presidente Nicolás Maduro y ninguna acusación
contra estos señores que desempeñan importantes responsabilidades en el Estado
colombiano es un claro mensaje de que a los actuales gobernantes de Estados
Unidos no les interesa si los carteles de Colombia inundan de cocaína a su
pueblo, le interesa ocupar a Venezuela y robarse sus riquezas.
A nadie debe
extrañarle que el gobierno de los Estados Unidos haya utilizado a la DEA para
desarrollar estas acciones, así como tampoco jugar un papel de fachada de la
Operación Gedeón, sí esta salía bien, aplausos, si salía mal, ellos
descalificaban a su agente y por eso no utilizaron a un estadounidense, sino al
narcotraficante-agente venezolano Socorro Hernández (alias) Pepero, quien debe
estar vinculado a los carteles en la Alta Guajira.
No fue distinto a
las operaciones que montó la DEA contra Pablo Escobar, utilizando al
Cartel de Cali y a los narcotraficantes
que traicionaron a Escobar, como Diego Fernando Murillo (a) Don Berna o
Carlos Castaño Gil, pero el discurso oficial y conocido es que Escobar fue perseguido por
la DEA, por ser el jefe del Cartel de
Medellín, esa es la vitrina, Pablo Escobar fue perseguido, cuando él se da
cuenta de que el negocio no era enviar la cocaína a Estados Unidos, sino
apropiarse del mercado interno en Estados Unidos y eso no podían permitirlo los
Carteles Italoamericanos ni los méxi-americanos.
El mercado interno
era intocable y ese es controlado por la DEA y no podía venir un extranjero a
sustituir las ganancias que proporciona. Ustedes por casualidad han escuchado
que en Estados Unidos detienen a alguno de los más encumbrados jefes de los
Carteles de New York, San Francisco, Los Ángeles, San Francisco, New Jersey,
Miami, Chicago, Boston, Texas, entre otras importantes ciudades. ¿Contra quienes opera la DEA? Solo operan
contra pequeñas y medianas bandas, en
su mayoría de latinos y afrodescendientes, pero no a las encumbradas mafias que
le producen miles y miles de millones de dólares a las empresas químicas y al
sector financiero, se calculan ganancias entre 800 mil y 1200 millones de dólares
anuales.
En los primeros
años de la década del 80 Escobar era un hombre útil para Estados Unidos y el
gobierno de Ronald Reagan lo utilizó para financiar a la contrarrevolución
nicaragüense, a sus asesores argentinos y la compra de armas. Fue el coronel
Oliver North, quien negoció toneladas de cocaína con Escobar, trasladadas por
pilotos, algunos mercenarios cubanos como José Basulto, que las entregaban en
una finca de la CIA, en Guanacaste, Costa Rica, y de allí las trasladaban a la
base de Ilopango en El Salvador y la recibía el agente CIA de origen cubano
Félix Rodríguez Mendigutia, el asesino del CHE, y por Luis Posada Carriles, en
la base hondureña de Palmerola. Como se sabe ese fue el conocido caso Irán
-Contra.
Esa cocaína era
trasladada a Estados Unidos en aviones militares estadounidenses a sus bases en
San Diego, California. El supervisor de todas estas operaciones era el ex jefe
de la CIA y vicepresidente George Bush (padre), por estos hechos también fue
sancionado Elliot Abrams, hoy asesor del narcoterrorista Juan Guaidó y la
contrarrevolución venezolana.
Tomando todo estos
elementos como antecedentes, la opinión pública debe conocer que el
montaje judicial de Estados Unidos contra el presidente Nicolás Maduro no es
más que una estrategia para darle un valor jurídico a sus acusaciones, ni los
tribunales estadounidenses tienen jurisdicción, ni prueba alguna contra Maduro
porque ni los traidores y reconocidos narcotraficantes venezolanos el ex
general de la Guardia Nacional Clever Alcalá, ni el Capitán Javier Nieto Quintero pueden ser utilizado en un
juicio porque no tienen valides sus declaraciones.
Si realmente
quisieran combatir el narcotráfico cabe preguntarse porque no toman medidas con
Colombia, donde hay tanta información, tengo en mi poder más de 40 libros con
información verificada, sobre el tema narcotráfico, algunas de ellas las expongo en mis artículos y no pasa nada y los
ríos de información y de personas que han testificado, porque las declaraciones
de los jefes del narcoparamilitarismo (Don Berna; Mancuso, Jorge 40, El Tuso,
Rasguño, Don Mario, Cuco Vanoy, HH El
alemán, Patiño Fómeque) y cientos de ellos, entregada a los fiscales de
Justicia y Paz, durante el gobierno de Uribe han desaparecido. No olviden los
colombianos la masacre del Aro, que vinculan a Álvaro Uribe y ese hecho ha sido
de conocimiento público en ese país, aún no esclarecido.
Son testimonios muy
importantes, pero enlodan a cientos de políticos, militares, jueces,
magistrados, fiscales. Lo que ha hecho de Colombia un Estado Fallido. El caso más reciente son los de Aida Merlano
y los del narcoparamilitar Ñeñe Hernández, este último ya fallecido víctima de
un atentado en Brasil, amigo del presidente Duque, invitado especial a la toma
de posición, cuando asumió la presidencia de Colombia. Caso sobre el cual la
Revista Semana no le ha dado continuidad, ni a la importante denuncia de Aida
Merlano, la que las autoridades judiciales no han querido ir a entrevistar a
Venezuela, no les parece sospechosa esa negativa. No olvidar que la denuncia de
ella vincula a los más altos poderes empresariales y gubernamentales de
Colombia.
Porqué Estados Unidos no investiga los nexos del ex
presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez y entrevistan a Richard Maock,
investigador del CTI (Fiscalía colombiana)
quien tiene en su poder la grabación del Jefe de Seguridad de la
empresa Air Cargo Lines, quien
asegura que Álvaro Uribe Vélez, siendo
presidente se asoció con el Chapo Guzmán
para enviar más de 10 toneladas (10,000 mil kilos de cocaína) a Estados Unidos
y exportarla desde el Aeropuerto El Dorado, cuando Fernando Sanclemente,
nombrado por Uribe, era el Director de Aeronáutica Civil, y máxima autoridad
sobre las instalaciones aeroportuarias de Colombia. Maock quien posee la grabación,
tuvo que huir de Colombia y radicarse en el exterior porque está amenazado de
muerte.
Según el autor de
este artículo, Daniel Mendoza, “la operación
de exportación de la cocaína y los vínculos con el Chapo Guzmán y Uribe,
viene de reuniones en el Club El Nogal” (Club en cuya máxima dirección está o
estaba en aquella época Fernando Londoño Hoyos, ex ministro del interior del
primer gobierno de Uribe Vélez y leal y firme amigo de Uribe) “en ese
Club, señala Mendoza; del cual era socio Marco Antonio Gil, (
A) “Papero”, capturado en el 2013 y que
forma parte de la organización criminal
de exportación de cocaína de Fabio Ochoa Vasco, ficha de los carteles mexicanos
y ex socio de Mancuso”.
“El Papero Gil,
Dolly Cifuentes, su hija Ana María Uribe Cifuentes (sobrina del expresidente) y
su esposo, el hijo de Fabio Ochoa Vasco, fueron los que tejieron esta
organización criminal y la conformación de algunas empresas ligadas al Club del
Nogal”. Dolly Cifuentes está encarcelada
en Estados Unidos y ha sido convocada para comparecer como testigo contra el
Chapo Guzmán, lo que evidencia que ha pactado como siempre con la Fiscalía
gringa para buscar beneficio. Su hija Ana María está desaparecida.
Entonces señor
presidente Donald Trump. ¿Porque no investiga a estos señores aliados suyos en
Colombia? Por cierto, algunos muy cercanos amigos de Mike Pompeo, porque será
que la prensa de los Estados Unidos, como la CNN, no se ha interesado en
entrevistar a Aida Merlano o al señor Richard Maock, como velozmente si lo hizo
con Juan José Rendon, prófugo de la justicia venezolana y quien presta
asesoramiento a políticos relacionados con mafiosos vinculados al narcotráfico.
Resultaría de mucho interés para la opinión publica lo que puedan decir la ex
senadora Aida Merlano, o el señor Richard Maock, sobre los muchos delitos
cometidos por sus amigos del gobierno colombiano a la opinión pública
estadounidense y latinocaribeña.
La prensa
colombiana y de otras latitudes, seguramente se dedicarán a tratar de
descalificar esta acción militar contra Venezuela, los acusarán de locos y
aventureros, dirán que los desertores y traidores oficiales venezolanos tienen
la culpa, el objetivo exculpar al gobierno de Trump y al presidente Duque. Por
supuesto ni por asomo, dirán que esta acción atenta contra el derecho
internacional y mucho menos pedirles a los organismos internacionales su
condena y atención como es el caso de la ONU, la OEA, la Comisión de DD.HH.
No señor Trump, si
grave es que usted esté vinculado y con conocimiento del desembarco de la
cuadrilla de mercenarios y sujetos vinculados al narcotráfico en Venezuela,
también es grave que usted no esté informado y deja mucho que desear para la
seguridad de su país. Lo mismo puede decirse del presidente de Colombia, Iván
Duque, el lo niega y por tanto asume que no tiene información ni él y ni su
gobierno son responsable, quiere decir que por tanto ni tiene autoridad ni es
respetado como gobernante porque estos mercenarios se entrenan en campamentos
en el departamento de Santander del Norte.
Duque es el títere
de Uribe y no puede hablar, pero quien está, dirigiendo todos estos planes,
contra Venezuela es el cuestionado senador Uribe Vélez, cuando era presidente
se proponía en esa época conformar un bloque regional contra Venezuela,
argumentando que la Revolución Bolivariana era un peligro para la “democracia
representativa”. Sobre su odio personal
al presidente Chávez y al chavismo hay suficientes pruebas y elementos que lo
atestiguan. Esa entrega al imperio y su conducta contra Venezuela le favoreció
el apoyo de Estados Unidos.
La instalación de
10 bases militares norteamericanas en Colombia y no 7 como admiten
oficialmente, pactada con el gobierno de Barack Obama, es una humillación a su
pueblo y una amenaza regional, años tardaran los colombianos en eliminar esa
ocupación militar estadounidense, Guantánamo es un ejemplo, ilegalmente ocupada
y denunciada en todo los foros internacionales y no obedecen todo lo que establecen las leyes
internacionales y la violan descaradamente.
(*) Periodista,
politólogo y analista internacional La
Habana 10 de mayo del 2020. 20.00 hrs.
Bibliografía. La multinacional del Crimen. La Oficina
tenebrosa de Envigado. Alfredo Serrano.
Biografía no
autorizada de Álvaro Uribe Vélez. Joseph
Contreras y Fernando Garavito.