El pueblo colombiano no
merece recibir el trato de colonia que le confiere Estados Unidos y cuyos máximos
responsables son los actuales gobernantes Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque
Márquez, quienes han subordinado su política a las órdenes de Washington y lo
más preocupante es que el pueblo colombiano
resulta víctima y asiste con sufrimientos e impunidad a esa política
neocolonial que impone Estados Unidos y la repugnante indignidad de sus más
altos dignatarios en tiempos de Pandemia.
Colombia, hoy 1 de
junio, está cerca de los 30,000 contagiados por el virus Covid-19, también
cercano a los 1000 fallecidos y cerca 800 niños de 0 a 9 años, contagiados con
dicho mortal virus. Estos son los datos oficiales del Ministerio de Salud
colombiano. Los que no se cuentan aquí, son otras cifras de los que no tiene
asistencia médica, los afectados por las leyes que el senador Álvaro Uribe en
la década del 90 los despojó de la seguridad social con la ley 100.
Y luego, cuando fue
gobierno y presidente del país, arrasó con las pocas conquistas sociales ganada
por su pueblo, que le habían dejado, en su también política privatizadora, los gobiernos
de César Gaviria y Andrés Pastrana.
Uribe privatizó las EPS
y acabó con la salud pública privatizándola, algunas empresas de salud fueron a
parar a manos de sus más cercanos familiares. Los hospitales públicos en la
ruina y Duque, por decreto, les quitó el
dinero a los municipios y los 2000
millones de dólares aprobados para enfrentar la Pandemia, no se sabe a donde
han ido a parar, menos a los ruinosos hospitales que aún aguardan por equipos y
medicamentos de ese financiamiento.
Precisamente y por el
prestigio y conocimiento que tiene de Colombia el veterano colega, Juan
Gossaín, le cito sus comentarios sobre el actual escenario y señala: “El país no solo se nos “odebrechizo”, sino
que se “fascistizó”. “Perdonen los abruptos verbos, dijo, pero no encuentro
ninguno más elocuente para describir lo que está pasando en Colombia” Y
continua, “la corrupción crece como una llamarada incontrolable, la maldad
campea, los escándalos son peores cada día”.
“Un ejército que, mediante los Falsos-positivos,
ha asesinado a su propio pueblo, corrupción, crimen dentro de la policía, una Armada
Nacional que se involucra en acciones
terroristas contra Venezuela, un MATARIFE (se refiere al senador Uribe Vélez) y su caterva socavando la
Justicia, un Subpresidente que, contrario a lo que dijo en campaña, autoriza el
fracking y el uso mortal del glifosato, un silencio y una connivencia con los
asesinos de tantos lideres sociales, hambres, desespero y desolación por
doquier.”
Según el colega Gossaín,
merecedor de varios premios al periodismo en Colombia, precisó que: “se compran campañas electorales, todo se
compra y se vende” “nos estamos hundiendo en un pantano y nada nos indigna, ni
nos conmueve, es como si al alma le estuvieran saliendo callos” Y termina señalando,
el país huele a pestilencia por los cuatro costados.” “Esto se ha vuelto un
estercolero” concluyó.
Es evidente, Colombia
se ha convertido en un Estado Fallido, dependiente de lo que Estados Unidos le
ordene y más abajo le ofrezco a los lectores algunos ejemplos que así lo
confirman.
La decisión de apoyar a
Estados Unidos en la intervención política y militar en Venezuela y el uso de
su territorio nacional para tales fines, es un solido argumento y así lo
confirma los ejemplos que citaré más abajo.
El apoyo a la Operación
Gedeón, en abril pasado, en la cual participaron activamente sectores de las
Fuerzas Militares colombianas, como muy bien lo confesaron estos terroristas al
precisar que ellos salieron del departamento de la Guajira.
A esas declaraciones debemos incluir la de los
dos mercenarios norteamericanos, los que, además de señalar, que partieron de
territorio colombiano, también dijeron que el gobierno de Trump está
comprometido con esta operación, aunque él presidente Trump y su Secretario de
Estado Mike Pompeo lo nieguen.
El funcionamiento de
tres campamentos de entrenamiento de los narco-paramilitares y exmilitares
venezolanos, es otra prueba del apoyo del gobierno colombiano a estas ilegales
acciones. O acaso puede creerse que el Alto Mando y la Brigada del Ejército en
la región no estén informados de lo que ocurre en ese territorio y más por ser
cercano a la frontera con Venezuela, más aún cuando había mercenarios estadounidenses
a cargo del entrenamiento.
Acaso alguien puede pensar
que con gringos abordo el gobierno estaba ajeno a ese hecho. Si el gobierno
niega estos hechos, entonces es una prueba aún mas contundente de que Colombia
perdió su soberanía. Duque esta entrampado entre aceptar que es cómplice o
admitir que Estados Unidos utiliza su territorio a su libre albedrio y por
tanto la perdida de su soberanía.
Cuando el traidor
exgeneral venezolano Cliver Alcalá Cordones, fue detenido y responsabilizado
con la ocupación de un cuantioso alijo de armas cerca de Rio Hacha, que iban a
ser utilizado en la operación Gedeón, en sus declaraciones a la W Radio con
Julio Sánchez Cristo, hizo mención a dichos campamentos.
Lo curioso y sorprendente es que Alcalá pidió
entregarse a las autoridades norteamericanas, siendo que el delito lo cometió
en territorio colombiano. ¿Dejarlo ir y entregarlo a Estados Unidos es legal? ¿Esto no es una burla al sistema de justicia
colombiano? La Corte Suprema debe pronunciarse sobre este caso e incluso el
Congreso.
No es cualquier delito,
es contrabando de armas con fines de usarlo contra un país vecino y una acción terrorista y cómo es posible que el gobierno
de Duque haya entregado al terrorista Alcalá en 72 horas a las autoridades estadounidense.
Según la prensa
estadounidense, Alcalá Cordones, será el testigo del Fiscal de Estados Unidos,
testigo que por cierto no tiene validez, en el juicio que supuestamente
ejecutarán contra el presidente Nicolás Maduro acusado de “narcotraficante.” Esa es la razón, la neocolonia en función de
la metrópolis.
¿Cómo puede explicar la Armada Nacional colombiana?
Que tres lanchas militares artilladas con ametralladoras pesadas instaladas y lista
para combatir y con abundante municiones y armamento en ellas, la Armada declare
que se escaparon por el rio, sin tripulación que las condujera hasta las costas
venezolanas. Hay que ser cínicos, para
contar esa historia y pedir al gobierno venezolano que las devolvieran. Ese es
el cuento más infantil y tonto que alguien pueda haber escuchado.
Numerosos son los ejemplos
del involucramiento de Colombia en las acciones que Estados Unidos viene
desarrollando contra Venezuela. Las estrechas relaciones del presidente Duque
con el autoproclamado Juan Guaidó, aliado del Cartel de Los Rastrojos, y los
servicios políticos y materiales que le presta, es una muestra de esa política.
Prestarse a que el
gobierno de Donald Trump, utilice el ridículo e ilegal argumento de incluir a
Cuba en la lista de países que no cooperan en los esfuerzos estadounidense en
la lucha contra el terrorismo, es una afrenta, porque es un hecho político, ese listado
es unilateral, arbitrario, con propósitos difamatorios y coerción contra países
que se niegan acatar las ordenes de Washington. Es otra acción de la pérdida de
soberanía del gobierno de Duque y muestra de subordinación a Estados Unidos.
Para esa maniobra
utilizaron como principal argumento la presencia en territorio cubano, de
miembros de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el
gobierno de Colombia ha pedido a Cuba la extradición de dichos delegados,
acción a la que Cuba no puede acceder porque violaría los protocolos firmados y
sentaría un precedente que a futuro cerraría la posibilidad de cualquier país se
preste a ser facilitador, garante o mediador en un proceso de paz.
Incumplir los
protocolos establecidos, viola principios legales y el derecho internacional,
esos protocolos fueron firmados por las partes (ELN-Gobierno) y los países
garantes y acompañantes es decir Noruega, Cuba, Ecuador, Chile, Brasil y
Venezuela.
Como bien señala la declaración
del gobierno cubano “el Protocolo de
Ruptura se firmó en el marco de las negociaciones de paz por el Gobierno de
Colombia, el ELN y los países Garantes, el 5 de abril de 2016. En él se establece
el regreso seguro de la delegación guerrillera a Colombia en caso de romperse
el diálogo”
La contundente
respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en su declaración de
hoy 1 de junio, deja muy claramente establecida no solo su posición, sino
denuncia al gobierno de Colombia por prestarse a tal felonía, sabiendo que Cuba
ha sido una nación que ha tenido un gobierno que históricamente ha sido un
bastión en apoyar la paz en Colombia.
El anuncio por parte de
la embajada de los Estados Unidos de la llegada de militares estadounidenses a
Colombia, en el mes de junio, es la prueba más palpable de la pérdida de
soberanía. Según los medios serian 800 marines de la Security Forces de
Assistance Brigade (SFAB) una fuerza, recién creada en el 2018, encargada de
entrenar y asistir a estados aliados de Estados Unidos que tiene problemas al
interior de sus ejércitos.
Esta es otra de las
acciones del gobierno colombiano que demuestran la pérdida de soberanía e
independencia y que ha pasado a las manos de EE.UU. Les prometo, un artículo
sobre el tema, en mi próxima entrega.
Esperen ese artículo,
porque está fuerza militar gringa tiene objetivos más estratégicos que los que
se anuncian y Duque aprovecha sus indignos decretos para autorizarlos, violando
la Constitución y desconociendo al Senado, en épocas de Pandemia.
(*) Periodista,
politólogo y analista internacional.
La Habana, Cuba 1 de junio
del 2020. 23.30 hrs.