Mi blog sobre Economía

viernes, 17 de junio de 2022

OSVALDO DORTICOS TORRADO, EJEMPLO REVOLUCIONARIO

Por Coronel ® Nelson Domínguez Morera (NOEL)

Designado Presidente de la República en momentos sumamente críticos para el proceso revolucionario recién estrenado en Cuba, le tocó sustituir a uno que había defraudado las esperanzas puestas en él por el máximo líder de la gesta heroica que hizo sucumbir a la tiranía con todos sus crímenes, poderes y arbitrariedades.

El suplido no pudo trascender su origen de clase, la radicalización de una verdadera Revolución lo puso a prueba y suspendió la asignatura, perdió la oportunidad y por ello la historia no lo absolvió, irremediablemente lo condenó y junto a ella, su pueblo que siendo aún un ignoto lo acogió dado el inmenso aval de quien lo propuso aquella madrugada ya casi del 3 de Enero de 1959, en el enardecido Parque Céspedes de Santiago de Cuba.

Osvaldo Dorticós Torrado de cuna más adinerada aún que su antecesor no era un improvisado, iniciado en los avatares revolucionarios desde su amada Cienfuegos, tuvo una activa presencia en la lucha contra las dictaduras de Machado primero y después la batistiana. Con apenas 14 años formó parte del Ala Izquierda Estudiantil que se enfrentó a la tiranía de Gerardo Machado e integró el Comité de Huelga en 1935 y en su etapa de estudiante de derecho en la Universidad de La Habana se opuso a Fulgencio Batista.

En 1948 ingresó en el Partido Socialista Popular (Comunista), donde trabajó como asesor jurídico y, a través del mismo, se presentó a las elecciones municipales. Después dirigió el movimiento revolucionario en Cienfuegos, pero fue detenido. Se enfrentó al golpe militar del 10 de marzo de 1952 por lo que estuvo apresado en varias ocasiones.

Fue coordinador del Movimiento 26 de Julio en su ciudad natal y tras la insurrección de Cienfuegos, el 5 de septiembre de 1957, resultó aprehendido nuevamente. El Colegio de Abogados logró su libertad y entonces partió al exilio en México donde permaneció hasta que en 1959 la revolución comandada por Fidel Castro triunfó.

El 9 de enero de 1959 el ya mencionado e intrascendente presidente provisional lo propuso como Ministro Encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias, durante una sesión extraordinaria del Consejo de Ministros. Y al renunciar este, Dorticós fue designado por el Consejo de Ministros para asumir la presidencia de la República.

Junto con sus obligaciones presidenciales, el 21 de julio de 1964 pasó a dirigir también la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN) siendo en esa tarea cuando tuve el honor de conocerle.

Se organizaban y tenían lugar en el Teatro de los trabajadores de la CTC en la calle Peñalver, desde principios de 1970, las entonces denominadas Asambleas de Análisis de Producción Sectoriales a las que acudía el Presidente de la nación irremediablemente en sus alternaciones de cargo, en estas, como Presidente de la JUCEPLAN ataviado con uniforme de miliciano ya algo raído desde que lo estrenó en las arenas de Playa Girón junto a su metralleta checa terciada que exhibía con orgullo e intentando un porte marcial.

Fue entonces en una ocasión que después de una intervención solicitada por el Comandante en Jefe quien inexorablemente las presidía todas, al subirse al estrado, se le viró un pie lo que no le resultó óbice y terminando de exponer, a lo mejor hasta con ese pretexto, el Comandante dio un receso. Cojeando entre bambalinas detrás del telón ya corrido del escenario, el gigante azaroso siempre con su tropa, lo increpaba para que lo viera un médico lo cual rechazó vehementemente y para mostrar sus razones, se quitó la bota del pie derecho ¡aquello fue para peor!

La media blanca enguatada dejó entrever ante asombrados casuísticos espectadores, unos desarraigados huecos no solo en sus costuras, sino en la planta y otras furtivas partes, lo que fue de inmediato objeto de cuestionamiento y criticas nada más y nada menos que por el interesado en atenderle la lesión. El cienfueguero todo sonrojado no atinaba a justificarse adecuadamente y solo se le ocurrió responder anta tanta inquisición, con su timidez y humildad característica, que su atuendo en aquella ocasión no era el de Presidente de la República, sino el de la JUCEPLAN. La hilaridad puso fin a su mal rato.

En otra ocasión embestido como Presidente de Cuba y regresando de un importante encuentro internacional junto a Raúl Roa, el Canciller de la Dignidad, después de explicar en la loza del aeropuerto a los dirigentes que le recibían, los logros diplomáticos y políticos obtenidos, no pudo abstenerse de criticar lo acontecido dado que en plena sesión del plenario las sempiternas ocurrencias de Roa se materializaron al gritarle un duro epíteto a un diplomático extranjero del que había sido condiscípulo en la Universidad de la Habana, e inmediatamente esconderse debajo del buró, de manera tal que el ofendido al voltearse solo percibió la presencia de Dorticós, Jefe de la Delegación cubana que
permanecía atónito. Lejos de incriminarlo, todos en el aeropuerto estallaron en carcajadas excepto el relator.

Durante la Exposición Industrial Argentina en Cuba, Julio de 1974, alternó con Fidel sus continuas visitas para entre otras cosas, solidarizarse con los argentinos que recién habían perdido a Perón. Ya se mostraba aquejado de su contumaz padecimiento en la columna vertebral y hacia visibles esfuerzos para culminar las extensas caminatas por el recinto ferial de Boyeros.

Se le propuso entonces discretamente a los anfitriones porteños que le ofrecieran un refrigerio sentado en las mesas del Salón VIP lo cual aceptó a regañadientes, siempre estoico a enfrentar su dolencia con sacrificio espartano, sin extrovertirlo. No sabemos cómo se las agenció para conocer el verdadero origen de la propuesta, pidiéndonos a señas acercarnos y calladamente nos refirió al oído…. “estoy seguro fuiste tú el del invento, no vuelvas a insinuarlo tan siquiera, máxime que me dijeron andas con más de 40 de fiebre y estas aquí protegiéndonos”.

Nunca supe cómo se enteró pero era la realidad, andaba con neumonía, de más decir que jamás volví a intentarlo a pesar de reaparecer acompañándolo al año siguiente en el mismo lugar del perímetro de las Ferias Agropecuarias de Rancho Boyeros pero entonces, durante la Exposición Mexicana acontecida en Marzo de 1975.

Odiado visceralmente por el enemigo y particularmente la CIA, que no podía perdonarle su eficiencia, laboriosidad y lealtad plena al Comandante, le organizaron varios intentos de atentados uno de los cuales se materializó contra su residencia que dada su cercanía al mar lo propiciaba. Una lancha pirata abrió fuego de ametralladoras amparándose cobarde y asustadizamente en las tinieblas de la noche, no pudiendo lograr su objetivo de sorprenderlo, porque como siempre, se encontraba laborando en sus oficinas hasta bien entrada la madrugada.

En 1976 la Asamblea Nacional del Poder Popular ante un cambio estructural, y después de haberse desempeñado ininterrumpidamente durante más de 17 años como Presidente de la nación, lo designó vicepresidente del Consejo de Ministros y miembro del Consejo de Estado.

En enero de 1980 resultó ratificado en estos cargos y además asumió el Ministerio de Justicia y la atención de las funciones del Comité Estatal de Normalización y el Sistema de Órganos de Arbitraje. Fue diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y miembro del Comité Central así como del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.

Su carácter era sumamente serio, rayando lo formalista para quien no lo conocía, reía poco y cuando lo realizaba era de manera mesurada, no hacía notar su presencia nunca, como si se evadiera de ser reconocido, todo un caballero de buenos modales, era por excelencia un hombre tímido y callado. Alguien prolijo a chotear cariñosamente a sus cercanos, lo sobrenombró “el cabezón” pero nadie se atrevía a mencionárselo, ni incluso el autor.

Trabajador incansable lindando en el autoflagelo que aplicaba más intensamente después de las operaciones terapéuticas que no lograban atenuarle el dolor, reincorporándose a su trabajo mucho antes de ser prescribió por sus cirujanos. Sistemáticamente era víctima de penosas aquejas físicas derivadas de una grave afección en la columna vertebral.

El 10 de julio de 1975 había sufrido sin mucho éxito la primera de las intervenciones quirúrgicas en la región lumbar.

El deceso de su esposa, compañera de toda la vida María de la Caridad Molina, aceleró su trágica decisión, por lo que un infausto 23 de Junio de 1983 de los que se están cumpliendo 31 años, se privó de la vida de un disparo. Tenía entonces 64 años de edad.

No hubo ceremonias oficiales producto de su forma de acceder a la muerte, pero sin embargo, sin que nadie lo convocara y de manera frugalmente espontánea el pueblo lo acompañó por raudales a su última morada. El que nunca se equivoca, el supremo, resarcía así reconociéndole, toda su lealtad, firmeza y tenaz sacrificio humano en aras de la causa que desde muy temprano abrazó y nunca la defraudó como ocurriera con su antecesor.

Por todo ello, seguirá siendo, OSVALDO DORTICOS TORRADO, EJEMPLO REVOLUCIONARIO

domingo, 5 de junio de 2022

Un historiador descubre en los archivos del Vaticano secretos ‘asombrosos’

David Kertzer ha pasado décadas escudriñando la historia oculta del Vaticano. Su trabajo ha ganado un Pulitzer y captado la atención de Hollywood. Su nuevo libro examina el papel del papa Pío XII en el Holocausto.



El historiador David Kertzer en la biblioteca de la Academia Estadounidense en Roma, luego de un día de investigaciones académicas en los archivos vaticanos. Credit...Massimo Berruti para The New York Times


4 de junio de 2022


CIUDAD DEL VATICANO — David Kertzer dejó su capuchino, se echó la mochila al hombro y fue en busca de más secretos del Vaticano.

“Hay una parte que es como estar buscando un tesoro”, comentó Kertzer, un historiador de 74 años.

Unos momentos después, atravesó una multitud que estaba formada para ver al papa Francisco, le mostró su permiso a la Guardia Suiza y entró al archivo de la antigua sede de la Santa Inquisición.

En las últimas décadas, Kertzer ha invertido los papeles inquisidores con la Iglesia. Gracias a los propios archivos del Vaticano, este profesor de voz suave, investigador de la Universidad Brown y síndico de la Academia Estadounidense en Roma se ha convertido, sin duda, en el excavador más eficiente de los pecados ocultos del Vaticano, sobre todo de los que se cometieron justo antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Kertzer es hijo de un rabino que participó como capellán del ejército en la liberación de Roma y creció en un hogar que había adoptado a una chica cuya familia había sido asesinada en Auschwitz. Dichos antecedentes familiares y su activismo contra la guerra de Vietnam cuando estaba en la universidad le proporcionaron una conciencia de indignación moral que fue moderada por la prudencia del intelectual.

Como resultado, su obra incluye trabajos con los que ha ganado el Premio Pulitzer, captado la imaginación de Steven Spielberg y puesto al descubierto, en ocasiones de manera muy cruda, a una de las instituciones más sombrías de la tierra.

El libro más reciente de Kertzer, The Pope at War, analiza la participación de la Iglesia en la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, lo que él considera el acontecimiento formativo de su propia vida. El libro documenta el proceso personal de toma de decisiones que llevó al papa Pío XII a no pronunciarse prácticamente para nada sobre el genocidio de Hitler y sostiene que se subestima la influencia del pontífice en la guerra. Y no de forma positiva.

“Algo de lo que quiero hacer es demostrar la importancia del papel de Pío XII”, señaló.


Oración en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. En 2019, el papa Francisco ordenó que se abriera a los historiadores el archivo de Pío XII.Credit...Massimo Berruti para The New York Times


En 2019, Francisco, el actual papa, dijo: “La Iglesia no le teme a la historia”, cuando ordenó que se abrieran los archivos de Pío XII. Pero mientras Francisco resuelve con cuánta firmeza repudiar a un dictador, esta vez al de Rusia, Vladimir Putin, Kertzer ha descubierto algunas pruebas alarmantes sobre el costo que tiene guardar silencio acerca de asesinatos masivos.

Kertzer argumentó que el enorme pavor al comunismo que tenía Pío XII, su creencia de que las potencias del Eje ganarían la guerra y su deseo de proteger los intereses de la Iglesia lo motivaron a no contrariar ni a Adolfo Hitler ni a Benito Mussolini, cuyos embajadores habían colaborado para ponerlo en el trono. Según el libro, al papa también le preocupaba que ponerse contra el Führer alejara a millones de católicos alemanes.

El libro también revela que un príncipe alemán y nazi acérrimo fungió como canal extraoficial secreto entre Pío XII y Hitler y que el asesor principal del Vaticano en asuntos judíos lo exhortó en una carta a no manifestarse en contra de la orden del régimen fascista de arrestar y enviar a los campos de concentración a la mayor parte de los judíos italianos.

“Eso me dejó pasmado”, comentó Kertzer sobre esa carta.

Los defensores de Pío XII, cuyos argumentos a favor de su canonización siguen evaluándose, han alegado durante mucho tiempo que trabajó tras bambalinas para ayudar a los judíos y que enemigos anticatólicos han tratado de manchar a la institución mancillando al pontífice.

“Una impugnación más abierta no habría salvado a ningún judío, sino que habría hecho que murieran todavía más”, escribió Michael Hesemann, quien considera a Pío XII defensor de los judíos, en respuesta a las pruebas divulgadas por Kertzer, a quien calificó como alguien “muy sesgado”.

Hesemann, quien también es autor de un libro reciente sobre el papa de los tiempos de la guerra que se basa en los archivos del Vaticano, sostuvo que este, aunque mantuvo su posición neutral, ocultaba judíos en los conventos y distribuía fes de bautismo falsas.

Kertzer alega que los documentos descubiertos dan una imagen más matizada de Pío XII y no lo muestran ni como el monstruo antisemita a quien con frecuencia denominaban “el papa de Hitler” ni como un héroe. Pero, según Kertzer, la insistencia en proteger la reputación de Pío es reflejo de una resistencia más amplia en Italia —y entre los defensores del Vaticano— a aceptar su complicidad en la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y el asesinato de los judíos de Roma.



Placas de bronce en las calles adoquinadas del antiguo gueto judío de Roma que muestran el nombre y la fecha de deportación de algunos de los judíos de esa ciudad durante la Segunda Guerra MundialCredit...Massimo Berruti para The New York Times

El 16 de octubre de 1943, los nazis capturaron a más de mil judíos en toda la ciudad, incluyendo a cientos en el gueto judío, mismo que ahora es una atracción turística frecuentada por multitudes que se agasajan con las alcachofas al estilo judío cerca de la iglesia donde obligaban a los judíos a asistir a los sermones de conversión.

Los alemanes mantuvieron a los judíos durante dos días en un colegio militar cerca del Vaticano mientras revisaban quién estaba bautizado o tenía un cónyuge católico.

“No querían ofender al papa”, señaló Kertzer. En su libro demuestra que los altos asesores de Pío XII solo intercedieron ante el embajador alemán para liberar a los “católicos no arios”. Fueron liberados cerca de 250 y más de mil fueron asesinados en Auschwitz.

En una calle cercana, Kertzer se agachó junto a uno de los adoquines de latón que recuerdan a las víctimas. Sobre él se alzaba el Tempio Maggiore, la Gran Sinagoga de Roma.

“No puedo pensar en esa sinagoga”, dijo Kertzer, “sin pensar en mi padre”.

Cuando el 5º Ejército de Estados Unidos llegó a Roma, el padre de Kertzer, el teniente Morris Kertzer, un rabino nacido en Canadá, estaba con ellos y ofició en la sinagoga.

Un soldado estadounidense, un judío de Roma que había emigrado a Estados Unidos cuando Mussolini introdujo las leyes raciales en Italia, le pidió a Morris Kertzer que hiciera un anuncio para ver si su madre había sobrevivido a la guerra. El rabino colocó al soldado a su lado; cuando comenzó el servicio, se escuchó un grito y la madre del soldado corrió para abrazar a su hijo.

“Es el que más recuerdo de los relatos que contaba mi padre”, afirmó David Kertzer.

Un año antes del nacimiento de Kertzer en 1948, sus padres adoptaron a una adolescente sobreviviente de Auschwitz. Cada vez que aparecían en la televisión imágenes de soldados nazis, David y Ruth, su hermana mayor, corrían a apagar el aparato para proteger a Eva, su hermana adoptiva.

Para ese momento, su padre había llegado a ser director de asuntos interreligiosos en el Comité Judío Estadounidense principalmente para tratar de eliminar el antisemitismo de las iglesias cristianas. Como parte del trabajo de normalización, el joven David Kertzer apareció en el programa Tonight Show de Jack Paar cantando plegarias en el séder de Pésaj de la familia.



Kertzer con Roberto Benedetti, su colaborador italiano, antes de dirigirse a los archivos vaticanos.Credit...Massimo Berruti para The New York Times

Su activismo contra la guerra de Vietnam en la Universidad Brown estuvo a punto de hacer que lo expulsaran e hizo que lo encarcelaran junto con Norman Mailer. Siguió estudiando y se enamoró tanto de la antropología como de Susan Dana, una estudiante de Religión de Maine.

Con el fin de estar cerca de ella, en 1969 se inscribió en la escuela de posgrado de la Universidad Brandeis, donde un profesor de antropología le planteó que su interés por la política y la religión encontraría tierra fértil de estudio en Italia.

Los resultados fueron un año de investigación en Bolonia, Italia, con Susan, para entonces su esposa, y su primer libro, Comrades and Christians. Después de obtener su doctorado, consiguió empleo en la Universidad Brown y en Bowdoin College, tuvo dos hijos, entabló una relación de por vida con Italia y una familiaridad cada vez mayor con los archivos italianos y luego, por casualidad, con los del Vaticano.

A principios de la década de 1990, un profesor de historia italiano le contó sobre Edgardo Mortara, un niño de 6 años de Bolonia hijo de padres judíos. En 1858, el inquisidor de la Iglesia ordenó que detuvieran al chico porque tal vez una sirvienta cristiana lo había llevado a bautizar en secreto, por lo que no podía permanecer dentro de una familia judía.

Esta historia lo condujo a lo que Kertzer llamó “un doble cambio de trayectoria”: a escribir para un público general y acerca de temas judíos.

El producto de esto fue su libro de 1998, El secuestro de Edgardo Mortara, finalista en la categoría de no ficción para el Premio Nacional del Libro. El trabajo llamó la atención de su amigo, el dramaturgo Tony Kushner, quien después se lo dio a Steven Spielberg, mismo que, a su vez, le dijo a Kertzer que quería llevarlo a la pantalla. Mark Rylance se integró al equipo para representar el papel de Pío XII y Kushner escribió el guion; ahora, todo lo que necesitaban era a un niño que hiciera el papel de Edgardo.

“Le hicieron pruebas a 4000 —no a 3900— niños de 6 a 8 años de cuatro continentes”, aseguró Kertzer. “Spielberg nos dice que no está conforme con ninguno de los chicos”.


Visitantes en la Basílica de San PedroCredit...Massimo Berruti para The New York Times

El proyecto se detuvo, pero Kertzer no. Salió de los archivos para publicar Los papas contra los judíos, acerca del papel de la Iglesia en la aparición del antisemitismo moderno. En 2014, publicó The Pope and Mussolini, en el que analiza la participación de Pío XII en el surgimiento del fascismo y las leyes raciales antisemitas de 1938. Este libro se hizo acreedor al Premio Pulitzer.

Desde entonces, los archivistas del Vaticano lo reconocen y, en ocasiones, lo alientan.

“Tal vez hasta se alegran de que alguien de fuera puede sacar esto a la luz, porque es incómodo tal vez que algunos de ellos lo hagan”, dijo.

Luego de pasar una mañana reciente en los archivos, Kertzer salió de ahí con una sonrisa infantil. Acababa de descubrir que incluso durante la ocupación alemana de Roma, el papa Pío XII seguía concentrado principalmente en los peligros del comunismo. Los más altos cardenales del papa le aconsejaron “crear un partido católico. Son los orígenes del partido Demócratas Cristianos”, dijo Kertzer, refiriéndose a una fuerza que dominaría a Italia durante décadas.

“Dudo que alguien lo haya visto antes”, dijo. “Bueno, fuera del Santo Oficio”.

Jason Horowitz es el jefe del buró en Roma; cubre Italia, Grecia y otros sitios del sur de Europa. Cubrió la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos, el gobierno de Obama y al congreso con un énfasis en perfiles políticos y especiales. @jasondhorowitz