El Nuevo Día domingo, 8 de enero de 2023
WASHINGTON D. C.
Al salir de prisión, tras 20 años en cárceles estadounidenses por espionaje en favor de Cuba, la exfuncionaria del Pentágono reafirmó su rechazo al embargo económico en contra de La Habana
Por José A. Delgado
Ana Belén Montes, quien estaba en una cárcel de Texas, fue liberada este fin de semana. (Suministrada)
Washington D.C. – Ana Belén Montes, después de 20 años en prisión por espiar en favor del gobierno cubano, regresó este fin de semana a Puerto Rico, determinada a retomar su vida privada y con una exhortación a denunciar el embargo económico estadounidense de seis décadas en contra de Cuba,
“Estoy más que contenta de tocar suelo borincano de nuevo. Tras dos décadas bastante agotadoras y ante la necesidad de volver a ganarme la vida, quisiera dedicarme a una existencia tranquila y privada. Por lo tanto, no participaré en ningunas actividades mediáticas”, indicó Montes, en un comunicado de prensa enviado a través de su abogada Linda Backiel.
Montes, quien cumplirá este mes 66 años, estuvo 20 años en cárceles estadounidenses tras ser convicta de espionaje en favor del gobierno de Cuba, en momentos en que era analista senior en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), en el Pentágono.
El Negociado de Prisiones dio a conocer que Montes, quien estaba encarcelada en la prisión FMC Carwswell de Fort Worth, Texas, fue liberada el domingo. Su sentencia vencía hoy, domingo.
Montes sostuvo que estas serán sus únicas declaraciones públicas.
“Animo a los que desean enfocarse en mí a que, en cambio, se enfoquen en temas importantes, como los serios problemas que enfrenta el pueblo puertorriqueño o el embargo económico de Estados Unidos hacia Cuba”, indicó.
En febrero, se cumplirá el 61 aniversario del embargo económico en contra de Cuba, decretado por el presidente John F. Kennedy y luego endurecido por el Congreso estadounidense.
“¿Quién en los últimos 60 años ha preguntado al pueblo cubano si ellos quieren que los Estados Unidos les imponga un embargo asfixiante que los hace sufrir? También merece atención la apremiante necesidad de cooperación global que detenga y dé marcha atrás a nuestra destrucción de nuestro medio ambiente. Yo como persona soy irrelevante. No tengo importancia, mientras que existen problemas graves en nuestro terruño mundial que reclaman atención y una demostración de amor fraternal”, agregó Montes.
Montes fue convicta en octubre de 2002 después de haber sido arrestada en septiembre de 2001, en su oficina de la DIA, días después de los ataques terroristas de ese mes en Nueva York y Virginia en contra de Estados Unidos.Se le sentenció a 25 años de cárcel.
Como parte de los cargos en su contra, el gobierno de Estados Unidos sostuvo que Montes, nació en una base militar estadounidense de Alemania, reveló entre 1984 y 2001 información secreta de Estados Unidos al gobierno de Cuba, incluidos nombres de espías estadounidenses en el país caribeño.
La ex funcionaria federal solicitó libertad condicionada durante la administración de Barack Obama, en medio de los intercambios de prisioneros que generó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba durante el gobierno de Barack Obama. Pero, reiteró esa solicitud bajo el gobierno de Donald Trump.
Cuando fue convicta en 2002, Montes sostuvo que las actividades de espionaje que llevó a cabo fueron un acto de obediencia de su “conciencia en vez de la ley”.
“Creo que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, y contradictoria al ideal del buen vecino, y me sentí obligada a ayudar a la isla a defenderse de los esfuerzos para imponerle nuestros valores y sistema político”, agregó entonces.
A la prisionera se le realizó una mastectomía en 2016, encadenada de manos y pies, y tuvo que pasar los dolores de la radioterapia solo con Panadol, contó en 2017 su prima, Miriam Montes Mock, quien llevó el caso de Ana Belén Montes ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.
Cada domingo Ana Belén Montes ha podido hablar por teléfono con su madre.
Montes Mock ha dicho que se carteaba con su prima y que las comunicaciones reflejaban optimismo y una mirada al futuro.
Cuando declaró ante el Comité de Descolonización de la ONU, Montes Mock indicó que “ante el atropello que sufrió el pueblo cubano, Ana Belén Montes se movió hacia la solidaridad, y al hacerlo, sonaron las cadenas del agravio, del menoscabo y la injusticia”.
Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Montes fue reclutada en 1984 por otra espía puertorriqueña, Marta Rita Velázquez Hernández, quien la presentó ante los servicios de inteligencia cubanos.
Velázquez Hernández, quien vive en Suecia, conoció a Montes mientras trabajaba en el Departamento de Transportación de Estados Unidos.
Las normas legales de Suecia, donde estaba cuando conoció los cargos en su contra, impiden la extradición de Velázquez, según informes, no solo porque prohíben entregar imputados de delitos políticos como el espionaje, sino además porque se nacionalizó sueca.
Velázquez Hernández estuvo asignada a la embajada de Managua, Nicaragua, de 1990 a 1994. De 1994 a 1998 trabajó en Washington D.C.
Vivió en Estocolmo entre mayo de 1998 y en junio de 2000 fue asignada a la embajada de Ciudad de Guatemala, en Guatemala. Renunció al gobierno federal después del arresto de Montes.