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martes, 29 de octubre de 2013

Cooperativas en la construcción: beneficios y limitantes



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Lissett Izquierdo Ferrer

Es creciente el interés de muchos cubanos de asociarse en cooperativas, modelo de gestión reconocido en los Lineamientos de la Política Económica del Partido y la Revolución y que poco a poco va ganando en dimensión, organización y experiencia.

Uno de los sectores en el que las perspectivas son alentadoras resulta el de la construcción, en opinión de José Carballosa Parra, vicetitular de economía del Ministerio de la Construcción (MICONS), quien, aseveró, que, además de generar empleo, tendrán el reto de elevar la calidad en las obras.

Según el funcionario, consultado por la AIN, suman 22 las aprobadas hasta la fecha, y se espera que otras 33 comiencen el primero de diciembre y 36 a principios del próximo año.

Como un desafío, califica la necesidad de potenciar las destinadas a la producción de materiales, dado que por lo general las solicitudes son para brindar servicios.

Carballosa Parra considera que el proceso de aprobación de las cooperativas, una experiencia en estudio con vistas a perfeccionarse, puede agilizarse y acortarse, e incluso la autorización asumirla el municipio, donde ellas jugarán su rol económico y social.

Tal criterio lo comparten personas que intentan ser cooperativistas, como el trabajador por cuenta propia Lázaro Martínez López, en la capital, quien luego de presentar su propuesta en la localidad de residencia, espera por las aprobaciones de los restantes niveles.

La intención de la cooperativa Zamagri- así la nombró – apunta a ayudar a resolver problemas constructivos en Habana del Este, donde viven sus asociados, razón por la cual opina que deben ser los gobiernos locales los decisores de tales permisos.

Una vez conformadas esas nuevas formas jurídicas, será inevitable la competencia con los cuentapropistas dedicados a la construcción y las entidades estatales del ramo, en aras de conquistar a los inversionistas.

En tal sentido el vicetitular del MICONS señala que en este empeño las cooperativas tienen las ventajas de no acumular tantos gastos indirectos, y de pagarles a sus socios en correspondencia con sus ingresos, mientras en las empresas aún existen limitaciones salariales.

“Aquellas pueden ser eficientes al poseer menos trabajadores indirectos, aplicar más el multioficio, y tener quizás sus miembros mayor motivación por el resultado de su labor, lo cual repercute en la terminación de la obra en menor tiempo y con la calidad debida”, subraya.

José Alberto Millo, cooperativista desde el primero de julio, dijo a la AIN que ahora tiene personalidad jurídica, y por tanto puede comprar productos a un precio diferenciado.

Considera también que las empresas encuentran más seguridad en contratar a una cooperativa que a un cuentapropista, además de que sus asociados reciben una atención directa del propio organismo, es decir, del MICONS.

Aunque tales beneficios parecieran situarlas en la lista de preferencia, algunos señalan limitaciones que atentan contra el desarrollo pleno de su ejercicio.

“Nuestra desventaja está en el equipamiento, pues no existen todavía los mercados mayoristas para adquirir o alquilar equipos pesados, y creo que el Estado podía obtener un impuesto mayor y la competencia sería más pareja”, apunta Martínez López.

Al respecto, el viceministro del ramo expresa que tendrían que “diseñar un mecanismo de cómo contratarles los equipos, en lugar de vendérselos para que no incurran en el mismo error de las empresas y solo los tengan cuando les hagan falta”.

Según Nildo Simón Martínez, especialista de la Comercializadora Escambray, en la capital, ellos conformaron una muestra de varios implementos en aras de que las cooperativas conozcan qué se les puede ofertar.

Esa entidad será la que suministrará a los cooperativistas las herramientas y medios de protección, pues en Cuba está establecido que los materiales de las obras los facilita el inversionista y no el constructor, precisa el entrevistado.

Aunque se estableció venderlos en la red minorista a un 20 por ciento menos sobre su valor, muchos asociados a la nueva forma de gestión ven el precio como una limitante, ya que las empresas constructoras los reciben a una cuantía más baja.

Sin embargo, ambos al ser contratados por una entidad deben utilizar, los valores estipulados por el MICONS.

No obstante, la experiencia demuestra el imperativo para todos los cooperativistas de cubrir espacios del mercado que las entidades no están en condiciones de ocupar, como pequeños mantenimientos y reparaciones específicas, en aras del bienestar y satisfacción de las necesidades del pueblo.

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