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El Banco Popular de China anunció recientemente la firma de un acuerdo de intercambio con el banco central de Albania, valorado en 2 000 millones de yuanes, equivalente a 324,8 millones de dólares ó 35 800 millones de lek albaneses
Las autoridades de la República Popular China continúan con paso estable y sin detenerse hacia el anhelo de convertir el yuan (renminbi) en una moneda internacional, lo cual -como es lógico-, afectaría el reinado del dólar.
El Banco Popular de China anunció recientemente la firma de un acuerdo de intercambio con el banco central de Albania, valorado en 2 000 millones de yuanes, equivalente a 324,8 millones de dólares ó 35 800 millones de lek albaneses.
El convenio, vigente por tres años con posibilidades de prolongarse, tiene como objetivo fortalecer la cooperación y estabilidad financiera bilateral y regional, promover el comercio y la inversión.
Lo interesante de esta operación es que con Albania suman ya 21 naciones de diferentes regiones que han suscrito compromisos similares estimados en 2,2 billones de yuanes.
El renmimbi se ubicó en el puesto nueve entre las monedas más negociadas en el mundo, según un sondeo de las bolsas de divisas efectuado por el Banco de Pagos Internacionales (BPI), aunque ese informe no incluye muchas operaciones realizadas directamente por el gigante asiático con algunos socios comerciales.
De todas formas, el BPI subraya que la facturación promedio en yuanes subió hasta los 120 000 millones de dólares para abril de este año, un nivel tres veces y medio mayor que en 2010, lo cual no se debe solo al crecimiento constante de la economía china, sino también a su política que busca convertir al renmimbi en una moneda internacional.
Entre las naciones que han establecidos convenios de intercambios comerciales con China sin tener que utilizar el dólar, se encuentran Japón, India, Rusia, Brasil, Corea del Sur, Irán y Australia, o sea, siete de las economías con mayor Producto Interno Bruto del orbe.
A estas se les unen otras no menos importante como Argentina, Venezuela, Belarus, Pakistán y Tailandia, por citar algunas.
A partir de 2011, Japón se convirtió en el tercer socio comercial, la mayor fuente de importaciones y el quinto destino de las exportaciones de China, con un intercambio en 2011 de 350 000 millones de dólares, 12 % del comercio exterior de Beijing.
El gigante asiático se beneficia con esos convenios al igual que su contraparte como sucedió con Australia, cuya moneda (el dólar australiano) pasó a ser -como resultado de ese pacto- la tercera divisa mundial con mayor convertibilidad directa, después del dólar estadounidense y el euro.
En aras de impulsar otros acuerdos análogos, China estableció centros internacionales para el intercambio de su moneda en Londres y Hong Kong.
Desde hace tres años se creó una versión offshore para operar con renmimbi en el extranjero, y ya lo utilizan más de 10 000 instituciones financieras; las transacciones han llegado a 143 000 millones de dólares, lo que ha sextuplicado las importaciones y exportaciones denominadas en esa moneda.
El mayor intercambio (79,6 %) lo tiene Hong Kong; en Londres alcanzaron 4 % de los pagos globales en yuanes. La liquidez de esa moneda se incrementó dos veces y medio entre 2010 y 2012.
Aunque el renmimbi no es libremente convertible, porque sus poseedores no pueden cambiarlo en cualquier momento en las entidades bancarias centrales, Beijing ha ido tomando acciones al respecto y puso en práctica permisos selectivos a las empresas para que efectúen transacciones internacionales.
El Banco Central de China se encamina hacia esa dirección y trabaja en la creación de un sistema para liquidar pagos e inversiones transfronterizas en su divisa lo cual aumentará su convertibilidad de forma gradual.
El gigante de servicios bancarios y financieros, HSBC, estimó que para 2015 una tercera parte del comercio con China se pagará con yuanes, y se convertirá en ese año en la tercera moneda internacional. Su uso como divisa para el comercio internacional aumentó 50 % en 2012 con respecto a 2011.
Analistas del HSBC estiman que la nación asiática cuenta con tres elementos fundamentales para poder liberar su divisa en el mercado internacional: una cuenta corriente equilibrada, una tasa de cambio más flexible y la rápida expansión del renminbi fuera de China.
No obstante a esas previsiones, lo real es que pese a los graves problemas económicos que han padecido Estados Unidos y la Unión Europea, tanto el dólar como el euro continuarán siendo, junto al yen, y por algunos años (expertos señalan de 3 a 5 más) las principales monedas de reservas internacionales.
Las autoridades chinas han demostrado que cada paso que dan en esa dirección lo han analizado profundamente para no tener que lamentarlo con posterioridad.
Uno de esos ejemplos fue que Beijing ha resistido las continuas presiones de Washington, Europa y los organismos financieros internacionales para que aumente el valor de su moneda lo que encarecería sus productos y rebajaría el nivel de vida de su población.
En cuanto a su desarrollo económico, esa nación ha quintuplicado su Producto Interno Bruto (PIB) en los últimos 10 años y en 2012 alcanzó un PIB de 12 400 000 millones de dólares, muy cerca de los 15 600 000 millones de Estados Unidos, la primera potencia económica mundial.
Para el Banco Mundial el papel de China en el comercio internacional, el tamaño de su economía, y aparecer como el mayor acreedor del mundo, permiten asegurar que la internacionalización del yuan avanza de forma indetenible.
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El Banco Popular de China anunció recientemente la firma de un acuerdo de intercambio con el banco central de Albania, valorado en 2 000 millones de yuanes, equivalente a 324,8 millones de dólares ó 35 800 millones de lek albaneses
Las autoridades de la República Popular China continúan con paso estable y sin detenerse hacia el anhelo de convertir el yuan (renminbi) en una moneda internacional, lo cual -como es lógico-, afectaría el reinado del dólar.
El Banco Popular de China anunció recientemente la firma de un acuerdo de intercambio con el banco central de Albania, valorado en 2 000 millones de yuanes, equivalente a 324,8 millones de dólares ó 35 800 millones de lek albaneses.
El convenio, vigente por tres años con posibilidades de prolongarse, tiene como objetivo fortalecer la cooperación y estabilidad financiera bilateral y regional, promover el comercio y la inversión.
Lo interesante de esta operación es que con Albania suman ya 21 naciones de diferentes regiones que han suscrito compromisos similares estimados en 2,2 billones de yuanes.
El renmimbi se ubicó en el puesto nueve entre las monedas más negociadas en el mundo, según un sondeo de las bolsas de divisas efectuado por el Banco de Pagos Internacionales (BPI), aunque ese informe no incluye muchas operaciones realizadas directamente por el gigante asiático con algunos socios comerciales.
De todas formas, el BPI subraya que la facturación promedio en yuanes subió hasta los 120 000 millones de dólares para abril de este año, un nivel tres veces y medio mayor que en 2010, lo cual no se debe solo al crecimiento constante de la economía china, sino también a su política que busca convertir al renmimbi en una moneda internacional.
Entre las naciones que han establecidos convenios de intercambios comerciales con China sin tener que utilizar el dólar, se encuentran Japón, India, Rusia, Brasil, Corea del Sur, Irán y Australia, o sea, siete de las economías con mayor Producto Interno Bruto del orbe.
A estas se les unen otras no menos importante como Argentina, Venezuela, Belarus, Pakistán y Tailandia, por citar algunas.
A partir de 2011, Japón se convirtió en el tercer socio comercial, la mayor fuente de importaciones y el quinto destino de las exportaciones de China, con un intercambio en 2011 de 350 000 millones de dólares, 12 % del comercio exterior de Beijing.
El gigante asiático se beneficia con esos convenios al igual que su contraparte como sucedió con Australia, cuya moneda (el dólar australiano) pasó a ser -como resultado de ese pacto- la tercera divisa mundial con mayor convertibilidad directa, después del dólar estadounidense y el euro.
En aras de impulsar otros acuerdos análogos, China estableció centros internacionales para el intercambio de su moneda en Londres y Hong Kong.
Desde hace tres años se creó una versión offshore para operar con renmimbi en el extranjero, y ya lo utilizan más de 10 000 instituciones financieras; las transacciones han llegado a 143 000 millones de dólares, lo que ha sextuplicado las importaciones y exportaciones denominadas en esa moneda.
El mayor intercambio (79,6 %) lo tiene Hong Kong; en Londres alcanzaron 4 % de los pagos globales en yuanes. La liquidez de esa moneda se incrementó dos veces y medio entre 2010 y 2012.
Aunque el renmimbi no es libremente convertible, porque sus poseedores no pueden cambiarlo en cualquier momento en las entidades bancarias centrales, Beijing ha ido tomando acciones al respecto y puso en práctica permisos selectivos a las empresas para que efectúen transacciones internacionales.
El Banco Central de China se encamina hacia esa dirección y trabaja en la creación de un sistema para liquidar pagos e inversiones transfronterizas en su divisa lo cual aumentará su convertibilidad de forma gradual.
El gigante de servicios bancarios y financieros, HSBC, estimó que para 2015 una tercera parte del comercio con China se pagará con yuanes, y se convertirá en ese año en la tercera moneda internacional. Su uso como divisa para el comercio internacional aumentó 50 % en 2012 con respecto a 2011.
Analistas del HSBC estiman que la nación asiática cuenta con tres elementos fundamentales para poder liberar su divisa en el mercado internacional: una cuenta corriente equilibrada, una tasa de cambio más flexible y la rápida expansión del renminbi fuera de China.
No obstante a esas previsiones, lo real es que pese a los graves problemas económicos que han padecido Estados Unidos y la Unión Europea, tanto el dólar como el euro continuarán siendo, junto al yen, y por algunos años (expertos señalan de 3 a 5 más) las principales monedas de reservas internacionales.
Las autoridades chinas han demostrado que cada paso que dan en esa dirección lo han analizado profundamente para no tener que lamentarlo con posterioridad.
Uno de esos ejemplos fue que Beijing ha resistido las continuas presiones de Washington, Europa y los organismos financieros internacionales para que aumente el valor de su moneda lo que encarecería sus productos y rebajaría el nivel de vida de su población.
En cuanto a su desarrollo económico, esa nación ha quintuplicado su Producto Interno Bruto (PIB) en los últimos 10 años y en 2012 alcanzó un PIB de 12 400 000 millones de dólares, muy cerca de los 15 600 000 millones de Estados Unidos, la primera potencia económica mundial.
Para el Banco Mundial el papel de China en el comercio internacional, el tamaño de su economía, y aparecer como el mayor acreedor del mundo, permiten asegurar que la internacionalización del yuan avanza de forma indetenible.
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