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viernes, 11 de octubre de 2013

Mantiene Cuba prioridades en prevención de desastres naturales

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Redacción IPS Cuba

En los últimos 18 años Cuba sufrió el azote de ocho huracanes de gran intensidad. El huracán Flora cambió radicalmente el sistema meteorológico del país y la Defensa Civil.


La protección de las personas, sus bienes, la economía y los recursos naturales, junto a la reducción de las vulnerabilidades, se mantienen en Cuba como líneas fundamentales del sistema único que trabaja en la prevención de desastres, concluyeron expertos en un panel organizado por la Asociación cubana de Naciones Unidas (ACNU).

Durante el intercambio, convocado a propósito del aniversario 50 del huracán Flora, en octubre de 1963, fueron abordados el desarrollo y fortalecimiento de la Defensa Civil (DC), los avances en el sistema de monitoreo meteorológico y el acompañamiento y colaboración del Sistema de Naciones Unidas (SNU) con la nación caribeña.

Santiago Santos, del departamento de preparación y divulgación de la DC, explicó que a partir de las lecciones del Flora, y teniendo en consideración la situación geográfica del país, susceptible al impacto de ciclones tropicales, la defensa civil se reorientó hacia la protección de las personas, sus bienes, la infraestructura económica y social y los recursos naturales de los peligros y desastres.

La triada integrada por el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, la Defensa Civil y los medios de difusión tienen una interacción que ha permitido proteger, fundamentalmente la vida de las personas, con la menor cifra de muertes como consecuencia de huracanes en el área, afirmó.

El huracán Flora azotó durante varios días a provincias orientales del país con un saldo de alrededor de 1.500 muertos.

Bárbara Pesce-Monteiro, Coordinadora Residente del SNU en Cuba, puso énfasis en que además de la protección de la población y la economía, debe profundizarse en una visión de desarrollo diferente, para que el sistema sea sostenible y no se generen más vulnerabilidades.

Luego de hacer un recuento de cómo se inserta el SNU en las fases de prevención, preparación y respuesta en apoyo a las autoridades locales, la Coordinadora Residente recordó que los huracanes no son la única vulnerabilidad para Cuba y que se trabaja también en temas relacionados con los sismos.

Para Pesce-Monteiro, debe trabajarse con visión de largo plazo en el entorno caribeño, centroamericano y más allá, y ante lo que falta por hacer, deben llevarse las experiencias cubanas a otras naciones y también ver cómo apropiarse de lo que hacen otros países, como parte de la cooperación Sur-Sur.

La colaboración de organizaciones del SNU en Cuba ha permitido apoyar en equipamiento para los Centros de Gestión de Riesgo como en la capacitación de las personas, movilizar recursos, trabajar con las autoridades locales, introducir modelos de seguridad alimentaria en la agricultura, a partir de un constante diálogo con el gobierno y otros actores del sistema único.

En todos estos esfuerzos han intervenido en diferentes momentos el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ONU-Hábitat, la Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y la Organización Mundial de la Salud (OMS-OPS), entre otros.

Un ejemplo de esta cooperación resultó la ayuda prestada por el SNU a la ciudad de Santiago de Cuba tras el paso en octubre del pasado año del huracán Sandy, que causó la pérdida de vidas humanas y daños económicos millonario.

A su vez, José Rubiera, director del Centro de Pronósticos del Instituto cubano de Meteorología relató que en los últimos 18 años el país sufrió el azote de 25 tormentas tropicales, de ellas, ocho huracanes de gran intensidad, con un saldo de 43 muertes.

Ante las posibles consecuencias del cambio climático, que podría incrementar la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, alertó el experto, el país debe continuar trabajando cada vez más para educar a la población, toda vez que las víctimas de los últimos años han muerto, entre otras razones, por negligencia.

En el panel participaron representantes de algunas agencias de Naciones Unidas en La Habana, así como de diferentes instituciones cubanas y organizaciones no gubernamentales y académicos, quienes compartieron sus experiencias y criterios en la sede de la ACNU.

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