La comunidad occidental de Las Terrazas es uno de los proyectos más exitosos de desarrollo local en Cuba.
Los espacios locales adquieren un rol importante en la reforma económica actual.
Aprovechar las potencialidades del desarrollo local, siempre mirando desde múltiples dimensiones como el medio ambiente y género, constituye un desafío para las transformaciones económicas y sociales, encauzadas por el gobierno de Raúl Castro.
Ese y otros temas se presentan en el III Congreso Internacional sobre Desarrollo Local, que sesiona en La Habana, entre el 6 y 8 de noviembre, con la participación de representantes de España, México, Colombia, Argentina, Chile, Brasil, Portugal, Italia y Canadá, entre otros.
Según Nancy Pérez, decana de la Facultad de Geografía de la Universidad de La Habana y presidenta del encuentro, “el desarrollo local deviene una modalidad diferente que trata de rescatar lo endógeno, lo interno y crear un nuevo paradigma de desarrollo”.
Es este un proceso de transformación continua, que tiene como finalidad el bienestar de la población de cada territorio y la satisfacción de sus demandas e intereses a partir del despliegue de sus propias potencialidades.
“No se trata solo de lo económico, sino también de las manifestaciones culturales. Lo que se busca es aprovechar la capacidad de los actores y esto conlleva darle mayor participación a la población. La gente debe pasar a ser gestores de capacidades y recursos”, destacó.
La cita analiza las experiencias de Cuba y otras naciones.
En la nación caribeña, se han emprendido iniciativas de este tipo en lugares como la comunidad occidental de Las Terrazas, el poblado de Viñales y el Centro Histórico de La Habana. Este saber acumulado se tiene en cuenta en el modelo que se pretende construir con los cambios llamados “la actualización del modelo económico”.
“Estamos en una coyuntura muy buena. La política económica y social incluye un lineamiento que habla de forma explícita del territorio y su importancia en el desarrollo local, fundamentalmente en la seguridad alimentaria, un tema de seguridad nacional”, precisó.
Para Pérez, la idea no es copiar, es adaptar experiencias.
A su juicio, se debe contemplar lo económico, social, cultural, natural y ambiental, explotando lo que tiene el territorio y respetando la heterogeneidad, algo diferente a la perspectiva de la globalización neoliberal, “que olvida los sentimientos de las personas y su sentido de pertenencia”.
Por su parte, Roberto González, profesor de la Universidad de La Habana, opinó que “Cuba está en un momento incipiente, porque tenemos que construir redes, actores locales y territorios que durante muchos años se perdieron, desde una nueva óptica”.
De esta manera, se descubre “nuevamente el país”, gracias a la mirada diferente a “la sociedad, sus grupos y sus aportes en la construcción y desarrollo del territorio”, valoró.
También se logra el “empoderamiento de los distintos grupos sociales”, destacó.
Durante muchos años, consideró, “nos acostumbramos a que alguien nos dijera qué hacer y hoy estamos en el sentido contrario, tratando de que las personas participen, hablen y construyan”.
“Pero sabemos que eso necesita un cambio de mentalidad, reconocido por las más altas autoridades del país”, acotó.
El III Congreso Internacional de Desarrollo Local trabaja como principales temas el territorio local, desarrollo y medio ambiente; ordenamiento territorial y planificación estratégica; turismo y desarrollo local; descentralización; economía social; cooperativas, gobiernos y administradores públicos.
Cuba expone tópicos como las vulnerabilidades de la tercera edad, micro financiamientos, las mujeres rurales vinculadas al desarrollo local y la importancia de esta perspectiva para poder garantizar la seguridad alimentaria.
Sesionan además talleres y paneles que abordan asuntos relacionados con el cambio climático, sostenibilidad alimentaria y el fortalecimiento de las capacidades territoriales y municipales, en la reforma económica y social en marcha.
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