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lunes, 4 de noviembre de 2013

Taiwán: éxito a base de educación





Es el tercer productor de electrónica en el mundo, su sistema de salud es ejemplar y la inseguridad es baja.

Ma. Elena Hernández Rodríguez El Universal 

elena.hernandez@eluniversal.com.mx

Taiwán, esa pequeña isla asiática del tamaño de Puebla, ha pasado en seis décadas de ser un país exportador de bananas, piñas y cañas de azúcar, a ser uno de los principales proveedores de tecnología informática a nivel mundial. Los productos con el sello de “Hecho en Taiwán” hoy son conocidos en los cinco continentes.

La República de China —nombre oficial de Taiwán— tiene 23 millones de habitantes, lo cual la hace una de las naciones más pobladas del mundo. Es un país en orden, donde la inseguridad es muy baja, las ciudades son limpias y la educación es de calidad, logrando que su índice de alfabetismo alcance el 98%. El mérito es mayor cuando ha logrado todo ello pese a la sombra de China comunista, territorio del que se separó en 1949.

El gigante asiático no reconoce a su pequeño vecino como país independiente y amenaza con invadirlo ante cualquier acto de rebeldía. Ha boicoteado todo intento de Taiwán por establecer relaciones políticas con cualquier país, razón por la cual la mayoría de los países no cuenta ahí con embajadas, sino con oficinas culturales y económicas, como en el caso de México.

Taiwán no tiene vastos recursos naturales —como el petróleo y gas natural, de los que tiene reservas insignificantes— y se encuentra ubicado en una zona donde los tifones y terremotos lo arrasan frecuentemente. ¿Entonces, qué ha hecho Taiwán para gozar de la prosperidad que hoy vive?

Alto nivel educativo

Los taiwaneses están obsesionados con la educación. Ante la falta de recursos naturales, el continuo crecimiento de mano de obra calificada ha sido la llave del boom económico de la isla. Por ley, todo niño taiwanés debe recibir educación de manera gratuita y obligatoria durante nueve años; es decir, hasta secundaria. “Y cuando digo gratuita y obligatoria, es gratuita y

obligatoria (…) Si los padres no mandan a su hijo a la escuela, pueden ir a la cárcel”, dice Luis M. Chong, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán.

La siguiente meta, que se cristalizará ya el próximo año, es que la educación mínima del taiwanés sea el bachillerato. Además, la ley establece que donde haya un niño debe haber una escuela a no más de 3 kilómetros de su casa. Algo que también se cumple al pie de la letra. “Si en lo más recóndito de los montes se detecta a un niño, se manda personal para edificar ahí una escuela. Se dan casos en donde por un niño hay una escuela, aunque esa escuela tenga más personal que alumnos. Y cuando el pequeño se gradúa, hasta los periodistas cubren el evento; resulta curioso”, dice Chong.

Tecnología, pilar de su economía

El alto nivel educativo de Taiwán lo ha llevado a pasar de ser una economía basada en la agricultura a tener como pilar la tecnología. Hoy es el tercer mayor productor de electrónica en el mundo, superado sólo por Estados Unidos y Japón, y es el primer productor mundial de equipo de cómputo como determinados ordenadores, monitores LCD, tarjetas madre, teclados, ratones, semiconductores, cámaras digitales y papel electrónico, entre otros.

El éxito de Taiwán en este sector ha sido un esfuerzo tanto empresarial como del gobierno, que ha otorgado un lugar prioritario a la investigación y el desarrollo, y ha impulsado la creación de parques tecnológicos que, en la actualidad, generan más de la cuarta parte de la fabricación de productos electrónicos en ese país. Uno de ellos es el Instituto de Investigación de Tecnología Industrial (ITRI, por sus siglas en inglés), que desde su creación en 1973 ha acumulado más de 19 mil patentes y ha impulsado a empresas líderes en el mercado mundial, como Taiwán Semiconductor Manufacturing y United Microelectronics Corp., que son los principales fabricantes de chips en el mundo.

En busca de cero pobreza

La estrategia de salubridad y asistencia social también es ejemplar. El sistema de salud, inaugurado en 1995, hoy da cobertura al 100% de la población. Hay un seguro de desempleo y programas de asistencia social continuos como la Línea Vital Básica, un estudio que el gobierno hace periódicamente para fijar un piso de ingresos con el que una familia taiwanesa pueda tener comida, vivienda, vestido, educación. Entonces, los sistemas de asistencia social investigan qué familia está por debajo de ese nivel y el gobierno les da un subsidio mensual para que puedan tener lo básico. “Así que técnicamente no deberían existir pobres; pero sí hay porque en todas partes hay gente con adicciones como el alcoholismo o que están pegados a los juegos de azar, porque aquí el principal problema económico son los juegos de azar. Muchos lo apuestan todo, hasta su casa, y lo pierden todo”, dice Chong.

La frágil tregua con China El principal reto de la isla es su poderoso vecino: China. Desde 1949 habían tenido una relación de guerra inminente. Pero a partir de 2008 gozan de una tregua, basada en los “tres no”: No unificación, No independencia, No uso de la fuerza. Un 60% de la población está a favor de mantener el arreglo: no nos peleamos, pero tampoco somos amigos.

Gracias al acuerdo hay vuelos directos Taiwán-China y viceversa, así como intercambio bilateral de productos. Pese a todo, China es su principal socio comercial. Este nexo ha implicado sacrificios para Taiwán: debido a la presión china no es miembro de la ONU y ha mantenido un bajo perfil político ante el mundo; sólo tiene relación diplomática con 23 países, lazos que formó antes de la tregua. El acuerdo parece pender de un hilo y muchos consideran que está a expensas de qué partido político ocupe el poder.

México, entre sus intereses 
 

Uno de los países pendientes de consolidar relaciones diplomáticas con Taiwán es México, en donde no cuenta con embajada, sino con la Oficina Económica y Cultura de Taipéi. Taiwán es el noveno socio comercial de México y en el país existen 263 empresas taiwanesas que generan más de 50 mil fuentes de trabajo. Además, todas las familias mexicanas tienen en sus hogares algún producto hecho en Taiwán.

La isla es no desconocida para los mexicanos; sin embargo, la relación comercial es mínima comparada con otros países. Eso se debe principalmente a dos factores: el idioma y la distancia, dice Hsiao-Hung Nancy Chen, viceministra del Consejo para la Planificación y el Desarrollo Económico de Taiwán.

Pese a dicha dificultad, asegura Nancy Chen, hay un serio interés de Taiwán por acercarse a México, ya que nuestro país es miembro del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), del cual Taiwán busca formar parte, así como del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“México es un país con muchos recursos naturales; ustedes tienen petróleo y su mano de obra es relativamente barata. Además, por su cercanía con Estados Unidos, tener una buena relación con México nos acerca más fácilmente con EU y Canadá”, dijo la funcionaria.

Ese es Taiwán, donde el principal problema económico son los casinos y no el desempleo, donde los pocos homicidios que hay no son a causa de la delincuencia organizada, sino que se trata de crímenes pasionales; donde mujeres y hombres andan en bicicleta o caminando a altas horas de la noche sin temor a ser asaltados, donde se pueden dejar puestas las llaves del auto, regresar horas después y ver que todo sigue igual, donde no hay grafitis ni basura en las calles, donde la gente se forma para entrar ordenadamente al Metro, donde ciudadanos como Luis Chong, nunca han sufrido un asalto. “Aquí hay una tradición de respeto al extranjero; si un taiwanés llega a robar no roba a un extranjero, porque sabe que si a esa gente le quita lo poco que tiene, ya no tiene ni siquiera para volver a su país… yo creo que es igual que en otros países...”, considera Chong.


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