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sábado, 11 de octubre de 2014

Estudiantes universitarios imparten clases ante déficit de docentes

Casi dos millones de estudiantes matricularon en 10.366 escuelas en el curso escolar 2014-2015.

La Habana, 11 oct.- El voluntariado de estudiantes universitarios saca las castañas del fuego al sistema de educación pública secundaria y preuniversitaria, que inició con déficit de docentes el presente curso lectivo.

Un total de 230 muchachas y muchachos de carreras como diseño, lenguas extranjeras, relaciones internacionales e informática están en las aulas luego de una breve preparación para ocupar puestos vacantes en asignaturas como inglés, computación y educación laboral, en escuelas del nivel medio e institutos preuniversitarios habaneros.

De esta forma suplirán la falta de 60 profesores y aliviarán la sobrecarga de no pocos docentes en activo, tanto en secundaria básica como bachillerato.

Las y los voluntarios estudian en las universidades de La Habana y de las Ciencias Informáticas y los institutos superiores Politécnico "José Antonio Echeverría", de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, Relaciones Internacionales y Diseño.

La mayoría cursa los años finales de la carrera y son alumnos ayudantes.

Antes del inicio del curso escolar, en el Consejo Nacional de la Federación de Estudiantes Universitarios, Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación, solicitó la colaboración del estudiantado universitario para ampliar la cobertura docente.

No es la primera ocasión que Cuba empieza un nuevo periodo lectivo con déficit de maestros, debido al poco interés acumulativo de la juventud por las carreras pedagógicas y el éxodo de docentes hacia otras profesiones mejor remuneradas.

Para llenar esos vacíos se adoptaron varias fórmulas en el pasado reciente, entre ellas los cursos para los llamados profesores generales integrales, una idea que pretendía que impartieran todas las asignaturas, y los maestros emergentes, de formación acelerada para cubrir la falta de pedagogos.

Esta última iniciativa, que a la larga no dio todos los resultados esperados, implicó traer desde el oriente del país a miles de jóvenes, alojarlos y alimentarlos. Quienes siguen en la experiencia han estado albergados en la capital cubana por más de ocho años.

"Con excepción de la profesora de Historia y Educación Cívica, todos los maestros de mi hijo son emergentes y, por suerte, salieron buenos, porque otros padres y alumnos han pasada muchos malos ratos", dice Tamara, mamá de un estudiante de noveno grado.

Según se dio a conocer, las y los estudiantes universitarios voluntarios no impartirán algún turno de clases cuando puedan, sino que ejercerán la docencia de manera remunerada durante este curso escolar.

Ubicados cerca de sus hogares o residencias estudiantiles, este grupo tiene el compromiso de no descuidar ni abandonar sus carreras.

De acuerdo con reportes oficinales, a estos 230 estudiantes se sumarían otros 500 voluntarios "comprometidos y dispuestos a brindar su apoyo".

Al iniciarse el curso se dio a conocer que de los 183.100 maestros que necesitaba el país, se contaba solo con 93,1 por ciento (unos 172.000 profesores), por lo que fueron contratados docentes jubilados, directivos del sector y personal calificado en determinadas áreas.

Ante la falta de más de 10.800 docentes, un total 1.420 tendrían una carga de trabajo superior, 827 de ellos en La Habana, una de las provincias con mayor déficit.
El ramo se vio obligado a traer 2.451 maestros y maestras de otras provincias.

Algunas opiniones aparecidas en la edición digital del diario Juventud Rebelde aceptaron la medida a la vez que alegan que no es la solución para el problema.

Un internauta identificado como Diego indicó que la carencia de maestros será superada cuando se les estimule más, "no solo en el merecido reconocimiento moral sino a través de políticas publicas, que pueden ser a nivel local, como la entrega de subsidios para reparar y construir casas, y de módulos para la presencia personal y otras facilidades".

Por su parte, bajo la firma de El Educador, otro internauta cuestionó:

"¿Por qué nadie quiere ser maestro? Porque el salario no se corresponde con las exigencias, palos, responsabilidades... Suban el salario, hagan que los maestros se sientan seguros, correspondidos monetaria, psicológica y humanamente y verán como las cosas se revierten". (2014)

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