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martes, 14 de octubre de 2014

Jean Tirole: Un Nobel de Economía para la regulación del mercado


La Academia Sueca de Ciencias, que en materia de Economia suele dar dos pasos hacia atrás y uno hacia adelante este año premió el trabajo de Jean Tirole, un economista francés que desde 1980 investiga la manera de frenar el predominio de las grandes empresas que han llevado al mundo a un desequilibrio total. Mientras el año pasado la academia sueca premiaba, junto al trabajo de Robert Shiller y Lars Hansen, la Hipótesis de los mercados eficientes, de Eugene Fama, este año ha premiado una obra que va completamente en la dirección opuesta, y que versa sobre el predominio de las grandes empresas y la competencia imperfecta que impera en los mercados. Sobre estos tópicos centrales de la competencia imperfecta y la información asimétrica que desafía los conceptos de la competencia perfecta, sugerimos los post ¿Qué son los Monopolios y la "Competencia imperfecta"? e Información asimétrica y mercados imperfectos: por qué la economía no funciona como se dice.

Esta vez, y después de 25 años, la Academia Sueca ha premiado a un economista francés que está bastante lejos de las ideas de los economistas de Estados Unidos. La escuela de la regulación francesa ha obtenido su reconocimiento y eso es un claro síntoma de los tiempos que corren, donde queda en claro que no existe la llamada "competencia perfecta" de la escuela ortodoxa, y que el llamado "libre mercado" no es mas que una fantasía de niños: el mercado no está gobernado por los gobiernos ni menos por la gente, sino por un puñado de personajes que imponen su propia ley, como apuntamos en el post La red capitalista que domina el mundo. El mercado tiene sus dueños y son ellos -y no los gobiernos- los que imponen las leyes.

El trabajo de Jean Tirole se ha vuelto cada vez más importante a medida que los gobiernos han privatizado los antiguos monopolios públicos como el agua, la electricidad, el transporte y las telecomunicaciones. Toda la obra de Tirole apunta a generar los mecanismos de regulación que incentiven la verdadera competencia. Como indica la Academia Sueca, el premio ha sido por su obra El poder y la regulación del mercado, un trabajo que comenzó en los años 80 junto a Jean Jacques Laffont, fallecido en 2004, y del cual el propio Tirole se declara su discípulo y afirma que "éste es un premio para ambos".

Un trabajo que ayuda "a mejorar el mundo"

Según la Academia Sueca, el trabajo de Tirole ayuda a mejorar el mundo, dado que "permite a los gobiernos mejorar su capacidad para establecer los reglamentos, y hacer que las empresas grandes y poderosas actúen en el mejor interés de la sociedad... Nos vemos afectados por las grandes empresas todo el tiempo, y la calidad de los servicios y el precio que debemos pagar involucra a toda la sociedad. Por eso el trabajo de Jean Tirole analiza la forma de regular los oligopolios y los monopolios, temas que esquiva la teoría económica convencional que se enseña en las universidades.

Uno de los focos principales de la obra de Jean Tirole es el de la "información asimétrica", es decir, de aquellos ámbitos donde los gobiernos no tienen idea de cómo funciona la industria lo que hace difícil la regulación. Tirole deja en claro que todas las industrias son diferentes y esto hace necesario que sean tratadas de manera diferente. En este caso, no debe existir el mismo nivel de impuestos para todas las empresas, pero la economia (o mejor dicho la política económica) se rige por niveles estandarizados por el mero afán de simplificar procedimientos.

Uno de los sectores que Tirole llama a regular con ahínco, es el del sector financiero. Como el sector financiero es tan complejo y tiene múltiples aristas para esquivar los resultados, se hace necesario elevar los requisitos de capital para evitar las crisis financieras. Para Tirole, la estructura del mercado debe ser realista dado que sólo con realismo se puede reducir la probabilidad de que una crisis financiera como la desatada el año 2008 vuelva a ocurrir. Sin duda que el premio de la Academia Sueca se plantea como un estímulo para evitar catástrofes como aquella, que significaron el quiebre total de sistema, con cargo expreso al precario presupuesto de los contribuyentes.

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