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jueves, 1 de enero de 2015

Académico subraya desafíos del desarrollo territorial

Provincias y municipios siguen teniendo una débil participación y limitadas capacidades de decisión en la ejecución del plan de la economía nacional.

La Habana, 1 ene.- “Pensar local, actuar global” es una premisa que debiera guiar a las autoridades cubanas para permitir a los territorios encontrar vías más idóneas para insertarse en los procesos de desarrollo nacional y en las tendencias mundiales, considera el economista Juan Triana.
 
En la última edición de la serie “Miradas a la economía de Cuba”, publicación presentada cada año por el Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), el académico esboza algunos de los desafíos del desarrollo integral de municipios y provincias, en el artículo “Entrampados en el fuego amigo”.

Subraya que por lo general, los territorios se encuentran “atenazados” por la combinación de restricciones económicas y financieras, junto a culturas y prácticas de manejo centralizado de la economía, que les impiden obtener mejores resultados.

Por otra parte, los gobiernos territoriales disponen de pocos espacios de maniobras que les hace extraordinariamente difícil y lento encontrar resortes compensatorios que amortigüen aquellos impactos negativos.

La intención de satisfacer los intereses nacionales y las urgencias derivadas de ellos, ha propiciado el incremento de desigualdades territoriales, afirma Triana.

Cuestiona que las recientes medidas de carácter estructural como la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, la Ley de Inversión Extranjera y las nuevas regulaciones de funcionamiento del sistema empresarial generen de forma “espontánea” procesos de disminución de las desigualdades territoriales.

Para ello, insiste en la necesidad de políticas e instrumentos correctores de estos resultados no deseados. Y aboga por un mejor diseño institucional que realmente empodere a los gobiernos territoriales y genere un mejor equilibrio entre los “intereses nacionales” y los resultantes de las necesidades y oportunidades en las localidades.

Sugiere asimismo la construcción de otras instituciones para el monitoreo constante de los impactos de las políticas nacionales a escala territorial que permitan alcanzar mejores “equilibrios” entre estos dos polos.

La experiencia parece confirmar que no existen mecanismos automáticos de transmisión desde lo nacional hacia lo territorial y que estos deben ser construidos de forma consciente y permanentemente actualizados, apunta.

Los lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución (2011), el texto programático de la reforma, se delinea como el intento más abarcador de disponer de una visión integradora de lo “territorial” en la concepción de desarrollo del país.

Alrededor de 30 por ciento de los lineamientos hacen referencias a lo territorial o lo local y en tres de ellos se hace de forma explícita: para la aplicación de estímulos fiscales a producciones y proyectos de desarrollo local, la posibilidad de proyectos locales en zonas de desarrollo priorizadas, y para la implementación de la política agroalimentaria, la cual se considera parte del desarrollo local.

Triana advierte que al menos cuatro instituciones tienen y tendrán una influencia determinante sobre los territorios en los cambios impulsados por el gobierno de Raúl Castro: el programa de desarrollo a largo plazo, políticas macroeconómicas encaminadas a promover el crecimiento y la estabilidad macroeconómica, plan de la economía nacional y programa de transformación de la empresa estatal.

De acuerdo con datos de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información, los principales rubros de exportación de bienes, derivados del petróleo (Cienfuegos), níquel (Holguín) y productos biotecnológicos (La Habana), representaron algo más de 81 por ciento de la exportación de bienes en 2012.

No obstante, alerta que tales renglones exhiben una alta concentración territorial y sus encadenamientos con el resto de la economía nacional resultan limitados.

Los territorios quedan entrampados dentro de ellos mismos, subordinados sus intereses a “empeños mayores” unas veces, u olvidados otras, mientras ven reducidas sustancialmente sus capacidades de maniobras y las competencias de sus instituciones para encontrar y aprovechar las oportunidades endógenas, insertarse en los programas nacionales y alcanzar otras fronteras a partir de proyectos propios, apunta el investigador. (2015)

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