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miércoles, 27 de mayo de 2015

Pescadores de torneo internacional visitan rincones de Hemingway


Por Roberto F. Campos

La Habana, 27 may (PL) Muchos de los pescadores que participan en la 65 edición del torneo internacional de pesca de la aguja Ernest Hemingway, están muy interesados en visitar rincones del llamado Dios de Bronce de la literatura norteamericana.

En los recesos, y en momentos de la noche, prefieren ponerse en contacto con sitios interesantes que están vinculados con el autor de El Viejo y el Mar, cuyo nombre está siempre presente en este tipo de certamen marinero.

Hemingway separó para sí espacios con mucho carácter, donde se reunía con sus amigos, conversaba, bebía o escribía, algunos visitables en La Habana, otros lejanos. También seleccionó corrientes para pescar o rutas para perseguir submarinos alemanes.

Por ello, Hemingway es un hombre del turismo cubano, así se le consideró en vida y ahora, aún está presente su estirpe de aventurero o de simple ser humano capaz de escoger los mejores lugares.

Nacido el 21 de julio de 1899 en Oak Park, Chicago, llegó por primera vez a Cuba el 1 de abril de 1928, a las 22:50 hora local, durante una noche nublada y de horizonte brumoso, como reza en notas de la época.

Los especialistas consideran que el escritor arribó en el vapor Orita de bandera inglesa y así consta la entrada de esa embarcación en los libros del Castillo del Morro, la fortaleza más emblemática de La Habana, la capital insular.

Llegaba en ese entonces acompañado de su segunda esposa Pauline Pfaiffer en un viaje desde Francia hacia Key West, con escala en La Habana. Ella llevaba cinco meses de embarazo.

Sin embargo, otros autores consideran que llegó atraído por una tormentosa mujer, Jane Mason. Transcurría 1929 cuando el multimillonario estadounidense George Grant Mason se trasladó a la capital cubana con su esposa, una turbulenta dama que se aburría.

En el radio de acción de la mujer apareció Hemingway (29 años), quien sucumbió ante sus encantos. En sus primeras estancias en la ínsula vivió en el Hotel Ambos Mundos, de la parte vieja capitalina, en la habitación 511 que hoy se muestra como una reliquia.

Entre 1929 y 1936, Hemingway vivió una activa vida en La Habana, que lo hizo socio de bares como el Floridita.

También mencionan Finca Vigía, mansión de las alturas de San Francisco de Paula, alquilada en 1939 por su tercera esposa Martha Gellhorn y que comprara en 1940.

Relativamente cerca del lugar, se encuentra Cojímar, un poblado de pescadores de la zona este, donde atracaba su yate Pilar.

En 1930, Hemingway navegó por la cayería centro-norte cubana, por los cayos Guillermo, Coco y Romano, y el Faro Maternillos, hoy lugares turísticos, también visitó Camagüey, en la región oriental, sobre todo poblados como Palm City, curiosa ciudad fundada por alemanes.

La lista también incluye Cayo Confites y Lobo, todos lugares donde se asentó el mito Hemingway, pero sobre todo en sus zonas de pesca, donde hoy, frente al litoral habanero, ocurre el 65 torneo que lleva su nombre.

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