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martes, 30 de junio de 2015

Expedición arroja secretos sobre río del oriente cubano

Para septiembre de 2015 y 2016 se prevén  otras fases de investigaciones en el Toa, conocido como la mayor fábrica de agua del archipiélago.

Fotos: Reinaldo Estrada y Esteban Grau





El Toa es el río más caudaloso de Cuba.
El Toa es el río más caudaloso de Cuba.
Foto: Archivo IPS

La Habana, 30 jun.- Nuevas características, alertas y recomendaciones de manejo al río Toa, el más caudaloso de Cuba, regaló la última expedición científica realizada entre abril y mayo por la no gubernamental Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre (FANJ).
Liliana Núñez, presidenta de la FANJ, explicó la víspera en conferencia de prensa que el grupo de especialistas realizó mediciones hidrológicas, geomorfológicas y de altura del sitio conocido como Salto Fino, estudios de la cuenca del Arroyo del Infierno y la evaluación de grupos de la fauna, en especial aves, reptiles y anfibios, moluscos, insectos y arácnidos.
El río está en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, Declarado Patrimonio de la Humanidad en 2001 y enclavado en las provincias orientales de Holguín y Guantánamo, a 689 y 929 kilómetros respectivamente de La Habana.
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Recuento

En 1945, Antonio Núñez Jiménez hizo su primer periplo al Toa. En 1966, un recorrido aéreo le permitió tomar las primeras fotos de Salto Fino. Las expediciones de 1995 y 1996 le dieron elementos para lanzar una alerta ecológica sobre la necesidad de detener aquí la construcción de una hidroeléctrica. En 1998 denunció la amenaza que representaría para esta región la explotación minera, que nunca llegó a ejecutarse.

Como resultados preliminares, mediante dos tipos de mediciones más precisas y modernas, la expedición determinó la altura real de Salto Fino, calculada en 257,5 metros, que resultó inferior a los 305 metros registrados anteriormente.
No obstante, continúa siendo el salto más alto del Caribe insular, confirmó Núñez.
El grupo reportó la existencia en esa zona de 48 especies de aves, de ellas 12 endémicas (las más abundantes: torcazas, cotorra, catey, bijiritas, carpinteros, bobitos y vencejos), y cuatro amenazadas (camao, pitirre real, gavilán colilargo y catey).
Entre los hallazgos se incluye la presencia en el área de 17 especies de moluscos, todas autóctonas y con 89 por ciento de endemismo, aunque especialistas consideran baja su densidad y abundancia debido a la deforestación del área, la época de seca y la ausencia de rocas carbonatadas.
Una evaluación preliminar de la flora y la vegetación arrojó dos formaciones vegetales naturales con 175 especies de plantas superiores, de ellas 56 endémicas.
Aunque la vegetación cubre prácticamente toda el área, gran parte de la altiplanicie se encuentra degradada por actividades forestales del pasado, mientras cimas y pendientes presentan un buen estado de conservación, indicó el expedicionario Reinaldo Estrada.
Uno de los temas que despertó interés en la expedición fue que el nivel del arroyo no varió durante la etapa de mediciones, pese a la ausencia de precipitaciones antes y durante la estancia en la zona.
Esta situación es atribuida a encontrarse en la región de mayores precipitaciones del país (entre 2.600 y 3.400 milímetros en dependencia de la época), buena cobertura forestal que propicia la conservación de los suelos, la existencia de tres niveles de terrazas, meandros y lagos en herradura.
El geógrafo cubano Antonio Núñez Jiménez (1923-1998) acuñó la definición de fábrica de agua para la cuenca del Toa, sobre todo la parte de las Cuchillas del Toa, donde se encuentran los nacimientos de los afluentes que tributan al río, donde se produce la mayor cantidad de agua gracias a la buena conservación de los bosques, apuntó la presidenta de la FANJ.
Otros datos que aportó la expedición fueron algunas variables meteorológicas como temperaturas que oscilaron entre los 18,7 y 21,3 grados centígrados, humedad atmosférica de 90,2 a 96,7 por ciento, así como indicadores hidroquímicos.
El segmento de científicos que estudiaron las comunidades constató, en el poblado La Melba, cercano al municipio Moa, de Holguín, realidades comunes a otros espacios rurales montañosos como deprimidas fuentes de empleo, mal estado de los caminos y deficiente transportación, que aceleran las migraciones del lomerío hacia el llano.
De acuerdo con Roberto Sánchez, para revitalizar estas poblaciones es preciso generar alternativas económicas sostenibles, que garanticen la permanencia y calidad de vida de la comunidad, sin dañar el peculiar entorno natural de la zona.
Esta iniciativa, apoyada por el Cuerpo de Guardabosques de Cuba, el Centro Nacional de Áreas Protegidas y el financiamiento de Cooperación Cuba/Francia, tiene como antecedente más cercano la expedición Toa 2014, que  evaluó el estado de las zonas de Salto Fino, Jaguaní y el Toldo y realizó mediciones de 30 puntos del río y sus afluentes, entre otros objetivos.
Entre las proyecciones de la FANJ, se encuentran nuevas incursiones, en septiembre de 2015 y en 2016, el lanzamiento de alerta ecológica y promoción de diálogos para opciones de desarrollo sustentable en las montañas con las comunidades locales, continuar evaluaciones de biodiversidad, hidrología y comenzar estudios sobre cambio climático.
El Toa tiene una longitud de 130 kilómetros y un caudal medio de 2.800 milímetros. La cuenca tiene una extensión de 1.060 de kilómetros cuadrados. Nace en las Cuchillas del macizo Nipe-Sagua-Baracoa y desemboca al noroeste de Baracoa. (2015)



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