Mi blog sobre Economía

sábado, 4 de julio de 2015

La censura de buena vecindad


Hoy repasaremos en exclusiva noticias publicadas en el diario español “El País”. Leemos en este periódico que, en 2014, los desahucios de viviendas en el Estado español aumentaron el 13,5 % (1). Pero ni la menor alusión a la responsabilidad del sistema bancario privatizado en este drama social. Quizá sea porque tres importantes bancos españoles son accionistas del Grupo Prisa, al que pertenece “El País” (2). Pero ¿se imagina que esto ocurriera en Cuba? ¿O en Venezuela, donde el Estado ha entregado, en solo cuatro años, 675.000 viviendas nuevas a familias sin recursos, sin que –por cierto- “El País” haya informado de ello (3)?

Leemos sobre una nueva desaparición de un periodista en México (4). “El País” nos dice que México es uno de los lugares más peligrosos para ejercer el periodismo. 31 profesionales han sido asesinados desde 2010. Pero en la noticia no hay la menor alusión a la responsabilidad del estado o del “sistema” en este drama, que apunta a la connivencia entre autoridades políticas y narcotráfico. ¿Se imaginan que esta situación se diera en Cuba, donde el último periodista asesinado fue en 1958, un año antes el Triunfo de la Revolución (5)?

“El País” también asegura que Honduras es el país más violento del mundo, con 79 homicidios por cada 100.000 habitantes, y un femicidio cada 14 horas (6). Las dos terceras partes de la población del país están en situación de pobreza y el 42% en pobreza extrema. Pero no leemos que esto esté relacionado con un “sistema” o “régimen” político fracasado, que requiera una rápida “transición”. Es la fórmula –recordemos- que propone “El País” en la mayor parte de sus reportajes y artículos sobre Cuba, cuyos problemas están –por cierto- bien alejados de las situaciones extremas de violencia o miseria existentes en Honduras (6).

En 2014, más de 40.000 personas procedentes de Guatemala fueron expulsadas de EEUU (7). Leemos que las remesas constituyen el 10% del PIB de aquel país, y la única posibilidad de comprar comida, ropa o pagar la educación para miles de familias. Es la fotografía de tantas otras naciones de la región, menos de una: Cuba. Porque la emigración cubana no tiene ese problema. Al llegar a EEUU no es expulsada, sino acogida, y recibe la residencia al de un año (8). Pero sobre esta política de doble rasero de EEUU no leeremos una línea en las páginas de “El País”.

Leyendo sobre los enormes problemas sociales de México, Guatemala u Honduras, es curioso que “El País” rara vez publique un artículo de opinión crítico –mucho menos un editorial- sobre estas naciones. Sobre Cuba (9) o Venezuela (10), sin embargo, no hay día que no aparezca un artículo de opinión beligerante con ambos gobiernos. En esta línea casi obsesiva, el pasado 12 de enero, “El País” llegaba al extremo del ridículo. Otorgaba media página al periodista canario Juan Cruz que, en un texto titulado “Cosas que viví en La Habana”, relataba los quince días que pasó en la capital cubana –en un viaje de turismo-, ¡en el año 1990! (11). Su vivencia personal de apenas dos semanas, hace 25 años, era suficiente para hacer toda una radiografía política de Cuba, y para dar las correspondientes lecciones de lo que el pueblo cubano debe hacer con su país.

Por cierto, ¿han leído en alguno de los grandes diarios que el Grupo Prisa, propietario de “El País”, debe 3.537 millones de euros, y que ha pedido un nuevo aplazamiento del pago de un crédito de 2.800 millones para financiar su deuda? (12) Seguramente que no, porque sobre este tema -común a todos ellos- los diarios en competencia aplican una implacable censura de “buena vecindad”.

*Coordinador de Cubainformación.












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