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sábado, 19 de septiembre de 2015

EE.UU. amplía algunas modificaciones al bloqueo pero mantiene los principales obstáculos

Los departamentos del Tesoro y Comercio publicaron una serie de medidas que complementan las anunciadas en enero pasado



Los departamentos del Tesoro y Comercio de Estados Unidos anunciaron este viernes un nuevo grupo de medidas que modifican la aplicación de algunos aspectos del bloqueo a Cuba, especialmente en los sectores de viajes, remesas, telecomunicaciones y comercio.

Las regulaciones entrarán en vigor el próximo lunes y vienen a complementar el paquete anunciado en enero pasado. Abordan prácticamente los mismos campos y no abren nuevas áreas de intercambio.

Respecto a los viajes, uno de los sectores con mayor potencial entre los dos países tras más de medio siglo de distanciamiento, la novedad de mayor calado es que se permitirá visitar Cuba a los familiares cercanos de aquellas personas que hayan sido autorizadas dentro de las 12 categorías permitidas.
Esto quiere decir, por ejemplo, que un ciudadano estadounidense que haya obtenido una licencia general para asistir a una actividad educativa (otras categorías válidas son viajes familiares, actividades religiosas, culturales, proyectos humanitarios, interés periodístico, entre otros), puede viajar acompañado por su esposa y su hijo.

Se autoriza asimismo la transportación marítima de pasajeros entre ambas naciones mediante licencia general, pero sin hacer escala en un tercer país. Varias compañías de cruceros y transportes de cargas como la norteamericana Carnival y la española Belearia ya habían mostrado su interés por ocupar este mercado.

Las medidas no incluyen, sin embargo, la autorización de viajes “pueblo a pueblo” de manera individual. Medios internacionales y analistas manejaron esta medida, que está en las potestades ejecutivas del presidente Barack Obama, como una posible variante para acelerar el intercambio entre ambos países.

Esa categoría de viaje es la más abarcadora de las 12 permitidas, pero establece que solo puede utilizarse en viajes en grupo y guiados.

A pesar de las limitaciones, los viajes de estadounidenses a Cuba han aumentado cerca de un 50 % en relación con el año anterior. Los expertos apuntan que, de levantarse la prohibición de hacer turismo, lo cual está en manos del Congreso, varios millones de personas podrían cruzar cada año el estrecho de la Florida para apreciar la cultura y la belleza natural cubanas.

Otro cambio anunciado ayer es que los viajeros autorizados podrán abrir cuentas bancarias en Cuba para realizar transacciones bancarias durante su estancia en nuestro país.

En enero pasado ya se había avanzado en este tema con la aprobación del empleo en Cuba de las tarjetas de crédito de los estadounidenses. A pesar del interés mostrado por los líderes de ese sector como Mastercard, ocho meses después todavía no se ha podido concretar esa posibilidad por la ausencia de un banco que esté dispuesto a asumir las transacciones bilaterales.

Todo parece indicar que el ambiente derivado de la política de bloqueo no ofrece las garantías suficientes a las instituciones financieras norteamericanas para involucrarse en este negocio. También pesan en ese sentido las millonarias multas impuestas a varios bancos internacionales y la carga burocrática que implica cumplir con las regulaciones norteamericanas respecto a Cuba.

En cuanto a las remesas, se amplía el camino iniciado en enero y ahora se eliminan por completo los límites a los montos de dinero que se pueden enviar. Se abre la posibilidad de mandar remesas de Cuba a los Estados Unidos y se autorizan las transacciones y envíos de dinero asociados a la distribución y entrega de herencias.

Las cuentas abiertas por nacionales cubanos con estatus de “no inmigrante” en EE.UU. tampoco serán bloqueadas una vez que la persona se encuentre fuera del territorio de ese país.

El sector de las telecomunicaciones y los servicios de Internet mantienen su estatus privilegiado en la estrategia de la actual administración.

Se permite así a personas sujetas a la jurisdicción de EE.UU. establecer negocios en Cuba, incluyendo inversiones mixtas con entidades cubanas, así como la importación de aplicaciones de telefonía celular hechas en la Isla y contratar a nacionales cubanos para desarrollarlas.

En el campo de las transacciones financieras y comerciales, que es uno de los más golpeados por el andamiaje del bloqueo, los cambios fueron mínimos y orientados específicamente a la venta de bienes y servicios a cubanos radicados en terceros países. Incluye la aprobación de que estos abran cuentas bancarias en instituciones estadounidenses y realicen transacciones autorizadas a través de plataformas digitales en Internet.

También se permite, para potenciar el acercamiento diplomático, las transacciones entre Cuba y EE.UU. asociadas a las misiones diplomáticas en ese territorio.
Un área novedosa pero de aplicación poco clara, dadas las limitaciones del bloqueo y las características del ordenamiento interno cubano, es la posibilidad de abrir representaciones físicas de instituciones y empresas estadounidenses en Cuba.

Esta medida permite establecer y mantener una representación, oficina, punto de venta o almacén a oficinas de noticias; proveedores de productos autorizados para exportación o reexportación (productos y materiales para la construcción o renovación de edificios de propiedad no estatal y en el sector de la agricultura no estatal); servicios de correo, paquetería y transportación de carga; servicios de telecomunicación e In­ternet; instituciones educacionales; organizaciones religiosas, agencias o turoperadores de viajes. Esas entidades podrán abrir y mantener cuentas bancarias en el país y emplear a nacionales cubanos y estadounidenses.

En el acápite de comercio, se mantienen prácticamente las mismas limitaciones de las medidas de enero. Los campos incluidos continúan siendo los materiales de la construcción, equipamiento y herramientas para el uso del sector no estatal, equipamiento y herramientas para la actividad agrícola también no estatal.

Se aprueba ahora la reexportación desde un tercer país de artículos estadounidenses a Cuba para actividades científicas, arqueológicas, culturales, ecológicas, educacionales, preservación histórica, deportivas, investigaciones y reuniones profesionales.

En ese sentido se mantiene en pie la prohibición de ventas a las subsidiarias estadounidenses en terceros países, que está codificada en la ley norteamericana. Por lo tanto las compras autorizadas tendrían que efectuarse a compañías no estadounidenses en otras naciones.

Otras medidas se refieren a la autorización de servicios legales, la ampliación de los intercambios educacionales convencionales y a través de Internet. También se relajan las limitaciones existentes en los servicios médicos de emergencia y ambulancias aéreas entre los dos países. Asimismo, las tran­sac­ciones relacionadas con proyectos humanitarios se expanden a la ayuda ante desastres y la preservación histórica. 

LOS PRINCIPALES OBSTÁCULOS SIGUEN EN PIE. QUEDA MUCHO POR HACER

Las nuevas medidas demuestran que el presidente Barack Obama conserva amplias potestades para continuar modificando la aplicación del bloqueo.
“El presidente podría y debería hacer mucho más utilizando su autoridad ejecutiva”, le dijo aGranma el académico es­tadounidense William LeoGrande, autor del libro Canales secretos con Cuba. La historia oculta de las negociaciones entre Washington y La Habana.

“Debería permitir las licencias individuales para los estadounidenses en los programas pueblo a pueblo, en lugar de exigir que lo hagan en costosos paquetes grupales. Podría dar licencias a los bancos de EE.UU. para procesar las transacciones en dólares provenientes de Cuba, para que estos no teman ser multados por hacer negocios con la Isla. Podría permitir la venta de equipamiento científico y podría permitir que los atletas cubanos firmen contratos profesionales en Estados Unidos sin tener que abandonar su país permanentemente y romper con sus equipos locales”, precisa LeoGrande .

“Eso es solo un ejemplo de lo que el presidente puede hacer dado que su poder para emitir licencias con excepciones al embargo (bloqueo) es muy amplio”.

James Williams, presidente de la coalición bipartidista Engage Cuba, que aboga por el fin del bloqueo, coincide con los señalamientos del académico estadounidense. Agrega en un comunicado oficial de su institución que “el Congreso también debe hacer su trabajo y responder al creciente llamado popular a lo largo del país que exige el fin de las restricciones a los viajes y el embargo (bloqueo) al comercio”.

Los principales analistas de las complejas relaciones entre los dos países coinciden en que este último paquete de medidas mantiene limitaciones claves.

Por ejemplo, el uso del dólar en las transacciones internacionales continúa bloqueado para Cuba, aunque se sobreentiende que será posible utilizarlo en los intercambios bilaterales. En cualquier caso, nuestro país continúa sometido a una medida discriminatoria respecto a la principal divisa internacional y se ve obligado a gastar cuantiosas sumas en cambios de divisas para las compras internacionales.

Asimismo, continúan totalmente cerradas las posibilidades de acceso a créditos privados para comerciar con Estados Unidos, obligando al pago por adelantado y en efectivo, unas condiciones que no tienen referentes en el mundo de los negocios del siglo XXI.

Tras finalizar el primer encuentro de la Comisión Bilateral efectuada en La Habana la semana pasada, la directora general de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal Ferreiro, explicó que existen limitaciones que evi­tan la aplicación de las regulaciones aprobadas por Washington.

Mencionó el desconocimiento de su alcance y contenido por ambas partes, para lo cual debe efectuarse en el corto plazo una reunión de expertos.

Por otra parte, añadió que estas regulaciones tienen en sí las mismas limitaciones que impiden su correcta y adecuada implementación.

“A Cuba no se le permite el uso del dólar y todavía no hay una regulación que permita el acceso a créditos o financiamientos”, señaló entonces acerca de dos aspectos que hoy continúan vigentes.

En tal sentido, una lectura de las regulaciones aprobadas hasta ahora demuestra que carecen de reciprocidad. Se limitan casi por completo las exportaciones cubanas a Estados Unidos y no se permite que las entidades y empresas cubanas puedan abrir cuentas en bancos estadounidenses, ni abrir oficinas, como se ha aprobado en la dirección contraria.

También existe un desconocimiento del ordenamiento in­terno del país y no se abren posibilidades para que las empresas de propiedad social en Cuba, que constituyen la base de la economía nacional y en las que trabaja el mayor por ciento de ciudadanos, participen en los espacios abiertos en la nueva política.

Las medidas están enfocadas en sectores específicos, y no en beneficio de toda la sociedad, con un evidente objetivo político.

Este hecho no lo ocultan los funcionarios estadounidenses. La secretaria de Comercio, Penny Prizker, dijo ayer que las últimas regulaciones estaban diseñadas “para apoyar al sector privado emergente en Cuba y colocarnos más cerca de alcanzar los históricos objetivos de política del presidente Obama”.

El director del Centro de Estudios Hemisféricos y de los Estados Unidos de la Universidad de la Habana, Jorge Her­nández, aseguró a este diario que una vez más ha quedado clara la intención del gobierno de Estados Unidos de aprovechar las circunstancias, para proseguir, por nuevos cauces, su viejo propósito.

“La idea es promover así mejores espacios y con más rapidez para introducir en Cuba la democracia y la libertad, en su versión liberal y occidental norteamericana, concebida como de valor y legitimidad universales”, añade el profesor cubano.

Aunque el presidente conserva facultades, es una realidad que ya ha hecho más que cualquier otra administración para alinear la política estadounidense con el objetivo de normalizar las relaciones entre los dos países, opina por su parte en diálogo con Granma Sarah Stephens, directora ejecutiva del Centro para la Democracia en las Américas, un grupo que defiende el acercamiento con Cuba y el cambio de política de Obama.

El profesor titular de la Facultad de Derecho de la Uni­versidad de La Habana y autor de varios libros sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, Rodolfo Dávalos, coincide con Stephens en declaraciones a este diario: “Es bastante en comparación con los anteriores, pero aún queda desmantelar el andamiaje del bloqueo”.

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