Mi blog sobre Economía

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Papa Francisco en Cuba: por todos y para el bien de todos.



Manuel David Orrio* Cubainformacion.tv- Martianos- Hermes


La Habana, 22 de septiembre.- Cuba, de fiesta. El Papa Francisco recorre el país y conmociona a la Nación. Si a la altura en que estas líneas sean publicadas ha retornado a Roma, queda ya en el corazón de los cubanos como un hombre comprometido con las esencias del Evangelio, como uno de enormes influencias en la defensa del planeta y de los pobres de la Tierra.

Su Encíclica Laudato Si’ (1) no anda con medias tintas: la Tierra, la Casa Común de la Humanidad, “clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que gime y sufre dolores de parto… (Rm 8,22)<<. Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7). Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.”

Bien conocido es con cuanta discreción y acierto ha influido e influye en el proceso de normalización de relaciones entre los Estados Unidos de América (EE.UU.) y Cuba. Nada más llegar a la tierra de José Martí, expresó: “Desde hace varios meses, estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos, tras años de distanciamiento. Es un signo de una victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del “sistema del acrecentamiento universal… por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos (José Martí, ibíd…). Animo a los responsables políticos a continuar avanzando por este camino y a desarrollar todas sus potencialidades como prueba del alto servicio que están llamados a prestar a favor de la paz y el bienestar de sus pueblos, de toda América, y como ejemplo de reconciliación para el mundo entero. El mundo necesita reconciliación en esta atmósfera de Tercera Guerra Mundial.” (2) El Papa Francisco destaca, y con muchísima razón, que los EE.UU. y Cuba tienen la oportunidad de crear un precedente de paz de carácter planetario.

“Pancho”, como en muchos lugares de mi país ya se le llama, declara muerto para siempre el sistema de “dinastía y de grupos”. Tanto para Cuba, como para los EE.UU., es un aviso: sin nombrar apellidos, alerta. Quien pretenda sostener ese sistema de dinastía, y de grupos, ya es un cadáver en vida.

Sin embargo, nadie piense que los defensores de tal “sistema” andan en paz. Actúan en cuanta oportunidad se presenta y colocan cuanto obstáculo puedan en el complejo camino que normaliza las relaciones entre ambos países, enfrentados desde hace más de medio siglo en un conflicto que aún parece inacabable. Van en la lista desde precandidatos presidenciales estadounidenses, hasta quienes urden en La Habana “teorías de la conspiración”, escudados en declaraciones más o menos injerencistas del Presidente Obama, o en acciones concretas contra Cuba, por parte de su Administración.

Se suman quienes pretenden colocar en primer lugar demandas justas de ambas naciones, pero en este momento no tan prioritarias como parecería: desde el tema de las compensaciones a bienes expropiados por la Revolución, hasta la devolución de la Base Naval de Guantánamo. Excluyo a quienes por sobrados motivos desconfían. Es parte del proceso de superar las lógicas del conflicto para pasar a las estrategias de colaboración, al buen decir de Brian Muldoon, autor de El Corazón del Conflicto (3).

Cuba es “con todos y para el bien de todos”. Con todos los cubanos y para el bien de todos los cubanos, estén donde estén y piensen como piensen. Francisco ha venido a Cuba por todos los nacidos en esta tierra, y así lo apunta: “Quisiera pedirle a Usted, Señor Presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel. A su vez, quisiera que mi saludo llegase especialmente a todas aquellas personas que, por diversos motivos, no podré encontrar y a todos los cubanos dispersos por el mundo.” (4)

A “todos los cubanos dispersos por el mundo”. A residentes y emigrantes, a todos por igual. Francisco incluye a ese más o menos 10 % de la población cubana que por distintas razones ha emigrado de Cuba, pero sienten en sus venas y arterias el fluir de la sangre cubana, razón por la cual aún me pregunto por qué, en una forma u otra, son “ciudadanos de segunda clase”. Un sinnúmero de leyes, decretos, resoluciones, aún les discrimina, aunque cierto es que se ha avanzado en los últimos años en eliminar esas discriminaciones, hijas de ese tiempo donde tanto parece haber imperado el sistema de dinastía…y de grupos.

Que no se pierda de vista el llamado de Francisco, implícito en su saludo. Deber de cubano; doquier esté, piense como piense: incluir, incluir e incluir…


*Manuel David Orrio. Economista y periodista cubano. Vicepresidente de Hermes Internacional y Presidente de su Comité de Ética y Participación

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