Por: Randy Alonso Falcón
Se acabaron las emociones de los Juegos Olímpicos. Pocos pueden escapar al influjo del extraordinario acontecimiento deportivo cuatrienal. Durante 17 días nos mantuvo en vilo; festejando grandes actuaciones, rumiando duros reveses. Toca la hora del recuento y las valoraciones.
Cuba fue a Rio con dos grandes objetivos: quedar entre los 20 primeros países y superar la actuación de Londres. La meta fue cumplida a medias. Anclamos finalmente en un meritorio lugar 18 entre las 207 delegaciones participantes; sin embargo, quedamos por debajo de Londres en cantidad de medallas y puesto en el medallero.
En la capital británica Cuba ancló en el lugar 16 con 15 medallas (5 Oro, 3 Plata, 7 Bronce); ahora terminamos con 11 medallas (5 Oro, 2 Plata, 4 Bronce) y el aludido puesto 18. Habría que remitirse a Munich 72 para contabilizar menos preseas que en esta ocasión.
En Beijing 2008 alcanzamos medallas en 8 deportes; en Londres 2012 lo hicimos en 7; ahora en Rio fueron apenas 4 deportes los aportadores al medallero.
La Lucha Grecorromana tuvo la actuación más destacada de toda la comitiva. Con 5 gladiadores lograron acumular 2 de Oro y 1 de Plata, para ganar por equipos esa modalidad de la lucha. Cambios en el colectivo técnico, mejor preparación, y experiencias incipientes en clubes extranjeros pudieran marcar claves en el muy buen desempeño.Mijaín López demostró que es un “monstruo sagrado” de la lucha mundial y se llevó, sin puntos en contra, su tercer oro olímpico consecutivo. Ismael Borrero, destrozó pronósticos y se alzó a lo más alto desde su pequeña estatura. Yasmany Lugo aportó una plata inesperada, pero que recompensa un talento necesitado de explotar.
El Boxeo volvió a ser la nave insigne con 3 de oro y 3 de bronce, un resultado parecido a los pronósticos de los técnicos del deporte; pero que a mí en lo particular me parece por debajo de las potencialidades reales de los nuestros. Grandes figuras como Lázaro Álvarez, Roniel Iglesias , Yosvani Veitía, Yasniel Toledo y el jovencito Argilagos, se quedaron cortos en su tránsito por estos Juegos. Las palmas para Robeisy Ramírez por su segundo título olímpico con apenas 22 años, y para Julio César la Cruz y Arlen López, con su favoritismo confirmado sobre el ring.
El judo aportó la plateada de la extraordinaria Idalis Ortiz, pero este deporte no vive sus mejores horas en nuestro país. El femenino ha descendido su nivel y vive una renovación en el colectivo técnico. El masculino no pudo esta vez aportar ni una medalla. Lo más destacado fue el desempeño del joven Alex García.
Denia Caballero, con su bronce en el disco, salvó al Atletismo cubano del descalabro total. La competencia se sabía dura y sin todas las armas en combate (Pedro Pablo Pichardo lesionado y Yarisley Silva con varios contratiempos personales en su preparación), pero es incomprensible que la inmensa mayoría de nuestros atletas no hayan hecho o se hayan acercado a sus mejores marcas en el evento más importante de sus vidas. Excepciones honrosas y loables las faenas de Yorgelys Rodríguez, Leonel Suárez, Yoandys Lescay y el relevo 4×400 masculino.
Varios ganadores de diplomas olímpicos (ubicados del 4 al 8 en sus especialidades) merecen el reconocimiento al resultado, como la fenomenal dupla de Nivaldo y Sergio en el voly de playa, el tirador Leuris Pupo (con su loable quinto lugar a cuatro años de su oro olímpico), Marlies Mejías en el ciclismo, el gimnasta Manrique Larduet (con tres finales pese a la lesión), las judocas Dayaris Mestre y Yalennis Castillo y la pesista Marina de la Caridad Rodríguez Mitjan (con marca personal y 8vo lugar en la primera presentación de una halterista cubana en Juegos Olímpicos). Angel Fournier, aunque finalista, quedó muy por debajo de lo pronosticado.
Otras faenas que destacaría, más allá de su ubicación final, serían la de la rutera Arlenis Sierra, quien corrió sola frente a potentes equipos y demostró su valía y posibilidades futuras, y la del arquero Adrián Andrés Puentes Pérez, con su puesto entre los 16 primeros y su récord nacional.
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