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sábado, 13 de mayo de 2017

El asesinato de Kennedy y la familia de Ted Cruz.

Por Fabián Escalante


Durante la pasada campaña electoral en Estados Unidos, el actual presidente Donald Trump acusó a uno de sus oponentes republicanos, Ted Cruz, de ser descendiente de un sujeto –de origen cubano- Rafael Cruz, participante del asesinato del presidente Kennedy. Aquello causó gran revuelo y la negativa del candidato, sin embargo, ya pasada la puja electoral en las filas republicanas nuevamente la prensa sensacionalista de ese país, ante un nuevo comentario acusatorio del Presidente, retomó la denuncia y Ted Cruz volvió a negar el pasado familiar del que le acusó Trump.

Dos fotos avalan la acusación, en las cuales Lee Harvey Oswald, el presunto asesino solitario, reparte proclamas el 9 de agosto de 1963 en la céntrica calle Canal de Nueva Orleans. En ellas se marca a un sujeto, que acompaña a Oswald en la actividad y se afirma, comparándola con una foto de época, que es Rafael Cruz. En la foto se observa otro sujeto de traje oscuro, que se parece mucho al oficial CIA David Phillips, uno de los indiciados como ejecutor del operativo magnicida.


Imagen difundida por la prensa norteamericana.


Imagen difundida por la prensa norteamericana.

¿Qué hay de cierto en estas acusaciones?. ¿Acaso Rafael, como se le acusa, estuvo involucrado en el crimen de Dallas?¿Qué sabemos al respecto?.

Oswald, un demostrado agente CIA, después de cumplir misiones en la URSS y Dallas, llegó a Nueva Orleans procedente de ésta última ciudad, el 28 de abril de 1963 y de inmediato contactó a Guy Banister y David Ferrie directivos de la organización contrarreevolucionaria (CR) “Cuba Democrática”, allí se vinculó a los operativos que este grupo realizaba en el entrenamiento de un destacamento (“comandos mambises”) de cubanos CR-CIA radicados en las inmediaciones del Lago Pontchartrain en aquella localidad.

A finales de mayo, en un giro de 180 grados en la conducta de Oswald y sus simpatías manifiestas, escribe al presidente de los comités pro justo trato a Cuba y le propone abrir una filial de su organización en aquella ciudad, imprime manifiestos, que cumpliendo la ley estatal que exige la identificación del emisor, pone como pie de imprenta en ellos, un nombre falso y la dirección de “Cuba Democrática”.

Transcurren los meses de junio y julio en estas actividades, pero hasta entonces con perfil bajo. Antes, el 10 de junio el presidente Kennedy pronunció un valiente discurso en la Universidad Americana en Washington en el cual llama a la coexistencia pacífica entre los dos sistemas sociales existentes, contra la carrera armamentista y la igualdad de los hombres, algo que como se conoce se oponía frontalmente a las doctrinas del “complejo militar industrial, congresional y financiero” norteamericano, declaración que según el criterio de quien subscribe, lo condenó a muerte.

El 1ero de agosto, Oswald escribe una nueva carta al presidente del comité pro justo trato a Cuba y denuncia que ha sido hostigado por cubanos CR mientras repartía proclamas a favor de Cuba, hecho que aún no había sucedido.

El 5 de ese mes, visita el establecimiento comercial “casa Roca” propiedad de Carlos Bringuier, connotado CR y agente CIA, jefe del grupo Directorio Estudiantil y le oferta sus servicios como experto en guerra irregular, lo cual es rechazado y al siguiente día le deja un manual de guerra de los marines en su tienda. No cabe la menor duda que se está auto señalando, en tanto –como antes se comentó- él tenía los contactos necesarios con los elementos indicados para tales propósitos.

El día 9 en unión de varios cubanos emigrados, comienza a distribuir proclamas a favor de Cuba en la concurrida calle Canal, (es entonces cuando se produce el enfrentamiento antes relatado en su carta al comité pro justo trato). Bringuier declarará posteriormente que fue avisado y en unión de tres sujetos, Celso Hernández, Carlos Quiroga y Miguel Cruz, llegaron al lugar de los hechos, confrontando a Oswald, que sonriente le expreso: “pégame Carlos”. Entonces, como en un guion cinematográfico, llegó la policía, los detuvo y solo Oswald tuvo que pagar una fianza.

A la salida, William Stuker, un comunicador local, les propuso a ambos un debate radial, mediado por el veterano agente CIA Edward Butler, que se desarrollaría el 21 de ese mes, en el cual Oswald se declararía marxista, leninista y fidelista, grabación que convenientemente Butler entregaría después del asesinato del Presidente.

A principios de Septiembre, el conocido contrabandista de armas, Robert McKeown, residente en aquel Estado -según le confesó años después al famoso comunicador norteamericano Dan Rather de la Columbia Broadcasting- recibió la visita de Oswald, que en unión de un cubano de apellido Hernández, quizás Celso Hernández, le propuso comprar tres fusiles “savage” franceses con mira telescópica.

A finales de septiembre -por confesiones posteriores del veterano terrorista Antonio Veciana Blanch- se conoció, que en esa fecha en Dallas, Texas y en los portales del edificio de Correos se había encontrado con su oficial de caso David Phillips conversando con un sujeto que después reconoció con Lee H. Oswald. Precisamente a partir de ese momento, comienzan otros encuentros de Oswald con emigrados cubanos que finalizaran en su intento a finales de ese mes, de viajar desde México a Cuba para “legalizar” sus vínculos con la Revolución.

Pero regresemos a Nueva Orleans. ¿Quiénes fueron los cubanos contratados por Oswald para distribuir proclamas procubanas? Ya conocemos que al menos había un Cruz en aquel episodio, quien según dijo Bringuier lo acompañó para enfrentar a Oswald. En las fotos mostradas por los medios norteamericanos que han señalado a Rafael Cruz se distingue muy claramente al sujeto, que comparado con la foto de entonces de Rafael, parece ser la misma persona, junto a otro individuo muy parecido a David Phillips, un veterano oficial CIA radicado en Cuba desde 1958, luego involucrado en Bahía de Cochinos, más tarde en la agresión de 1965 a Dominicana, luego en el asesinato del Ché, después en los complots de atentados a Fidel en Chile y finalmente en el derrocamiento de Allende, y que según mis investigaciones fue uno de los operativos que dirigió el asesinato de Kennedy.

¿Entonces, que hacían todos los cubanos exilados en aquella escena que como se ha demostrado fue montada por la CIA?.

Si hurgamos la historia posterior al asesinato y la intensa campaña desplegada por el complejo publicarlo e informativo estadounidense, que se empeñó en responsabilizar a Cuba con el magnicidio, comprobaremos que el grupo de Nueva Orleans, encabezado por Bringuier-Cruz tuvo un determinante papel, junto a la grabación de la controversia representada con Oswald en agosto, comprenderemos que todos ellos, estuvieron en el complot criminal que el 22 de noviembre de 1963 arrebató la vida al presidente John F. Kennedy, un hombre, que según sus palabras, estaba en un proceso de cambio y valoraba el negativo papel en la política norteamericano del “complejo militar, industrial, congresional y financiero” norteamericano.

Entonces cabe la pregunta ¿si Oswald fue el asesino solitario como lo declararon las investigaciones oficiales norteamericanas de entonces, qué papel jugaron estos cubanos, entre ellos Bringuier, Cruz, Quiroga, Hernández y demás en aquel episodio? Una incógnita más que no ha sido esclarecida a causa exclusivamente de la negativa del gobierno de Estados Unidos a desclasificar sus investigaciones sobre el magnicidio de Dallas a 54 años de ocurrido el crimen.

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