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jueves, 10 de diciembre de 2020

EL 10 DE DICIEMBRE EN MI MEMORIA

Por Pedro Martínez Pírez

El tema de los derechos humanos ha sido siempre uno de los más utilizados contra Cuba por los gobiernos de Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959.

Estados Unidos, donde se violan de manera sistemática los derechos humanos a amplios segmentos de su población, y en mayor medida a los negros, los inmigrantes y las mujeres, utiliza desde hace décadas el tema para atacar a Cuba y otras naciones de Nuestra América y el mundo que no se someten a las órdenes emitidas desde Washigton.

Yo mismo fui víctima de la violación de los derechos humanos en Estados Unidos cuando en tránsito por la ciudad de Miami a mediados de 1960, en viaje a Quito desde La Habana, los funcionarios de Inmigración me prohibieron salir del aeropuerto alegando que yo podría ser “un espía ruso que trataba de infiltrarme en Suramérica con pasaporte diplomático cubano”.

Entonces existían relaciones diplomáticas entre los dos países y el viaje a Miami por Cubana de Aviación y a Quito por la empresa aérea ecuatoriana era en esa época el itinerario más económico.

No me detendré ahora a comentar el trabajo sucio realizado por Estados Unidos para lograr la ruptura de relaciones diplomáticas de los países latinoamericanos –excepto México--, ni a su brutal política de bloqueo y agresiones contra Cuba, recrudecida en los últimos cuatro años.

Ahora mismo el gobierno de Estados Unidos viola los derechos civiles de los estadounidenses cuando les prohibe viajar libremente a Cuba, como lo pueden hacer a otros países del mundo.

Castiga con numerosas restricciones a los emigrados cubanos residentes en Estados Unidos para provocar la división de la familia cubana, retringe el envío de remesas, y alienta y financia el terrorismo contra Cuba, al tiempo que desarrolla una intensa campaña contra las brigadas médicas cubanas.

No olvidaré nunca, a finales de la década de los años ochenta, que Estados Unidos nombró a un terrorista y ex policía de la dictadura de batistiana, Armando Valladares, como Embajador yanqui ante la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.

Recuerdo al falso paralítico y poeta nacido en Cuba manejado como un títere por el ya fallecido general Vernon Walters, embajador de Estados Unidos ante la ONU, quien era el verdadero jefe del impostor Valladares.

A partir de la creación del Consejo de Derechos Humanos, en marzo de 2006, todo se ha hecho más difícil para el gobierno de Estados Unidos.

Cuba es una nación fundadora del Consejo y ha sido electa en cinco ocasiones como miembro de ese órgano de la Asamblea General de la ONU, la más reciente el pasado 14 de octubre, cuando 170 países integrantes de las Naciones Unidas, eligieron a Cuba mediante el voto secreto, directo e individual, para uno de los ocho escaños reservados en ese foro para América Latina y el Caribe. Un duro golpe para el fariseismo de la política exterior yanqui.

Las cinco elecciones de Cuba para integrar el Consejo de 47 miembros de la ONU, es una muestra del reconocimiento mundial a la obra humanista de la Revolución Cubana, la cual constituye la garantía principal para el disfrute y protección de los derechos humanos.

Los que votan en forma sistemática por la candidatura de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU de Ginebra, son los mismos que año tras año condenan en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, el criminal e ilegal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba.

Se honra de esta manera la autodeterminación y resistencia del pueblo cubano frente a los graves obstáculos y amenazas que provoca la política unilateral de hostilidad y agresiones de Washington, mediante un bloqueo iniciado hace casi sesenta años, y que constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos.

Cuba –como afirma la Cancillería cubana—se conduce en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra con voz propia y constructiva, con su experiencia de país en desarrollo defensor del diálogo y la cooperación, contrario a los enfoques punitivos y la selectividad, a favor de la promoción y protección de todos los derechos humanos para todos.

Y la historia pasará la cuenta al actual gobierno de Estados Unidos por separarse en junio de 2018 del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, mediante alegatos absurdos que revelan la impotencia de la Casa Blanca de seguir manipulando el tema de los derechos humanos, que no son solo los individuales, sino también los colectivos, que tienen que ver con la soberanía y autodeterminación de las naciones.

Y siempre recordaré lo que me dijo el escritor Gabriel García Márquez en Barcelona, en la casa de la agente literaria española Carmen Balcells, en mayo de 1990: la mayor violación de los derechos humanos que se ha cometido en América en el último siglo es el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba.

En lo personal el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, me permite evocar que hace seis años, en esa misma fecha, recibí en Quito, otorgada por la entonces Presidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Gabriela Rivadeneira, la Medalla Doctor Vicente Rocafuerte al Mérito Social, por mi labor durante más de medio siglo, como diplomático, periodista, legislador o docente, encaminada a fortalecer las relaciones entre la nación andina y Cuba.

La Habana, 10 de diciembre de 2020.

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