En el primer trimestre del año el PIB de Japón bajó (de forma anualizada) un 3,7%, debido al terremoto y maremoto que han asolado al país. Algo lógico, quizá algo más alto de lo esperado, pero no muy sorprendente después de una catástrofe de tanta envergadura. Sin embargo el dato que más me llama la atención es que el PIB vuelve a niveles de 1991.
Este es un dato desolador. Es decir, la riqueza en Japón está a niveles de hace 20 años. No debemos hablar ya de “la década perdida”, sino de “las dos décadas perdidas”. Y lo peor es que vemos los efectos de una burbuja inmobiliaria brutal y un país incapaz de reaccionar. ¿Nos sentimos identificados?
El verdadero problema de la crisis que estamos viviendo es que no consigamos hacer nada para salir de ella. Que en los próximos veinte años tengamos altibajos, pero en media nos quedemos con el mismo nivel de riqueza que en 2007. Que nos quedemos estancados, y lo veamos como algo normal.
Las crisis surgidas de una burbuja inmobiliaria tienen estos efectos, ya que la gente queda atado a propiedades que no puede vender (pues no puede cancelar la deuda), los bancos no tienen capacidad para prestar (lo tienen todo comprometido en ladrillos) y la sociedad, además, no sabe hacer otra cosa que vivir de la especulación de la propiedad.
Yo espero sinceramente que la situación de Japón no se repita en España. Además, nuestra tasa de paro es mucho más alta, así que no nos lo podemos permitir. Pero hay que tener muy presente lo que podemos tener si no solucionamos nuestros problemas: dos décadas perdidas y camino de una tercera.
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