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viernes, 10 de febrero de 2012

Los pesimistas del dólar necesitan ver el bosque y no los árboles

Por Nichola Hastings
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Durante la mayor parte del año, las expectativas de que la crisis de la zona euro se resolviera y las sugerencias de que se evitaría una recesión mundial han ayudado a aumentar la confianza de los mercados y a arrastrar a la baja la moneda estadounidense.
El dólar no solo ha caído frente a otras monedas importantes, como el euro y el yen, sino que su índice ha retrocedido desde un máximo de más de 81,5 a comienzos de enero, hasta su nivel actual por debajo de 78,5.
No obstante, la caída del dólar debería comenzar a cambiar.
Por el momento, las negociaciones para un segundo rescate a Grecia dominan la percepción del mercado a medida que las negociaciones pasan de una crisis a la otra.
Sin embargo, cualquier euforia sobre un acuerdo que permita al país obtener el próximo tramo de fondos por parte de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo y evitar una cesación de pagos inmediata será de corta duración.
Es probable que cualquier otro tramo más allá de eso esté relacionado con que Grecia demuestre que está adoptando las medidas de austeridad que acordó en un clima político que posiblemente permanezca altamente cargado, mientras el actual líder tecnócrata del país, Lucas Papademos, es forzado a realizar elecciones en los próximos meses.
En otras palabras, como señala Michael Derks de FxPro Financial Services: "El país continúa comiendo precariamente del plato de la UE y el FMI".
Pero, incluso si Grecia ya no es considerada un tema importante para el euro, otros deudores periféricos pronto lo serán.
Puede que los costos de financiación a 10 años de Portugal, Italia y España hayan caído de nuevo al 13,06%, 5,59% y 5,27% -respectivamente- en las últimas semanas, pero cada uno de esos países sigue presentando un riesgo para el euro en los próximos meses.
La caída en los rendimientos se ha visto ayudada por el respaldo provisto por los bancos europeos que reciclan los fondos baratos proporcionados a fines del año pasado por el Banco Central Europeo, o BCE.
Se espera que el BCE proporcione otra masiva inyección de liquidez a fines de este mes, pero el éxito de este ejercicio no se puede dar por sentado debido a las crecientes presiones sobre los bancos europeos para que eleven sus coeficientes de capital.
El deterioro de las perspectivas de crecimiento en la zona del euro y la continua reticencia del BCE a relajar la política monetaria un poco más en este momento posiblemente también comiencen a incidir en la debilidad del euro, mientras los inversionistas vuelven a poner su atención en los indicadores fundamentales que es posible sigan poniendo bajo presión los costos de financiación de los países periféricos.
El crecimiento, en un sentido mundial, también podría decepcionar.
El reciente optimismo sobre la economía mundial podría parecer exagerado mientras, los bancos centrales no logran relajar la política con tanta rapidez como se esperaba.
Esta semana el Banco de la Reserva de Australia optó por dejar sin cambios las tasas de interés, en lugar de recortarlas en 25 puntos base como se proyectaba, y las expectativas de una reducción anticipada de los requerimientos de reservas bancarias por parte de China han disminuido al tiempo que las presiones inflacionarias del país demuestran ser más persistentes de lo esperado.
Entonces, ¿dónde deja esto al dólar?
El dólar debería ser considerado cada vez más como la moneda de un país que parece estar un paso adelante.
El crecimiento de Estados Unidos continúa mejorando, incluso con la Casa Blanca hablando de una tasa de desempleo que cae al 8% hacia fines de este año, en lugar del 8,3% registrado el mes pasado.
Al prometer mantener una política expansiva hasta fines de 2014, la Reserva Federal también ha alentado la confianza de que se mantiene en espera para inyectar una mayor liquidez si fuera necesario para preservar la recuperación económica.
Dada la incertidumbre que pesa sobre la eurozona, las preocupaciones sobre China y la creciente necesidad de que Japón y Suiza restrinjan cualquier fortaleza del yen y el franco, ambos considerados monedas de refugio, el dólar debería verse cada vez más favorecido.
Tal vez ya están surgiendo señales de esto en los títulos del Tesoro de Estados Unidos, donde la venta de notas a 10 años de esta semana atrajo la mayor cantidad de ofertas desde fines de agosto.

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